jueves, 29 de septiembre de 2011

Ganar el perdón, capítulo 14

Los días siguientes Katherine prefirió que la Sra. Bliss le llevara la niña a su casa, no quería ver a Nicholas, cada vez que se encontraban era peor, peleaban y ella volvía a salir herida.
Aprovechó al máximo el tiempo con su  hija porque Nick le había dicho que tomaría un par de días para ir con Thery a la playa, según parecía era una tradición de ellos Cuando llegaban los días de calor, iban a pasear al mar y él ya había hecho un lugar en su agenda , aplazando sus compromisos laborales, para aquel paseo.
Aunque no estaba muy convencida, había accedido, después de todo Thery tenía su propia rutina, además disfrutaba del tiempo que pasaba con su padre y ella no quería quitarle eso.
Sin embargo, le costaba desprenderse de la pequeña, le costaba no imaginar que Nicholas podía llevársela lejos para siempre, más aún cuando aquella mujer había vuelto a aparecer

Nick necesitaba tomar distancia, quería pasar tiempo a solas con su hija porque en el fondo de su ser, aunque se negara a reconocerlo, tenía miedo de perderla. Últimamente la niña sólo hablaba de su madre y además la información que le había dado su investigador lo tenía muy preocupado. Quería relajarse un poco porque tenía la sensación de que llegar a la verdad de lo que había sucedido seis años antes sería muy doloroso para los involucrados.
Victoria lo había llamado, pero él le había pedido que por un tiempo se alejara y cuando ella había insistido, le había dicho de un modo no muy cortés que no se entrometiera.
Estaba confundido y no le gustaba.
Afortunadamente los días de playa fueron una tregua bienvenida, pudo nadar en el mar para descargar su ansiedad, jugó con Thery armando castillos de arena, buscaron caracolas juntos y se divirtieron. En aquel tiempo comprendió que el vínculo con su hija no había cambiado, el que estuviera Katherine presente no significaba que él perdería su afecto. Tal vez el amor fuera así, que alguien más llegara significaba que el amor se multiplicaba, no que se dividía y también supo que así debía ser.
Katherine era la madre de Thery y de no haber tenido los tres un destino tan enredado hubieran sido una familia, por el bien de la niña, no debía impedir que ellas se acercaran.

Un día después de regresar, Nick recibió un llamado inesperado a su oficina. Estaba muy ocupado con el trabajo que se había acumulado en su ausencia, así que había solicitado a su secretaria que no le pasara ninguna llamada.
-Señor, lo llaman. Creo que debe atender ésta –dijo la mujer.
-¿Quién es?
-Su hija.
-¿Thery? – preguntó preocupado, era extraño que la niña llamara.
-Hola papá.
-¿Cariño, estás bien? ¿Pasó algo? ¿Dame con la Sra. Bliss?- soltó las preguntas preocupado.
-Todo está bien pero mamá no vino hoy – dijo la niña y Nick suspiró.
-Tranquila cariño, debe haber estado ocupada- le dijo él y se sintió molesto de que la niña tuviera que preocuparse por Kate.
-Dijo que vendría hoy...- le contestó preocupada.
-Thery los grandes a veces tenemos otras cosas que hacer.
-Mamá no miente, dijo que vendría hoy. Algo le pasó...
-Nena, pásame con la Sra. Bliss.
-¡No! Búscala papá, busca a mi mamá.
-Está bien...-aceptó para tranquilizarla
-¿Promesa? – preguntó la niña.
-Sí Thery, lo prometo. Ahora dale el teléfono a la Sra. Bliss.- dijo él y la niñera le explicó lo que sucedía.
Kate no había aparecido y la niña insistía en llamar a su padre porque estaba preocupada por su madre, la niña había llorado y suplicado hasta que la Sra. Bliss debió llamarlo. La mujer se disculpó pero no había podido hacer otra cosa.
-Lo siento, señor, no pudo decirle no a Thery. Además también me parece extraño que la señora no haya venido, ni se haya comunicado – se justificó la niñera.
-¿Intentó llamarla?
-Sí, pero nadie responde.
-Está bien, no se preocupe, yo me encargaré.

Nicholas golpeó a la puerta del departamento de Kate en repetidas ocasiones, nadie respondió.
-¡Condenada mujer! – protestó e intentó llamarla por teléfono una vez más.
¿Acaso había vuelto a desaparecer sin decir nada? Esperaba que no.
Decidió buscar al portero del edificio y averiguar si sabía algo.
-No, no la he visto salir –dijo el hombre.
-¿Entonces está en casa?
-Supongo, no podría asegurarlo, aunque la última vez que la vi estaba algo resfriada.
-¿Usted tiene llaves? Necesito que me abra la puerta – dijo Nick.
-Lo siento señor, pero no puedo hacer algo así.
-Soy un amigo, iba a encontrarme con ella pero nunca apareció. Tampoco responde las llamadas, le puede haber sucedido algo.
El hombre lo miró con desconfianza y Nick maldijo para sus adentros. Tampoco él hubiera creído aquella historia, pero si existía una mínima posibilidad de que algo le hubiese sucedido a Katherine, él no podía dejar de insistir.
-Mire entiendo su aprensión, pero es mejor asegurarnos. Si le hubiera pasado algo grave usted podría verse involucrado. No creo que debamos llegar al límite de llamar a la policía, sólo le pido que abra la puerta y venga conmigo, si ella no está, cerramos y listo, nadie lo sabrá.- insistió al tiempo que abría su billetera- Es obvio que recompensaré su colaboración, por favor, estoy muy preocupado.
-Está bien, está bien – accedió el portero luego de tomar el dinero que le ofrecían. Unos minutos después estaban abriendo la puerta del departamento de Katherine.
Apenas entraron, Nick vio a Kate acostada en el sillón, parecía estar inconsciente o al menos en muy mal estado.
- ¡Kate! – llamó él y fue corriendo hacia ella. Tenía fiebre y no reaccionaba. Por lo visto el resfriado se le había agravado.
-¡Oh cielos! – exclamó el portero a sus espaldas.
-Kate, Kate ...- la llamó él y ella apenas entreabrió los ojos.
-Nick...-susurró y él la  movió para cargarla, al hacerlo se cayó un anotador que ella sostenía. Él se lo guardó en el bolsillo del tapado en forma automática y luego la levantó en brazos.
-Eres una tonta, ¿cómo te pusiste así ¿de verdad no tienes a nadie? – preguntó enfadado mientras la cargaba.
-¿Señor...?-preguntó pálido el portero.
-No se preocupe, la llevo al médico. Ábrame la puerta del edificio y luego cierre la puerta de su departamento – alcanzó a decir y el hombre asintió. Luego también ayudó a Nick a acomodar a Katherine en el auto.
Nicholas tuvo que acudir a toda su concentración para conducir sin estrellarse, iba a máxima velocidad y además cada minuto se volvía hacia Katherine para ver como seguía.
El investigador le había dicho que aquella mujer no tenía a nadie cercano, o mejor dicho que no dejaba a nadie acercarse lo suficiente, pero podía ser posible que no tuviera tampoco a quien  pedir ayuda.
¿Por qué si se sentía enferma se quedaba sola? ¿Por qué rayos no había ido al médico?
Estaba enfadado, porque de no ser por una niña de cinco años que había insistido en buscarla, podría haber sido mucho más grave.
Finalmente llegó a la clínica  e hizo que un médico de confianza la atendiera inmediatamente.

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