martes, 20 de septiembre de 2011

Ganar el perdón, décima parte


El restaurante era un lugar amplio, con mucha claridad, grandes ventanales y un ambiente familiar y tranquilo.
Se sentaron y cuando el camarero les acercó el menú, Kate le pidió que regresara en un rato.
-¿Qué te gustaría comer? – le preguntó a su hija y de nuevo sintió aquel dolor que la acosaba cuando se evidenciaba que desconocía los gustos de la pequeña.
-No lo sé...
-¿Hay algo que no pueda comer, aparte de las cebollas? – preguntó a la niñera y la mujer negó con la cabeza.
-No, nada más aparte de eso. Aunque prefiere la comida sencilla y no muy elaborada.
-¿Me lees? – preguntó Thery señalando el menú. Por lo visto, a pesar de su corta edad estaba acostumbrada a ir a restaurantes.
Kate le leyó y explicó los platos con paciencia hasta que la niña se decidió por un plato de pasta. Ella pidió lo mismo y la niñera , carne al horno.
Katherine se sentía extraña con la compañía de la niñera, por un lado se sentía limitada como si estuviera bajo inspección, pero al mismo tiempo sentía que aquella mujer podía suplir lo que ella no sabía.

El almuerzo fue ameno y cuando les ofrecieron postre, tanto Kate como Thery pidieron al unísono helado de chocolate. Ambas se miraron y sonrieron, encantadas con aquella coincidencia, como si cada pequeño gesto fuera un lazo que las unía.
Después de comer fueron a una plaza a jugar. Mientras la niña se columpiaba, Kate aprovechó para hablar con la niñera.
-¿Desde cuándo cuida a Thery?
-Desde que tenía casi un año, aunque  en realidad sólo me encargo de tareas menores y acompañarlos  porque quien realmente se encarga de su cuidado es el Sr. Laurent.
Katherine no supo como tomar aquel comentario, ¿aquella mujer estaba en su contra?
-Sólo quería saber algo más de ella –se excusó Katherine.
-Lo sé – contestó la niñera y le dedicó una sonrisa- cuando empecé a trabajar con ellos , era apenas una bebé y no vivían en la casa que usted conoce sino en un departamento. El señor Laurent se encargaba solo de ella , pero había recibido un ultimátum de su padre para volver a trabajar así que necesitaba ayuda, mi sobrina era secretaria del pediatra así que me recomendó. Cuando llegué a la entrevista , él cargaba a la bebé y se lo veía francamente agotado, luego descubrí que estaba totalmente dedicado a ella, de hecho la primera vez que la dejó conmigo para ir a trabajar , llamó cada quince minutos, y no es una exageración de verdad lo hizo. Así ha sido siempre, ama a esa niña y se ha dedicado a cuidarla, no recuerdo una noche que no volviera para acostarla y contarle un cuento, ha estado a su lado para jugar, enseñarle o cuidarla cuando estaba enferma. Es un buen padre- sentenció.
- Yo no dudo eso.
-Señora, él es un buen padre, pero también puedo ver que usted ama a la niña – dijo la mujer sorprendiéndola y Kate la miró- Usted ama a Thery, no me cabe duda, puedo ver eso cuando la mira. No sé lo que pasó entre ustedes, pero sé que ambos la aman, no soy su enemiga, señora, y espero que puedan solucionarlo. No creo que haga falta, pero si necesita mi ayuda para algo relacionado con Thery, cuente conmigo.
-Gracias, muchas gracias – dijo Kate y mucho más aliviada se dirigió hacia su hija que la llamaba.
Ninguna de las dos quería que aquel día acabara, así que luego de columpiarse y jugar, acordaron ir a las tiendas de compras.
-¿No estás cansada? – le preguntó Kate a la pequeña que llevaba fuertemente agarrada de la mano.
-No – contestó simplemente y un rato después estaban probándose vestidos, mientras la niñera las observaba y daba su aprobación a los distintos modelos que desfilaban frente a ella.
Katherine se sentía feliz, por primera vez en mucho tiempo podía relajarse, jugar a probarse ropa , ponerse sombreros o bailar en una tienda para hacer sonreír a Thery.
Por un rato volví a ser la de antes, la que había amado con todo su ser, entregándolo todo.
Finalmente volvieron a la casa, cargadas de paquetes. A la niña no le faltaba nada, pero era la primera vez que elegía ropa junto a su mamá, así que era una ocasión especial, tanto que eligió volver usando uno de sus nuevos vestidos. Al llegar, Nicholas no había regresado aún y Kate prefirió que fuera así.
No quería verlo, no deseaba que el amargo rencor arruinara su día perfecto.
-Te veo mañana...- le dijo a Thery al despedirse y ella asintió. Luego le dio las gracias a la niñera y se marchó


Al regresar a su casa, Nick no necesitó interrogar a la Sra. Briss porque su hija se adelantó y le contó con lujo de detalle el día que había pasado con su mamá.
Cada vez que la niña mencionaba esa palabra, algo se retorcía en su interior porque además comprendía que si decidía alejar a Katherine dañaría a Thery inevitablemente. Sus pensamientos no dejaban de atormentarlo mientras buscaba una solución que lo satisficiera, no quería a esa mujer cerca, pero  ¿como haría que su hija no lo odiara si la alejaba?
Y lo peor, era que por lo visto pensaba regresar al día siguiente. Con una fabulosa capacidad actoral, fingió entusiasmo delante de la niña, después de todo el había favorecido aquella situación al ocultarle que la madre la había abandonado, pero no quería que su inocente hija aprendiera a odiar, ya bastaba con que él lo hiciera.
Además la ley favorecía a Katherine, él no podía evitar que volviera al día siguiente, no podía evitar que jugara a  la madre amorosa.

Katherine llegó en las primeras horas de la tarde, cargada con un bolso que contenía de todo un poco y cargando un pastel de chocolate para la merienda.
Luego de merendar junto a Thery, empezó a sacar cosas del bolso como si se tratara de un arcón mágico.
Libros de cuentos, juegos infantiles, cuadernos para dibujar, algunas fotos , accesorios para el cabello, y unos frascos para hacer burbujas de jabón, entre otros objetos. Había tanto que quería hacer con Thery, tantas cosas que quería enseñarle, tantos juegos, tanto que compartir, que Kate no sabía por donde empezar.
Hablaron, rieron, jugaron, se peinaron una a la otra y rodaron sobre los lujosos pisos haciéndose cosquillas.
La Sra, Bliss las miró desde lejos, sabiendo que necesitaban estar solas.
Horas más tardes Nick las encontró el jardín, ambas corrían mientras hacían burbujas, se sentían sus risas mientras las etéreas esferas las rodeaban.
Las observó desde lejos y, por un momento, el tiempo pareció volver atrás, la mujer rubia emitía un aura cálida y feliz, como cuando la había amado.
Tuvo la sensación de que entre madre e hija los años pasados no importaban.
La niñera se acercó a él y en voz baja hizo un comentario como si adivinara su pensamiento.
-Es muy llamativo, Thery no le hace preguntas, no cuestiona dónde estuvo o cuánto tiempo se quedará, tampoco menciona el hecho de que su madre y usted vivan separados, es como si entre ellas hubiera un lazo más fuerte que cualquier otra cosa, como si estar juntas fuera lo único importante – dijo la mujer y Nick sintió que era verdad, tenían un mundo propio y cuando se dieron cuenta de su presencia fue claro que él no pertenecía a ese lugar .
Al verlo la mirada de Kate cambió, se enfrío , fue como si las burbujas que creaban con Thery en el aire acabaran de estallar y de golpe se encontraran en la realidad. Una realidad en la que él era un intruso no deseado.




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