martes, 27 de diciembre de 2011

Cómo escribir una buena historia, 2° parte


Continúo con el parloteo, pero como preocupé a mucha gente , debo aclarar que no es mi intención, sólo quise mencionar algunas pautas que rescato como lectora en mis historias favoritas…escribir algo que llegue al corazón de quien lo  lee está fuera de cualquier decálogo de escritura.                                                                                                                                                                                                                           En fin, continúo con mis apreciaciones y la última vez me había quedado en narración y diálogo…


¿NARRACIÓN O DIÁLOGO? ¿Qué es lo más importante en una buena historia?
en realidad vuelvo a lo mismo, no hay receta.
A veces lo mejor es un equilibrio entre ambos ingredientes, una buena narración que fluya, que nos lleve a donde quiera alternada con diálogos ingeniosos que le den vida a sus personajes.
Pero en realidad no es tan fácil, hay buenas historias que no tienen diálogo, no nos muestras las voces de sus personajes, simplemente nos cuentan lo que les pasa, lo que sienten y  esa voz intermediaria nos envuelve.
Y otras historias casi carecen de narración, sólo tienen diálogos que nos ponen en contacto directo con la fibra íntima del personaje, algo que le da frescura y vivacidad.
En definitiva lo importante es la calidad, cada escritor tiene su estilo, lo relevante es que la narración no sea aburrida y deslucida, lo mismo para los diálogos…
LO SÉ, no estoy siendo de ayuda en este caso, pero es que hay historias que recuerdo por su narración y descripción, por ejemplo  “El paciente Inglés”, amé una parte que describe los vientos…y eso ha perdurado en mis recuerdos. Y hay otras historias que amo por sus diálogos,  y algunas por ambas cosas como mi querida Anne de los Tejados verdes, aunque debo decir que lo más jugoso era “escuchar” a la protagonista…en sus palabras la conocía y hasta llegué  a imaginar qué diría Anne en tal o cual situación.


Hablando de voces , otro punto imprescindible es EL NARRADOR.
La voz que se elije para contar la historia es un punto importantísimo, vamos a contarla desde afuera o en primera persona, desde adentro…O vamos a tener múltiples voces que nos cuenten las distintas versiones de la historia , armando un rompecabezas complejo.
Una decisión tan simple puede cambiarlo todo, puede hacer que la historia sea más interesante o puede espantar al lector.
No hay que perder de vista la coherencia , y no me refiero a mantener un solo narrador ( aunque es lo recomendable) sino a saber muy claramente qué historia queremos contar y desde donde.
La primera persona permite meterse más en los sentimientos y pensamientos, casi casi como si el personaje nos invitara a entrar en su mundo, nos ofreciera parte de su vida.
Ese yo….tiene una fuerza que hay que saber usar, porque es mucho más impactante, me parece.
Por otra parte, una tercera persona permite un relato más amplio que incluye una visión general sobre los sucesos, permite  alejarse y acercarse.
También tenemos EL PUNTO DE VISTA…que es desde qué personaje se cuenta, así podemos tener una novela narrada en primera persona pero desde distintos puntos de vista.

Las REFERENCIAS…es otro condimento que puede resultar interesante, nos permite  crear complicidad con el lector, meterlo en el mundo de ficción.
Puede ser citas, mención explícita o implícita de otras novelas o personajes o  referencias a un mundo común compartido como música, películas, comidas, costumbres, etc.
Lo malo es que un lector que no reconozca esas referencias, se perderá un elemento importante del sentido de la historia, lo bueno, ya lo mencioné, que crea un vínculo con el lector que las reconozca.
A mí, en lo personal, me gusta cuando descubro esas pistas que deja el autor, las relaciones entre textos, citas o cosas que he visto o vivido, siento como si fueran un guiño sólo para mí, y lo agradezco.


No sé me ocurre mucho más que decir, solo un último punto : ESCRIBIR.
Para escribir una buena historia hay que escribir, sin que importe demasiado nada, escribir con el deseo de contar algo que llevamos dentro, escribir porque necesitamos hacerlo, para crear un mundo y contar a nuestra manera algo que se ha contado una infinidad de veces.
Después de todo no hay muchas historias, se trata del camino de un joven para encontrar su lugar en la vida, de una guerra, de la lucha del bien contra el mal, o de una historia de amor con final feliz o trágico. 
Todas las historias pueden resumirse en esos temas.
Y sin embargo cada libro es único, porque cada autor tiene una voz propia para decirlo, una forma propia de crear la magia…por eso no hay recetas.
Diría que ni siquiera hay un acuerdo total, no a todos nos gusta lo mismo. Porque la literatura respeta esa parte de nuestra esencia, somos diferentes, tenemos ideas y gustos diversos…aunque amamos una buena historia, a pesar de que no sepamos explicar que la hace ser tal.
Es algo que nos mueve cuando leemos y probablemente ni siquiera cumpla con uno solo de los puntos que mencioné.






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