jueves, 1 de diciembre de 2011

¡Muerdago! ¿Me besas?


Para estas fechas, hacemos una cosa como acto acostumbrado ya en nuestras vidas. Pero creo que muy pocas personas, saben de donde viene esa pequeña costumbre.
El beso bajo el muérdago.

¿Venga, confesad cuantas habéis posicionado esa pequeña rama en el lugar estratégico y habéis montado guardia para poder obtener su premio?
¿Cuantas películas, series o libros hemos visto que han utilizado esa pequeña ramita para darnos un momento tan esperado como lo es el beso entre nuestros protagonistas?
Hay quienes la verán como una mera decoración para fechas tan señalas como lo es la navidad, y hay quien lo verá como un símbolo de amor y suerte. Dado que es lo que se suele creer de ella. Que traerá suerte a toda pareja enamorada que se bese bajo ella.

El Phoradendron leucarpum, que es el nombre técnico del muérdago, es una planta situada especialmente en las regiones tropicales y subtropicales del mundo. El muérdago navideño, el que nosotros más conocemos, pertenece a un grupo de plantas vasculares, con flores que parasitan el tallo de árboles y arbustos. Crece en manojos en los troncos y de ellos obtiene el sustento para vivir. Hasta aquí hemos conseguido averiguar un poco sobre del muérdago, pero aún no hemos aclarado el motivo de la creencia de la magia de esta planta.


Para hacerlo debemos remontarnos en el tiempo hasta la prehistoria y los druidas. El historiador romano Plinio en su Historia natural, nos hablaba ya de estos sacerdotes y magos celtas explicando el complejo ritual del que se servían para su recolección, siempre en determinadas fechas del año y prefiriendo el muérdago nacido en los troncos de los robles. Lo utilizaban para protegerse de los rayos, de la maldad, de las enfermedades, para ayudar a las mujeres a la concepción, para hacerse invisibles, para curar heridas...El muérdago era su planta mágica por excelencia y los druidas lo recogían cuidando que no tocase el suelo, bien en el solsticio de verano o bien en el de invierno, siendo diferente por ello sus aplicaciones.

Las leyendas sobre el muérdago son innumerables; una francesa nos relata que en su origen esta planta era un árbol pero habiendo sido utilizada para construir la cruz donde Jesucristo sufrió su martirio y muerte, Dios la condenó a no obtener jamás un lugar en la tierra y a tener que depositar sus raíces sobre otros árboles. La leyenda del beso debajo del muérdago nos llega de mano del dios de la paz, Balder, este fue herido y muerto por una flecha de muérdago, esto entristeció mucho al resto de los dioses, que conmovidos por los llantos de la amada de Balder, le restituyeron la vida para que continuase eternamente con su amor. Por ello, en tributo a esta pasión sin fin, Balder ordenó que cada vez que una pareja enamorada pasase por debajo de una rama de muérdago, se besasen para perpetuar su amor.

En 1994 Heiny y Beuth, experimentaron los efectos del muérdago sobre el cáncer de mama, tratando a un grupo de 68 pacientes aquejados por carcinoma de mama. Estos fueron quirúrgicamente tratados y hospitalizados para someterlos a la quimioterapia. Usando el estandarizado galactósido-muérdago específico (ML-1) aislado del muérdago europeo, Viscum alba, les fue administrando un tratamiento subcutáneo durante 12 semanas. Los resultados fueron óptimos demostrándose que los niveles de endorfina B aumentaban después del tratamiento con ML-1.

No estaban los antiguos druidas muy equivocados cuando consideraron al muérdago como su planta mágica, sus propiedades terapéuticas están hoy más que demostradas. Ahora solo nos resta comprobar si un beso dado bajo un pequeño ramillete verde de esta planta realmente tiene la facultad de concedernos el amor eterno y toda la suerte que necesitamos para comenzar este año que entra.

Hay quien opina que la vinculación entre el muérdago y los besos surge del hecho de que la puerta de entrada a la casa es el lugar de intercambio de besos con las visitas. Fuera éste u otro su origen, estas tradiciones en torno a la planta fueron transmitidas a los anglosajones, entre los que se estableció la costumbre de utilizarla para presidir en las casas las fiestas de Navidad y Año Nuevo, por lo general colgándola del techo. Se consideraba que traía buena suerte y, además, se popularizó la costumbre de que el chico que sorprendía a una chica bajo el muérdago podía besarla. Si el beso se producía en Nochebuena, la mujer besada encontraba el amor buscado o conservaba el que ya tenía. Si el beso se producía entre una pareja, ésta era obsequiada con el don de la fertilidad. Esta tradición fue recogida por Charles Dickens en su novela Los papeles póstumos del Club Pickwick.

Bueno, yo solo se que colgaré mi ramillete y ahí atraparé a mi Julito. Mucha suerte atodas!!!!!

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