miércoles, 27 de junio de 2012

Doble trampa 7


Y que se suponía que debía ponerse? Había ropa de vestir que podía ser cómoda, pero para ella aquello era ponerse unos desgastados tejanos, con bambas y jersey. Seguro que si la llevaba algún sitio formal, aquello no era apropiado. ! ¡A quien pretendía engañar! Eran las seis de la tarde y se encontraba delante de su espejo, sin saber que ponerse. Estaba muy nerviosa. Aunque no quisiera admitirlo, se sentía atraída por Lucas... Algo le decía, que Sophía la había metido en un gran lío. Su prioridad era darle una lección a Lucas. Pero por otro lado, le seducía mucho la idea de que un atractivo hombre la mimara como amante o lo que fuera... Aquel era su gran dilema ¿Por qué se tenía que haber cruzado un hombre como
Lucas Carpi en su camino?

El timbre sonó sacándola de sus pensamientos. ¿Quién podía ser? ¿Lucas? ¿Ya? Esperaba que no...Cerrándose el albornoz con gran fuerza, fue abrir la puerta para soltar una exclamación de sorpresa.

-¡Son las seis! ¿Qué haces aquí? -Preguntó de forma acusadora y sonrojándose un poco, al ver como Lucas disfrutaba de la visión haciéndole un lento repaso, para soltar una silenciosa sonrisa, cuando ella ante aquel escrutinio se aseguró de que el nudo estaba bien apretado.

-Estaba deseando venir a buscarte, supongo que impaciente por disfrutar de mi primera cita con mi novia. Estas preciosa -Señaló y acto seguido se adentró en la casa-. Me gusta, pequeña pero acogedora.

-Aún queda una hora.... -Protestó ella.

-Sí, pero supongo que para ponerte unos tejanos y un jersey, no hace falta tanto tiempo.

Fue entonces, cuando reparó en él. Iba vestido de sport, con unos tejanos, jersey, bufanda y abrigo de paño... Listo para embotellarlo y venderlo como elixir sexual. ¿Sabría lo irresistible que era vestido de aquella manera tan sencilla?

-Vine antes para avisarte de que te vistieras de sport...Es necesario para nuestra cita -Sonrió maliciosamente.

Aquello es lo que la preocupaba ¿Qué tipo de cita iban a tener? Siempre había pensado que Lucas solía llevarte a lugares muy elegantes y caros. Así, las tres cuartas partes de sus citas estaban metidas en su bolsillo sin hacer nada. Pero él sabía, que ella era diferente. Admitía que también le gustaban aquellos lugares, pero no como una primera cita para presumir delante de la chica.

-¿Y puedo saber a dónde me vas a llevar?

-No.

-¿Por qué no? -Parecía una niña pequeña haciendo pucheros.

-Vístete y lo verás –Le dijo divertido por el comportamiento de ella.

-Pues ahora no me visto, hasta que no me digas donde vamos... –Amenazó en tono bromista.

-Tú misma -Se acercó a ella peligrosamente-. Te doy tres segundos, para que desaparezcas por esa puerta hacia tu dormitorio...

-No me dan ningún miedo tus amenazas –Lo miró con altanería.

-Como quieras, entonces no me quedará más remedio que tenerte que quitar yo mismo el albornoz -Soltó la amenaza divertido-, y créeme cuando te digo que no me importaría para nada el... -No acabó. Sabrina ya había cerrado la puerta de su dormitorio-. Vaya si que eres rápida -Susurró.


¿Un centro comercial? ¡Estaban entrando en el parquin de un grandioso centro comercial! Aquello tenía que ser una broma. Miró de reojo a Lucas, pero no notó ninguna expresión rara. Bueno tampoco sabía que expresión debía de tener. Estaba asombrada, le había hecho cruzar media ciudad el día de San Valentín, para llevarla de compras... ¿Qué estaría tramando?

-Vaya -No pudo el estarse callada, su curiosidad era mayor a su prudencia-. Hay que decir que me tienes muy intrigada por el momento.

-¿Por? - Aunque intentó disimularlo poniendo un tono de indiferencia, se le escapó una pequeñísima sonrisa.

-Esto -Sonrió abarcando con los brazos el aire que la rodeaba-. Yo me esperaba un lugar más...

-¿Romántico? -Puntualizó él divertido-. ¿Te esperabas un restaurante caro, con la dulce luz de las velas?

-Pues... Francamente, sí -Lo miró directamente a los ojos.

-Espera... -Soltó lo siguiente con cierta ironía-. Seguramente crees que también cuando una mujer ya no me interesa más, le hago entrega de una pequeña cajita en donde hay una preciosa joya.

-Solo era un comentario -Lo miró un poco enfurruñada por la acusación-. Lo demás, me lo has puesto tú en la boca.

-¿Me vas a decir que no lo piensas? –Alzó una ceja.

-Si vas a ponerte en éste plan, mejor me dejas en mi casa –Expuso concisa.

-La verdad, eso de la joyita no lo he hecho nunca -Empezó hablar hasta detenerse enfrente de ella-. Pero lo de la escena romántica, sí. Creo que lo hacemos todos -Sonrió-. Pero no te creas, eso de que tengo una novia cada mes.

-Bueno, no creo que digan más eso -Señaló divertida-. La gente cree que soy la definitiva...

-Por eso estamos aquí, como se supone que somos dos prometidos enamorados, la fase de las velas con cena romántica, ya está más que superada... Así que nuestro comportamiento puede ser como el de una pareja más... –Sin previo aviso la besó levemente en los labios.

-¡OH! -Estaba sorprendida. Todo aquello se iba complicando cada vez más. ¿De verdad era buena idea seguir con aquel plan adelante? Con las típicas cenas de seducción, podría saber por donde atacaría él. Pero con aquel plan, no sabía cuales serían sus movimientos.
-¿Qué me dices de ir al cine, cenar algo por aquí y ya veremos que más podríamos hacer? Supongo que por ser San Valentín hacen alguna cosa especial...

-Bueno, las dos primeras sugerencias no pintan mal  -Comentó soltando un profundo suspiro.

-¡Mujer! -Soltó una carcajada-. Que poca ilusión de pasar unas horas conmigo.

-Es que siendo el día de San Valentín, aquí estoy sin novio...

-¡EH! -Se llevó una mano al corazón, haciéndose el ofendido-. Tienes a tu lado a un atractivo hombre, que es el soltero más deseado...

-Dirás, a un seductor empedernido.

-Lo de seductor me gusta, lo otro no... -Sonrió con dulzura-. Además tienes que disimular bien. Se supone que realmente tienes a alguien para celebrar ésta fecha.

-Menudo cuadro, la hiena y el corderito.... -Rió.

-Andando preciosa -Le cedió el camino, mientras alzaba los ojos al cielo.


Thom, se encontraba en su despacho sirviéndose un café cuando la puerta se abrió sigilosamente.

-Sírveme también uno, pero que sea doble -Pidió una apagada Sabrina, sentándose en el sofá y cerrando los ojos.

-¡Buenos días a ti también! -Exclamó sonriente, mientras le acercaba una humeante taza.

-Mmmm... -Abrió un ojo, para coger la taza y darle un buen sorbo para retirarla veloz de sus labios-. Esto es un café con leche, por qué demonios...

-Eres inaguantable sin él, imagínate con doble ración -Bromeó Thom.

-No estoy para bromitas, tengo mucho sueño... -Dio nuevamente un buen trago de la taza.

-Cariño, hay que ver como pasas de un extremo a otro -Soltó sin más su jefe.

-¿Cómo? ¡Dios odio estar así de cansada! –Soltó un profundo suspiro.

-Pues de no tener una constante vida sexual, a querer recuperarla en una sola noche. Tendré que decirle a Lucas... -Cojinazo en la cara.

-Tengamos el día en paz, Thom -Sugirió amenazante con ojos entrecerrados por encima de la taza.

-En paz si que te quedaras, como no te levantes de mi sofá... Estas a poco de quedarte dormida en él. ¿Pero qué habéis hecho? –Preguntó aguantándose la risa.

-Nada, solo salir hasta las tantas.

-Te estas haciendo vieja, eh... –Rió para cambiar de tema-. Ha llamado el cuñado de Lucas. Tu reportaje le ha encantado y el concurso, ha sido un éxito. Así que tenemos una cena pagada ésta noche en su restaurante.

-¡Que bien! Cuando sea la hora perfecta para  ti y Helen, me lo dices....

-De acuerdo, bueno me voy durante toda la mañana de visita con Susan. Tenemos que buscar un lugar para celebrar el décimo aniversario de la revista... Así, que si prefieres quedarte en mi despacho para trabajar, es todo tuyo.

-No lo creo, ya tengo parte del trabajo empezado y me da pereza tener que trasladarlo aquí -Se desperezó lánguidamente y se levantó-. Me pondré en marcha antes de que me quede dormida.

Unas horas después.

-La puerta de su despacho se abrió de golpe, para dar paso al escuadrón de las chismosas  -Comentó con sarcasmo y humor Sabrina, al ver aparecer a las dos mujeres-. Creo que me voy a dedicar a escribir...

-Muy graciosa -Señaló Marta con una mueca.

-Ya que te has encerrado aquí, sin intención de salir a respirar un poco. Hemos decidido de traerte el aire y la comida -Sugirió karolaine.

-¿O tienes cita con tu prometido? -Bromeó Marta.

-Sabéis, creo que voy a empezar a tener una lista negra... Y a que no adivináis que dos la encabezan –Dijo con ironía.

-¿Qué quieres qué haga? No puedo morderme la lengua, cuando se os ve tan bien en las fotos... –Siguió con el mismo humor.

-¿No me digas que hay más fotos? –Preguntó con fastidio Sabrina.

-Sí -Comentó Karolaine-. Sales en un par, paseando por el día de San Valentín.

-Bueno, solo son dos revistas y no la mayoría -Suspiró aliviada.

-No me gusta lo que estas haciendo -Soltó de sopetón Karolaine, mientras sacaba la comida china de las bolsas-. Bueno, por un lado entiendo...

-Lo que karolaine quiere decir, es que nos preocupa que te enamores de él -Explicó Marta con preocupación en la voz-. Sabrina, por mucho que quieras darle una lección sabes que acabarás haciéndote daño...

-Chicas...

-¿No entiendo por qué quieres hacerle eso? ¿Por qué te lo pide su madre?-Preguntó Karolaine-. De acuerdo que quiera utilizarte para tapadera con su madre y llevarte a la cama, ese es otro motivo...

-Y porque se cree que con chasquear los dedos, tiene a quien quiera...
-Y tú, pobre de ti  quieres hacerle ver que no tiene a todas las mujeres a sus pies-Concluyó Marta.

-¡Estás tonta!-Soltó Karolaine enfadada-. Sabrina, es un magnífico hombre, un gran seductor. En menos que canta un gallo caerás profundamente bajo su hechizo...Es imposible, cualquier mujer que reciba su más mínima atención queda prendada de él.

-Me da igual, quiero hacerlo –Señaló tanjante.

-Nosotras ya te hemos advertido -Señaló Marta.

-Gracias por todo, pero quiero hacerlo.


Eran las siete de la tarde, cuando Lucas cruzaba por las puertas del edificio XIV. Lo hacia silbando un ritmo alegre. Se sentía muy bien después de pasar una magnífica velada de San Valentín. Estaba completamente seguro de que tenía a Sabrina un poco más metida en el bolsillo. Después de todo, iba a tener que darle las gracias a su madre. Aún no sabía que tramaban, pero sí que le iba bien. Sabrina se veía comprometida a quedar con él y aquello iba a servirle para conseguir su plan.

-Hola Marta – Saludó a la joven, que se encontraba recogiendo para marcharse.

-¡Lucas! -Se giró sorprendida para mirarlo por un segundo y acordarse de las palabras de su amiga. Como decía ella, la hiena había llegado.

-¿Está desocupada Sabrina?

-Pues no lo sé, hoy no se encuentra Susan -Se excusó-. Ella es quien lleva la agenda de Thom y Sabrina, así que no puedo decirte nada concreto... Pero si quieres miro en su despacho, por si está trabajando aún.

-No importa -La detuvo-. Ya voy yo, me acuerdo de donde lo tiene.

-Como quieras... -Lo miró con gran recelo. Sabía que a Sabrina le gustaría ser avisada de su visita, pero con tanto trabajo no sabía si rondaba por la oficina-. Hasta luego.

-Adiós -Se despidió con sonrisa felina.

Llamó dos veces, pero nadie respondía desde el interior. Optó por entrar, encontrándose con el despacho a oscuras. Allí no había nadie, pero al ir a cerrar la puerta reparó en el bolso colgado del perchero que había al lado de ésta. Al menos aquello indicaba que se encontraba por el edificio, así que lo más seguro sería esperarla allí. Le dio a uno de los interruptores y se encendió una tenue luz encima del escritorio. Se dirigía al sofá que había de espaldas a él, para sentarse allí y que no diera con su presencia nada más abrir la puerta. Cuando se llevó una agradable sorpresa. Sabrina estaba estirada en el sofá profundamente dormida. No pudo evitar mostrar una sonrisa de pilluelo y se acercó a ella, para  empezar a darle suaves besos por su rostro. No podía dejar de mostrar una mirada risueña, pues sabía perfectamente cual sería la reacción de ella. Al ver que por el momento no había ningún tipo de movimiento, decidió estirarse a su lado con mucho cuidado para no despertarla aún. Una vez acomodado, cogió la mano femenina y la dejó apoyada en su pecho, después  una de sus piernas por encima de las suyas. Estaba listo. La miró un segundo y seguidamente empezó a susurrar su nombre, mientras le iba dando pequeños mordiscos en el ovulo de la oreja.
-Sabrina, cariño...-Ante su voz, se movió un poco acercando su cuerpo más al de él, sin despertarse aún, mientras se le dibujaba una tierna sonrisa en los labios-. Sabrina, es hora de levantarse y marcharse...

-Mmmm... Un poquito más, estoy muy bien así - A Lucas se le anchó un poco más la sonrisa, al ver como enseguida fruncía el ceño al darse cuenta de que algo no iba bien. Uno, dos, tres, cuatro...Hasta allí contó mentalmente antes de que ella despertara del todo-. ¡Pero qué hacemos! ¡No, un momento! ¿Qué haces tú?

-Creo que está muy claro -Sonrió-. Vine, te dije que te levantaras y tú, me pediste que un poquito más pero que te hiciera compañía.

-¡Ha! Con ese cuento a otro lado guapo.

-Siempre quise saber si el cuento de la bella durmiente era cierto. ¿Tú no? -Soltó en burla.

-Primero, te hace falta a un príncipe -Se mofó.

-Muy simpática...Encima que eh venido a despertarte, sino ya te veías pasando la noche aquí.

-Tú tienes la culpa de que esté hoy agotada –Refunfuñó.

-Cariño, di más bien cansada. Cuando te agote, no podrás ni...

-¡Lucas! -Lo interrumpió para ver con irritación, como éste se reía a carcajada.

En aquel momento, la puerta se abrió haciendo que sus pulsaciones se pusieran a mil por hora, no quería que nadie la viera de aquella manera con él.

-Sabrina llevo llamándote varias veces-Le habló Thom-, y como  vi tu coche y me extrañó... ¡Ah, hola Lucas!...

-¡No! -Exclamó levantándose del sofá, empujando en el intento a Lucas-. No es lo que parece.

-Querida, a mi no tienes que darme explicaciones es tu vida –Los miró el hombre fijamente.

-¡Pero si a sido cosa de ésta sabandija! –Protestó indignada.

-Sabrina, me hieres profundamente con tus palabras -Comentó Lucas entre un amago de sonrisa.

-Eres un maldito cretino -Lo volvió a empujar, consiguiendo librarse al fin.

-¡Chicos, ya basta! Me da igual lo que os traigáis entre manos ahora. Siempre estáis discutiendo y a la que me doy la vuelta, os estáis besando como dos tortolitos.

-¡Thom! -Protestó Sabrina por su acusación.

-¡Qué! Me vas a dar una de tus tontas explicaciones como siempre... Acéptalo de una vez -Suspiró-. Sois tal para cual. ¿Y ahora, os venís a cenar con Helen y conmigo al hotel Roma? Te recuerdo que tenemos cena gratis.
-Yo me apunto- Dijo Lucas.

-¡No puedes! -Protestó Sabrina con mal humor.

-Claro que puedo -Sonrió él.

-Ellos son mis amigos, tú eres....

-Tu prometido. ¿Te acuerdas? –Alzó una ceja-. Y también son mis amigos.

-Pues entonces, yo no voy -Dijo, cruzándose de brazos.

-¡Oh, venga! Que no sois un par de críos para jugar así -Acusó Thom-. Yo tengo hambre, voy para el ascensor y no te doy más de un maldito minuto.

-¡Thom! -Lo llamó con desesperación.

-Es fácil, solo tienes que ponerte el abrigo y seguirme -Sugirió Lucas.

-Típico machista. ¿Mientras te sigo, tengo que mover la colita de forma servicial?

-Sabrina, Sabrina... -Sonrió derrochando sensualidad por todo su cuerpo-. Llegará el día, que quien se ría de todo seré yo.

Dicho aquello, se dio media vuelta y emprendió el camino en busca de Thom. Pero a mitad del pasillo, lo alcanzó ella con el abrigo y el bolso en mano.

-No lo creo -Lo miró con malicia por encima de su hombro, mientras pasaba a paso más ligero por su lado-. Algo me dice que entre tú y yo, siempre saldré ganando. Te recuerdo que soy más joven y con ideas más...

-Y te recuerdo que yo soy un zorro viejo, cariño... -Estaba seguro, que en algún momento a Sabrina o a su madre, se les escaparía algo de lo que tramaban. Y es entonces, cuando él aplicaría todas sus ideas sobre esas dos.

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