lunes, 31 de diciembre de 2012

Desde las sombras 9°



Claire había terminado de atender a sus pacientes, había tenido de todo un poco, una anciana con diabetes, un hombre que parecía tener cálculos vesiculares, un caso de alergia, varios pacientes regulares que iban a control e incluso un jovencito que se había caído de su skate.
Cuando el último se fue, se recostó sobre la camilla, Jacob entró en ese momento.
-¿Cuáles son sus síntomas? –le preguntó acercándose a ella.
-La lluvia – respondió enigmáticamente.

-¿Qué te mojaste ayer? ¿Te enfermaste?
-Sí me mojé, y no, no me enferme´. Sólo que digamos que la lluvia me dio un poco de nostalgia.¿ Crees que haya algún remedio para eso?
-No estoy seguro, doctora. ¿Tú qué crees?
-Me temo que sea incurable –  dijo llevándose una mano a los ojos como si quisiera borrar las imágenes que llevaba grabadas en su mente.
-Claire, Claire…- la llamó Jacob
-¿Sí?
-Levántate, de verdad vas a quedarte dormida si sigues acostada allí.
-Creo que dormiré un rato, en un par de horas tengo más consultas.
-No puedes dormir allí, ve a la habitación de las guardias. O vete a tu casa un rato…
-Mmmm, no, prefiero quedarme aquí- contestó somnolienta.
-Claire…- musitó él y lo último que ella pensó antes de dormirse era que su nombre sonaba muy distinto a cuando lo pronunciaba Lucian.
Cuando él lo decía, no era sólo su nombre, era un llamado, un llamado urgente que le recorría todo el cuerpo y el alma y la hacía desear ir a su encuentro.
Aunque fuera una locura, aunque estuviera totalmente loca.
Se quedó dormida y por suerte no tuvo ningún sueño, ni el pasado, ni el futuro trastornaron su dormir.
Y cuando, más tarde,  tuvo que reiniciar sus consulta se sentía plena de energía para trabajar.
De hecho los días siguientes se dedicó completamente a su trabajo, cubrió tantas horas de guardia como fuera posible, para llegar agotada a su casa y quedarse dormida.
Jacob intentó disuadirla diciéndole que enfermaría si seguía trabajando hasta el cansancio, pero ella no le hizo caso.
Durante su adolescencia había tenido tres sueños, el primero consistía en el bienestar de su familia, no había podido hacer mucho por su madre y padre, pero sí por su hermana, era feliz así que ya no tenía que preocuparse. Su otro deseo era ser médica, lo era y amaba serlo. El tercer deseo había sido una vida junto a Lucian, ese sueño ya lo había enterrado mucho tiempo atrás.
Así que tendría que conformarse con los otros dos y dedicarse en cuerpo y alma.
Quizá algún día habría otro hombre, quizá podría formar una familia pero aún no estaba lista. Lo había descubierto en aquellos días, porque por ahora Lucian Crow estaba demasiado presente. Ni siquiera Jacob con su amistad, sus cuidados y gentileza podía hacerlo desaparecer.
Y prefería ser honesta consigo y con los demás, no había lugar para nadie más. Hasta que se desintoxicara de Lucian, no habría nadie más.
Por eso aquellos días sólo se dedicaba a sus pacientes y a estudiar, siempre había descubrimientos que ampliaban el campo de la medicina, intentaba mantenerse siempre actualizada, así que  su agenda estaba completa, se había asegurado de no tener tiempo libre. Así no pensaba, así no terminaba vagando  hasta llegar a lugares del pasado, así no intentaba descifrar  palabras y gestos, así no se  veía acosada por dilemas entre lo que consideraba correcto y lo que su corazón le decía.
También Lucian se refugió en el trabajo. Incluso viajó a China a cerrar un beneficioso trato, y el resto del tiempo se dedicó a los números, el mercado de  valores y la inauguración de la nueva fábrica de productos de alta tecnología.
Medio años antes, había tenido  un conflicto con antiguos aliados de su padre que querían tener una participación en su nuevo emprendimiento.
Él no quería tener nada que ver con aquella gente y se había negado en rotundo,   había recibido varias amenazas por eso y había tenido que poner en juego todos sus recursos para  mantenerlos bajo control.
Por eso  ver inaugurada la planta le daba mucha satisfacción. Sería un gran día para “Gladius”, era parte del camino que se había trazado, ir creciendo con su propia fuerza, alejándose de la sombra de su padre.
Así que aquellos días, tanto él como Claire se habían sumergido en su trabajo para no pensar en el otro, pero fueron esos trabajos lo que los llevó a un nuevo encuentro.
Uno totalmente inesperado.

Claire estaba de guardia cuando llegaron los pacientes a emergencias, había habido alguna clase de accidente en una nueva fábrica y muchas personas habían salido heridas. Algunos estaban en grave estado.
Todos los médicos corrían a ayudar, era bastante gente, tendrían una noche agitada con tantos pacientes.
Corrió hacia las camillas que bajaban de las ambulancias. Cualquier medico odiaba el sonido , el de muchas sirenas que anunciaban algún tipo de siniestro. Además el aire se cargaba de tensión, como si la tragedia los sobrevolara y ellos fueran los únicos que se interpusieran para pelearle a la muerte y hacerla retroceder.
-Paciente con contusiones varias y asfixia por humo…-dictaminó  el asistente médico que venía en la ambulancia mientras Claire lo relevaba. Los enfermeros llevaban la camilla de prisa hacia la sala y ella se inclinó para ver  el estado general del paciente. Entonces se le escapó un gemido. Era Lucian y a pesar de llevar respiración asistida, apenas respiraba.
-Rápido, dense prisa – los urgió y corrió junto a  ellos. ¿Qué había pasado?
 Lo pusieron en la camilla y ella se encargó de atenderlo. Ya que conocía al paciente y además tenían una relación tan complicada debería haberlo derivado a otro médico, pero no podía dejar la vida de él en manos de alguien más.
Ella era la más indicada para arrebatárselo  a la muerte.
Estaba inconsciente, pero mientras lo atendía ella le habló.
-No vas a irte, ¿entiendes? No puedes ser tan cobarde y tomar la salida fácil, no voy a dejarte ir…-le dijo y no le importó que quienes la asistían  la escucharan. Seguramente una vez que supieran que era Lucian creerían que ella se refería al conflicto por la contaminación, nadie sabía que estaba hablando de algo mucho más personal y profundo.
Llevó mucho esfuerzo estabilizarlo, pero finalmente lo consiguieron y ella pudo respirar aliviada. Una vez que lo ingresaron a la sala de cuidados intensivos se derrumbó en una silla.
Jacob venía por el pasillo y se apresuró al verla.
-¿Estás aquí? Creí que no tenías guardia hoy …- le dijo ella y él la miró preocupado.
-Me llamaron porque no damos abasto para atender a tanta gente. Claire, me dijeron que Lucian Crow estuvo en el accidente y que lo ingresaron aquí…
-Lo sé, yo lo atendí, está en terapia intensiva, luchando- dijo ella casi sin expresión en su voz.
-¿Lo atendiste tú? – preguntó sabiendo que eso debió afectarla.
-Sí. ¿Sabes qué sucedió? Yo sólo sé que hubo un accidente en  una fábrica, nada más…
-Hoy inauguraban una fábrica, era el primer día de producción, pero se produjo una explosión y se desató un incendio.
Había mucha gente allí.
-¿Él no alcanzó a salir? – preguntó cansada. Imaginar aquel horror de fuego y humo la angustiaba.
-Él entró a rescatar gente, Claire.
-¿Qué?
-Antes que llegaran los bomberos, ayudó a salir a muchos de los obreros, estaba adentro ayudando cuando una parte de la estructura se derrumbó sobre él y quedó atrapado.
-¡Dios mío! – exclamó y los ojos se le llenaron de lágrimas. Maldito fuera, por qué tenía que ser así, si era un desgraciado inescrupuloso, debiera haberlo sido hasta el final en lugar de comportarse como una persona noble y arriesgar su vida. Y ahora podía morir por eso.
-Claire, hay algo más..
-¿Más?
-Dicen que no fue un accidente, si no un atentado.
-¿Un atentado?
-Sí, gente vinculada al crimen organizado con los que él se había enemistado, sabotearon la fábrica, por eso se produjo la explosión y el incendio.- le dijo y ella cerró los ojos. ¿Cómo podía terminar así?
-¿Hay pruebas?
-Se está investigando ahora. Claire, sabes que no puedes atenderlo tú, ¿verdad? Estás demasiado involucrada emocionalmente para pensar con claridad.
-Tengo que atenderlo yo, Jacob. Por favor no digas nada…tengo que ser yo, no voy a dejarlo morir.
- Lo sé, pero no creo que le haga bien a ninguno de los dos.
- Soy la persona que más desea verlo vivo, Jacob. Eso tiene que servir de algo, además de la medicina, mi deseo de mantenerlo con vida tiene que ayudar, ¿cierto? – preguntó al borde de la desesperación y el médico asintió. No era algo ético que ella lo atendiera, pero no podía impedírselo, porque quizá si tuviera razón y porque no podía dejarla vivir con la duda o el arrepentimiento.
Ella daría todo de sí para salvarlo, todo lo humanamente posible.
-Trata de descansar, yo iré a ver en que puedo ayudar. Luego vendré a ver cómo vas.
-Gracias , parece que siempre termino agradeciéndote-  le dijo sonriendo a desgana.
-Sí, eres una mujer con muy malos hábitos – le contestó él y se marchó.
Sí, eso lo sabía y su peor hábito era amar a Lucian Crow.

La situación era grave, a pesar de que habían actuado con celeridad él había estado mucho tiempo expuesto los gases tóxicos emanados en el incendio y el aire caliente le había  afectado las vías respiratorias,
Tenía, además, una herida en la pierna y una fisura en las costillas por el derrumbe lo que agravaba su cuadro.
Se le había administrado los antídotos para la intoxicación por monóxido de carbono, y estaba con asistencia respiratoria. Lo bueno era que no había tenido paro cardiaco y que era un hombre joven y sano, pero no podía predecirse cómo sería su recuperación.
El estado de inconsciencia no era un buen signo, sólo cuando estuviera despierto podrán comprobar qué tan graves eran las consecuencias. No estaba segura de que se debiera a la inhalación de gases y un posible daño cerebral o por el golpe recibido en el derrumbe. Las tomografías computas no mostraban nada, pero eso no era garantía.
Claire  no había dormido nada para poder monitorearlo, no quería perderlo de vista y cada tanto ocupaba una silla a su lado para hablarle.
Ahora que él no podía contestar ni ironizar, podía hablar sin que la interrumpiera, podía decirle lo que en verdad sentía.
-Tienes que quedarte aquí, Lucian, ¿me escuchas?. No puedes morir. No te alcanzo con defenderme a mí, saliste ileso esa vez, pero tuviste que ir a matarte en otro lado…¿tanto me odias? ¿Quieres alejarte de mí a cualquier precio? – le dijo y no hubo respuesta alguna, sólo el sonido de las maquinas que lo asistían y monitoreaban sus signos., siguió hablándole, tenía miedo al silencio, tenía miedo de que si no le hablaba él se iría- ¿Sabes? Te he extrañado mucho todo estos años, y también extrañé a la Claire que era cuando estaba contigo cuando tú me amabas…porque me amabas, ¿verdad? Lo que dijiste esa vez tiene que ser mentira. Me gustaba verme a través de tus ojos, mi vida también era un desastre. Estaba tan sola, mis padre preso, mamá sumida en el alcohol…no podía contar con ella. Tenía que cuidar a Lucy y éramos pobres,  luchaba cada día por no derrumbarme, trataba de ser invisible en la escuela, dedicándome a mis estudios porque no quería la lástima ni las burlas de nadie, no tenía la fuerza para soportarlo. Sinceramente, muchas veces creí que el destino estaba en mi contra, que me odiaba. Pero un día llegaste tú. Me reconciliaste con la vida, es extraño pero en ese entonces pensé que era lo mismo para ti.
Ya no había soledad, ni miedos, ni sombras en el mundo si nos teníamos uno al otro. –dijo ya no pudo seguir hablando porque se puso a llorar. Apoyó la cabeza en la cama y dejó fluir su desesperación.
Una voz interrumpió  su llanto.
-Sabía que tú lo llevarías a la muerte….- dijo el padre de Lucian y ella se giró hacia la puerta.
-¿Qué hace usted aquí? No puede entrar es una sala de cuidados intensivos.
-¿Pero sí puedes estar tú?
-Soy su doctora.
-Y yo su padre…
-No puede estar aquí.
-Impídemelo si quieres, ahora Lucian no puede ampararte y yo no voy a dejarte hacer a tu voluntad. Si me hubiera desecho de ti hace tiempo, mi hijo no estaría tirado allí.
- ¡Fueron criminales de su asqueroso mundo quienes hicieron esto, ellos sabotearon la fábrica y causaron la explosión! – lo acusó sin miedo. Estaba harta de aquel hombre tan siniestro, no lo quería cerca, Lucian estaba peleando por su vida y ella iba a defenderlo.
-Si tú no te hubieras aparecido, él no se habría desviado del camino que le tracé…entonces nada de esto hubiera pasado. Pero su maldita estupidez lo llevó a esto, por enfermarse a mí se enemistó con la gente equivocada y todo por esa obsesión de él de protegerte aunque debiera luchar conmigo.
Si algo le pasa, quiero que no olvides que fue tu culpa, que tú lo mataste.
-¡Váyase de aquí!- gritó ella apuntando la salida.
-Nunca valiste la pena, no sé que vio en ti como para sacrificarlo todo – dijo y se marchó.
La mujer inspiró con fuerza cuando el hombre se marchó, no la había  tocado pero se sentía como si la hubiera golpeado.
Jacob entró en ese momento y la encontró inclinada tratan do de respirar profundamente.
-¿Estás bien? Vi salir a Cristian Crow…¡Claire!- la llamó y fue a agarrarla antes que se cayera al piso.
-Estoy bien, estoy bien – repitió ella  mientras la ayudaba a sentarse.
-¿Te hizo algo? ¿Estás bien?
-Estoy bien, sólo hablamos pero sabes…después de escucharlo siento como si me hubieran envenenado. ¿Cómo hizo él para soportarlo todos estos años?- se preguntó a sí misma y dirigió una mirada hacia Lucian.
-Ya basta Claire, ve a descansar.
-No, no puedo dejarlo.
-Vete o hago que el Director te obligue a dejar de atenderlo.
-Jacob…no puedes …
- Ve a descansar, en este estado no le sirves a nadie, un par de horas aunque sea, ve a alguna de las habitaciones que usamos cuando tenemos guardia y duerme un par de horas. Prometo ir por ti si pasa algo..
-Pero…
-Está estable, Claire. Estará bien- insistió y ella aceptó.
Sin embargo al llegar a la habitación no pudo dormir, se acostó pero su mete se dedicó a armar el rompecabezas.
La charla con el padre de Lucian, le había dado varias piezas más.
En los años pasados nunca se había puesto a  analizar las palabras que Lucian había dicho aquel día frente a sus amigos, la habían herido tanto que nunca había pensado con lógica en ellas.
Ahora sí, las recordaba y las analizaba, la respuesta había estado allí todo el tiempo
Él había dicho que estaba harto de jugar al novio y fingir para llevársela a la cama, que había tenido que hablarle de matrimonio e hijos para acostarse con ella.
Pero no había sido así, Lucian le había propuesto matrimonio después de hacer el amor, también entonces habían hablado de hijos. Si su único objetivo era llevarla a la cama y estaba tan cansado, aquella charada era innecesaria
Tampoco la mañana posterior habría tenido sentido, despertar junto a  ella, hacerle el desayuno, la ternura con que la había tratado. Si cerraba los ojos aún podía verlo caminando hacia tras por la calle para hacer más larga la despedida.
Si Lucian hubiera dicho la verdad, nada de aquello era necesario, si sexo era todo lo que buscaba, no se hubiera molestado en aquellas demostraciones de afecto. Por lo tanto había mentido…
¿Qué había sucedido entre esa mañana y el día que la dejó?
Lucian no había respondido a sus llamadas, y ella había necesitado mucho de él porque le habían dicho que era posible que perdiera la beca que aspiraba, aquella  que podía ser el camino a una mejor vida.
Pero él no respondía. Luego lo había encontrado con sus amigos y se había producido la fatídica charla.
Ahora veía las señales con más claridad, el tono monótono de voz, las ojeras, la mirada vacía. Algo le había sucedido en los días que no lo había visto, algo que lo estaba haciendo sufrir.
Doce años después, sabía qué era, su padre.
Aquel hombre le había dado la clave. De alguna forma, había usado su seguridad para amenazar a Lucian y él había cedido por protegerla…porque la amaba. Por eso la había dejado, por eso abandonó la escuela y por eso tan  pronto su relación terminó a ella le confirmaron su beca diciendo que todo había sido una confusión.
Y aunque había trascurrido tanto tiempo seguía sintiendo algo por ella, por eso la había besado, por eso había estado por hacerle el amor y seguía luchando contra su padre.
¿Cómo había estado tan ciega? ¿Cómo no lo había entendido antes?
Rezó porque no fuera demasiado tarde o jamás se perdonaría a sí misma. Había luchado contra él, había sido cruel y había buscado herirlo con su desprecio, pero él no lo merecía.
Porque sin importar en qué clase de hombre se había convertido, había sido por su causa, para protegerla.

Tres días después, mientras ella lo controlaba, Lucian abrió los ojos.
Lo primero que notó fue una especie de gemido, entonces se acercó a la cama y lo vio abrir los ojos, le costó levantar los parpados y luego pareció un siglo hasta que enfocó la mirada, entonces aquellos ojos verdes se posaron en ella.
-Hola, bienvenido – dijo Claire y él intentó hablar.
- No trates de hablar, tus vías respiratoria no están bien aún. Tranquilo Lucian, gracias por regresar – le dijo y él creyó que estaba muerto. Si Claire lo miraba así, debía ser el cielo. Volvió a cerrar los ojos.

Lentamente, Lucian fue recuperándose, inclusive lo trasladaron a una sala común. Claire había evitado mencionar cualquier cosa que lo perturbara, se debían una charla, pero sería cuando estuviese completamente recuperado.
Por el momento se conformaba con verlo bien, había recobrado, ya no tenía aquella palidez enfermiza y se notaba que recuperaba sus fuerzas día a día.
Aquella mañana cuando llegó a verlo, se llevó una sorpresa, había un hombre de traje allí y Lucian estaba dándole instrucciones sobre el trabajo.
-Debes descansar tranquilo, no puedes ocuparte del trabajo aún…- dijo ella pero él la ignoró.
- Y quiero un completo informe de los daños en la fábrica, de cómo va la investigación policial, de las personas que salieron heridas. Asegúrate que el seguro les pague…
-¡Dije que no más trabajo! – insistió  parándose delante del hombre que la miró azorado.
-Y quiero que me ingresen en otro lugar , esta misma tarde quiero irme de aquí – le dijo al hombre.
-Sí, señor- respondió y se retiró.
-¿Irte? ¿De qué hablas?
-Lo que escuchaste, Claire. Me quiero ir de aquí.
-No puedes tomar tú esas decisiones, yo soy tu medico.
-Por eso mismo, no quiero que seas mi médico.
-¿De qué hablas?
- Te agradezco todo lo que hiciste por mí pero ya no quiero que sigas siendo mi doctora. ¿Claro?. ¡Cielos! Soy uno de los hombres más ricos de esta ciudad, no tengo por qué estar aquí. Quiero ir a la clínica donde siempre me atienden y que me vea mi médico.
-Estás mejor pero tus costillas y tu pierna aún no sanan, y necesitas darle tiempo a tus pulmones también.
-No quiero estar más aquí, doctora. ¿No lo entiendes? – insistió enfadado y aunque ella no lo entendía no quería disgustarlo.
-Está bien, haz lo que quieras.-accedió y se marchó. No quería que él viera su decepción.
Lucian dejó caer su cabeza sobre la almohada, se sentía dolorido, sin fuerzas y terriblemente mal.
Los últimos días habían sido muy confusos para él.
El día que había recobrado la consciencia se había alegrado de ver a Claire a su lado, le había parecido un sueño. Luego poco a poco, había entendido lo sucedido y cuál era su situación, la verdad es que era un milagro que estuviera vivo.
Claire había estado pendiente de él cada momento, lo trataba diferente con una amabilidad y ternura que no había expresado antes. Había disfrutado aquello, aunque quizá así fuera como trataba a todos sus pacientes. Pensó que si por estar enfermo, ella lo veía en forma diferente, era capaz de quedarse allí toda su vida, le gustaba que lo mirara con ojos limpios de desprecio o rencor.
Pero de pronto, comprendió la magnitud de lo sucedido. Habían intentado matarlo, y una vez más, no podía mantener a Claire cerca suyo pues era peligroso.
La justicia estaba actuando él se encargaría que los culpables se pasaran la vida encerrados, incluso tres personas habían muerto y varios seguían internados.
Cualquier vinculación con él la ponía en riesgo. Y tampoco podía prolongar más aquella  situación, ella lo estaba tratando como médica mientras él fingía que era una mujer atendiendo y preocupándose por el hombre que amaba.
Por más que disfrutara algunos aspectos de aquella situación, no podía vivir en un mundo ilusorio, a larga sólo saldría herido.
No era buena idea tenerla cerca, ni siquiera como doctora.
Aún a disgusto, Claire tuvo que permitir que se fuera a otro lugar, pero antes se entrevistó con el médico personal de Lucian y lo puso al tanto del caso,  así como le pidió que se comunicara con ella si algo sucedía.
- Eso excede su tarea de médica – le dijo el hombre cuestionándola.
- No se lo pedí como médica, si no como mujer- dijo ella con mucho sentimiento y se marchó.
Afortunadamente el hombre pareció conmoverse por su pedido, porque a lo largo de las siguientes semanas le envío mails reportándole las mejoras de Lucian.
Eso contribuyó un poco a la tranquilidad de la chica, pero aún seguía preocupándole que allí afuera hubiera gente dispuesta a dañarlo, y tampoco podía dejar de pensar en que debían hablar con él. Más aún cuando estaba cometiendo el mismo error dos veces, porque ya no la engañaba, se había ofuscado al principio, pero luego había leído sus intenciones con una claridad pasmosa. Una vez más la alejaba de él para protegerla.
Para ser un hombre tan peligroso, al que todos temían tenía demasiado espíritu de caballero andante y eso estaba empezando a fastidiarla.
No quería que se sacrificara por ella, quería que le permitiera elegir. Tenía muchas ganas de ir y decirle que era hora de abandonar las máscaras, pero sabía que no era el momento.
Sólo cuando él pudiese bajar un poco la guardia, ella podría enfrentarlo a la verdad.
Tuvo una leve esperanza de que ese momento llegaría cuando atraparon a los causantes de la explosión.

Lucian había pasado las últimas semanas de muy mal humor, no era un buen paciente a menos que Claire fuera su doctora.
Odiaba sentirse débil, que su recuperación fuera lenta, que su voz aún sonara extraña o que ciertos movimientos le hicieran doler la pierna y las costillas.
Y más que nada, odiaba extrañarla tanto. Además no habían sido días fáciles, el desastre de la fábrica había sido un duro golpe económico, pero más que nada un golpe por las vidas humanas.
Se castigaba a sí mismo con pensamientos negativos, parecía ser una versión macabra del Rey Midas, todo lo que él tocaba se volvía muerte y desgracia.
La gente afectada por la contaminación del río, los de la explosión, ¿cuántas vidas más se verían afectadas?.
Sintió alivio cuando detuvieron a los culpables, al menso podía sentir que  había otros responsables además de él mismo. Y con ellos presos , no tenía que temer tanto por la seguridad de Claire, aunque su tranquilidad era relativa, él declararía en el juicio que se les haría. Uno de ellos había pedido verlo y cuando se habían entrevistado en prisión, le había recordado los negocios que había hecho con su padre.
“Si nosotros vamos a la cárcel también tu padre lo hará, y tú no vas a librarte tampoco” – lo amenazó.
“Ya escuché eso antes y no funcionó. Si es lo que tiene que ser, así sea. Tarde o temprano debemos pagar nuestras culpas, ¿verdad? “ – había respondido él, pero a pesar de la sinceridad de sus palabras y del hecho de que estaba dispuesto a enfrentar las consecuencias de sus actos, también era cierto que serían momentos difíciles.
Su vida parecía ser una tormenta eterna, ya se estaba cansando de mantenerse a flote, tal vez estaba por llegar la hora del naufragio.
Por un breve segundo, pensó que hubiera sido más fácil morir en e incendio. Pero descartó la idea, era un pensamiento de cobardes y él no lo era.
Su cobardía sólo se limitaba a Claire.

Claire había sido muy paciente, ahora que sabía la verdad, podía darse el lujo de la paciencia, pero la llamada recibida  aquel día fue el detonante.
La llamó quien había sido su mentora en su antiguo hospital, cuando vivía en otra ciudad.
-Hola Claire, ¿cómo va todo?
-Digamos que bien, Rose, ¿ y tú, todo bien? – preguntó ella pues el tono de voz de su amiga le indicaba que había sucedido algo importante. Además era tarde, no solía llamarla a esa hora.
-Rose…-insistió inquieta.
-Sí, sí . Todo bien, no et preocupes, sólo que descubrí algo que me intrigó mucho y pensé que tú querrías saberlo.
-Dime de qué se trata, me estás inquietando.
-Es que hicimos la auditoría contable del hospital y descubrí algo. ¿Recuerdas las donaciones que recibíamos? Con las que compramos equipo nuevo y todo…
-¿Las del donante anónimo?
-Sí, bueno , no tan anónimo. Investigando un poco hemos descubierto que ese dinero proviene de Lucian Crow. ¿Ese es el hombre con el que tienes el conflicto por la contaminación, verdad?- preguntó la mujer pero Claire estaba procesando la información.
-Sí, es él…-dijo.
-¿Y sabes qué es lo más extraño? Las donaciones comenzaron desde que ingresaste al hospital, la misma fecha. Increíble coincidencia , ¿verdad?. Y a pesar que te fuiste siguen haciendo una donación anual. Yo tenía una imagen mental de ese hombre por lo que sucedió con sus empresas pero esto me desconcierta. ¿Por qué donaría tanto dinero a un hospital que ni siquiera está en su ciudad? No hay ninguna vinculación…salvo tú. ¿Claire sabes que está sucediendo?
-Te llamo después Rose- dijo y cortó. Medio atontada dejó el teléfono y en vez de apoyarlo sobre la mesa, lo soltó en el aire.
Claro que ella era el vínculo, ¿de cuántas formas había estado cuidando de ella durante todos esos años?

Se consideraba una mujer inteligente, pero cómo había podido ser tan ignorante.
Al irse de  su ciudad natal, todo había mejorado para ella, de pronto su mala racha se había cortado y había accedido a la vida que había deseado. Jamás se le hubiera ocurrido que alguien estuviera pagando el precio por eso.
Si seguía investigando y raspando la superficie, qué más descubriría de Lucian, ya había descubierto todo el lado oscuro de él, pero también había un lado de ángel custodio que había ocultado muy bien. ¿Cuánto le debía sin saberlo?
Estaba enojada, terriblemente furiosa con él por mantenerla al margen. Debía verlo, pero a aquella hora seguramente ya había dejado la oficina. Debería ir a buscarlo a su casa, rápidamente buscó toda la información que había recolectado de él, en algún lado debería estar su dirección.

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