miércoles, 13 de marzo de 2013

Doble Trampa 13

Entró nerviosa en el comedor, sabia que era imposible demostrar que no había llorado. Pero tenía que bajar. ¿Qué iba hacer? Según lo que viera, iría haciendo. Pero Marta, tenía razón. Todo tenía que acabar. No huir. Pero si afrontarlo. No sabía cuando, ni como.



-¿Cariño, estás bien? -Preguntó Sophía.


-Yo... -Estaba aterrorizada y nerviosa.

-Tesoro, ven aquí -Lucas la abrazó. Pero ella intentó zafarse, sin conseguir gran cosa en el intento. No se merecía aquel abrazo, después de lo que le había hecho-. ¿Mi niña, qué es lo que te ocurre?

-Lo siento, yo... -La silenció, tapándole con un dedo los labios.

-Te pido perdón, no me acuerdo de nada de lo de ayer noche. Siento mucho si fui un tanto brusco...

-¡No! Yo...No es eso.

-¿Qué ocurre? -Sophía no entendía nada. Pero sabía que algo importante le ocurría.

-Te compré unas preciosas rosas -La giró hacia la mesa, en dónde se hallaba un encantador ramo de rosas.


¡Dios!. No podía hacerlo. Lucas le había comprado unas flores preciosas. ¡Tonta!. No te quiere, solo eres su supuesta amante. Todo aquello era una simulación hacia su madre.  Le dolía. Ella estaba completamente enamorada de él y se lo estaba demostrando de una manera un tanto extraña. Haciéndole daño. Así, jamás iba ya ha conseguir que él la mirase de otra manera... ¿Sería adecuado confesarle todo en aquel momento, y en presencia de Sophía?


-Lo siento, no me encuentro muy bien...

-¿Quieres qué llame al doctor? -Preguntó Sophía.

-¡No! -Se forzó en sonreír, para demostrar que no ocurría nada malo-.No hace falta, pero gracias.

-¿Qué te apetece más, cenar o tumbarte en la cama? -Preguntó un  Lucas, con una actitud muy dulce.

-Mejor tumbarme -Declaró completamente azorada.

-Mamá, dile a Rosa que cenaré más tarde -Sabrina se alarmó un poco ante aquella confesión-. Siento que te quedes sola para cenar...

-¡OH! -Sonrió-. Eso no es ningún problema...Cuídate cariño....


Cuando entraron en el dormitorio, ya no podía retorcer más sus manos a causa de los nervios. Lucas la hizo sentarse en la cama, y empezó a quitarle los zapatos. Viendo aquel gesto, se alarmó.


-No debes tener vergüenza. Déjame que te mime un poco... -Le pidió con mucho... ¿Amor? -. Sabrina, quiero pedirte disculpas por el comportamiento que haya tenido contigo ésta noche -La miró fijamente, sin permitirle hablar-. Yo... Bueno, bebí más de lo normal -Rió con gesto nervioso-. Y simplemente, recuerdo un principio de la noche... -Vio como las mejillas de la joven se teñían de un rosado intenso-. Sé, que al final decidiste entregarte a mí. Me lamento, por no saber como me comporté. Ni tampoco sé, cuales son tus deseos o sentimientos hacía mí después de lo ocurrido.

-Lucas, yo...

-No, pequeña -La calló rápidamente-. Quiero que antes aclaremos esto. Es muy importante para los dos, créeme. Pero sí sé que anoche, me hiciste un gran regalo al concederme tu virginidad. Pero mi preocupación es muy mayor, dado que creo...Bueno, sé que tuviste la necesidad de alejarte de mí. ¿Hice algo mal? ¿Te hice daño?


Las lágrimas comenzaron agolparse en sus ojos. ¡Lucas estaba verdaderamente muy preocupado! ¡Como podía ser tan odiosa! Sinceramente se había portado como la peor de las brujas. Jamás pensó que llegaría a ser tan mezquina, para castigar a un hombre... ¿Quién se creí aquel era ella para haber hecho aquello? Era mala, una mujer muy mala....


-¡No! -Respondió veloz-. Yo... Verás, quiero confesarte una cosa ...

-Quiero que nos casemos.


¡EH!. ¿Había entendido bien? ¿Casarse? ¿Ellos dos?... ¡Sí! ¡No! ...¡Dios mío! ¿Qué ocurría ahora?


-Vas a ser así -La miró con gran seriedad-. Te robé  tu virginidad, de una manera vergonzosa a mí modo de ver. Y puede, que estés embarazada dado que no utilizamos ninguna protección. ¿Por qué, la píldora?

-¡Qué! -Estaba aturdida, ante todo aquel parloteo sin sentido-. ¡No! ...Pero quiero que...

-Más razón a casarnos en pocas semanas. Yo lo veo bien, después de todo es lo que espera todo el mundo. Más mi madre. Y le sentará de maravilla ésta noticia. Sé que podemos llevarnos a las mil maravillas. Todo esto, solo ha sido un punto diferente de opiniones. Y prometo, que lo de ayer noche lo olvidarás. Te prometo, que te daré las mejores noches de placer jamás hayas podido conocer. Tiene gracia, todo esto era  una simulación para los dos. Pero lo estudié a fondo, y vi que podía ser positivo para los dos. Yo dejaré mi alocada vida sexual, según la prensa. Y tú, te quedarás en casa con nuestro futuro hijo...



¡Ni hablar! ¿Punto diferente de opiniones? ¿Noches de placer? ¿Quedarse en casa? ... Las fosas nasales estaban abiertas ante tales palabras. Estaba a punto de saltarle al cuello... Ya se empezaba a encontrar muchísimo mejor. Apenas veía sus remordimientos.


-Pero pido que me disculpes, hoy en cuanto cene debo marcharme a Nueva York. Tengo que atender un problema importante. Pero prometo ayudarte con todos los preparativos de nuestra boda. Sé que dos semanas serán muy justas, pero también tienes el apoyo de mi madre.


¡Dos semanas!. ¿Y si después de todo, las pastillas si tenían efectos secundarios? Pero que ocurría allí arriba. No había nadie, ni un maldito ángel de la guarda para arreglar aquel caos que había provocado... Es que no se habían dado cuenta de que tan solo hacía unos minutos, iba a confesar la verdad. ¡Aceptaba ir al purgatorio por todas sus mentiras!       ¡Entonces, porque la ponían una vez más en una situación como aquella! ¿Y de verdad, amaba aquel cretino dictador?... Empezaba a dudarlo. Sinceramente se alegraba de haber abierto los ojos. Por el amor de dios, hacía media hora que había estado llorando por aquel... Playboy engreído. Él, no era nadie para mandarle de aquella manera. ¿Quería boda? Muy bien, iban a ser dos semanas muy movidas. Pero estaba segura de que iba a merecer la pena.


-¿Te marchas? Pero...

-Lo siento mucho.

-¿Y dos semanas? Yo... ¿Estás seguro?

-Sí, tú tranquila. Lo tengo todo estudiado, pequeña.


Lucas sonrió. Su plan funcionaba. Había visto el brillo de furia en su mirada. Sabrina, era una mujer que no soportaba que le dieran órdenes. Ahora, solo tenía que desaparecer unos días, para arreglar unas cosillas que tenía pensado... Había tenido suerte, de desviar la idea de ella de confesarle todo. Aún no era el momento, pero pronto llegaría.




Sola. Media hora después, Lucas había hecho una pequeña maleta y se había ido. Se encontraba sola, en aquella única cama sin hacer nada. Mirando el solitario jardín, empapado por la lluvia que tan solo unos segundos antes había empezado a caer con gran fuerza. Incluso el tiempo iba a acorde con sus sentimientos...


Era como las demás mujeres. Había intentado cazar sin darse cuenta  a Lucas. No queriendo ver más allá de la realidad. En todo ese tiempo se había engañado, bueno había engañado a su corazón. ¿Y para qué? Para intentar dar caza, al mismísimo demonio. Un atractivo hombre, encantador, brillante, amable... Pero con un pequeño defecto. Era un poco despiadado. Bueno, podía colocarse una medalla en su honor. No tenía su corazón, pero por lo visto lo iba a tener en su vida, como su objeto sexual. Prácticamente, aquello era más o menos lo que iba a ser su matrimonio, si se casara con él. Madre durante el día y esclava sexual, por las noches. Ciertamente, los de ahí arriba tenían que quererla poco para darle un destino como aquel.

 Suspirando, se reclinó hacia atrás recostando la cabeza en la almohada. Estaba cansada, pero por más que lo intentara no le entraba sueño. Su cansancio era de otro tipo. Solo hacía que darle vueltas a la cabeza. Sí, estaba muy enfadada con él. ¿Pero se merecía todo aquello que había pensado en hacerle? Ella, no tenía culpa que él fuera así. En verdad, había cientos de hombres así. Y solo, por que él se había topado en su camino, se iba a llevar la venganza de todas las mujeres. No lo veía bien. Ahora, que estaba muchísimo más calmada, empezaba a venirle nuevamente los miedos. ¿Qué es lo que debía hacer al amarlo? Ahora bien, o salía corriendo como le aconsejaba Marta. O seguía adelante como le indicaba Sophía...






Thom, entraba en las oficinas cuando se sorprendió ante la presencia de su amigo. Aquello no le hacia mucha gracia. ¿Habría ocurrido algo?


-¡Lucas! -Se acercó a él, con una gran sonrisa-. ¿Pensé qué estabas en Sicilia?

-Fui atender uno asuntos a Nueva York, pero también tengo unos muy importantes en ésta ciudad. Tengo que prepararlo todo bien, para poder marcharme de luna de miel...

-Claro... ¡Un momento!

-Estás invitado a la boda, si eso es lo que te preocupa...-Dijo divertido.

-¿Va haber una boda? ¿En serio? -Preguntó extrañado-. Pero no era todo...

-Sí, pero ya ves. Cosas del destino -sonrió-. Me quedo con la señorita, así a mi lado aprenderá a comportarse como es debido.

-¿Cómo?-Soltó divertido-. ¿Sabrina y orden? Esas dos no se llevan muy bien, como ya sabes.

-Cierto, pero tengo la ciega esperanza de que aprenderá... Es lo que le toca, después de todo. 

-Me da miedo preguntarlo, pero... ¿Os casáis por que os queréis después de todo, verdad?

-No -Le respondió con tranquilidad-. Nos casamos, por que se merece tener que aguantarme después de todo lo que me ha hecho.

-No lo acepto -Habló tajante-. Es mi amiga, la aprecio mucho. Por lo tanto, no te permito que vayas arruinarle la vida con vuestras locuras.

-Sabía que ésta sería tu respuesta -Lo miró serio-. Por eso he venido hablar contigo. Subimos a la oficina, y te cuento una larga y entretenida historia de amor -Le confesó con humor.

-Muy bien -Aceptó más esperanzado al escuchar sus palabras. Por fin, veía que todo aquello iba acabar.







-Lucas, se encuentra aquí hablando con Thom - Fue Karolaine, quien les soltó la bomba a las dos chicas en cuanto llegaron aquella mañana a la oficina.

-Imposible...-dijo incrédula Marta.

-Entonces, ha debido de ocurrir algo con Sabrina. Seguro que le dijo algo, y éste le está exigiendo a Thom... -Comentó Susan asustada.

-¿Qué le ha dicho? ¿Qué  ha pasado? ¡Chicas, qué es lo que sabéis!-Bramó Karolaine, empezando a ponerse nerviosa.

-Ayer nos llamó. Y nos dijo que... -Con pesadumbre, Marta le relató todo lo ocurrido-. ¿Viste si Lucas o Thom, demostraban enfado alguno?

-Pues ciertamente, a decir verdad, los dos  estaban sonrientes.

-Aquí hay algo que no me gusta. Seguro que está intentando llevar algún plan a cabo... -Lo acusó Marta.

-Genial -Soltó con fastidio Susan.

-¿Qué vamos hacer? -Preguntó Karolaine asustada.

-Llama a Sabrina, rápido -AL apremió Susan-. Puede que ella nos ayude.

-Sí... -Con dedos nerviosos marcó y esperó-. ¡No lo coge! -Comunicó con la voz alterada.

-Voy averiguarlo -soltó con gran tenacidad Marta, hiendo en dirección al despacho de su jefe.

-¡EH! -La agarraron las dos a la vez-. Estás loca, espérate a que se largue y averiguamos entones que ocurre...

-No, no puedo aguantarlo.


Thom, se quedó parado al ver entrar al séquito de las embrujadas... Desde luego, agallas tenían sonrió para sí. ¿Cuando se había complicado tanto aquella situación? Desde luego, con Lucas o Sabrina en Londres, todo volvía a ponerse patas arriba. Cuando recordaba la paz que había reinado allí, mientras aquellos se encontraban en Sicilia... ¡Cómo no!... La primera de las tres,  era Marta. ¿Qué excusa pondrían, por haberse atrevido a entrar así?


-Os dije, que no podíamos venir a su despacho para... ¡Oh, Lucas!


Increíble, la muy bruja se merecía un Oscar como premio ante aquella actuación. La única apurada del trío, era Karolaine... Hasta que le picaba la mosca y se volvía como ellas, por lo poco que la estaban mal acostumbrando aquellas tres.


-Hola chicas... -Respondió intentando que no se le notara la sonrisa que se le había escapado ante aquel espectáculo.

-¿Para qué entrabáis en mi despacho?

-Para una cosa...

-¿Qué cosa? -Preguntó curioso por saber la mentira que le iban a soltar.

-Una cosa nuestra, te importa -Respondió Marta desafiante. Siendo castigada, por un disimulado codazo por parte de Karolaine.

-Marta, te... -Empezó Thom, con poca paciencia.

-Vamos Thom... -Interrumpió Susan-. No es la primera vez que entramos en tú despacho... Tú lo sabes...


Era cierto, pero quería pillarlas por una vez en su vida.


-Tenéis el de Sabrina, completamente vacío ahora que no está aquí...

-No tiene la máquina de café -soltó orgullosa Marta. Habían conseguido escapar.

-Bien, pues recordarme que le ponga una...-Bramó, haciéndose el molesto por la interrupción.

-Te recuerdo, que es la que tienes aquí -Le recordó Susan-. Ella te la dejó, pues se te estropeó la tuya...

-¿Qué haces aquí, Lucas? -interrumpió Marta, deseosa de descubrir  al fin lo ocurrido con su amiga-. ¿Y Sabrina?

-Eh, venido por unos asuntos... Y por vosotras ...-Soltó la última palabra con una mirada peligrosa-. Y Sabrina, está muy bien.


¡Y un cuerno! Pensó Marta.


-¿Nosotras?

-Sí -Respondió divertido-. Creo que a mi futura esposa le gustaría tener a su lado a sus amigas como damas de honor, en un día tan especial como el de su boda.

-¡Qué! -Chillaron las tres.

-Lo que habéis escuchado -Se encontraba en su salsa, al fin delante de aquellas arpías-. Hemos decidido adelantar la boda, así que partís lo más pronto posible que tengáis las maletas listas.

-Por mí, si nuestro jefe nos deja plegar ya -Apuntó Marta, con una gran sonrisa-. Ésta misma tarde podemos partir...

-Hacer lo que queráis, siempre lo hacéis -Soltó Thom.

-Estaremos en contacto chicas -dicho aquello, las tres mujeres desaparecieron-. A estas tres, en Sicilia les tengo una sorpresa esperándolas. Quiero tenerlas el mayor tiempo posible, alejadas de Sabrina.

-Sinceramente, a mí todo esto me da miedo. No tendría que apoyarte...

-Sabes que me lo merezco.

-Lo sé -Acabó por aceptar resignado, entregándole una nota-. Ahí, tienes la dirección de Teresa. Y por favor, trata de ser un poco delicado con todo esto. Yo voy a comunicarle la noticia a Helen... Madre mía, ya me veo el estrés que se me avecina. Se pondrá histérica con encontrar un vestido y salir con prisas por ayudar a Sabrina. ¿Y quién estará en medio de todo ese caos de histeria? Yo, un humilde servidor... ¡Y por tú culpa!

-Vamos, no me seas tan melodramático -Le animó divertido-. Pero si te alegras de lo ocurrido, te gusta que acabemos juntos.

-Sí, es cierto. Pero siempre me ha gustado el método tradicional para conseguir esposa, no toda ésta pantomima.

-Qué culpa tengo yo, de que esa niña haya querido hacerlo tan complicado.

-No me hagas reír, podías perfectamente haber parado todo éste lío y confesarte. ¿No crees?

-¿Y por qué ceder yo?

-Da igual, sois tal para cual.

-Te dejo, voy arreglar el avión para éstas y yo salgo para España. Si todo va bien, en dos o tres días estoy aquí de vuelta para recogeros a ti y a Helen.





Lucas se había marchado de forma extraña con prisas. Ahora, ya habían pasado cuatro días. Cuatro días de completa agonía, en donde Sophía completamente radiante arreglaba las pocas cosas para la pequeña celebración. Bueno, esperaba que Sophía tuviera la misma perspectiva ante lo que era mucho y poco...

 Por suerte, hacía dos días que sus tres amigas habían llegado para apoyarla. Nada más verlas, sus nervios se habían despertado y había corrido a llorar en sus brazos. Ciertamente, eran muchas las veces que se había echado atrás en todo aquel asunto. Pero Sophía, se encontraba siempre cerca para inyectarle una pequeña dosis de venganza en el cuerpo. ¿Cómo iba hacerle aquello a Lucas? Lo amaba. Él no, eso lo sabía. Se casaban, por que su amarga trampa había funcionado... Aquello no estaba bien.  ¿De verdad iba a poder soportar el día a día con aquello?

 Sus amigas estaban muy preocupadas con todo aquello. Habían querido hacerle recapacitar. Pero habían resultado ser un frente un poco débil, Sophía era la reina de la colmena. No había nada más que decir... Tenía una gran influencia sobre las cuatro.

 Eran cerca de las doce del mediodía. Se encontraba sentada en la terraza, intentando leer un libro en compañía de las chicas cuando escuchó aparcar un coche en la entrada.  Era Lucas, ponía la mano en el fuego. Solo quedaban cinco días para quemarse en el infierno por lo que iba hacer. Y eran cinco noches, en las que su prometido iba a dormir con ella.  En donde le iba a reclamar lo que se creía que ya había poseído.


-Respira... -Le susurró con voz tranquila, Karolaine-. Tú puedes con ello.

-Yo...-Se detuvo en cuanto escuchó la voz de Lucas dirigirse hacia alguien, pero congelada se quedó cuando escuchó la voz de dos mujeres.

-¿Qué ocurre? -Preguntaron todas ante su aspecto.

-Es Helen, pero... OH, dios mío ... -Su rostro se puso blanco como la nieve-. No puede ser... -Se levantó de un salto de la tumbona y echó a correr, seguida muy cerca por las chicas.

 Justo cuando llegaban al recibidor, su prometido habría la puerta de la entrada. Sus miradas  se encontraron y por unas milésimas de segundo, era como si solo estuvieran ellos dos solos. Él, la devoró con la mirada como si lo hiciera con sus manos. ¡Maldito fuera, el poder que tenía sobre ella! Sus pulsaciones, se habían puesto por las nubes... Que guapo que era ... Y que poco quedaba para que la odiase ...

 -¡Mi niña, que sorpresa! -Sonrió de seguida él-. Me pillas con tu regalo en las manos.

 Echándose a un lado, vio a Helen y de su brazo a su queridísima madre. ¡Su madre, en Sicilia! Soltando un sollozo, se colgó de su cuello mientras la llenaba de besos por el tiempo que hacia que no la veía.


-¡Mami!

-¡Mi tesoro!


Todos sonreían mientras veían aquella escena.


-Mírate, que guapa que estás -Soltó con orgullo Teresa.

-Y tú también -Sonrió alegre-. ¿Cómo te encuentras de la pierna?

-De maravilla, para bailar en tu boda con tu apuesto prometido, bueno marido... -Sonrió feliz.


Por un momento, su mirada se ensombreció. Pero lo ocultó con rapidez. Sonriéndole a su madre y besándola una vez más.


-Siento no haber ido a visitarte -Soltó con pesar.

-No te preocupes tesoro -La miró con cariño-. Entiendo, que a lo primero tenías que habituarte a vivir en Londres. Y no te esperabas que fueras a conocer a tu futuro marido tan pronto.  Mucho ajetreo para tan poco tiempo... Me presentas a tus amigas...

-Claro.

-Pero mejor pasamos al salón -Interrumpió Lucas-. Estaremos muchísimo mejor. ¿Y mi madre? -Preguntó él.

-En la ciudad, fue  a buscar un catálogo de algo para la boda...

-AH -Es lo que pudo responder, antes de que ella se diera la vuelta y condujera a su madre hacia el salón. No sin antes, haber vislumbrado un delicado sonrojo en las mejillas de ella.


Todos fueron a prepararse para la comida, y ella también tenía que hacerlo. Llevaba puesto el biquini con el pareo. Su madre, ya se encontraba en su dormitorio deshaciendo su maleta y dispuesta para darse una ducha refrescante.


Aún no se creía que estuviera allí. Con la sorpresa, no había tenido momento para hablar con Helen y Thom. Siquiera para reparar en la intensa mirada de Lucas. Estaba pendiente de su madre. Solo había tenido ojos para ella. La había echado mucho de menos. Después, había llegado Sophía quien había hecho buenas migas con Teresa.


Pero ahora, si que empezaba a subirse por las paredes. Tenía que entrar en su dormitorio. El cual también era de Lucas, por lo tanto seguro que estaba allí esperándola... Cogió aire y abrió la puerta. Allí estaba, sentado en la maldita banqueta con la camisa medio desabrochada, y las manos apoyadas en la cabeza. Alzó la mirada y le entregó una cálida sonrisa.


-Hola -Susurró.

-Hola... -Respondió con timidez y apoyándose en la puerta cerrada.

-¿Estás bien? -Preguntó levantándose y acercándose a ella, hasta detenerse a solo un paso.

-Sí, yo...

-Espero, que no estés enfadada por lo de tú madre.

-¡No! Te estoy muy agradecida...-Lo miró directamente, pero enseguida bajó la mirada sonrojándose-. Te debo un favor grande, me ha gustado mucho. Será un gran apoyo para mí, el día de... Nuestra boda ... -No lo miró en ningún momento, así que no pudo ver la tierna sonrisa que le estaba dedicando.

-Me alegra el saberlo. Pero creo, que puedes agradecérmelo con un beso de bien venida, como comienzo. Te eché en falta. ¿Y tú a mí?

- ... Sí -Consiguió responder al fin. Iban a besarse, con una cama a... ¡Cinco, seis pasos! Tenía que evitarlo. ¿Pero cómo?-. Será mejor, que vaya a ducharme. Tú también tienes que hacerlo y hay que bajar a comer.


-Cielo, queda por lo menos tres cuartos de hora para que se sirva la comida. Y si quieres, podemos ducharnos juntos. Me acuerdo de tu cuerpo, y me muero por volver a verlo...-Soltó una sonora carcajada, al ver como sus mejillas superaban a un tomate en su tonalidad, y mantenía la boca abierta en suspenso, ante la sorpresa de sus palabras-. Perdona, me olvidaba de tú inexperiencia y de lo tímida que eres con el tema del sexo. Y eso me recuerda, que tú y yo tenemos que mantener una seria conversación.

-No hace falta, yo...

-Sí, que hace falta. Sabes que recuerdo muy poco de lo ocurrido... -Le acarició el cabello-. Tengo la imagen grabada de ti, encima de la cama de rodillas con un sexy camisón...

-¡Lucas, por favor!


La ignoró y siguió hablando, con su tono sensual.


-Y que por culpa de la bebida, no recuerdo más. Me siento muy mal, dado que fue tú primera vez... ¿Te hice daño? ¿Te gustó la experiencia?

-No debes preocuparte -Fue apartarse, pero él la cogió por la cintura con delicadeza.

-Necesito saber si fue todo bien. No quiero que tengas miedo, pro que te hiciera daño o...

-No ocurrió nada que no tuviera que ocurrir -Respondió apurada, y comida por la culpa-. Un leve dolor, pero es normal...

-Lo siento -Y dicho lo cual, la besó sin que ella se lo esperara.


Sabrina, puso resistencia a lo primero. Después, tonta de sí se dejó llevar por la dulzura del momento. Por que eso es lo que fue, un pequeño momento. Lucas, separó sus labios con desgana.


-Quiero que sepas una cosa -Comentó cogiendo aire-. Dado por mi delicadeza del otro día, quiero esperar hasta nuestra noche de bodas.


Una vez más, volvió a sorprenderse. ¿Bueno, no debería de sentir alivio? Pero no. Ella sabía que no iba a existir la feliz noche de bodas. Y la verdad, sabiendo que él la iba a odiar... Le gustaría ...No, la realidad es que quería vivir aquella experiencia con él. Pero era imposible. Imaginaba la sorpresa del hombre, si se acostaban y comprobaba que aún seguía virgen. Entonces, todo se iría al garete. Aunque precisamente, su vida si se estaba perdiendo, a cada día que pasaba.


-¿Te ocurre algo? -preguntó él-. Pareces como triste, y sinceramente me gusta tu reacción ante mi propuesta -rió-. Eso significa, que no fue una pésima noche y que no me repulsas...


Sabrina, volvió a sonrojarse...


-Pero créeme, será muy especial si nos esperamos a esa noche. Es un esfuerzo muy grande, lo sé, pero después de toda la guerra que hemos mantenido por cinco días más, no creo que nos pase nada. Quiero que sea todo muy especial.


¡Ese no era el Lucas, que ella debía de castigar! ¿Estaba acaso equivocada?..


-Y así, procuraremos no cometer ningún error más... Tendré mis cabales en su sitio y no cometeré el error de no utilizar protección. Esperemos que no te haya dejado embarazada. Muy bien, que nos casemos por todo éste lío y por que haya pasión entre nosotros... También, está la salud de mi madre...-Bufó-. Pero un crío, no nos dejaría disfrutar mucho. ¿No crees?


¡Cretino!. Sophía tenía toda la razón. Él, no iba a cambiar de la noche a la mañana. Es que se había olvidado que estaba enamorada de un maldito libertino... Que estúpida que llegaba a ser. Ese hombre, seguía cegado por el sexo. Su objetivo seguía siendo el mismo, llevársela a la cama.


-Bueno, si no te importa me ducho primero. Me gustaría que me acompañaras, pero no sería lo más apropiado, dado  nuestro objetivo -dijo guiñándole el ojo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...