viernes, 15 de marzo de 2013

Doble Trampa 15


Eran las doce de la noche, todos volvían a estar en la terraza sentados en los sofás. Como no, ella tenía a su lado a Lucas. Con su brazo por encima del hombro y notando la suave caricia de sus dedos.  Las chicas, habían estado nerviosas al saber que tenían que llegar sus guardianes. Y Marta, se había pasado todo el día esquivando a Marcus. Había que decir, que el hombre era muy persuasivo. Vamos, que Lucas y él parecían cortados por el mismo patrón.



-¿Estás bien, mi niña? -Le preguntó Lucas en un susurro-. Pareces estar lejos de aquí...

-Solo estoy un poco cansada -Se excusó.

-No pasará nada malo, si te vas a dormir ya -Sugirió amablemente.

-Pero...

-No estas obligada a quedarte, aquí todos son ya muy mayorcitos para saber cuidarse.

-Lo sé, pero...

-Pero nada.

-¡EH! ¡Qué susurráis parejita! -Interrumpió Teresa con buen humor-. Aquí compartimos los secretitos...

-No es nada -Rió Lucas-. Tú hija tiene sueño, y le decía que no hay nada malo en dejaros aquí, eh irnos a dormir.

-¿Así que tenéis sueño? -Bromeó Sophía-. Pues nada, nada...Podéis ir al refugio de vuestro dormitorio...

-¡Sophía! -La regañó Sabrina. Estaba harta de esos comentarios. ¡Y cómo qué juntos! ¡Era ella quien tenía sueño, no él! ¿Se habría echado atrás sobre sus ideas? ¡Maldita banqueta! ¡Maldita Sophía! ¡Y maldita ella, por realizar aquella locura! Y sí... ¡No! No estaba bien el dormirlo otra vez...



Cerró la puerta tras de sí y observó la banqueta. No, era imposible el caber ahí. Dios, que crudo que lo tenía. La miró. Se la veía nerviosa, pobrecilla. Tenía que estar pensando si se le iba abalanzar sobre sí. Y si no fuera por su severo plan, ya la habría echado sobre la cama y después, le hubiera dado y pedido explicaciones. Pero no debía mostrarse débil ante ella, sino estaría perdido.


¡Que rabia! Le encantaría poder meterse con él y demostrarle que se sentía totalmente en desacuerdo con sus ideas... Pero tenía que representar el papel de rendida... ¡Sophía, sí ella tenía la culpa de todo!


-No hacia falta, podías haberte quedado abajo charlando con todos -Sugirió con voz melosa.

-Y sentirme solo sin tú compañía... -Bromeó éste.

-No seas cursi, no te pega... -Rió, cuando en verdad tenía ganas de... ¿Golpearle? Pudiera ser...

-Nuestras madres enseguida se irán a dormir -Empezó, mientras se empezaba a desabrochar la camisa-. Helen y Thom, habrán aprovechado para subir también...

-¿Y mis amigas y tú amigo? -Preguntó un poco a la defensiva, poniendo los brazos en jarra.

-Bueno...-Sonrió seductor-. Lo idóneo, sería que Susan y Karolaine dejaran solos a Marta y Marcus... Pero sé que no lo harán, sois todas muy leales por lo que he visto.

-Por supuesto, acaso lo dudabas -Dijo con gran orgullo.

-¿Por qué no os gusta mi amigo Marcus? -Preguntó con divertida curiosidad.

-No es que nos caiga mal. Es solo que para empezar, es un famoso cantante...

-¿Qué hay de malo en ello? ¿Eso os gusta a muchas?

-¿En serio? Pues mira, somos tres que no...

-Perdona, mi niña -Se le acercó con toda la camisa desabotonada, mostrándole su amplio y fuerte pecho que no paraba de clamar que lo acariciara a gritos-. Pero tú te vas a casar con un famoso y rico empresario...

-¿Y lo que te ha costado, no cuenta?

-Hacéis demasiado caso a la prensa rosa...

-Y vosotros, que no paráis de perseguirnos a todas horas...

-Que yo sepa, no te perseguí. Diría que fue al revés -soltó con gran ironía.-Pero si te encantaba que te siguiera...

-¡Ni hablar!

-¡Venga ya! -Rió acercándose nuevamente a ella y cogiéndola por la cintura-. No me seas mentirosa, reconócelo...

-No pienso reconocer nada -Intentó disimular la sonrisa, pero no pudo.

-Pequeña mentirosa -La acusó con dulzura, antes de cogerla por sorpresa y besarla.

  
Debería de haberse separado, en vez de soltar un gemido de total rendición, lo sabía... Pero no quería, le gustaba que la besara y que la abrazara. Era débil. Pero solo cuando se trataba de  Lucas  besándola...


-Pues Marcus, solo está interesado en Marta...

-¡Ha! A mi no me engañas, cielo...

-¿Pero por qué no puede ser?

-Un hombre como Marcus, no se fija en una chica como Marta si no es por el sexo.

-Siempre ponéis el sexo por delante de todo como mayor excusa.

-¡Ha! -Volvió a reír con gran sarcasmo-. Pero si sois vosotros los culpables -Lo acusó un poco mosqueada-. Que lo único que tenéis en mente es sexo.

-Mmm... ¡No! Bueno, vosotras sois parte culpable en ello. Os vestís para provocarnos y siempre os estáis insinuando...

-Mejor dejamos éste tema, es un poco tabú...

-Como quieras, si no eres capaz... -Soltó, sabiendo que la enfadaría más.

-¡Capaz! -Lo fulminó con la mirada-. Perdona guapo, no sabes con quien estas hablando. Y te recuerdo, que tengo sueño.

-Me tomo la palabra, otro día acabamos la conversación con mucho gusto.

-Muy bien. Pero que tú amigo deje en paz a Marta.

-¿Cómo? -siguió con la broma-. No soy nadie, para privarle de su intento de acercamiento hacia Marta.

-¡Lucas! No soy tonta... Has invitado a tres amigos para que fastidien a mis amigas.

-Pero tú te escuchas... ¿Para qué iba a querer fastidiarlas?

-No pienso gastar saliva en decírtelo, te estas haciendo el tonto...-Abrió la puerta del baño-. Me voy a cambiar para irme a dormir, no quiero hablar más del tema.

-Como usted dictamine, señorita -Y dijo las siguientes palabras con total ironía-. Pero puedes cambiarte aquí.

-Tengo que desmaquillarme... -Mintió como excusa.

-Gallina -Siguió provocándola.

-Como quieres esperar hasta nuestra noche de bodas, pues tampoco vas a ver nada...-Dicho aquello, cerró la puerta con un portazo y llena de orgullo.


Lucas sonrió. Si quería, ella cedería ante él con un chasquear de dedos. No paraba de provocarlo, se lo pasaba bien. Bueno, ya quedaban cuatro días para divertirse él. Con aquel pensamiento, se desnudó deprisa y se metió en la cama apagando la luz del dormitorio.






Miró la luz parpadeante del reloj de su mesilla de noche. Eran las cinco de la madrugada, ya quedaba poco para el amanecer. No había pegado ni ojo. Sabrina, se había estado toda la noche arrimando a él, sin darse cuenta. Él se apartaba. No podía contenerse, la venía tan relajada que le venía el ansia de saltar encima de ella. Había habido momentos, que se hallaba al borde de la cama, pero acabó dejando que lo invadiera consiguiendo que durmiera prácticamente encima de él. Su instinto, era de estrecharla fuertemente contra él. Pero no quería despertarla. A parte de aquello, ya tenía su lívido bastante alterado como para inyectarle más adrenalina.







Se había despertado sola en la cama. Tenía que confesar que para poder dormir en la cama, en el baño había recurrido a su neceser. En donde se hallaban los somníferos. Solo se había tomado uno, pero con lo cansada que se encontraba le habían hecho un efecto inmediato. Ni se había enterado, de cuando Lucas se había levantado de la cama.

 Eran las nueve de la mañana, y bajaba las escaleras en compañía de las chicas. Pero cuando fueron a entrar en la cocina para desayunar, todas se quedaron clavadas en la entrada.  Allí estaban los hombres, en compañía de un sonriente Jack y Matt. Y sí, los dos eran también condenadamente atractivos. Aquello iba a ser un caos en los días venideros, y había un solo responsable, su prometido.


-¡Buenos días, dormilonas! -Exclamó Lucas-. Dejad que os presente a Jack y Matt...


Tanto Susan, como Karolaine retrocedieron de forma disimulada un par de pasos. Y Helen, Sabrina y Marta, hicieron un pequeño escudo de protección.


-¡Hola chicas! -Saludaron sonrientes y incorporándose de los taburetes.

-¡Hola! -Contestaron ellas un tanto tímidas.

-Bueno... Encantada de conoceros -Interrumpió Sabrina, mientras hacía retroceder un par de pasos más a todas-. Veníamos a deciros, que nos vamos a la ciudad a desayunar. ¡Adiós!.

-¡Cariño! -La llamó Lucas, haciendo que se detuviera.

-¿Sí? -Preguntó, mientras las demás chicas salían por la puerta de la entrada principal.

-¿Qué ocurre? -Preguntó con cierta curiosidad y un poco en un susurro, una vez que se acercó hasta ella.

-¡OH! -Rió nerviosa. ¡Piensa, piensa! ...-. Que me caso en tres días, sin contar el día de hoy. Tengo que ir a escoger mi vestido de novia, entre  tres modelos. Para que me lo tengan listo... Y eso, es cosa de mujeres...

-Ya... -Dijo no muy convencido-. ¿Y nuestras correspondientes madres, no cuentan en ese punto?


¡La habían pillado! Pensaron todos los hombres de la cocina, con una sonrisa traviesa.


-Cierto, pero quedé que sería una sorpresa para ellas. Menos en lo tuyo -soltó triunfante-. Te las tienes que llevar, se lo prometí dado que no se fían de vosotros.

-¿Estás de broma? -Preguntó entrecortadamente.

-No -Con gran emoción reflejada en la cara, se inclinó de puntillas y lo besó en la punta de la nariz-. ¡Adiós!. ¡Que os lo paséis bien de compras!


Corrió hasta el recibidor en donde cogió su bolso del armario y se dirigió hacia las chicas.


-¡Sabrina!

-¡OH, qué bien! ¡Conduces tú!

-¿El 4x4 de Lucas? ¡Estáis locas!... ¡Bajad de ahí!

-Es el coche que tiene las llaves dentro...

-Hay que ser idiota para... -Empezó a protestar.

-¡Sabrina! -La interrumpió Marta-. Eres la única que lleva zapatos de calle.

-¿Perdona?

-Con las prisas, nadie subió a coger el bolso ni quitarse las zapatillas...-Continuó Karolaine-. Madre mía, suerte que estábamos vestidas.


Sabrina miró por la ventanilla al interior del coche. Cierto, todas llevaban zapatillas de estar por casa. Así que no pudo reprimir las carcajadas que les vinieron, contagiando a las demás.


-¡AH! -Chilló Marta, poniéndolas en alerta-. Es Marcus, en la puerta de la casa... Y nos está mirando... ¡Arranca éste maldito coche! ¡Quieres subir ya! -Ordenó entre dientes con gran desesperación.

-Voy, voy... -Suspirando se montó.

-¡Arranca! -La volvió apresurar la joven.

-¡Te quieres esperar! -Le chilló nerviosa-. ¡Me estas poniendo histérica! No creo que te saque del coche, ni que fuera una película de miedo...

-Tú arranca, por favor...

-¡Ya está! ¡Jolines! -arrancó el motor-. No ves que Lucas me saca cuatro cabezas... No llegaba a los pedales... Y llamar a Sophía a su móvil con el mío ... -Y se marcharon, tras dejar una cortina de polvo.




Marcus entró silbando en la cocina, donde todos miraban fijamente a Lucas.


-Se han marchado con tu 4x4 -rió divertido-. Y todas histéricas...

-Te lo dije -Advirtió Thom, bebiendo café-. Sabrina se huele algo. Me parece que estas no vienen en todo el día... -Se calló al escuchar la voz de Sophía acercarse a la cocina.

-El plan sigue en adelante -susurró Lucas-. Ya sabéis lo que os toca... ¡Buenos Días! -Saludó en cuanto entraron las dos mujeres a la cocina.

-¡Buenos días! -sonrió Teresa-. Me han informado que nos vamos de compras -río feliz-. Pues, desayunamos y salimos a ello.

-No tengas prisas -sonrió él-. Pero dejad que os presente a mis dos amigos.





Bien, el plan era el siguiente. Sophía en un despiste se acercaba y  les dejaba en una bolsa, todos los bolsos en una boutique de su amiga. ¡Madre mía! Con las pintas que llevaban.


-¿No la tenían en verde?

-A mi me hubiera ido a juego la tuya, pero eres muy pequeña de pie...

-A mi me hace un poco de daño.

-¡Es lo que hay! -soltó mosqueada-. No aceptaban tarjetas y solo llevaba treinta euros.

-¿Quieres decir que te has gastado siete euros, por sandalia?

-Sí.

-Mmm... No están tan mal.

-¡Iros al cuerno! -rió.

-¿Habrá dejado lo nuestro ya?

-Ni idea, creo que es un poco...

-¡Mira! -Señaló Karolaine.


Era el coche de Lucas, girando por la esquina de la  avenida. ¡Qué fastidio, las iban a descubrir!


-¡Agachaos! -Les chilló a las chicas, al tiempo que ella se inclinaba.

-¡Mierda!

-¡Hay!

-¡Mi ojo! ¡Me duele! -Chilló en un quejido Marta.

-Lo siento -Se disculpó Karoaline, con una sonrisa.

-¡Ha! ¡No veo nada! ... -Sollozó.


Al traste con la escapada. Con tanto alboroto en el interior del coche y que ninguna hacia por agacharse, de seguro que ya las habían visto a más de mil leguas.


-¡Chicas, callaos! ... -Gruñó en  un susurro, por conseguir lo imposible.

-¡Perdón! Es mi ojo que... Me callo... -Refunfuñó Marta.

-¡AH! -Un golpe, en el cristal de la parte de atrás las hizo soltar una exclamación. Demasiada tensión y estrés, aquello no era bueno para la salud...

-¡Jesús! -Saltó hacía atrás Sophía-. ¡No volváis hacerme eso, que susto! ...

-¡Y tú tampoco! -Protestaron al unísono-. ¡Nos hiciste esconder, con el corazón en un puño!

-¿A eso llamáis esconderos? -Señaló con desdén-. Pero si no paraba de bailar el coche...

-¡Díselo a mí ojo! -Habló Marta-. ¡Que por cierto, aún me duele!

-¿Y a ésta que le ocurre?

-Nada...

-¡Nada! -Sacó la cabeza entre los sillones de delante para amenazar con un dedo-. Seguro, que tengo que llevar un parche para los restos de mi vida...

-¡Exagerada! -La cortó Helen.

-¿Qué haces con el coche de tú hijo?

-Se lo eh quitado un momento, les comenté que venía aquí a traerle un vestido para arreglar. Están vigilados por tu madre. Por cierto, no os podéis quejar que tres bombones...

-¡No! -Chilló Karolaine-. No quiero escuchar nada...

-¿Pero qué? ... -Comenzó Sophía-. Mejor no pregunto. Desde luego, mirad que sois raritas. Me largo. Id a por el vestido de novia.

-¿Podemos pasar primero por una farmacia?

-¡Mira que eres!... ¡Vaya! -Se calló de repente Susan.

-¡Qué!

-¡Dios! -Exclamó Karolaine.

-Mejor a un centro médico -Comentó con miedo Helen.

-¡Qué tengo! -Se acercó a la ventanilla del coche-. ¡AH! ¿Eso es azul? ¡Mirad, parezco un Has kíe Siberiano con un ojo de cada color!

-Ánimo -Habló con dulzura su amiga Sabrina-. Seguro que luego con maquillaje en unas manos expertas no se nota...

-Que simpática -Acusó con gran retintín-. Tendrían que ocurrirte cosas a ti, no a nosotras...

-Y perderte, la oportunidad de conocer a Marcus -Bromeó Sabrina.

-Anda, vamos a urgencias antes de que os mate.



Una hora después, estaban sentadas en una terraza. Ya tenían el vestido, Marta tenía su ojo curado y tapado por unas gafas de sol. Y ahora, solo les faltaba ir de tiendas para quitarse tanto estrés de encima...


-Lo siento... -Soltó por octava vez Karolaine.

-¡Vuelve a decirme otro lo siento, y te mato!

-¡Es que me sabe mal!

-Ha sido sin querer Karolaine.

-¿Y ahora qué?-Preguntó Susan.

-¿Os apetece ir de tiendas?-Propuso Marta.

-Me apunto. Así me compraré un calzado más cómodo... No es por criticarte -rió-. Pero el cordón me está cortando el dedo.

-Confiésalo -rió Sabrina-. Te gusta ir conjuntada, no puedes evitarlo.

-¡OH, está bien! Necesito algo que sea de color verde...

-¡Pues vamos! ¿AH, qué esperamos? Tengo que gastar un poco la tarjeta de Thom, por no contarme nada -Soltó Helen con cierta ansiedad.




Dos horas y media después, Sabrina, Helen y Marta se sentaban en la terraza de un restaurante. Era casi la hora de comer.


-¿Dónde están éstas?

-Susan, metida en la juguetería. Quiere algo para sus sobrinos... Y Karolaine, en la librería.

-Entonces, no os preocupéis... -Soltó una voz grave a sus espaldas-. De seguro que Matt y Jack las traen en un plis plas.

-¡Marcus! -Exclamaron las tres, con expresión de horror.


-Hola chicas -sonrió seductoramente. Después, del bolsillo del pantalón sacó su teléfono móvil-. Lucas, en el restaurante LA VITA  tenemos una mesa esperándonos.

-Que sutil... -comentó Marta, con tono agridulce.

-¿Os lo habéis pasado bien?

-De maravilla hasta hace un momento.

-Déjame y verás como será mejor el día -Le indicó sentándose a su lado.

-Estas sillas están ocupadas -Volvió a indicarle con el mismo tono.

-No pasa nada, le he dicho al camarero que monte una mesa más aquí al lado.

-¿Ya os habéis comprado la ropa? -Preguntó curiosa Sabrina.

-Sí, tú madre y la de Lucas han sido de mucha ayuda. Y muy divertida su compañía.

-Estoy segura.

-¡Cariño! -Interrumpió su prometido, nada más aparecer en la terraza y acercándose mucho, pero que mucho a ella. ¿Qué es lo que pretendía?-. Menuda mañana, te eché mucho en falta -Y la besó de forma posesiva. Vaya... Al parecer no le había hecho mucha gracia la escapada del día. ¡Bien por ella!

-Pues yo no -Soltó por llevarle la contraria-. Estaba utilizando la tarjeta que me diste.

-¡Mi niña! -La saludó su madre al verla-. Que día más movido...

-¿Pero te lo has pasado bien? -Preguntó Lucas.

-De maravilla, con tantos hombres guapos solo para nosotras...

-¡Mama! -La riñó sin poder ocultar su risa.

-Tiene razón -La apoyó Sophía-. Éramos la envidia de todas las mujeres.

-Sois un par de bichos -rió Helen.

-Quien fue hablar -Acusó Thom, que entraba en aquel momento-. ¿Supongo, que esas bolsas que te rodean no son todas tuyo?

-Supones mal, tesoro... -Lo desafió encantada.

-Ya veo... -La besó con ternura y se sentó a su lado-. Te has desquitado a lo lindo.

-Que va... Ésta, ha sido la primer aparte...

-Estábamos cogiendo fuerzas -Apoyó Marta.

-¡Hola! -Interrumpió Susan nerviosa-. Me han escoltado hasta aquí.

-A mi lo mismo -Gruñó Karolaine.

-¿Y os quejareis y todo? -Protestó Thom.

-No, pero... No lo conozco -Empezó a explicar Karolaine.

-Pobrecita, es mi culpa -rió Matt-. La eh abrazado nada más verla...

-¡Karolaine! -rió Thom-. Con lo...

-¡Qué! -Lo intimidaron Marta y Helen.

-Se puede saber por que me reñís a mí siempre -Protestó.

-Por algo será -Señaló Marta.

-Tú no digas nada, que eres la peor de todas...Me tratas como un felpudo, antes que como tú jefe...

-¡OH! Es que eres un poco negrero y pesado, en la mayoría del tiempo.

- ... -Mudo y luego se hecho a reír-. Anda, que no te gusta a ti. Que harías si no me tuvieras de jefe.

-Y que harías ti sin mí, guapo...

-Vivir feliz y en paz -Se burló-. Y quítate esas gafas, que no se si me estas matando con la mirada.

-Estoy bien así -Respondió rápida.

-Le apoyo -Comentó Marcus-, me gusta ver tu mirada.

-¿Qué has desayunado exceso de dulce ésta mañana? -Se metió con él Marta.

-No, pero es de mala educación...

-A mí no me molesta -Salió Sabrina en su ayuda.

-Cierto, sois unos mandones -Corroboró Susan.

-Yo no te digo, que te quites esa horrible corbata. ¿Verdad? -Apoyó también Helen, metiéndose con su marido.

-Muy bien... -Comentó Thom sospechoso, mirándolas detenidamente un segundo-. Dime Karolaine, tú que eres la más sensata... ¿Qué opinas?

-Que lo siento mucho, yo...

-¿Cómo?

-Nada, que esta de acuerdo conmigo y lo siente...-soltó nerviosa Marta.

-Yo solo escuché una disculpa, pero no creo que hiciera referencia a...

-Y yo igual -se interesó Marcus-. ¿Qué ha ocurrido? Marta, quítate esas gafas.

-¡Oye!-Se molestó la joven.

-¡Esta bien! -confesó Karolaine, sin poder aguantar por más tiempo la presión-. Le di un cabezazo y tiene el ojo morado.

-¡Karolaine! -Protestó Marta.

-¡Thom! No presiones más a la chica...-Lo regañó Helen.

-¡Marcus! ¡Para! ... -Pero era inútil, ya le había arrancado las gafas de la cabeza.

-¡OH!

-¡Dios mío, niña! -Protestó Teresa.

-Tenías razón, cuando protestabas antes -Comentó Sophía sorprendida.

-¿Qué quieres decir, mamá? -Preguntó Lucas curioso por sus palabras.

-Nada, hijo -Se sonrojó ésta.

-Ya... -La miró por un momento detenidamente.

-¿Te duele? -Le preguntó con dulzura Marcus entre tanto caos.

-Un poco -Le respondió con timidez por primera vez.

-Sé de un ungüento casero, que te irá de maravilla... ¿Si me dejas, claro?

-Está bien -Nadie sospechó de su caída en defensa ante Marcus. Todos estaban discutiendo aún algo alborotados.

-Ponte las gafas, mejor que no te dé mucho el aire -Volvió a susurrarle con gran atención.

-¿Tienes experiencia por lo que veo?

-Alguna que otra pelea, cuando era un adolescente -rió.


Sin darse cuenta, eran observados por Lucas. Quien observaba el tanto ganado por su amigo Marcus. Sonriendo se giró y sorprendió a Sabrina, mirándolo con cara de pocos amigos. Pobrecilla, su plan comenzaba  a surtir efecto... Si todo seguía así, estaba seguro que iba a tener que soportar más de una vez alguna que otra mirada asesina de su prometida. Pero todo era por el amor.


-¿Tienes tú vestido?

-Sí, en el coche -Respondió con tono mordaz.

-¿Puedo verlo?

-¡Aquí nadie verá nada! -sentenció Sophía -. Trae mala suerte.

-Eso son tonterías -rió Lucas-. ¿Qué nos puede ocurrir? No creo que Sabrina salga corriendo... Bromeó con doble sentido-. Aunque viendo lo de ésta mañana. -Todos rieron, sin darse cuenta que el grupo formado por las chicas lo hacía un poco tenso.

-¿Qué os parece si llamamos ya al camarero?

-Sí, estoy muerto de hambre -Se quejó Thom.

-Yo quiero algo consistente, aún me quedan varias tiendas por visitar -Bromeó Helen, consiguiendo hacer reír a todos.



Para cuando llegaron a la casa bien entrada la tarde, el enfado de Sabrina era muy grande. Marta, ya no parecía molesta por la compañía de Marcus. Susan, intentaba llamar la atención de Jack y la pobre de Karolaine, cada vez que Matt le decía algo se sonrojaba hasta la médula. Él había ganado... Pero le daba rabia que jugase con los sentimientos de sus amigas de aquella manera.


Se rió para sí, pues acababa de tener su venganza puesta en bandeja. Lucas, los estaba conduciendo por la entrada del jardín, dado que habían dejado los coches en el garaje. Dio unos pasos más grandes y se puso a su altura, ahora solo tenía que esperar el momento exacto. Con los nervios latiéndole fuertemente, esperó unos segundos... Y llegó el momento. ¡Ahora!.


-¡Uy, que me resbalo! -Trastabilló y disimuladamente lo empujó.


Y gozó de lo lindo, cuando escuchó como caía en el agua de la piscina. Y después, al ver su cara. Un punto Lucas, y un punto para ella... Ahora tocaba actuar un poco.


-¡Dios mío, cariño! -¿Había sonado preocupada y sorprendida? Sí.

-¡Lucas!

-¡Hijo!

-Lo siento, me resbaló el pie...

-No pasa nada mi vida, ya he visto que te tropezaste -¡Y un cuerno! ¿Así que su niña estaba rabiosa? Ésta se la apuntaba y pensaba devolvérsela. Solo quedaban tres días, bueno dos.... -¿Me ayudas a salir?

-Claro, pero tendrá más fuerza uno de los chicos... -Sugirió con voz melosa, pero totalmente desconfiada. ¿Se habría dado cuenta?

-Ya voy yo... -Y un Matt, que no podía ocultar la risa lo ayudó a salir del agua.

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