Después
de unos días llenos de compras, visitas a restaurantes habidos y por haber en
la ciudad de México al lado de Mabel, Jackie no creía haberse cansado tanto ni
en sus viajes de trabajo por el mundo. Mabel la había llevado por todos lados y
ella no se había resistido pues así no le quedaba tiempo para pensar en lo
vivido con Stefano.
-
Esa mirada me
recuerda la que tenía mi nieta. – Dijo Mabel de pronto.
-
¿Cómo dices? –
Parpadeó Jackie.
-
Esa mirada
mezcla de tristeza, inquietud, desesperanza…
-
Ya entendí –
respondió escueta. – Y simplemente estoy cansada.
-
Ajá.
-
¡Así es!
-
Como tú digas…
-
Así es Mabel.
- Está bien, no
insistiré pero si quieres quedarte aquí conmigo para recuperarte de lo que sea
cuenta con ello.
-
Eres un sol
Mabel, te lo agradezco y lo tendré en cuenta.
-
¿Cómo está mi
bisnieta, la has visto? – Preguntó Mabel emocionada y cambiando la
conversación.
-
Claro que la he
visto y está hermosa. Por cierto, Fabricio ha preguntado por ti – Añadió Jackie
divertida.
-
Ese viejo verde
no se que se trae conmigo pero eso si, puedes estar segura que no sabe en la
que se está metiendo.
-
Oh, si que lo
sabe…
Mabel
y Fabricio protagonizaban divertidas peleas cuando la familia se reunía para
consternación y después para diversión de todos una vez que se acostumbraron a
sus discusiones. Pero al parecer detrás de todo ello había una chispa de
atracción que sobre todo Mabel no quería admitir.
Antes
de partir a España envió las fotos de su reportaje fotográfico a su editor en
las cuales no incluía por supuesto las que reservaba para su libro.
Una
vez estuvo en suelo español ansió llegar
cuanto antes a su departamento en Madrid y tratar de dormir puesto que se le
había hecho imposible en los días anteriores, sueños eróticos en los cuales el
protagonista de todos ellos era Stefano la hacían despertarse y después de ello
le costaba mucho trabajo volver a dormir. Estando en casa podría tomar algo
para dormir y no despertar por lo menos en unas 12 horas.
Lo
primero que hizo al llegar fue empezar a quitarse la ropa para tomar un baño
calientito y relajante, esa idea la transportó a un baño caliente que había
tomado hacía unos días, movió la cabeza de un lado a otro tratando de apartar
esos pensamientos. Puso la máquina contestadora al ver que parpadeaba la luz
roja anunciando mensajes al mismo tiempo que continuaba liberándose de la ropa.
-
Jack buen reportaje, excelentes fotografías. Hay un viaje a Alaska
¿Te animas? Llámame en cuanto llegues. – Decía
su editor. La mención de Alaska le agradó pero no sintió la emoción de antes
ante la perspectiva de viajar de nuevo ¿Qué le pasaba?
-
Jacqueline tesoro. Llámame en cuanto llegues, no sabes lo
preocupados que nos dejas siempre. Tu padre espera le hayas traído el café que te pidió. Ya sabes
que sin el no puede vivir. Besos corazoncito y ¡llámame! – Su madre, siempre preocupada por ella, suspiró Jackie.
-
Tic tac tic tac… diez días y contando, te
espero en casa Jackie no lo olvides, no hagas que unos fornidos guardaespaldas
vayan a traerte a casa para que vengas. Por cierto Stefano está muy raro,
seguramente no vendrá. Aunque prometió que lo haría, mejor para ti ¿no? ¿Hay
algo que tengas que contarme? – la suave risa de Allyson la hizo sonreír- El avión de Max te espera en el aeropuerto
para cuando quieras, mejor si es antes de la fecha ¡Tenemos mucho que contarnos!
Te quiero, ciao.
El avión de
Max la esperaba en el aeropuerto eso la hizo reír casi a carcajadas,
ciertamente Allyson se estaba asegurando que ella no faltara y ocupaba sin
problemas uno de los medios de transporte de su esposo para ello sin vacilación
alguna. Bueno, no tenía por que sentirse presionada. Después de todo Máximo no
sólo tenía un avión. El recuerdo de las bromas que solían hacerse la relajó un
poco. Ella era la que menos pensaba que se llevaría bien con el esposo de
Allyson pero en realidad hasta cariño sentía por él. Él para molestarla solía
llamarle prima y ella respondía con algún sarcasmo haciéndolo reír para después
defender a Stefano. Era más divertido cuando Ally se sumaba a ella contra
Stefano y arrinconaban literalmente a Máximo que no le quedaba más remedio que
rendirse. El sonido del siguiente mensaje la sacó de sus pensamientos.
-
Señorita Alcántara, hemos tratado de
comunicarnos con usted le hablo del bufete de abogados Brown- Smith- Bacall.
Tenemos un asunto urgente que tratar con usted. Le hemos hecho llegar una carta
a nombre de nuestro cliente la Sra. Sibia
Monroe. Es imperativo que la lea y después se comunique con nosotros el
teléfono es…
¿Sibia? Tenía mucho que no sabía de ella. Amigas
desde que Jackie pasara unas vacaciones de verano en un campamento en los
Estados Unidos, Sibia era una pobre niña rica que en general era muy enfermiza,
callada, triste y con propensión a la depresión. Ella solía visitarla con
frecuencia y Jackie había llegado a quererla como una buena amiga.
Cuando Sibia se había graduado como Doctora en
Medicina con especialidad en Bioquímica clínica, Jackie había viajado para
asistir a su graduación. Sibia sabía que el padre de Jackie había estado
enfermo y había ayudado contactándolos con excelentes Médicos que le habían
restablecido la salud, hecho que Jackie apreciaba y valoraba profundamente, por
eso no se había negado cuando ella le había sugerido y después pedido a Jackie
que almacenara uno de sus óvulos en el laboratorio para el cual Sibia trabajaba.
Al principio le había parecido algo muy loco, pero después ante la insistencia
de ella había accedido tomando en cuenta los buenos argumentos que ella le
había dado.
-
Eres Joven, ahora no te interesa tener hijos. Quizás
después quieras y es cuando este óvulo te servirá si tu cuerpo no responde a
tus intentos por concebir. – Ambas sabían que Jackie no era precisamente fértil
después de los múltiples estudios a los que la misma Sibia había sometido y eso
la había terminado decidiendo a aceptar su propuesta. Pero tenía mucho tiempo
que no sabía de ella, quizás más de dos años. Había tratado de localizarla sin
resultado. Nadie sabía de ella ni siquiera en el laboratorio donde laboraba y
ahora sabía de ella por un bufete de abogados ¿Qué sucedía?
El abogado había dicho una carta. Buscó la correspondencia que había ignorado tirada al lado de la
puerta y recordó el mensaje de su vecina sobre ese sobre que decía Urgente. Con
inquietud encontró el sobre color crema con el logo del bufete y lo abrió con
manos nerviosas.
Abril 15, 2008
¿Abril? Pero si ya era
Julio ¡Dios, cuanto tiempo!
Mi queridísima Jacqueline: Quizás te sorprenda tener noticias mías
sobre todo por que fui yo la que deliberadamente cortó todo tipo de contacto…
Pero debes saber que siempre estuve interesada y pendiente de lo
que hacías, es por ello que se, que por fin gracias a tus arduos esfuerzos has
logrado posicionarte como una de las mejores fotógrafas que existen…
Jackie leía ávidamente
cada palabra… Sé que has pasado por
situaciones muy difíciles que te han ocasionado mucho sufrir y por ello lamento
tanto tener que unirme a aquellos que solo han acarreado a tu vida problemas y
dolor. De lo que nunca tuve ninguna duda es que bajo ese carácter encantador
late un corazón decidido, una personalidad y un carácter fuertes que no se
dejan apabullar con las adversidades. Es por ello que me atrevo a confesarte lo
que hice, por eso y por que aunque tengo más opciones no me atrevo siquiera a
pensarlas… ¿Qué le pasó? ¿Por que no le había hablado antes? Se preguntaba Jackie mientras daba
vuelta a la página.
Estoy embarazada, sí, ¡lo conseguí por fin! Daré a luz en unas
semanas más. Me he atrevido a pesar de los pronósticos médicos de que un
embarazo me costaría la vida, por que tenía la esperanza de que mi cuerpo
ayudado por mi enorme fe y amor por este bebé me ayudaran a salir adelante,
pero todo indica que no será así. ¡Pero si ella no podía
tener bebes! Exclamó Jackie consternada, su corazón era… Se interrumpió para
seguir leyendo.
Mi corazón es demasiado débil, pero al menos ahora se que moriré
por amor, por una vida que deseaba fervientemente traer a este mundo. Te
preguntarás como logré quedarme embarazada y es ahí donde entra mi confesión.
Mis óvulos jamás hubieran logrado esto, otro de mis graves defectos de salud. Así
que utilicé el único que tenías congelado en el banco de embriones y óvulos y
que yo misma almacené.
A Jackie se le nubló la
vista y sintió un tremendo mareo se quiso aferrar a lo que tuviera a mano para
no caer pero fue en vano y de pronto estaba de rodillas sobre la alfombra
tratando de controlarse. Con todo el cuerpo temblando de la impresión siguió
leyendo.
Te convencí de que lo hicieras, lo se. Y, perdóname pero no me
arrepiento de lo que hice…Tienes todo el derecho a odiarme, lo acepto. Lamento
traer complicaciones a tu vida. Este bebé no era para ti, iba a ser mío, solo
mío. Así que lo menos que puedo y debo hacer es dejarlo con su verdadera madre
que eres tú y nadie mas que tú. No creo vivir mucho tiempo más después del parto.
Cuando recibas esta carta ya no estaré en el mundo de los vivos, dejé
instrucciones que hasta entonces la recibieras, por que aunque se que tarde o
temprano me perdonarás, no quería ver lastima o reproche en tus ojos ni que me
vieras moribunda.
Sé que amaras a este niño, como lo que en realidad eres… su madre.
No podía haber elegido mejor madre para él que tú y en cuanto a su padre, lo
elegí por que en otras circunstancias serían la pareja perfecta. Igual que tú,
se llevará un shock al descubrirlo, pero al menos no me podrá demandar, que
irónico ¿verdad? Compartirás la custodia junto a él, es lo que quiero dadas las
circunstancias: que este bebé se críe con sus padres.
Si así lo quieres cuéntale al bebé que lo amé con toda mi alma.
Perdóname.
Con amor, Sibia.
¿Qué
hiciste Sibia? ¿Qué hiciste? Jackie empezó a llorar sin control y se derrumbó
sobre la alfombra sollozando ¿Era una pesadilla? ¡Tenía que serlo! Esto no
podía estarle pasando a ella. Su primer pensamiento fue hablarlo con su madre o
Allyson pero no, tenía que haber un error. Se sentó para intentar que el mareo
se le pasara. Gruesas lágrimas rodaron de nuevo por sus mejillas y por primera
vez desde que se enfrentó a Oscar se sintió vulnerable y sumamente insegura.
¿Qué hacer ahora? Llamar al bufete le dijo la Jackie de cabeza fría.
Diez
días después de escribir esa carta nació una hermosa nena y Sibia logró
mantenerse con vida dos meses y dos semanas más en los cuales disfrutó de la
pequeña. Al fallecer Sibia el bufete tenía indicaciones de entregar la carta y
de comunicarse con Jacqueline para transmitirle las últimas instrucciones y
deseos de Sibia. Jaquie seguía en estado de shock, se había pasado el día de su
llegada a casa al teléfono comunicándose con los abogados que le decían que
tenía que volar a los Estados Unidos por la nena y encontrarse con el padre
biológico. Ósea que aparte de ser madre ahora tenía que convivir con un hombre
que no conocía de nada y que era el padre de la pequeña. No habían localizado
al padre de la bebita y mientras eso no ocurriera no podía ir a reclamarla.
Jaquie sentía una desesperación como nunca antes, quería tener a la bebita
cuanto antes a su lado ¡Era su hija! A veces la invadía el terror para después
sentirse invadida por algo totalmente nuevo que no era otra cosa que amor e
instinto maternal. De lo que estaba casi segura es que el padre biológico no
querría hacerse cargo de nada y para ella eso era perfecto pues no quería más
complicaciones. Lamentaba muchísimo la muerte de Sibia pero algo dentro de ella
aún no le perdonaba el haberla usado de esa manera ¿Por qué no se lo dijo? ¿Por
qué no lo habló con ella? Por que no le hubiera dado un óvulo para eso y Sibia
lo sabía.
Se
había pasado en un trance ese día y los que le siguieron, al dormir había
tenido sueños angustiosos donde oía llorar al bebé y no podía hacer nada para
encontrarla y llevársela con ella. El corazón le dolía, llamó en cuantiosas
ocasiones al bufete exigiendo y reclamando le dijeran donde podían darle a su
hija pero se negaron rotundamente. Hasta que el padre se dignara a aparecer o
por lo menos llamar, entonces fijarían una fecha para que se presentaran en el
bufete y firmaran los papeles respectivos de custodia y hasta entonces la nena
les sería entregada. Pero de ese cretino no había ni rastro todavía y a ella la
desesperación la consumía. La nena estaba excelentemente atendida por personal
de la casa de Sibia, le aseguraban que no había nada que temer y que ella
siguiera con su vida normal hasta que le llamaran. ¡Como si fuera así de fácil!
Gritó Jackie al teléfono al pobre y paciente abogado que había estado
atendiéndola.
Sintiendo
que se iba a volver loca decidió ir Florencia con Allyson puesto que ya faltaba
poco para el aniversario y la respectiva fiesta. A pesar de tan grande y
tremenda situación se decidió a no contarle nada todavía pues no quería
preocuparla y arruinar su estado de ánimo para su aniversario. Sabía que Ally
se preocuparía terriblemente y pondría a su disposición de todo para recuperar
a la nena. Pero por el momento no se podía hacer nada y dejando como una docena
de números telefónicos donde podrían localizarla para darle cualquier mensaje
se marchó a Florencia a bordo de un flamante avión particular propiedad de los
Vecchio.
Aun
no le habían dicho el nombre de la pequeña, hasta que estuvieran en el bufete
le sería dada esa información le
dijeron. Cosa que vio ridícula pero no le quedó más remedio que aceptarlo. A
bordo del jet el sueño la venció y se encontró profundamente dormida en cuestión
de minutos exhausta por tantas cosas.
Su
sueño no le ayudó mucho a conservar la calma, seguía soñando con llanto de bebe
y de pronto apareció Stefano en su sueño ¿Por qué? ¿Qué tenía él que ver en
todo esto? Se despertó horas después sintiéndose descansada pero también algo
confundida ¿Le hubiera gustado que el padre de la niña fuera él?
¡Ni
loca! Ese hombre no sabía lo que era ser padre. Por muy amoroso que se portara
con la nenita de Ally y Max ¡seguro fingía! Eso le recordó que tendría que
enfrentarse con el verdadero padre de la nena y la afligió el pensamiento de no
lograr la custodia completa. Aterrizaron a los pocos minutos y después ya se
encontraba rumbo a la casa de Ally, no sabía como le haría para que ella no
sospechara nada pues la conocía demasiado bien. Pero tenía que aguantarse las
ganas de decirle todo, al menos hasta que pasara su aniversario y ella
resolviera esa situación.
Fue
recibida con un grito de emoción de Ally que la vio entrar y enseguida la
abrazó con fuerza.
-
¡Cuánto tiempo!
¡Eres una ingrata! Nunca llamas.
-
¡Lo hice! Llamé
desde la casa de tu abuela y me dijeron que estaban… ejem... ocupados – le dijo
Jackie con burla haciendo que Ally se pusiera de mil colores. – Ya deja al
pobre hombre, a ese paso morirá joven y
por tu culpa.
-
¿Qué yo lo deje
en paz? ¡Pero si él empieza! Bueno, casi siempre.
-
Eres una maniaca
sexual, debería darte vergüenza – dijo Jackie haciendo que las dos estallaran
en carcajadas.
-
¿Qué es tan
divertido? – Preguntó una profunda y sensual voz masculina que con horror vio
que le recordaba la de Stefano. Era Máximo él que se acercaba.
-
Hola cuñado – lo
saludó Jackie sonriente apartando a Stefano de su mente – Estábamos hablando de
ti, por cierto – Dijo divertida.
-
¡No quiero saber
de que hablaban! Me dan escalofríos de pensarlo ¿Cómo estás prima?- La saludó
con un beso en la mejilla.
-
De prima nada
Máximo, que ahí si que me provocas escalofríos.
-
De emoción
seguramente – dijo Máximo divertido.
-
¡Eres imposible!
– le dijo Jackie aparentando enojo.
-
Eso dice mi
esposa – sonrió él abrazando a Allyson y plantándole un beso apasionado.
-
¡Oh por Dios no!
¿No se pueden estar quietos un minuto? Mejor voy a ver a mi sobrina. – Exclamó Jackie
subiendo las escaleras rumbo al cuarto de la pequeña Jackie.
Una
primorosa habitación en tonos amarillos, crema y rosa llena de muñecos de
peluche y que olía al dulce aroma de bebé la recibió. Se asomó a la cuna
mientras la niñera se retiraba de la habitación después de saludarla. Una
preciosidad en miniatura gorjeaba alegremente intentando alcanzar un elefantito
de goma. Tenía casi tres meses pero parecía de cinco. La bebé la miró y con
alegría tendió los bracitos hacia ella haciendo que a Jackie se le saltaran las
lágrimas. Ella no era así, adoraba a su sobrina y le encantaba que la nena la
recibiera con alegría pero eso no la había hecho llorar antes. Se imaginó a su
propia hija que tenía prácticamente la misma edad que su sobrinita. Abrazó a la
pequeña Jackie y la estrechó contra ella aspirando el suave aroma de la nena y
conteniendo las lágrimas.
-
¿Estás bien? –
preguntó desde la puerta Allyson.
-
Por supuesto –
se apresuró a contestar - ¿Por qué preguntas?
-
Pensé que
llorabas. – dijo Ally preocupada.
-
Estoy sensible,
sí. Pero no estoy llorando.
-
¿No? si tú lo
dices… – la mirada suspicaz de Allyson la hizo sonreír.
-
No busques donde
no hay.
-
No te entiendo.
-
No estoy triste
y si lo estuviera no es por tu fastidioso primo. Mejor cuéntame de los
preparativos.
-
¡Ah! He
contratado un servicio genial de catering – aceptando el cambio de la
conversación - Te va a encantar el pastel que pedí. Todo estará listo para
mañana. La decoración será a base de flores exóticas como las que hay en Bali y
habrá frutas igualmente exóticas ¿Qué te parece?
-
Excelente. No
dudo ni por un segundo de tus capacidades para crear un paraíso.
-
¡Gracias!
-
Dime ¿Cómo ha
estado Fabricio? Tiene más de un mes que no se de él.
-
Viene seguido. Jackie
trae como loco a su bisabuelo.
-
Me encantará
verlo. De hecho me muero de ganas.
Horas
después de haber charlado con Allyson durante un largo tiempo y dejando temas pendientes todavía pues
parecía que nunca les alcanzaba el día se había ido a descansar a su habitación
y acostada sobre la cama pensaba de nuevo en su bebé pero inevitablemente se
colaban en sus pensamientos la imagen de Stefano ¿Sería cierto que ya estaba
marcada como suya? ¿Qué clase de tontería era esa? Se dijo azotando una
almohada contra la pared. Reacia a que sus pensamientos siguieran esa
trayectoria. Fue al armario en el cual sus cosas ya estaban en perfecto orden.
Vio el magnifico vestido azul que solo había usado una vez y que en un arranque
de coraje había decidido ponérselo de nuevo. Allyson le había asegurado que era
muy improbable que se presentara Stefano. No había ido a verlos desde hacía
semanas y le había dicho a Máximo por teléfono que no iría a su aniversario.
¡Claro!
Quería evitar la incomodidad de verla de nuevo. Sobre todo si era la casa de
Allyson y Max, si el encuentro hubiese sido en otro lugar él no hubiera dudado
en asistir y comportarse exactamente como lo había hecho en Grecia
despreciándola y burlándose de ella. Aunque claro, esta vez ella lo hubiera
ignorado por completo.
La
mañana anunció que el día de la fiesta había llegado y ella al salir de su
habitación lo primero que hizo fue ir al cuarto de la pequeña como siempre lo
hacía cuando estaba allí. Encontró a Allyson dándole de comer y eso la hizo
pensar que ella no podría hacer eso, pues su cuerpo no había llevado al bebé y
por lo tanto no se había preparado para su llegada.
-
Buen día. –
Saludó Ally sonriente.
-
Buen día Ally.
Si que tiene apetito- dijo al ver a la bebe comer.
-
Es muy comilona.
-
Se parece a su
madre.
-
Yo diría que mas
bien a su tía.
-
Sí claro. ¿Que
planes tienes para la mañana?
-
Todo está listo
¿Qué tienes en mente?
-
Recordé que
aparte de Fabricio no se nada de Gabriela.
-
Yo menos.
-
¿Cómo? Si ella
vive aquí en Italia.
-
En Milán para
ser exactos. Pero no se nada. Su madre dice que se fue de vacaciones. Llamé
hace días para invitarlos esta noche, por que a Gaby ya le había mandado un
mail avisándole. Recibí un regalo de parte de Gabriela, un precioso tapete
bordado a mano ¿Pero sabes desde donde lo mandaba? Desde un País llamado
Durban.
-
Me suena… Pero
no recuerdo de dónde.
-
Un País del
oriente medio. Uno de los más ricos del mundo. Máximo ha hecho negocios allí.
-
¡Oh si! Hay un
rey, princesas y príncipes algo así como los cuentos de las mil y una noches pero
todo moderno ¿no? pues que afortunada por tomar sus vacaciones allí.
-
No pensarás
visitarla ¿verdad?
-
En otra época
eso hubiera hecho.
-
¿Otra época? –
Preguntó ceñuda Allyson.
-
Quiero decir que
tengo mucho trabajo y no podré a menos que haga un reportaje del País. Pero me
quieren mandar a Alaska. – Omitió que había rechazado ese trabajo.
-
Ajá. Estás rara
¿sabías?
-
Por supuesto que
no. ¿Irás al salón de belleza? Te acompaño. – dijo rápido con una sonrisa.
-
Ya te sacaré
todo lo que traes oculto Jackie. O es
que ¿estás nerviosa por que puede venir Stefano? – Entre muchas otras cosas
¡sí! pensó Jackie, así que tuvo que ser sincera a medias.
-
Bueno, sí. Algo
debo admitir.
-
No te preocupes.
Lo dejarás mudo cuando te vea. Te pondrán más guapa aún de lo que eres en el
salón de belleza.
-
¿No que no
venía?
-
Por si viene…
-
Ajá.
Ciertamente
le habían dejado muy bien observó Jackie al ver su reflejo en el espejo de cuerpo
entero. El vestido le sentaba igual de bien y habían enfatizado su mirada y
recogido su pelo dejando mechones sueltos de su cabello dándole un aire
sofisticado y natural al mismo tiempo. Los nervios no habían hecho su aparición
hasta que se asomó por las escaleras y vio los invitados elegantemente
vestidos. Recordó la última fiesta elegante a la que había asistido e
inevitablemente pensó en Stefano y en que podría aparecer de nuevo arruinándolo
todo. Su cuerpo reaccionó diferente recordando el placer que había
recibido. Decidió bajar las escaleras
para no seguir dando carta libre a tan incómodos recuerdos.
Se
movió entre las personas, reconociendo rostros familiares y saludando
amigablemente. Con alegría saludó y conversó con los padres de Ally que no estaban
hospedados allí pues tenían casa en Florencia, que habían comprado en cuanto
nació la pequeña Jackie. Mabel estaba por allí igualmente y se alojaba con los
padres de Ally. Minutos después ya relajada vio a Fabricio y se dirigió para
allá con una resplandeciente sonrisa.
- ¡Estás bellísima
encanto! – le dio un sonoro beso en la mejilla y la abrazó con cariño.
-
Te he extrañado
viejito verde – dijo bromeando.
-
¿Verde? Para
nada. Bien que le doy batalla a Mabel todavía.
-
¿Por qué no se
casan? Y así se dejan de tantos pleitos.
-
¿Casarme con esa
vieja bruja?
-
Cuidado que anda
por aquí.
-
Ya tuvimos la
primera discusión de la noche. No
tardará en volver por más. mientras tanto siéntate aquí conmigo.
Horas
después Jackie se sentía tranquila, relajada y casi feliz. No había ni rastro
de Stefano, disfrutaba de la compañía de gente que quería y de las múltiples
atenciones de varios caballeros que en esta ocasión no evitó del todo en su
afán de sacarse de la cabeza a Stefano. Se sintió más optimista en cuanto a la
situación que vivía y se dijo con firmeza que pronto tendría a su nena en
brazos junto a ella.
Allyson
y Max habían desaparecido y sonrió imaginando que esos dos seguramente ya
retozaban en la cama. Tomó una copa de espumoso champán y sonrió a Fabricio que
estaba de lo más animado con Mabel, comprobó que no estaban peleando. Uy eso
pintaba a romance. Tenía que decírselo a Ally. El barullo del salón se detuvo
de pronto y el silencio envolvió toda la sala, mientras tomaba un sorbo de su
copa buscó con la mirada el motivo de tan rápido y tremendo silencio. El
corazón se le detuvo de pronto para ponerse a palpitar como loco casi
inmediatamente. Allí estaba entrando en la sala sin importarle nada ser el
motivo de atención de todos el elegante y guapo a morir de Stefano Troyanos, le
pareció escuchar grititos de emoción de algunas de las presentes y suspiros. Vestido
elegantemente con un traje gris marengo y corbata plateada, con arrogancia
recorrió toda la sala con la mirada y ella se puso detrás de un hombre
corpulento logrando a su parecer ocultarse.
Stefano
saludó con la cabeza a varios conocidos y recorrió con la vista el salón en
busca de la mujer que lo atormentaba de noche en sueños por que no podía
tenerla y que había estado más presente que nunca durante todos esos días y
casi lo hace perder fructíferos negocios por no poder concentrarse. Al no
encontrarla a su lado esa mañana por poco asesina a los miembros de su equipo
de seguridad que se habían descuidado pensando que ella no saldría en la
madrugada. Esta vez si le había puesto a todo un equipo para que fuera
localizada y no obtuvo resultados. Había
dejado entrever que no iría esa noche para que ella se sintiera segura y apareciera. Así que tenía que estar por
allí y ya vería cuando la encontrara. La casa estaba rodeada no podría salir
sin que alguien la viera y se lo notificara a él inmediatamente. Sabía que ella
estaba allí así que era cuestión de minutos para que apareciera. Adrede se
había presentado tarde para que ella se sintiera confiada y no se fuera. Un
vestido azul asomaba detrás de un hombre gordo y él lo reconoció. Con una
sonrisa de felino acechando, hizo como que no la había visto y se acercó a
Fabricio que conversaba animadamente y casi en plan de discusión con una mujer
de unos 60 años que a pesar de la edad se conservaba bella.
-
¡Stefano! Que
gusto verte.
-
Lo mismo digo
Fabricio. Te conservas tan bien como siempre, pero no es pretexto para que
molestes a una mujer mucho menor que tú por muy bella que sea. – Dijo sonriendo
encantador a la mujer en cuestión que rió encantada.
-
¡Vaya! Tienes el
encanto de mi nieto político ¿No son familia? – Dijo aun riendo Mabel. – Eres
primo de Máximo ¿no es así?
-
En efecto.
Stefano Troyanos un placer. – Se presentó él.
-
Mabel Del Real,
abuela de Allyson.
-
Ya veo de donde
sacó mi prima su belleza.
-
Creo que
Fabricio les ha enseñado a los dos a ser tremendamente encantadores, lastima
que no lo aplicara consigo mismo – Dijo Mabel divertida.
-
Han aprendido
del maestro. – Dijo Fabricio con orgullo- Pero igual lo traen en la sangre y
soy encantador cuando quiero y con quien quiero…- terminó burlón, ganándose una
mirada asesina de Mabel.
Aplausos
y risas les llamaron la atención y dirigieron la vista a donde todos miraban,
Máximo tenía a Ally en los brazos listo para desaparecer junto con ella
seguramente. Máximo volvió e hizo una reverencia provocando más aplausos y risas
cuando al fin desaparecieron. Fabricio rió sonoramente.
-
Eso me recuerda.
– Dijo para sí Stefano. – Tengo que encontrar a una escurridiza dama. Si me
disculpan.
-
Esa escurridiza
dama acaba de huir al jardín aprovechando que estabas distraído – le dijo
Fabricio – No le digas que te dije por que me matara si se entera.
-
Por supuesto que
no lo haré. – con un gesto y una sonrisa cómplice se despidió de ambos.
No puedes dejarme asi. Quedo genial. Me muero por saber como continua. Y la bebe. Gracias
ResponderEliminarEl sabado habrà otro ;)
EliminarTengo que decir nuevamente que son unas excelentes escritoras, ya siento el ancia de saber mas ... Soy su fan numero 1
ResponderEliminarGracias, que linda ;) nos impulsan a seguir escribiendo!
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