viernes, 26 de abril de 2013

Cazadora En Sus Redes 2

-¡Jack! –Lo saludó feliz Helen, saltando a sus brazos.
-¡Ten cuidado! –La cogió con delicadeza entre sus brazos.
-¿Qué ocurre? –Preguntó, separándose con un poco de rapidez por su grito.
-En tu estado, no deberías de dar brincos… -Le riñó con cariño.

-¿En mi estado? –Se rió de él-. Solo estoy embarazada.

-Y no estas ni en tu casa, ni tu marido sabe nada…
-¿Has venido a verme o ha echarme un sermón? –Le inquirió cruzándose de brazos.
-A verte… -Resopló-. Siempre y cuando me dejes, entrar en casa de mi hermano…
-Mmmm… -Sonrió-. Si vienes en plan de viejo gruñón…
-¿Viejo gruñón? Eso lo es tu marido, que tiene dos años más que yo…
-Pero creo que los lleva mucho mejor que tú… -Se burló, mientras lo guiaba a la cocina-. ¿Te sirvo un café?
-Que sea con hielo. ¿Y Hanna?
-En la piscina de una amiga…
-Entonces, veo que esto ha sido como un juego para ti…
-Bueno… -Se giró a mirarlo, antes de coger el hielo.- Juego, juego… Yo solo quería, que él viera que no se tenía que meter en medio.
-Pero al final, todo terminó bien… -Expuso Jack-. Ya me han informado de la boda…
-Sí –Sonrió feliz.
-Déjame señalarte, que tú también participaste en el lío que se formó en Sicilia…
-Pero aquello… -Fue a protestar, pero no pudo.
-Participaste Helen –Señaló él-. Fuiste una compinche de ellas, hasta el último minuto… Y ahora culpas a Thom, por participar de un modo parecido a Marcus… Me parece mi niña, que has sido un poco injusta… ¿Y ya me dirás, a que viene juntar en una misma habitación a mi hermano y Susan?
 Allí Helen puso una sonrisa un poco traviesa, al saber lo que implicaba aquel cambio.
 -Darle un poco de tiempo, a mí marido  y ella… Se han peleado un poco serios esta vez. Pero ya sabes, que esos dos se necesitan mutuamente en el trabajo… Cuando se les bajen los humos, ya volveremos a juntarlos. Y como a tu hermano le hacia falta una…
-No sabes lo que has hecho al juntar a esos dos –Se rió el hombre.
-Nada malo… Créeme…
-Ves –Señaló quisquilloso-. Algo  te traes entre manos… ¿Y a que  por ello no te echo de casa de mí hermano?
-Pobre de ti… -Dijo, por encima del hombre con tono amenazante haciendo que éste se riera-. Y deja, de decirme que me pasé… Lo echo, echo está… -Fue interrumpida por el timbre-. ¿Quién puede ser?
-¿Susan que viene a matarte por el lío?
-Muy gracioso…
-Ya voy yo abrir…
 Se encontraba de espaldas a la puerta de la cocina, limpiando su vaso de café cuando notó que alguien se acercaba a la puerta de la cocina.
 -¿Quién es Jack? –Preguntó aún de espaldas. Pero notando que aquel silencio por parte de su amigo, no era normal. Con un poco de fastidio, por ello decidió darse la vuelta y sorprender al invitado silencioso-. ¡Thom!
-Hola Helen… -Saludó burlón y dándole un rápido pero intenso escrutinio por su cuerpo.
-Sigo intacta Thom… -Soltó en tono sarcástico y cruzándose de brazos por encima de la barriga.
-¿Así es como recibes a tu marido? –Siguió de broma, mientras se quitaba la americana y la corbata para dejarlas en un taburete.
-Yo que tú, no me pondría tan cómodo… ¿Por cierto, dónde esta el traidor de Jack?
-Se ha marchado… -Le informó, mientras se acercaba a ella y desabrochándose los primeros botones de la camisa-. Ya me ha informado, que nuestra pequeña se encuentra de chapuceo en el agua.
-Vaya… -Dio dos pasos hacia el lado contrario de él-. ¿Y también te han informado del color de mi ropa interior?
-No… -Sonrió-. Pero eso espero averiguarlo yo mismo.
-¡Ha! –Levantó la nariz con pertinencia-. Por encima mío…
-No lo creo cariño… -Sonrió sensual, mientras iba acortando el espacio que había entre los dos-. Creo que tú iras encima mío…
-¿Qué? –No comprendía aquella actitud de su marido-. ¿Ahora, que te has vuelto un viejo obseso sexual?
-No –Rió-. Simplemente, que me gusta cuidar de mis seres queridos –Dijo con cariño-. Y en tu estado, no creo que sea muy adecuado el aplastarte…
-¿En mí estado? –Soltó furiosa-. Veo que Jack te ha informado muy bien… -Se detuvo, enfadada de que se le hubieran adelantado. No dándose cuenta de que Thom le daba alcance, sujetándola con suavidad por la cintura-. ¡Suéltame!
-No, nunca… -La miró con cariño y desconcertando por un momento a la chica-. Ya  mí nadie me ha dicho nada…
-Sí, claro… -Volvió a mirarlo con cierto enfado.
-Cariño, yo ya lo había adivinado. No dije nada, por que se que querías decírmelo tú…. ¿Crees que no conozco los pequeños cambios en tu cuerpo?
-Aún es muy pronto para que…
-Helen, duermo abrazado a ti cada día… Son mis manos, las que rodean esta preciosa cintura… Son mis labios, los que acarician estos senos tan plenos y beben…
-¡Ya vale! –Lo frenó un poco acalorada.
-Me encanta que tras seis años de matrimonio, aún te sonrojes de esa manera mi pequeña…
-Ahora no me vengas haciéndome la pelota –Dijo sin utilizar ningún tono de enfado.
-No te hago la pelota… Me tenías preocupado, cielo. El otro día no te encontrabas bien, y pensé que el embarazo tenía la culpa…
-Se cuidarme Thom…
-Pero sabes que me gusta hacerlo a mí.
-Me tenías hasta las narices, con lo de Marcus…
-Pero al final, todo ha salido bien –La besó con ternura-. Volvemos a tener otra boda.
-¿Tú te alegras de otra boda? –Preguntó curiosa.
-Por que no iba hacerlo –Alzó los hombros-. Soy un hombre felizmente casado.
-Pero si no parabas de renegar…
-Porque lo están haciendo todo mal, se comportan como niños… Y eso es lo que me saca de quicio.
-Ni que tu lo hubieses hecho bien… -Le recriminó riéndose de él-. Menudos siete años, me hiciste pasar…
-Y cada día te pido disculpas por ello, Helen… -La volvió a besar-. Nuestra situación era un pelín más complicada.
-Sí –Le sacó la lengua-. Que eras un cabezota…
-¿Así? –La apretó más a él, mientras sonreía con cierta travesura en la mirada-. Eso es lo que opinas…
-Ni se te ocurra Thom… -Lo advirtió, sin poder evitar que se le escapara la risa-. Te recuerdo que estoy embarazada…
-Para cuando te interesa.
-¿Y Susan? –Preguntó dándole el cambio radical a la conversación, y viendo como el semblante de su marido se tornaba serio.
-No se en donde esta… -suspiró con pesar-. Mira que siempre nos enfadamos, pero ésta vez ella estaba más sensible.
-Yo sí sé en donde se encuentra –Informó ella con travesura en sus palabras-. Es la secretaria de Zack…
-¡Será cabrón! Me ha robado a mí secretaria… -Se quedó un momento pensativo-. Un momento, pero si Susan no lo aguanta.
-¿Quieres saber un secreto?
-Por que creo que no me va a gustar…
-Creo que Susan y Zack, se sienten atraídos… Pero son tan…
-¿Otro noviazgo loco? A mí me vuelven viejo antes de tiempo. Pues si le interesa verdaderamente Susan, que busque otro modo de impresionarla… Ella es mi secretaria, es mi mano derecha…
-Pero Zack, esta sin secretaria… -Protestó ella.
-Me da igual, yo también por el momento… Que se las apañe con otra.
-No seas así, cariño. Déjasela, un par de días más… -Le suplicó con cariño.
-¿Un par de días más? –La miró fijamente a los ojos-. ¿Qué te traes entre manos?
-Nada –Respondió demasiado veloz.
-Helen…
-¡Vale! Solo quiero que pasen un poco más de tiempo juntos, que se conozcan mejor…
-Y luego me metes bronca por lo de Marcus –Soltó exasperado.
-No te me enfades… -Le dio un tierno beso-. Sabes que son mis hormonas con el embarazo, que me provocan estos cambios de humor…
-Pelotera y con mucho morro… -No pudo evitar sonreír él.
-Hacen muy buena pareja, y te digo yo que conociendo a Zack estos dos van más rápidos que todas…
-A mí me parece, que en mi edificio se ha quedado atrapado Cupido…
-Tonto… -Se rió su mujer.- ¿Sabes una cosa?
-Dime cielo…
-Creo que Zack, va  a tardar en venir aquí…
-Ya veo… -Observó picarón ante la sugerencia de su mujer.


 A las siete de la tarde, Susan apagaba el ordenador y cerraba los archivadores con la llave. Estaba un pelín cansada, al final había tenido un pelín de faena la cual le había ayudado de no morirse de aburrimiento. Estaba claro, que echaba de menos el caos de la revista…
 Se colgó el bolso en el hombro, y miró con un poco de pesar hacia el despacho de Zack. Llevaba encerrado allí, desde que se fuera Jack… ¿Lo avisaba de que se marchaba? Mejor hacerlo, así sabría que no había nadie para atender las llamadas que entraran y que irían todas directas a él.
 Dio dos toques a la puerta, y obtuvo el permiso de él para acceder.
 -Hola, te aviso que son las siete y cinco minutos…
-¿Ya? –Preguntó frunciendo las cejas y mirando por un momento su reloj de pulsera-. Si que ha pasado rápido la tarde… -Comentó mientras se desperezaba.
-¿Estas muy liado con algo? –Preguntó de forma inocente ella.
-Acaso, me estas proponiendo algo… -Soltó bromista, pero no sin aprovechar la oportunidad de utilizar su tono sensual.
-¡Me voy! –Soltó alzando los ojos al techo, y dándolo por imposible-. No tenía que haber abierto la boca –Se reprendió en voz alta ella misma…
-Susan, espera… -La llamó muy sonriente-. Sabes que era una broma, no te enfades mujer…
-¿Enfadarme yo? –Se dio la vuelta hacia él-. ¿Por tu comportamiento de idiota?… No lo creo...
-Solo estaba bromeando, después de llevar todo el día comiéndome la cabeza con una idea.
-¿Una idea? –No pudo evitarlo, siempre había sido muy curiosa.
-¿Sientes curiosidad? –Preguntó divertido-. Pues solo te contaré, si me acompañas a cenar…
-Olvídalo –Respondió veloz-. Antes prefiero acostarme sin saberlo.
-¡Al fin! –Exclamó extasiado y asustando un poco a la joven por aquel cambio tan brusco-. Admites que quieres acostarte conmigo…
-¡No! –Protestó cruzándose de brazos-. No tergiverses mis palabras Zack…
-¿Qué hora es? –Preguntó él volviendo a cambiar de tema bruscamente, mientras salía de detrás del escritorio.
-Tienes reloj, míralo por ti mismo –Dijo un tanto desconfiada al ver que se levantaba-. Además, no creo que llevemos una hora hablando…
-Las siete y cuarto, la hora en que mi secretaria se solía marchar…
-¿Me estas acusando de algo? –se enfurruñó un poco.
-¿Qué? ¡AH! No, no… -Sonrió-. No te acusaba de nada, al revés estoy maravillado con tu trabajo.
-¿Entonces, ese interés en la hora?
-En poco más de un minuto lo averiguaras… -Soltó misterioso.
-Todo lo tengo que averiguar… -Se quejó-. Eso me da mucha rabia.
-Eres una chica muy impaciente.

Entonces, Susan escuchó como el timbre del ascensor anunciaba su llegada aquella planta. Alguien se acercaba… ¿Pero quien sería aquella hora? Con todos sus sentidos puestos en la entrada de aquella incógnita, no notó como Zack caminaba hasta ponerse junto a ella. Hasta que no notó el suave roce de su mano al cogerla por el brazo con delicadeza y susurrarle algo al oído…

-¿El qué? –Se giró a él.
-Solo te pido este favor… -Volvió a repetir él, acercando su rostro al de ella.
-¿Favor? –Frunció el ceño-. ¿Un momento, qué es lo que pretendes?
-Schhhh… -Le indicó antes de atrapar sus labios con ternura.
 Su primer impulso, fue de dar un paso atrás. Pero aquella suavidad, aquel calor… Hicieron que se quedara clavada en el lugar y cerrara los ojos. Dejándose llevar por aquellas caricias. El primer beso que se dieron, fue un beso duro, devorador… Pero aquel era muy diferente, aquel era de los peligrosos… Esos besos, que te hacen olvidar lo que hay a tu alrededor. Esos besos que te atrapan en sus redes…
 Tal vez, por no presentar ninguna resistencia que Zack, puso una mano en su cintura y otra en su rostro, para acercarla más al calor de su cuerpo, mientras que ahondaba en sus labios, sin abandonar en ningún momento aquella ternura. Consiguiendo que ella posara sus manos con cierta timidez en la cintura de él.
 -Zack, querido… -Se escuchó la voz de una mujer, que se acercaba allí-. Es hora de terminar la jornada, que te parece si… ¡OH! –Exclamó sorprendida-. Perdón.
-Madre… -La llamó Zack, separando sus labios de una horrorizada Susan, pero sin soltarla de la cintura por mucho que ésta intentara separarse de forma disimulada.

¡Su madre! Aquella mujer era… ¡Dios! Suspiró profundamente… ¿A que demonios había jugado él?

-Siento haberos interrumpido… -Soltó, sin poder disimular una sonrisa en sus labios.
-No pasa nada… -Sonrió, mientras miraba por un momento a Susan-. Solo me estaba despidiendo de ella.
-Yo venía  a buscarte, para que no estuvieras hasta tan tarde y vinieras a cenar con tu hermano…
-Siempre que acompaña a mi hermano de viaje aquí a Londres, me trata como si tuviera ocho años…  -Sonrió Zack, mientras se lo comentaba a Susan-. Se piensa, que me voy a casa muy tarde y que no ceno bien… Yo, que me encanta la cocina… ¿Verdad cielo?
-Ni soy tu cielo, ni me vuelvas a besar más… -Respondió explotando al fin, y dándole igual que se encontrara allí su madre-. Le pido disculpas señora… -Consiguió separarse de los brazos de él-. Pero encuentro muy bien que vigile a su hijo, puede que necesite un par de tirones de oreja…
-¡Susan! –Se rió Zack.
-¡Vaya! –Habló la mujer mayor-. Veo que mi hijo Jack, no se ha equivocado al describirte…
-No se lo que le habrá dicho…
-Todo bueno, tranquila… -La miró divertida.
-¿Y por qué te ha hablado mi hermano de ella? –Preguntó con la mosca en la nariz.
-Me ha explicado, que es tu nueva secretaria y que no os lleváis muy bien…
-Eso no es verdad del todo… -Expuso Zack-. Como habrás podido comprobar…
-Tienes un hijo, con una jeta que no se la aguanta… -Lo interrumpió Susan-. Yo, estoy aquí por obligación de mi amiga. Pero en verdad…
-Aceptaste, para seducirme –Le pinchó él-. Verás mamá, Susan no acepta el echo  de que no me sienta atraído hacia ella, cuando ella…
 -¡Opina que eres un completo memo! –Le respondió Susan, con las manos en las caderas y mirada furibunda-. Bueno, yo me marcho… -Soltó Susan-. Espero que no le moleste, pero como comprenderá no tengo ganas de escuchar más tonterías provenientes del memo de su hijo…
-Tranquila mujer –Sonrió divertida-. Aunque Jack tiene razón… Es divertido veros pelear…
-Por suerte la mía, espero que esto acabe pronto… Es un gran sufrimiento para mí…
-Pero cariño –Habló él-. Esto acabaría si tu aceptases la idea de…
 No acabó. Susan le tapó la boca con su mano, para no escuchar ninguna tontería más proveniente de ella. Pero fue un grabe error, sí señor… Zack, con gran picardía le revolucionó en un segundo todas las terminaciones nerviosas, al cogerla por sorpresa con la caricia de su lengua en la palma de la mano.
 Se apartó de él, dando un gran salto hacia atrás y mirándolo sorprendida. Bueno, más bien diría que muy sorprendida… ¡Se había excitado! Pero no un pequeño deseo, no señor. Le había temblado todo el cuerpo, mientras que sus pezones se habían exaltado y su sexo reclamaba ser atendido en aquel momento… ¡Pero ya!
 Con su respiración alterada, por aquella revolución miró a la madre de él, quien sonreía como una tonta aún por aquella situación. Mientras que él, la miraba con el ceño fruncido… Por lo visto, lo que había sido un juego, una provocación para él… También había acabado afectándole de alguna manera… ¡Pero de seguro que no como a ella!

-¡Me voy! –soltó con la voz temblorosa y sin volver a mirarlo a él.
-Espero que nos volvamos a ver –Dijo la mujer-. Ha sido todo un placer…
-Por supuesto –Le sonrió-. Siempre y cuando, deje a su hijo atado en casa…
-Ya se mirará ese punto… -Bromeó-. ¡Hasta pronto!
-Adiós –Y sin decirle ni mirarle, Susan salió de allí veloz.

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