sábado, 11 de enero de 2014

Conociéndote 14



Mientras el auto de la familia la llevaba de regreso a su casa, Lena recordó las palabras de la madre de Benedict sobre que él no llevaba mucha gente allí
Era extraño, siempre lo había visto como un chico muy popular y rodeado de gente, pero ahora que lo pensaba bien, no parecía ser muy cercano a ninguno. Es decir, todos le hablaban, lo saludaban, contaban con él, pero también estaba el Benedict que se escabullía en la sala de música para tocar el piano o que estaba lo suficientemente libre para andar tras ella husmeando en su vida.
Al día siguiente , en la escuela, se dedicó a observarlo  más detenidamente y notó que la perfección de él, su actividad como delegado y aquella amabilidad que tenía para tratar a todos, también era un escudo que ponía cierta distancia.

En un momento, Ben la pilló cuando lo espiaba desde la ventana del primer piso. Él estaba en el patio supervisando unas actividades de jardinería y al verla la saludó con la mano. Helena le devolvió el saludo tímidamente, avergonzada de verse atrapada en aquel momento.
Fue devuelta a la realidad por alguien que pasó y la golpeó accidentalmente en el hombro, al girarse vio que era aquella chica rubia que pertenecía al grupo de amigos de Ben, la miró con tanta hostilidad que Lena sospecho que el golpe no había sido accidental. Aún así lo dejó pasar.
“Aléjate de los problemas y gradúate” se dijo a sí misma y fue a buscar algún lugar donde refugiarse y estar tranquila.
Después de todo lo que había vivido se suponía que tuviera cierto tipo de intuición para los problemas, se suponía que debía verlos venir, pero no fue así.
Y dos días después todo se desató como una tormenta repentina sin que ella supiera de donde había venido y por qué se abatía sobre ella.

Lena sentía que estaba en una mala película, acaban de terminar la clase de Geografía y estaban a punto de salir al recreo, cuando la rubia empezó a acusarla de robarle su teléfono celular.
-Estás loca- le dijo Lena mientras intentaba calmarse, sabía que si aquello se hacía más grande ella sería la principal perjudicada.
-Ella tiene mi celular, la vi tomarlo…..- acusó la chica y en el pequeño grupo de compañeros que  estaban presentes se levantó un murmullo acusatorio.
-Yo no soy una ladrona, búscalo, lo has de haber perdido – respondió ella respirando con fuerza. Podía ver como Lorena, tal era el nombre de su acusadora, se veía rodeada y apoyada por sus amigos. Al menos tenía que agradecer que Benedict no estuviera presente para presenciar aquello
-Si eres inocente, déjame ver tu mochila.- pidió la chica sonando compungida, pero ella no se tragaba si actuación. No tenía por qué soportar aquello.
-No lo haré.- dijo Lena y se puso la mochila al hombro.
-¡Ven! No quiere mostrar su mochila, ella lo tiene.- acusó al chica nuevamente.
-Llamemos al profesor – dijo alguien y Lena empezó a marcharse, que la detuvieran si podían.
-No es necesario – dijo alguien desde la puerta y la voz de ben detuvo los murmullos. Lena casi se estrello contra él mientras iba de salida.
-Me voy…-susurró ella.
-No. Y no me pegues – dijo él quien en un rápido movimiento le quitó la mochila, la lanzó hacia los demás y atrapó a Helena entre sus brazos girándola hacia los demás.
-Suéltame—siseó ella enfurecida por aquello, pero debió imagina que no podía confiar en él.
-Revisen la mochila- dijo él y ella se retorció tratando de escapar, pero Benedict era fuerte y para librarse de él tendría que lanzarlo al suelo haciendo que el circo se hiciera más grande.
-Gracias, Benedict – susurró la rubia sonriendo.
-Pero si no está allí, deberás disculparte – dijo él y su voz sonó dura.
Una de las amigas de Lorena se apresuró a volcar el contenido del bolso de Lena en la mesa. Sólo tenía un libro, el cuadernillo, sus útiles escolares y su propio teléfono. Nada más.
-No está…- dijo la rubia confundida y Ben aflojó el agarre  sobre Helena para dejarla ir a recoger sus cosas.
-Ahora muéstranos tu mochila, Lorena – dijo en para sorpresa de todos.
-¿Qué? – preguntó extrañada
-Lo justo es justo, acabas de acusar a alguien, así que mejor dejar todo claro – dijo él.
-No creo que sea necesario…-dijo ella Y ben sonrió, pero era una sonrisa carente de humor.
-¿Lo haces tú o lo hago yo Lorena? – dijo y la chica abrió su mochila de malagana.
-De acuerdo….pero yo soy la víctima aquí…-insistió y volcó el contenido de su mochila para que los demás lo vieran. Y allí entre sus útiles, libros y maquillajes estaba el teléfono que decía haber perdido.
-¿Ése es tu teléfono? ¿Verdad? – preguntó Ben.
-Sí…-medio susurró ella ruborizada por los comentarios de los demás que de pronto se habían vuelto en su contra.
-Entonces , creo que debes una disculpa, ¿no? – preguntó y se cruzó de brazos para reforzar su punto.
-Yo..yo…
-No hace falta – sentenció Helena y salió del aula. Los demás comenzaron a dispersarse, el espectáculo había acabado.
 - Helena, espera – la llamó Ben y fue tras ella pero Lorena lo detuvo agarrándolo de la manga.
-¿Por qué es ella, Ben? – le preguntó y lastimosamente el chico descubrió que involuntariamente él había sido la causa de aquel ataque. Se sacudió el agarre de la chica y contestó con sinceridad.
-Porque ella jamás haría algo como lo que acabas de hacer tú – dijo y se marchó a buscar a Lena.

Helena corría sin saber muy bien a donde iba, las lágrimas le nublaban la visión, estaba cansada de todo aquello, era demasiado injusto, aquel momento le había traído amargos recuerdos del pasado. Casi sin darse cuenta salió afuera y corrió hacia el jardín, iba a cruzar el muro y escaparse de aquel lugar, ya era más de lo que podía soportar.
-Helena, detente – llegó una voz detrás de ella y Ben la tomó de un brazo, con fuerza y agilidad ella se deshizo de su agarre en un segundo.
-¡Vaya eso fue rápido!
-¿Por qué viniste detrás de mí Benedict?
-Por empezar, porque no tengo idea por qué estás escapando. Si alguien debe sentirse avergonzada e irse es ella, no tú. Fue ella quien metió el celular en tu mochila para inculparte…
-¿Qué? ¿Ella metió el teléfono en mi mochila? ¿Entonces cómo….? – preguntó confundida y luego recordó cuando él hizo que ambas mostraran sus pertenencias-¡Tú! Tú lo sabías…-dijo con tono acusatorio.
-Sí, la vi en el recreo anterior. Así que lo quité de tu mochila y lo devolvía la suya- dijo él.
-¿Dejaste que se montara todo ese show? ¿Se supone que tengo que agradecerlo?
-El show era para ella, pensé que era una buena manera de que aprendiera la lección y dejara de meterse contigo.
-¿Entonces te pusiste de mi lado porque la viste? Por eso sabías que era inocente…-dijo y sonaba terriblemente dolida. Benedict suspiró, nada estaba saliendo como él esperaba.
-Hubiera creído en ti de todas maneras, sé qué clase de persona eres Helena. De hecho tu primera vez robando estaba contigo, ¿recuerdas? Y discúlpame, pero eres bastante mala para ello, así que creo que lo de la manzana fue debut y despedida de tu carrera delictiva. Tampoco eres apegada a los teléfonos celulares, de hecho casi ni usas el tuyo. Desde que tienes mi número sólo me has enviado un mensaje para que cumpliera con mi parte del trato, ni siquiera para saber cómo estaba, ni nada de eso…- soltó él.
-¿De verdad? – preguntó ella con los ojos aún llenos de lágrimas- ¿De verdad crees en mí?
-Sí, y no creo que debas salir corriendo . ¿Por qué peleas siempre conmigo y no puedes hacerlo con los demás?
-Es una larga historia…¿quieres escucharla? – preguntó ella y él asintió. Entendía lo trascendental de aquel momento, se había ganado la confianza de ella
Helena se dirigió a un rincón tras los arbustos y se sentó, Ben la imitó.
-Fue hace tres años…-empezó ella y él guardó silencio porque no quería  que nada la perturbara- cuando iba a mi otra escuela, me había olvidado algo en el aula así que fui a buscarlo y encontré a mi mejor amiga siendo manoseada por nuestro profesor, así que lo golpeé.
-Bien por ti- dijo él porque no pudo evitarlo y ella medio esbozó una sonrisa.
-Bueno, la cuestión es que dijo que yo lo ataque, que estaba loca con lo de las artes marciales y eso y que me había enfadado por una mala nota. Era su palabra contra la mía, así que…
-Pero tu amiga sabía la verdad- dijo Ben e inmediatamente adivinó lo que ella diría a continuación.
-Ella mintió, le daba mucha vergüenza que se supiera lo que había sucedido, así que dijo que yo mentía. Dos contra uno, me echaron de la escuela por agredir a un profesor.- finalizó ella sencillamente aunque él sabía lo que eso le dolía.
-¿Nadie te defendió? ¿Nadie hizo nada? – preguntó enfadado.
-Mi padre y mi hermano me creyeron pero  tampoco servía de nada, la escuela estaba más interesada en ocultar la verdad a que saliera a la luz. Preferían un caso de alumna violenta a uno de un profesor abusador…
-¡Diablos! – protestó Ben y en su cabeza se empezaron a juntar las piezas.
-¿Tres años? Fue entonces cuando dejaste las artes marciales, ¿verdad?- Y ella asintió.
-Sí, estaba enfadada, con todo y con todos. De hecho en la segunda escuela me echaron porque me metía en peleas constantemente, estaba tan enojada por la injusticia que reaccionaba ante cualquier provocación. Así que tras varios incidentes terminaron echándome también- dijo ella.
-Y luego viniste aquí...
-Mi mala fama me precedía, así que no tuve que hacer mucho, sólo quería pasar desapercibida y terminar la secundaria sin más complicaciones, así podría conseguir un trabajo o algo, eso es todo…
-¿El profesor era de matemáticas? – preguntó él y ella lo miró asombrada.
-¿Cómo sabes?
-Porque no te gusta esa materia, no haces los ejercicios aunque entiendes perfectamente…y supongo que las chicas de las que nos escondimos el otro día , eran de tu otra escuela.
-Era ella…- dijo Helena y Ben entendió que hablaba de su ex amiga. Ahora el rompecabezas estaba completo. Ya sabía por qué ella no confiaba en la gente y le costaba tanto dejarlo acercarse. Su madre que la había abandonado, su hermano que le traía complicaciones, la traición de su mejor amiga y de los adultos en los que no podía creer, era natural que fuera como era. La gente más cercana a ella era quien más la lastimaba. Y sin embargo , era una chica increíble.
-Gracias, por contarme – dijo él.
-Ahora lo sabes todo, Benedict Cole, ya está, no hay más secretos…- dijo con un suspiro como si estuviera agotada de aquel tire y afloje que tenían los dos.
-Yo aún tengo uno- dijo él y ella lo miró – Soy adoptado. Ahora sí, ya sabes mi más oscuro secreto Helena Wilde, lo justo es justo – le dijo  con una sonrisa triste.



5 comentarios:

  1. Si si si, ya se sabe todo. Ahora a relacionarse. Que linda pareja. Me gusta mucho.
    Muchas gracias. Besos

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  2. Ahí va, eso si que es una bomba¡¡ es adoptado!¡
    Me encantó capi. Muchas gracias, esto...... quiero mas

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  3. Me encanta la imagen final...¡estan idónea! Y q fuerte el pasado de ella, y que los de la escuela no hicieran nada por echar a un profesor así.
    Un buen capiii como de costumbre jijiji
    Besoos.

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  4. Me encantó el capítulo y quiero más. Ufff, los secretos de cada uno develados, ya quiero ver cómo continuará esto. Me encanta que primero venga la confianza (ya se necesitan, confían el uno en el otro... a nada de enamorarse y reconocerlo jeje).
    Abrazos!!

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  5. Me encanta, hubiera dado mucho por un Benedict hace algunos añitos en el cole ;p. Una muy libda historia, gracias

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