viernes, 24 de enero de 2014

Quiero olvidarme de ti 6



Capítulo 20
-  … pero aún no me has dicho… ¿sucedió algo con Sebastien?
-  Mel… ¿cómo va todo por Italia?  -inquirió Dome sin ánimo y evadiendo una vez más las preguntas de su amiga.
-  ¿Dome?  -Mel interrogó por el teléfono-  ¿Estás bien?
-  Perfectamente, Mel  -seguía con una voz extraña-  ¿Por qué?
-  Por nada  -desistió porque Dome no decía nada-  ¿Y Alex?
-  Muy juguetón preguntando por ti.
-  ¿Está por ahí?  -Mel inquirió y oyó la risa de Dome.
-  Si, está conmigo.  Te lo paso.

Mel habló un tiempo con Alex.   Dome sonreía al ver el entusiasmo de su pequeño ¡Estaba cada día más preguntón!  Además, Mel era su madrina y siempre estaba pendiente del pequeño.  Posteriormente, Dome tomó el teléfono y preguntó por Danna, la hermana de Mel, y le envió disculpas por no poder asistir.  Se despidieron sin conversar nada en concreto, la verdad es que Dome no tenía ansia alguna de hablar sobre sus decisiones ni debatir con Melina sobre su obsesión.  Ya no… estaba cansada de líos y solo necesitaba paz… nada más.
***
Sebastien se preparó para descender del avión que lo dejaba finalmente en Italia.  Habían sido días agitados… y ahora podría disfrutar junto a Leonardo y su familia, que eran como si fueran suya también.  Sonrió… además podría investigar algo más de la conexión entre el pequeño y Dome…
-  Sino porque te quiero a mi lado…  -Sebastien la estrechó- te deseo tanto Dome… eres única…
Sus palabras no eran románticas precisamente… pero la hacían sentir en el paraíso… deseo o no… no importaba, lo que realmente era valioso, era que… no hacía falta falsas promesas de amor, que rara vez se cumplían, para ser feliz… definitivamente no,  eso lo había aprendido con él.
-  Yo también te deseo, Sebastien…  -ella le dirigió una mirada pícara-  ahora más que nunca…
-  ¿Ahora?  -inquirió sonriendo seductor-  ¿estás segura?
-  ¿No crees lograrlo, Seb?  -bromeó ella provocativa.
-  ¿Qué no?  -Sebastien se fingió ofendido-  Vas a ver lo que puedo lograr… 

-  ¿Señor Lucerni?  Hemos aterrizado  -anunció nuevamente el asistente y él asintió sin mucho interés… perdido aún en recuerdos.

-  Sebastien… han sido días maravillosos… perfectos.  Gracias  -pronunció besándolo en la mejilla.
-  De nada  -sonrió el atrapando su boca-  Y este es porque yo también debo darte las gracias cariño…  -y nuevamente la besó.
-  Siendo así… de nada…  -susurró ella contra sus labios y antes que se separara lo besó nuevamente.
-  Así no terminaremos nunca…  -bromeó él y continuó besándola…
-  Ya basta Seb…  -él volvió a besarla-  vas a perder el avión… -él siguió-  mantén tu boca quietecita Sebastien Lucerni…  -lo reprendió riendo.
-  Un último beso… vamos Dome… no me castigues así…
-  Ahí tienes tu último beso…  -pronunció dándole un suave y breve roce en su mejilla-  ahora… vete de aquí…
-  Está bien… mala…  -murmuró y se giró con las manos en los bolsillos.
-  Ya… vale.  Uno más…  -pronunció Dome girándolo hacia ella y lo besó con infinita pasión y ternura.
 ***
Sebastien arribó a la fiesta con su objetivo muy claro.  Debía localizar a Mel y hacer que empezara a hablar… no escatimaría recursos… por supuesto.  La halló sentada completamente sola en la mesa… era su oportunidad.  Se acercó sigilosamente y le habló despacio:
-  ¡Qué bueno verte, Melina!  -inquirió con voz sexy y la sobresaltó.-  Te ves preciosa.
-  ¡Sebastien!  -Mel lo miró sorprendida.-  Igual te ves muy bien,
-  ¿Por qué no bailas?  -él sonrió seductor.
-  ¿Qué?  Porque no estoy de ánimo  -ella se mostraba sorprendida.
-  ¡Lástima!  Yo deseaba tanto bailar contigo  -susurró galante y ella empezó a mirarlo como si estuviera loco.
-  ¿Sebastien estás bien?  -Él nunca se había fijado en ella.  Ahí había algo muy raro-  Generalmente, tú…
-  ¿No soy así?  -él preguntó divertido.
-  No, siempre eres así  -Mel dijo retadora-  pero no conmigo.
-  ¡Atrapado!  -él sonrió y ella entendió el encanto matador del que hablaban las mujeres-  Solo quiero hablar…
-  ¿De qué?  -ella no iba con rodeos y eso hizo que él se separara.
-  ¿Doménica está bien?  -Mel lo miró sorprendida.
-  ¿Por qué?
-  Porque no ha venido  -él habló con un tono despreocupado-  Y sé que es muy amiga de Danna también…  Simple curiosidad.
-  ¿Si?  -Mel no se lo creía.  ¿De cuándo acá Sebastien tenía “simple curiosidad”?-  Te conozco, Sebastien.  Me agradas pero no voy a decir nada de Dome… solo que estaba perfectamente la última vez que la vi.
-  ¿Y no vino por?
-  Porque no pudo.  ¿Algo más para satisfacer tu simple curiosidad?  -Mel dijo sonriendo irónica porque no iba a decir nada de nada.
Sebastien se fingió resignado pero no acabó por convencerla.
Capítulo 21
-  ¡Nunca vas a caer!  -sonrió inocentemente y Mel entendió que era lo que hacía irresistible a Sebastien.  Era esa mezcla de ángel – demonio.  Pasaba de ser un corderito a todo un lobo en segundos.  Pero eso sí -pensó Mel-  nunca lo había visto sin esa sonrisa seductora y ese brillo de cazador experimentado.
-  ¡Ni lo intentes!  -bromeó mientras tomaba su mano para ir a la pista de baile. 
Durante varios minutos Sebastien reflexionó las palabras que debía decir… aunque suponía que Mel seguiría sin comentar nada… hummm… de pronto se había quedado muy callada.
-  ¿En quién piensas?  -Sebastien le miró inocente.
-  ¡Qué curioso eres!  Nadie en especial…
-  ¿Adivino?  -Mel lo miró suplicante y él entendió la sutil señal-  Estabas pensando en… lo bien que se ve ese pastel de cumpleaños  -sonrió y le tomó la mano-  Vamos que yo también tomaré un pedazo.
Sebastien sonrió ante la sorpresa dibujada en la cara de Melina… pero pronto ella dejó su actitud defensiva y se mostró como una compañía sumamente agradable y una excelente bailarina… pero, no era lo que él deseaba… sus brazos la rodeaban pero no sentía nada… no encajaban perfectamente… como… solo le sucedía… con Dome.
***
-  ¿Interrumpo?  -preguntó Dome mirando por la puerta entreabierta.
-  Para nada Dome… pasa linda  -saludó con cariño Edu levantándose de inmediato a besar su mejilla-  Siéntate, por favor.
-  Gracias Edu.  ¿Qué caso estás revisando?  -inquirió curiosa al ver los papeles que copaban el escritorio.
-  El de la transnacional  -respondió concisamente.
-  ¿Ha surgido algo?  Según dijiste…
-  Si, no es que haya mayores dificultades.  Solo que Santoro se ha retirado del caso…
-  ¿Por qué?  -Dome estaba sorprendida-  Era algo que no consumía demasiado tiempo e ideal en su caso…
-  Exacto.  Lo era…  -afirmó él-  hasta que su esposa dio a luz.
-  ¿Ya?  -ahora Dome lo entendía todo-  Ha pedido tiempo para…
-  …dedicarse a su familia  -completó Eduardo asintiendo.
-  ¿Qué vas a hacer?  Tú lo asumirás supongo…
-  No, Dome.  De hecho, estaba a punto de llamarte…  lo asumiré si, pero requiero tu ayuda.  Tú conoces que tengo varios casos que no puedo posponer… así que tú te enfrascarías en estudiar completamente el caso de la transnacional… exclusivamente…
-  Pero Edu… tú sabes que deseaba tomar mis vacaciones…
-  Lo sé.  Solo es un pedido al que te puedes negar sin problema Dome.  Es que conoces nuestra situación… como bufete estamos a rebosar de casos… únicamente tú lo evitaste por no interferir con tus vacaciones precisamente.  Pero, no será mucho.  Es solo cosa de leer los contratos y analizar las leyes que pueden llegar a interferir… seguridad jurídica.  ¡Vamos Dome!
Estaba muy tentada de aceptar.  Después de todo no era complicado y… debía tenderle la mano a Edu.  Él siempre lo había hecho con ella.
-  Está bien… pero solo será ese…  -aceptó con algo de resistencia.
-  Gracias… sabía que contaba contigo.
-  ¿Podrías ponerme al tanto?  -interrumpió Dome.
-  Lo siento pero eso debes preguntárselo a Santoro.  Aún no he tenido tiempo de estudiar ni la primera hoja del expediente.  Ni siquiera sé quien es el representante legal… todos esos detalles lo conoce Santoro… llevaba prácticamente solo el caso.  Yo estoy ahí por si surge algo, como siempre Dome, pero sé que lo harás perfectamente…
-  Vale.  Iré a hablar con Santoro y luego comunicaré al representante el cambio de asesor legal  -se despidió con un beso suave en la mejilla y se alejó sonriendo.
Dome no estaba del todo convencida de lo apropiado de tomar el caso, después de todo había planeado estas vacaciones desde hace mucho… pero no era mayor trabajo.  Unas cuantas sesiones y pocos análisis finiquitarían el caso.  Luego de recoger los papeles de la transnacional de las manos de Santoro, se dirigió a su secretaria y le pidió que comunicara la noticia del cambio de abogado al representante legal.
Tomó una de las carpetas para iniciar la lectura.  Así que era una transnacional de varios accionistas con oficinas por todo el mundo y su matriz en…
-  Doctora me he comunicado con las oficinas de LIMB Corporation… pero ha tomado el recado la secretaria ya que el representante está de viaje.
-  ¿Cuándo vuelve?  -inquirió Dome elevando su mirada de los papeles.
-  Probablemente en una semana.
-  Gracias Joan, puedes retirarte  -dijo Dome pero de inmediato añadió-  no olvides programarme una cita con él en cuanto regrese.
-  Por supuesto doctora.  Está hecho  -contestó retirándose.
Dome continuó leyendo.  Efectivamente LIMB Corporation estaba conformada por varios accionistas y tenían su sede en… Los Ángeles  -eso le presentó cierta inquietud.  Intentó recordar…  ¿era LIMB el nombre de una de las empresas que manejaba Sebastien?  Él casi nunca hablaba de trabajo con ella en aquel entonces… pero cuando nombraba algo de la transnacional sus ojos brillaban… se sentía orgulloso… y para colmo… recordaba claramente…  “su matriz está en Los Ángeles”.  Pero, había que ser realistas ¿qué posibilidad había de que en tan grande ciudad Sebastien contratara el servicio de su bufete o que en realidad fuera esa transnacional?  Prácticamente ninguna  -se afirmó tranquilizadora-  pero tenía una forma rápida de zafarse de dudas… el expediente legal entre sus manos. 
Leyó con presteza… por supuesto…  sociedad anónima representada por su presidente ejecutivo… Sebastien Lucerni.
Capítulo 22
¿Existiría una ironía más grande?  Cuanto más deseaba olvidarlo… más presente se volvía.  Quien diría semejante coincidencia…  pero no había que darle más importancia de la que merecía.  Porque analizándolo era lógico: una gran transnacional contratando al mejor bufete…  Ya basta, mejor lo dejaba ahí… además ni siquiera había considerado algo: Sebastien era el presidente ejecutivo y los presidentes ejecutivos no se encargaban de ir abriendo sucursales por ahí, para eso tenían delegados.  ¡Claro!  Ahora la presencia de Sebastien en España tenía sentido: había venido a supervisar la apertura de la nueva sucursal.
Si, pensándolo bien… no había más que pensar.  Mejor llamaba a Mel para preguntar como iba todo por ahí.
-  ¿Si?  -contestó Mel
-  ¿Cómo estás Mel?  Estuve intentando comunicarme pero…  -empezó a decir Dome, pues la llamada no le entró de inmediato.
-  Llamada de mi madre  -interrumpió Mel.
-  Te escucho… hummm… extraña.  ¿Sucedió algo?
-  Nada extraordinario…  -Mel respondió-  Excepto que encontré varios rostros familiares…
-  Como es de suponerse…  -se rió Dome y eso alivió a Mel.
-  Pero no te imaginas a quien…
-  ¿Quién?  -preguntó tensamente Doménica.
-  ¡Daniel, claro!  -Mel se rió porque podía imaginarse la cara de ella-  ¿el amigo de Edu, recuerdas?
-  Se quién es, Mel…  ¡muy graciosa!  -suspiró aliviada.
-  ¿Por qué?  ¿Tú de quien pensabas…?  -dijo fingiendo inocencia-  Ah, tú creíste que hablaba de…
-  Si, si  -para que negarlo-  Ahora que quedó claro… ¿qué paso?
-  Nada…
-  Melina…  -rebatió en tono de advertencia Dome.
-  ¿Recuerdas la primera vez que saliste con Sebastien?  -Mel no esperó respuesta-  Claro que si  -se auto contestó-  Me dejaste intrigada… toda la noche…
-  Pero no es lo mismo…  -replicó Dome.
-  No pude dormir pensando en como había sucedido aquel beso…  tú… tan recatada…
-  Mel… al grano  -Dome no quería volver a evocar esos recuerdos.
-  ¡Qué no te cuento nada!  -soltó riendo de golpe.
-  ¿¿Cómo??  -Dome gritó-  No te vas a atrever a dejarme así…
-  ¿Lo apuestas?  -Mel no escuchó nada-  Adiós Dome.
-  Pero… no es justo…
-  Cuida mucho a Alex.
-  No es lo mismo… tú no tienes fecha de retorno…
-  Chiao Dome  - colgó a pesar de las protestas de su amiga.
Dome se quedó mirando entre indignada y divertida a la bocina del teléfono.  Fuera lo que fuera que estaba pasando en Italia, le estaba haciendo mucho bien a Mel, que volvía a bromear y reír, como en el pasado.  Cuando estuvo a punto de marcarle otra vez, Edu entró en su oficina y la invitó a comer.  Tenía tanta hambre que reprimió enseguida la curiosidad anterior, entablando conversación con Eduardo y los casos del bufete.
***
Sebastien se recostó en el cómodo asiento de su avión privado mientras daba un último vistazo a Italia.  Había transcurrido toda una semana desde la fiesta de Beth y se sentía mucho más relajado después de verificar que todo marchaba bien y que su mansión seguía tal como la había dejado al igual que su odiosa hermanastra…  -suspiró sonriendo- bueno, en realidad, se sentía con grandes deseos de ver a Dome.  Cada paso que daba en Italia traía a su mente recuerdos del pasado…  memorias de la época más tierna de su vida.
Sebastien intentaba convencer a Dome para que adelantara su viaje a Italia.  Le prometía unos días maravillosos y estaría disponible en todo ese tiempo para ella.  Tenía la excusa perfecta al asistir a la fiesta de Danna…  no tardó mucho en vencer la débil resistencia de ella con una sesión intensa de besos.
Se trasladaron en su avión privado y a pesar de todo, Dome se resistió a la idea de hospedarse en la mansión Lucerni que le ofrecía Sebastien.  Él accedió a llevarla a la hostería pero eso si, le advirtió, tendría paso libre para visitarla siempre que quisiera.  Por supuesto, accedió ella riendo por la picardía contenida en sus gestos.
Pasaron la noche en la hostería y al día siguiente Sebastien le comunicó que deseaba que conociera su hogar.  La mansión Lucerni era impresionante…  decorada con exquisito gusto.  Recorrieron los hermosos jardines mientras charlaban y reían tomados de la mano… como ya era una costumbre… juntos se sentían relajados y felices.  Bromeando por una anécdota que acaba de relatarle Sebastien, dieron vuelta y se encontraron con una bella mujer… a la que Dome no conocía pero se notaba que era de alta cuna y por el aire aristocrático que manaba de la dama en cuestión, debía ser…
-  Sebastien ¿tú por aquí?  -saludó la mujer con evidente desdén.
-  Por supuesto, Antonella.  ¿No puedo venir a mi casa?  -preguntó con igual tono y con desgana soltó la mano de Dome-  Doménica, te presento a mi hermanastra, Antonella.
-  Mucho gusto señorita  -dijo Dome y educadamente le extendió una mano que Antonella no aceptó.
-  Igual niña ¿es tu nueva conquista?  -increpó con malicia Antonella mientras Sebastien le dirigía una mirada asesina-  Hummm… ¿qué viste esta vez?  -siguió Antonella
-  Cuida tus comentarios, Antonella.  Recuerda que es mi casa  -enfatizó Sebastien molesto-  Mejor vete de compras  -dijo… y no era una sugerencia sino una orden-  Eres una maleducada… -cortó la réplica de Antonella-  y  aprendes a comportarte con mis invitados o puedes ir buscando un nuevo lugar para vivir…  -dio por terminada la discusión y la mujer se retiró furiosa.
Capítulo 23
El ambiente se había puesto algo tenso pero Sebastien no le dio importancia.  Volvió a tomar la mano de Dome y le condujo a través del camino que llevaba hasta la hermosa piscina de la mansión.
-  ¡Que piscina más espectacular!  -murmuró Dome encantada.
-  ¿Te gusta nadar?  -Seb la miró sonriendo.
-  Me fascina… es una de mis actividades favoritas en mi tiempo libre…
-  Bien… entonces a nadar se ha dicho  -aseveró Sebastien divertido.
-  Ah no Sebastien… tú no me dijiste nada de lo planeado y no tengo bañador…
-  ¿Y eso que tiene?  -inquirió él cada vez más expectante.
-  Ni lo pienses… De ninguna manera…  -dijo Dome mirando el brillo pícaro dibujado en los ojos de él-  Seb… quieto…  -ella murmuró cuando él la atrapó contra sí.
-  Hummm… repítelo…  -él le retó.
-  Seb… vas a arruinar mi ropa   -dijo adivinando sus intenciones-  vamos…
-  Ese no es problema…  -espetó juguetón y empezó a desabrochar los botones de la blusa de Dome.
-  No me refería a eso…  Sebastien, estás loco…
-  Completamente loco por ti  -afirmó y con Dome en brazos saltó a la piscina.
Se sumergieron y Sebastien continuó jugueteando con la boca de Dome… recorrió su rostro mientras sus inquietas manos la despojaban una por una de sus prendas.
-  Seb…  -Dome sonrió-  me divierto tanto contigo… te…  -estaba a punto de decírselo… casi… sus labios por poco pronunciaron… te amo.
-  ¿Te…?  -él la miró algo tenso.
-  Te agradezco por haberme convencido de venir antes….  –concluyó Dome y eso arrancó una de las seductoras sonrisas de Sebastien.
-  De nada… pero menos palabras y más hechos…  -dijo riendo y la dejó en  brassier y bragas.
-  Es totalmente injusto… si alguien nos viera…
-  Nadie nos verá… es propiedad privada…
-  Igual… es injusto… porque no estamos en iguales condiciones…
-  ¿Pero tiene arreglo no?
Dome afirmó y empezó a despojar con lentitud a Sebastien de su camisa y pantalones.  Entre beso y beso sus cuerpos se acercaban más a la ardiente pasión que consumía sus almas.
-  Ha sido maravilloso…  -murmuró Dome sentada entre las piernas de Seb mientras él acariciaba su cabello- tengo sueño…
-  ¿Vamos a mi habitación?  -sugirió y ella accedió.
Sebastien salió mientras se colocaba sus pantalones y su camisa totalmente mojada… fue por unas toallas y arropó a Dome.  Él se enrolló la toalla en la cintura y la condujo hasta su habitación.  Se recostaron empapando la cama… pero él retiró el edredón y cuando hubo recorrido cada rincón del cuerpo de Dome… secándolo, le colocó entre las finas sábanas.  Sebastien hizo lo mismo y se recostó a su lado… quedándose dormidos al instante.  Ella firmemente acomodada en el pecho de su Sebastien, mientras él estrechaba con uno de sus brazos su cintura.
Cuando Dome despertó se incorporó lentamente… estaba sola en una cama desconocida… pero deliciosa.  Miró alrededor y enseguida notó ese aroma inconfundible… era el dormitorio de Sebastien.  Se levantó envuelta en la sábana y empezó su recorrido.  Era una habitación masculina pero elegante… sobria en detalles y con solo dos fotos cerca.  Suponía que en una de ellas aparecían los padres de él… en otra, era un precioso niño… de seguro era Seb.
-  ¿Has terminado Dome?  -inquirió divertido Seb apoyado en el marco de la puerta-  ¿O deseas un recorrido privado?
-  No te sentí venir…  -aclaró ella ofuscada-  no te molesta ¿cierto?
-  Claro que no… sino en primer lugar no te habría traído a mi habitación…
-  No me dirás que soy la primera ¿eh?  -exclamó irónica Dome.
-  Pues no  -aclaró él y ella se puso seria-  En realidad, la mucama entra todos los días…
-  Sabes que no me refiero a eso…
-  Pues en ese caso… si eres la primera mujer con quien tengo una relación que haya conocido mi habitación privada.  Bienvenida…
Dome sonrió y se acercó a besar tiernamente sus labios.  Él la tomó en brazos y le colocó suavemente en la cama.  Ella se revolvió sonriente y le dejó un reguero de besitos por todo el rostro.
-  Dome que no sigas… la comida está lista…  -exclamó con esfuerzo.
-  Tienes razón… me muero de hambre  -confirmó ella deteniéndose.
-  Lo suponía… aunque me estaba gustando mucho esta actividad…
-  De eso nada Sebastien Lucerni… ahora me llevas a comer y punto.
Se levantaron riendo y él bromista le dijo que si deseaba imponer una nueva moda  -al verla con la sábana alrededor de su cuerpo-  ella se sonrojó profusamente y le pidió unos minutos para cambiarse.
En el atardecer regresaron a la hostería y cenaron.  Luego de varias sesiones cargadas de pasión y romanticismo, Dome le preguntó por su relación con Antonella, no parecía una normal entre hermanos…
-  Es algo complicado mi niña.  Antonella es mi hermanastra, es solo hija de mi padre… de su primer matrimonio.  Fue breve y en apenas un año mi padre se volvió a casar con mi madre.  Antonella siempre sintió resentimiento por mi madre… tuvieron una relación muy difícil.  Luego nací yo… me convertí en el heredero de la familia Lucerni… de su apellido para darle descendencia.  No pienses que Antonella no heredó también a la muerte de mis padres… en realidad ella heredó una suma equivalente a la mía, en dinero, pero yo ya tenía mis inversiones… y la mansión por tradición es propiedad del heredero varón; pero todo ese dinero ella lo derrochó en viajes y caprichos.  Tuvo que casarse con un hombre adinerado pero terminó divorciándose… él le da una pensión, que no es mucho para su estilo de vida… por eso tenía la esperanza de conquistar a mi amigo Leonardo, pero Danna le estropeó los planes  -sonrió Seb-  para bien, eso si.  Yo me compadecí de ella y le ofrecí como residencia la mansión Lucerni… ella aceptó aunque a veces se le olvida que es mía.  Pero Antonella sabe que tiene sus límites… así que no te preocupes… ella no hablará de ti con nadie.  Y en cuanto a su comentario sobre mis conquistas… no es cierto, solo quería fastidiarte  -terminó él y Dome se acurrucó a su lado-  Duerme linda que mañana tenemos todo un día por delante… juntos  -Sebastien le pasó el brazo por su cintura y se durmió acariciando con su otra mano su cabello.
***
Sebastien volvió a la realidad cuando le anunciaron que había llegado a su departamento en España.  Había dado un breve recorrido por unas memorias tan… especiales… únicas…
-  ¿Señor Lucerni?  -llamó carraspeando el chofer-  Me han comunicado que tiene una visita en el salón.
-  ¿Una visita?  -extrañado Sebastien se preguntó quien podía ser.  Prácticamente nadie conocía el hecho de que llegaba a España hoy-  Gracias.
Se dirigió lleno de curiosidad… el pasillo que daba al recibidor le permitió vislumbrar la figura esbelta de una preciosa mujer.  Ella percibió su llegada y lo miró… era Rebecca, la joven que lo besó en la cafetería.  Sebastien no cabía en sí de la sorpresa ¿cómo supo ella donde hallarlo y el momento?
-  Sebastien, te estaba esperando…  -dijo con tono sensual.
-  Hola Rebecca, que gusto verte…  -respondió con cautela.  Primero debía averiguar las intenciones de ella al venir-  ¿Cómo…?  ¿Quién…?
-  Tengo mis medios, guapo  -contestó ella rápidamente-  Hago de todo por conseguir lo que quiero…
-  ¿Y qué es exactamente lo que quieres?
-  Te quiero a ti…  -explicó acercándose con movimientos felinos.
Capítulo 24
-  A ver preciosa… -Sebastien le indicó el asiento-  hablemos con calma…
-  No pensé que fueras hombre de palabras…
-  Si estoy enfrentándome a la joven hija de un amigo, si lo soy…
-  ¿Es eso lo que te preocupa?  -espetó la jovencísima mujer-  Yo soy mayor de edad… ya no rindo cuentas Sebas…
-  No deseo tener problemas Rebecca.  Yo no soy un hombre de relaciones serias y ese tipo de cosas…
- ¿Ese tipo de cosas?  -ella caminó hasta sentarse junto a él-   ¿Quién te dijo que yo estoy interesada en una relación seria?
Rebecca intentó abrazar a Sebastien… empezó a pasar sus dedos por el cabello de él y se fue acercando hasta sus labios.
-  Estoy dispuesta a todo por ti, Sebastien.  Me pareces un hombre tremendamente magnífico… quiero continuar lo que dejamos pendiente en la cafetería… llegar hasta…
-  Me halagas chiquilla pero que te parece si lo tomamos con calma  -comentó alejándose sutilmente-  tú también me pareces puro fuego pero…
-  Aceptó Sebas… lo tomamos con calma  -accedió-  pero con una condición.
Él estaba a punto de respirar aliviado.  No es que esa mujer no le gustara… solo que era una muy chica y si el padre de ella se enteraba…  podía verse comprometida su tan preciada libertad… 
-  ¿De qué condición estamos hablando?
-  Una cena…
-  ¿Una cena?  -Sebastien dijo sorprendido.
-  Si, una cena… tú y yo… solos… ¿Qué dices?
- Una cena será entonces… dalo por hecho preciosa  -sonrío Seb seductor… pensándolo bien… si estaba necesitando algo así en su vida…
***
Doménica se vistió con un traje muy sencillo color gris y una delicada blusa palo de rosa.  Había llegado el día de la reunión con el representante de LIMB Corporation.  Sería tonto negar que se sentía muy nerviosa.  ¿Qué tal si Sebastien era quien dirigía la nueva sucursal?  Sabía que ya había concluido que eso sería algo absurdo… pero aún así, esa inquietud no acaba de borrarse del todo de su corazón. 
Cuando pisó las oficinas todo era muy elegante.  Pidió a la secretaria la condujera hasta el lugar de encuentro.  La oficina contaba con un escritorio de fino acabado, escasa decoración y… un hombre que no se parecía en nada a Sebastien parado detrás de él.
Dome soltó el aire aliviada, el hombre le dedicó una sonrisa genuina.
-  Buenos días abogada.  Siéntese por favor  -Dome agradeció sonriendo pero su gesto se congeló al instante cuando el hombre continuó-  el presidente está a punto de llegar.
Precisamente, Sebastien entraba por la puerta disculpándose por el retraso… y miró escéptico a la mujer sentada en la silla… así que su nueva abogada era Doménica… que coincidencia más grande.
-  Señor Lucerni, la abogada representante del bufete.  Permiso.
Sebastien asintió y lentamente se acercó hasta colocarse detrás del escritorio y se sentó en su silla.  Mutuamente se seguían con detenimiento cada movimiento.  Él tomó la palabra.
-  ¡Qué sorpresa encontrarte a ti Dome!  -habló risueño Sebastien-  ¿te encuentras bien?
-  Perfectamente Sebastien y ¿tú cómo estás?  -Dome intentaba sonar profesional.
-  Muy bien, aunque algo preocupado por nuestro último encuentro.  ¿Seguro estás mejor?  -él lucía verdaderamente preocupado-  ¿has visto a un médico?
-  No ha sido nada, Seb  -Dome sonrió tranquilizadora, olvidándose por un momento de que debía alejarlo de ella-  Es algo… que me sucede a veces…
-  Esta bien entonces…  ¿Te parece si empezamos?
-  Por supuesto  -Dome tomó las carpetas del caso e inició las observaciones en los contratos.
Pasaron varias horas revisando los papeles pertinentes.  A los dos les costaba concentrarse, pero Dome se sentía muy bien, Sebastien siempre había sido una excelente compañía… muy ingenioso y divertido.
-  Creo que eso es todo  -Dome se levantó despidiéndose-  Hasta pronto.
-  Espera…  ¿quieres comer algo?
-  Lo siento, ya tengo una cita  -se disculpó.
-  No hay problema entonces  -ella se dio vuelta-  una última cosa ¿por qué no fuiste a la fiesta en casa de Leonardo?
Dome se lo pensó un momento.  Sebastien la miraba con algo parecido a la esperanza en sus ojos azules.
-  Mucho trabajo…
-  Bien.  Hasta pronto Doménica  -él se levantó caballerosamente mientras ella salía del despacho.
Doménica salió rápidamente de ahí.  Sentía unas ganas locas de besarlo… realmente lo había extrañado… ¿por qué rayos tenía que volver a su vida?  La verdad, había pensado que luego de la última vez en Italia… jamás se volverían a ver…
Había llegado la fecha de la fiesta ofrecida en casa de Danna y Leonardo.  Doménica había pasado la semana más deliciosa de su vida junto a Sebastien… momentos memorables.  Cada día se sentía más peligrosamente parte de él… sentía que empezaba a tener sentimientos hacia él…
-  ¿Qué sucede Dome?  -inquirió Mel-  te has quedado muy callada mirando a Sebastien… ¿ha pasado algo?
-  ¿Ah?  ¿Yo con Sebastien?  -Dome río nerviosa-  Sería una locura.  Solo lo miraba… realmente es muy guapo…
-  Si, y todo lo que tiene de guapo lo tiene de seductor  -observó Mel.
-  Efectivamente.  No es mi tipo de hombre  -aclaró Dome-  solo que es toda una tentación…
-  ¿Qué paso con tu timidez?  -bromeó Mel.
-  No lo sé… la estoy buscando.  Así que ya sabes si la encuentras…  -le siguió la broma Dome y en ese preciso momento se acercaba Seb.
-  Buenas tardes bellas señoritas  -saludó galantemente y sonrió como solo él lo podía hacer-  ¿Me concedes esta pieza Doménica?
Ella aceptó la mano extendida y él le guiñó un ojo para a continuación dirigirse a Melina:
-  Estoy plenamente convencido de que la mejor manera de llegar al corazón de una mujer es conquistando a su mejor amiga… así que permiso Mel  -dijo provocando la risa de las jóvenes y Mel asintió solemnemente aún riendo.
-  Estás loco, Sebastien.  No sé que tienes pero…
-  ¿Igual te gusto no?  -él puso una cara angelical.
-  Tienes razón.  Loco o no… no puedo dejarte Seb…
-  Eso está mejor  -Seb asintió y la estrechó contra su cuerpo moviéndose al ritmo de una suave melodía.
Habían disfrutado de la canción.  Se separaron pues era lo más prudente y se citaron en su amado jardín.
-  Cariño, extraño tanto tus labios  -Sebastien atrapó su boca frenético-  tu rostro, tu cabello, tu cuerpo  -decía besándola con pasión.
-  Yo también te extrañé mucho…
Pasaron varios minutos reconociéndose.  Habían pasado apenas dos días sin verse… pero ellos los sentían como toda una eternidad.  Finalmente respiraron y se miraron sonrientes… con ojos llenos de ternura…
-  ¿Has pensado en casarte?  -Dome soltó sin pensar dejándolo sorprendido.
-  Nunca  -afirmó cortante él.  El solo pensar en perder su amada libertad hacía que le recorrieran escalofríos-  Yo no pienso casarme jamás.

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