viernes, 30 de mayo de 2014

La guardiana....

No he tenido tiempo, ni mucho ánimo para ponerme a escribir, así que  como sé que estoy en deuda con las historias,les dejo un cuento de fantasía que escribí hace muchooooooooooo...espero les guste.




          Nimrod era una de las últimas fortalezas que seguía en pie después de las guerras. Era una espléndida ciudadela regida por un noble señor. Antiguos sortilegios mantenían al lugar  y a sus  habitantes protegidos por medio de una barrera mágica . Tres niños crecían al amparo de aquel refugio, alejados de la desventura del exterior, los tres habían conformado una cofradía, habían perdido a sus familias  pero se tenían unos a los otros.
           Atherion era un joven príncipe heredero, que había perdido a su familia y su reino. Beltan era el hijo de un noble guerrero y la pequeña Naivé, la protegida de una sacerdotisa. Los tres habían salvado sus vidas milagrosamente, y las secuelas que la guerra había dejado en ellos parecían curarse en la tranquilidad de Nimrod.

Los muchachos de diez años y la pequeña de cinco, crecían día a día amparados por los tutores que los habían rescatado. Un viejo maestro había rescatado al príncipe del castillo en ruinas, un guerrero había cuidado a Beltan tras el asesinato de sus padres y la sacerdotisa había cuidado de Naivé desde que era un bebé ya que la habían abandonado recién nacida. Cada uno de ellos continuaba con su educación dentro de la fortaleza, pero como estaban tan unidos sus tutores les enseñaban a los tres por igual. El viejo Karon les enseñaba a leer, escribir , historia y ciencias. Lerac  les enseñaba a usar las armas y a pelear, incluso la pequeña Naivé manejaba con habilidad el arco y la espada. Y Fenya  les enseñaba todo sobre las hierbas y prácticos conjuros para la vida cotidiana.

          Mientras los años pasaban, sus personalidades se definían cada vez más, así también sus estudios se volvían más específicos. Atherion dedicaba muchas horas al estudio y la reflexión ya que pronto llegaría el día de reivindicar sus derechos como legitimo rey, era un muchacho callado y sereno , que recapacitaba antes de actuar y que poseía un encanto innato. Beltan  manejaba las espadas como una extensión de su propio cuerpo, era fuerte e impulsivo y tenía una mirada profunda que parecía traspasar el alma de cualquiera que lo enfrentara. Había algo salvaje en él, sin embargo era noble de espíritu y afectuoso con los que quería.
Naivé era hermosa  e irradiaba calidez, todos se sentían seguros con ella, la risa de Atherion brotaba con facilidad y la ferocidad de Beltan se aquietaba cuando la muchacha estaba cerca. La joven de quince años parecía un cervatillo despreocupado y alegre, sin embargo su mirada ámbar poseía una sabiduría ancestral que encandilaba a cuantos la conocían.
Habían dejado de ser niños, pero seguían tan amigos como siempre, eran compañeros de aventuras, confidentes y daban alegría a toda la comunidad de Nimrod con su vitalidad.
 Los muchachos estudiaban las lecciones de Karon cuando una lluvia de piedritas contra la ventana los interrumpió, asomaron sus cabezas y vieron a Naivé que los esperaba debajo de la ventana con un enorme cesto.
-¡Vamos es un día hermoso, los invito a almorzar al bosque! – propuso la joven-
Ninguno de los dos se hizo rogar y salieron disparados para unirse a la muchacha.
La canasta contenía todas las delicias que podían conseguirse en la ciudadela, era un día primaveral y los tres disfrutaron de la comida al aire libre. Beltan estaba recostado en una de las ramas bajas de los robles que trepaban de niños, Atherion estaba apoyado en el tronco disfrutando un trozo de pastel, y Naivé resplandecía bajo el sol observando pensativa a sus amigos. De repente Beltan saltó del árbol y la abrazó.
-Podrías rescatarnos de Karon más seguido, gracias  por el almuerzo.
Luego de estas palabras besó su frente y se quedó observándola. El gesto tomó desprevenida a la muchacha y se sonrojó, una expresión extraña cruzó fugazmente la mirada de Atherion.
El príncipe los miró y luego con una traviesa sonrisa comentó
-Eres un tramposo,  ahora sé cómo consigues pedazos más grandes  de pastel.
Los tres amigos largaron una carcajada, sin embargo cada vez era más evidente la cercanía entre Naivé y Beltan. Quizá ellos aún  no fueran conscientes de sus verdaderos sentimientos pero Atherion y los demás habitantes de Nimrod, comenzaban a notar la mutua  atracción entre los jóvenes.
Beltan la rondaba como un celoso guardián y cuando estaba con ella su carácter se suavizaba y sus malos recuerdos se diluían. Ella quería a los dos muchachos, sin embargo, sólo cuando el joven guerrero la acompañaba se sentía completa. Quería al príncipe como a un hermano y en el pasado había sentido lo mismo por Beltan, sin embargo, últimamente sus sentimientos habían cambiado.
    Los cambios de Naivé tampoco pasaban desapercibidos para Fenya, pero la sacerdotisa no sólo adivinaba los sentimientos entre los jóvenes , sino que también percibía el poder que despuntaba en la muchacha.
 Pronto sería el momento de tomar una decisión y lo mejor sería apartar a la joven del guerrero antes de que fuera demasiado tarde.
      Naivé despertó sobresaltada y su grito hizo que Fenya acudiera a su lado. Últimamente sus sueños eran turbulentos y se parecían más a visiones que a otra cosa.
-Calma niña, ya estás despierta, ya pasó.
- No... recién comienza, algo se acerca Fenya, algo malo. Puedo verlo....yo.... No era solo un sueño
-Lo sé, pero trata de descansar, aquello que deba pasar, pasará. Aún nadie puede impedirlo.
La sacerdotisa, acunó a la joven contra sí, hasta que recuperó el sueño tranquilo, pero la mirada de Fenya se volvió misteriosa. El tiempo se acortaba.

         Atherion debía rendir unos exámenes que Karon había preparado para él, así que  Beltan y Naivé se encontraban vagando solos por el bosque. Usualmente la muchacha era  vivaz, pero aquel día parecía taciturna y lejana. Beltan caminaba preocupado a su lado hasta que se decidió a sacarla de su ensoñación.
-¿Qué sucede Naivé? ¿Puedo  ayudarte?
La joven se volvió a mirarlo con dulzura
- Sólo sueños, nada importante
- De nuevo has tenido pesadillas ¿verdad?
- No parecían sueños comunes, era como si pudiera verlo... algo malo acercándose y mucho dolor en Nimrod.
Él la tomó por los hombros y la miró seriamente, sus ojos parecieron bucear en la mirada femenina.
-Nada malo va a pasar, yo no voy a dejar que suceda. Voy a protegerte, lo sabes... no voy a permitir que nada te dañe. - Algo demasiado intenso nubló la mirada del joven- Yo... yo te amo Naivé
Ninguno de los dos esperaba aquella declaración repentina, sin embargo, en su interior sabían que era lo que debía ser, que no existía otra posibilidad. En la mirada de ella se reflejó aceptación y la misma calidez que tenían los ojos de él.
-Yo también te amo Beltan, por eso sé que son solo sueños porque a tu lado estoy a salvo
Él se inclinó y tomándola entre sus brazos la besó dulcemente .
       No contaron a nadie de su nueva relación, sólo Atherion era cómplice de aquel amor. El joven príncipe se sentía extraño ya  que muchas veces se sentía como un intruso.
       Los días pasaron y aunque Naivé era muy feliz, las pesadillas perturbaban su mundo.
Una vez más la oscuridad se cernía sobre ellos, estaba de pie en un páramo desierto, no podía ver nada pero una presencia maligna la acechaba, el aire era denso y le costaba respirar. Llamaba a Beltan pero él no respondía De pronto a lo lejos distinguía dos siluetas, eran Beltan y Atherion que a pesar de su llamado se alejaban de ella. Quería  correr detrás de ellos, pero estaba inmovilizada, de pronto la oscuridad los tragaba y desaparecían en las tinieblas.
La muchacha despertó agitada, los sueños eran cada vez más reales. Recordó que tenía una cita con Beltan en el bosque, así que se levantó despacio para no despertar a Fenya, se cubrió con una gruesa capa y salió.
El aire de la madrugada le ayudó a despejarse de los funestos presentimientos. Debajo del viejo roble vio a Beltan que la esperaba ansioso.
La abrazó con fuerza cuando llegó a él y ella agradeció el refugio de aquella calidez.
-Bueno, ahora vas a decirme que te traes entre manos para hacerme venir a esta hora.
Él le dirigió una pícara sonrisa
-Quería verte a solas.
-Beltan...  Podías haber esperado hasta mañana
-En realidad no podía esperar ni un minuto más y quería tener a las estrellas por testigos
-¿Testigos?..
El joven extrajo una pequeña bolsa de terciopelo de su chaqueta, luego Naivé alcanzó a distinguir un pálido brillo entre los dedos de él.
-Naivé... ¿te gustaría ser mi esposa?
Tras pronunciar estas palabras extendió hacia ella un delicado anillo, eran pequeñas rosas de Arden entrelazadas con pequeñas gemas verdes. Era una obra de arte digna de una reina.
La joven quedó sin palabras, miró al muchacho con amor y le dio la mano para que le pusiera el anillo.
-Sí.. –dijo después de unos instantes- quiero pasar contigo el resto de mi vida.
Entonces él la besó apasionadamente sintiendo que por fin era suya, suya para siempre.
       Naivé volvió sigilosamente a su cuarto, sin embargo, Fenya estaba sentada en un alto sillón esperándola, aún en la semipenumbra la  mujer distinguió el brillo de la sortija en el dedo de la muchacha.
-No puede ser, debes alejarte de él, antes de que esto vaya más lejos– afirmó con rudeza
-¿De qué hablas?
-No puedes ser su mujer, ni de nadie, ese no es tu camino... Debes dejarlo mientras estés a tiempo.
-No. Nos amamos, yo nunca voy a dejarlo. No hice ningún voto, yo no soy sacerdotisa, ni quiero serlo. Lo único que deseo es ser la esposa de Beltan.
- Sé que no eres sacerdotisa, eres algo más grande que eso. El poder se está despertando en ti. Las visiones son sólo la primera señal. Ni siquiera puedes imaginar la grandeza de tu don. Pero un poder como ese exige un precio y el precio es que solo vivas para servirle.. y la soledad, no podrás ser de nadie. Tienes que elegir.
- Yo no quiero ningún poder y ya elegí.
-No puedes rechazar ese don...
-Rechazaría a las mismas estrellas por Beltan. La joven miró desafiante a su tutora, la mujer la miró resignada
-Entonces, estaremos perdidos.
Había tristeza en su voz y la muchacha sintió ganas de llorar cuando  Fenya se retiró del cuarto. Toda la felicidad de las horas previas se evaporó.
    Tal vez porque Beltan  la conocía muy bien y descubriría que algo le pasaba o simplemente porque no quería mentirle, Naivé le contó la conversación que había tenido con Fenya. El muchacho la miró hosco y se alejó de ella.
-¿Qué harás?- preguntó con dureza.
Naivé salvó la distancia que los separaba y lo abrazó con fuerza, luego lo miró seria
-¿Acaso no sabes que te amo, que nada que me ofrezcan se compara a ti? Tú eres mi elección Beltan, ahora y siempre.
-Pero...
-No hay peros, no importa lo que venga, lo enfrentaremos juntos.
El joven estaba conmovido ante la decisión de ella, se veía tan pequeña entre sus brazos, sin embargo, tenía más fuerza que él. Por un momento había temido perderla, pero al mirarla a los ojos supo que ella hablaba en serio
Y el delicado anillo en la pequeña mano, confirmaba todas las promesas que se habían hecho mutuamente.
- En un mes, cuando la luna cambie nos casaremos.-murmuró ella, y él asintió con una sonrisa que le iluminó el alma.

    Diez días pasaron desde aquel encuentro y las noticias que llegaron a Nimrod alteraron a todos sus habitantes, en especial a Naivé.
-La guerra ha recomenzado y se acerca a nosotros- dijo el Señor de Nimrod en el concilio- me temo que tendremos que combatir, ni siquiera los poderes que nos protegen podrán impedir el combate.
Naivé escuchaba las voces desde lejos, estaba absorta contemplando a Beltan y Atherion, había fuego en sus miradas, ellos iban a combatir.
-Es esto, es mi sueño... -pensaba ella- y sentía que la cabeza le daba vueltas, todo parecía una ilusión.
De golpe la voz de Beltan la despabiló
- Yo iré al combate, mi espada está al servicio de Nimrod, mi señor .
- También yo iré... -proclamó Atherion y miró con orgullo a su amigo.
La gente que estaba presente estalló en vítores, con aquellos nobles guerreros defendiendo Nimrod nada podía pasar, sólo una muchacha quedó en silencio. Pálida y aturdida, Naivé sintió que la felicidad se le escapaba de las manos y que los presagios se convertían en realidad.
- Debo hacerlo, Naivé. Fui educado para este día, los que están atacando son los mismos que mataron a mis padres, no quiero que vuelva a pasar, no si yo puedo hacer algo. Te imaginas si entraran a Nimrod... no permitiré que eso pase.
 La voz segura de Beltan y sus razonamientos no lograban calmarla
- Pero... mis sueños Beltan, no lo entiendes están sucediendo. Ni Atherion ni tú deben ir.
- Dijiste que no le temías a los sueños, mi amor... tengo que ir, ni siquiera podría mirarte a la cara si me quedo aquí como un cobarde. También Atherion debe ir,  es nuestra hora. Te prometo que volveré pronto y nos casaremos, pero sin que nada amenace nuestra tranquilidad.
        Naivé sabía que nada de lo que dijese podría detener a los dos hombres que más quería, “es nuestra hora” había dicho Beltan, pero algo en su interior le decía que era un camino hacia la muerte.
En pocos días la compañía de Nimrod se organizó y se preparó para la partida.
Atherion se acercó para despedirse. Miró a la joven con ternura y tomó las pequeñas manos entre las suyas.
- No temas Naivé, estaremos bien y prometo que traeré al bravucón de regreso para que cumpla su palabra. Le dirigió una  sonrisa y la besó en la frente.
El corazón de la joven se estremeció cuando Beltan se despidió de ella.
Le prometió que volvería pronto, sin embargo, el beso que le dio tenía sabor a adiós, a última vez. Los ojos ambarinos de la joven brillaron con impotencia y se le quedó grabada la imagen de los dos muchachos alejándose de Nimrod, alejándose de ella.

      Los días pasaron y las noticias de la batalla eran confusas, nada certero se sabía sobre el príncipe y el guerrero. Cada día que pasaba la desesperación de la muchacha crecía. La noche en que la luna cambió , fecha en la debía casarse con Beltan tuvo una nueva pesadilla, una espada se clavaba en ella y al mirarse veía que la sangre cubría su anillo y que Atherion yacía herido en su regazo.
Despertó con un grito de terror y percibió ruidos de cascos de caballos que ingresaban a la ciudadela, había gritos y llantos. La compañía estaba de regreso y antes de que se lo confirmaran  Naivé supo que el príncipe estaba mortalmente herido.
Se vistió y salió presurosa, ya habían llevado a Atherion a su dormitorio cuando ella llegó, Beltan estaba junto a él. Lucía taciturno y demacrado. Se echó a sus brazos, agradecida de que estuviera a salvo, sin embargo, la pena por Atherion era demasiado grande. Una espada había atravesado su pecho, y estaba muriendo desangrado, sólo su enorme fortaleza lo había mantenido vivo hasta llegar a Nimrod.
Beltan parecía estar en trance y repetía una y otra vez la misma frase
-“No pude ayudarle, no hice nada...”No pude ayudarle...
Naivé acarició su mejilla y lo miró seriamente, su voz sonaba autoritaria y dulce al mismo tiempo
-No fue tu culpa, escuchas. Tú no tienes la culpa.
Sólo entonces él pareció verdaderamente consciente de su presencia y la miró con tristeza.
- No me di cuenta cuando lo atacaron y no pude hacer nada, fue muy extraño, como si él fuera el blanco de todo el ataque. Eran demasiados para él. No pude llegar a tiempo. Sólo alcancé a ver la espada clavándose en su pecho, luego pude sacarlo de allí, pero era demasiado tarde.
 Entonces el llamado febril de Atherion los interrumpió
-Naivé...Naivé...
La muchacha corrió a su lado, mientras los médicos de Nimrod descartaban toda esperanza.
-Aquí estoy, Atherion, junto a ti- sostuvo la desfallecida mano con gentileza y la llevó a su corazón-. Mi querido príncipe, me prometiste que te cuidarías...
Entonces el llanto quebró su voz y Beltan se acercó a ella poniendo sus manos sobre sus hombros.
- Lo hemos perdido.. – dijo el señor de Nimrod y miró con tristeza al viejo Karon que velaba junto al joven .
-Aún no – la voz de Fenya sonó imperiosa-
Todos la miraron esperando que la sacerdotisa obrara un milagro.
- No soy yo quien puede ayudarlo – dijo mirando a  Naivé.
La joven la miró interrogante
- Yo...no puedo..
- Tienes el don , sólo tu puede, si quieres. Pero debes pagar el precio
Naivé vio el cuerpo agonizante de Atherion y la profunda mirada azul de Beltan . En su interior supo que la sacerdotisa tenía razón y que no había tiempo para dudar.
-¿Qué debo hacer?
- Sólo deja que el poder fluya y que tus sentimientos por el príncipe te guíen.
Todos parecían confundidos por la conversación de las dos mujeres, sólo  Beltan empezaba a entender, pero se negaba a aceptar lo que estaba sucediendo.
La joven pidió a todos que le hicieran lugar, luego se arrodilló juntó al príncipe , descorrió las vendas que cubrían la herida y puso sus manos sobre ella, la sangre manchó su pálida piel . Luego cerró los ojos y deseó con todas sus fuerzas que él viviera. Entonces sintió una enorme energía crecer en su interior  y una gran calidez que se desprendía de sus manos. Sin darse cuenta entonó salmos en una  lengua antigua y olvidada, que ella desconocía hasta entonces.
 Los demás vieron con asombro como una intensa luz se desprendía de sus manos y la herida empezaba a cerrarse prodigiosamente. Cuanto terminó de recitar, abrió los ojos y  vio que no quedaban rastros de la herida y que la respiración de Atherion tenía un ritmo regular .Ella tenía lágrimas en los ojos, no sabía qué sentir, miró incrédula a Beltan. Al mirarlo vio un dolor indecible en los ojos masculinos y sólo entonces fue plenamente consciente del precio que había pagado y el camino que había elegido. Luego intentó levantarse y cayó desvanecida.


Estaba en su cuarto cuando despertó y Fenya la cuidaba
-¿Qué pasó...él está bien?.
- Él está bien, si te refieres al príncipe, recuperó la conciencia y espera verte . En cambio tú agotaste todas tus fuerzas, supongo que fue demasiado, pero era importante que lo hicieras. Solo tú podías, ahora todo estará bien.
-No es verdad.
De pronto la mirada de la muchacha se ensombreció.
-Beltan estará bien, con el tiempo entenderá. Te trajo hasta aquí. Y aunque no lo dijo se preocupó mucho.
-Tengo que verlo
-Quizá sea mejor que dejes pasar un tiempo.
-Para qué, de todas formas ya no hay vuelta atrás ¿verdad?, yo elegí .Pero quiero despedirme de él, explicarle.
 Cuando se sintió suficientemente fuerte fue a buscarlo, lo encontró en  la torre norte mirando el ocaso.
-Bel..
Cuando se volvió a mirarla, ella sintió un terrible dolor en el pecho, había en sus ojos una frialdad que antes no existía. También su voz era diferente, despojada de ternura y calidez.
-Este es el adiós ,supongo. No debiste molestarte en venir.
Ella esperaba que la comprendiese, pero él estaba enojado.
-Beltan tuve que hacerlo...tú lo entiendes . Debía salvarle la vida.
-Y me sacrificaste a mí...
Eso era totalmente injusto y ella también se enojó. Había perdido más que todos , no tenía opción y de golpe era la culpable...era demasiado
-¡No seas injusto!.Era la vida de Atherion y debía salvarlo, sin importar el precio. Tú hubieras hecho lo mismo y lo sabes.... Crees que no me duele, te amo...te amo y ya no puedo tenerte.
-Yo hubiera dado mi vida por él  y no te reprocho lo que hiciste, pero no me pidas que lo acepte. No puedo, te perdí para siempre, hoy deberías ser mi esposa y ni siquiera puedo acercarme a ti.
Además, hay algo que me tortura....dime ¿cuándo tomaste tu decisión? ¿Cuándo Atherion agonizaba o cuando jurabas que yo era más importante que cualquier cosa que Fenya te ofreciera?
-¡Qué dices!.¿Crees que te mentí, qué elegí  esto, antes que a ti?. Creo que ni siquiera me permitieron decidir...hubiera preferido morir, antes de que algo les sucediera a alguno de ustedes.
-De todos modos ya no importa ...
Beltan la miró durante un tiempo y se marchó.
Naivé se quedó en la torre mientras las lágrimas caían sin que pudiera detenerlas. El dolor que había visto en aquella mirada era demasiado profundo. Beltan había perdido mucho y una vez más el destino lo despojaba de todo lo que amaba. De niño había visto como mataban  a su familia, luego había encontrado un hogar en Nimrod y Atherion y ella se habían convertido en su familia. Ahora no sólo la perdía a ella, también perdía a su mejor amigo y a Nimrod. Nada sería igual y de golpe volvía a ser expulsado del paraíso.
Era aquella revelación la que más hería a  Naivé. Lentamente la muchacha deslizó el anillo de su dedo y lo aferró con fuerza contra su corazón.

 -Entra Beltan . La voz de Fenya delataba que esperaba la visita del muchacho tarde o temprano.
-Necesito saber algo –la furia de él era casi tangible.
-Te escucho.
-Cuando le dijiste a Naivé que una vez que tomara una decisión era irreversible,¿ decías la verdad o sólo querías   alejarla  de  mí porque no te agrado?
 -Era verdad, ella siempre tuvo el poder por eso la crié, pero aceptarlo y ejercerlo implica no poder volver atrás.
Su don es único, las visiones y el poder de curación son sólo el principio, ella podrá hacer cosas que ni tú ni yo imaginamos , el poder estará a su servicio pero exige la misma devoción. Será su ama y su esclava, ningún interés mundano puede apartarla de su camino, ni familia, ni un hombre, nada.
-Atherion está curado, ¿qué sucede si ella reniega del don?
-La consumirá. Ella lo aceptó, el poder y su energía vital son lo mismo ahora. Debes olvidarla muchacho, este siempre fue su destino, lo de ustedes no debió suceder.
Beltan sonrió maliciosamente
- Es curioso, yo opino que su destino es estar junto a mí y que esto es lo que jamás debió suceder. Pero mi opinión no cuenta.
 Luego se retiró y dejó a Fenya con un extraño sentimiento de culpa.

Naivé se asomó tímidamente a las habitaciones del príncipe.
-Atherion ¿cómo te sientes?
-Estoy mejor, ven siéntate a mi lado
La joven se sentó junto a él y el príncipe le tomó la mano.
-Te debo la vida, además tengo entendido que sacrificaste mucho para salvarme.
La joven no contestó sólo bajó la mirada y eso bastó para que Atherion estallara .
-¡Diablos!, entonces es verdad...tú y Beltan ya no.....debí haber muerto.
-¡No! No digas eso, yo no hubiera soportado que algo te pasara. Fue mi decisión Atherion, además ahora soy bastante poderosa- ella intentó esbozar una sonrisa juguetona, pero le fue imposible.
-A ti jamás te importó el poder
-Nadie rechaza un don como este....
-Nadie rechaza el verdadero amor Naivé, y tú lo hiciste por mí.
Ella no pudo contenerse y comenzó a sollozar , el príncipe la abrazó y la retuvo contra su pecho hasta que ella recobró la calma.

     Atherion pensó que si la espada no lo había matado, ver a sus amigos con el corazón roto si lo haría. Ahora era  Beltan quien estaba junto a él.
-Veo que ya estás repuesto
-Sí, yo quisiera levantarme, pero no me dejan.
-Tienes que recuperarte totalmente. Quiero irme sabiendo que estás bien
-¿Irte?
-Sí, ya no  pertenezco aquí
- ¿Por qué no se lo impediste Beltan? No es justo, yo no quiero estar vivo por ese precio.
-No era mi decisión. Además....
Beltan dejó de rehuir la mirada de su amigo y lo miró con afecto
- Quiero que sepas que no me arrepiento de que vivas y  pase lo que pase eso no cambiará. No te culpo a ti de lo que sucedió
-Pero yo sí.
- Olvida eso Atherion, sabes que tú hubieras hecho lo mismo por cualquiera de nosotros. Tú no eres responsable de que yo la pierda.
La mirada del príncipe se volvió distante
-Los dos la perdemos....
Beltan lo miró sorprendido. El príncipe habló en voz baja
-Sabes que siempre la amé.
-Lo imaginaba
-Pero ella no me quiere de esa forma, así que  juré jamás interponerme entre ustedes. De verdad me alegraba verlos juntos y felices. La vida es irónica ¿verdad?, de todas maneras los separé.
- Tal vez simplemente cada uno de nosotros tenga caminos diferentes. Sea cual sea el tuyo te deseo suerte, majestad.
-También a ti .
Ninguno de los dos era bueno para las despedidas, y aquella era muy particular. Los dos se querían pero los lazos entre ellos se habían roto.
       Al día siguiente Naivé vio desde la torre norte como Beltan se marchaba sin despedirse de ella. Solo, sin mirar atrás atravesó las puertas de Nimrod.

-También tú te vas- dijo Atherion con desencanto.
-Sí, Fenya dice que debo aprender a manejar este poder y para ello debemos irnos.
-Este lugar va a estar muy solo. Yo voy a estar muy solo
-Con todo lo que está pasando en el mundo , vas a estar muy ocupado. Creo que pronto deberás ocupar tu lugar como rey. Ese será un gran día amigo mío y yo seré muy feliz.
-Ahora no lo eres- evaluó con pesar.
En el mismo instante de pronunciar aquella frase, Atherion se arrepintió y se sintió muy tonto. Desde la partida de Beltan, ella había deambulado como una sombra .No , no era feliz y tal vez nunca volviera a serlo.
-Han sido días muy extraños, Atherion y creo que un cambio me hará bien. Han pasado demasiadas cosas, la gente de aquí me trata diferente , no sé si quieren quemarme por bruja o reverenciarme como diosa, pero ya nada es igual.
-Yo daría cualquier cosa porque fueras feliz.....mataría sin pensarlo a cualquiera que te dañara, y he sido yo quien más daño te ha hecho. Supongo la única forma de pagar mi deuda es vivir y hacer algo útil.
    La  voz del joven sonaba muy triste y Naivé se sintió conmovida.
-Fuimos muy felices aquí Atherion. Ahora creo que todo fue un artificio, mientras el mundo estaba en ruinas nosotros crecimos al amparo de Nimrod y jugamos y reímos...tal vez  estaba destinado a no durar. Aún así, agradezco mi tiempo en este lugar . Dijiste que me debías la vida, entonces vive Atherion , sé feliz y cuídate mi querido príncipe.
 Era el adiós ,los dos estaban en la galería iluminados por la luz de la mañana. Ella lucía hermosa y melancólica, entonces él hizo algo que nunca  antes había hecho: la besó suavemente en los labios y le sonrió con ternura.
-Cuídate  mi dulce amor.
Sin decir nada más se marchó, dejando a Naivé azorada y sin palabras.

        Aquella misma mañana Fenya y Naivé partieron. La muchacha pensó que desde su llegada a la ciudadela siendo un bebé jamás había salido al mundo exterior, no conocía el mundo fuera de Nimrod. Afortunadamente las guerras habían cesado y pudieron realizar un viaje tranquilo.
Veinte días tardaron en llegar a su destino, era un antiguo santuario donde Fenya se había instruido .Era un lugar muy grande consagrado a los antiguos dioses.
Aquel sería su hogar de ahora en más, allí los eruditos y sacerdotes le enseñarían a manejar sus poderes. Había muchos habitantes y la mayoría de ellos tenían dones especiales.
Un hombre muy anciano les dio la bienvenida.
-Fenya...has vuelto y la trajiste contigo.
La mirada del anciano se posó en Naivé y la muchacha sintió que lo conocía desde siempre.
-Sí, Dercan ella es Naivé. Naivé él es el patriarca de este lugar y mi maestro.
- Es un gusto conocerlo.
-También a ti niña, te esperamos desde hace mucho. Pensé que no llegaría a conocerte. Supongo que la hora ha llegado. Vamos entren.
Extrañamente  la muchacha se sintió cómoda en aquel lugar. Era como si allí tuviera la posibilidad de recobrar su paz. Sin embargo una semana después de su llegada Fenya le anunció que se marcharía y eso la perturbó.
-¿Te vas? ¿dónde?
-El círculo se cierra, tú ya encontraste tu camino. Ahora yo debo continuar el mío. Iba al sur cuando te hallé, y ese es el rumbo que tomaré. El mundo está cambiando Naivé, tus sueños decían la verdad , vienen tiempos oscuros y cada uno de nosotros tiene un papel que cumplir. Soy necesaria allí, aquel es mi puesto de lucha...tú estarás bien aquí.
-Lo sé..Pero pensé que estaríamos juntas. Siempre hemos estado juntas.
-También a mí me cuesta dejarte. Créeme Naivé, nunca quise hacerte daño.
La sacerdotisa le dio un beso en la mejilla y se quedó observándola. Le dolía dejarla sola, después de todo era solo una niña. Una niña que había pasado mucho y que a pesar de su fortaleza necesitaba cariño y cuidados.
-¿Nos volveremos a ver?
-No lo sé, pero espero que sí, y que nuestro reencuentro sea en tiempos de dicha.
 Dercan acompañó a la joven a despedir a Fenya, hasta las puertas del santuario. Eran muchos cambios. Naivé pensó que tenía una nueva vida, de pronto todo lo que conocía y las personas que quería eran parte del pasado. Casi como si nunca hubiesen existido. Casi ...le recordó el frío del anillo que llevaba colgado al cuello.

        Dercan estaba muriendo y Naivé cuidaba de él. La voz del anciano era débil pero serena
-No te preocupes niña, he vivido mucho más que cualquier mortal. Agradezco haber vivido lo suficiente para conocerte. Ha sido maravilloso ser tu maestro durante estos tres años.
-No te vayas Dercan. ¿Por qué no puedo curarte?
-Porque es mi hora pequeña....ya no tengo fuerzas y mi cuerpo es demasiado viejo, más de lo que tú crees.     Además quiero partir.
-¿Qué haré ahora?
-Tú quedas a cargo Naivé, este lugar y sus habitantes dependen de ti . No te temas, lo harás bien, tú siempre has sido la protectora .
Naivé hizo silencio y se quedó junto a él hasta que se marchó.

    La guerra había recomenzado, los escuadrones oscuros atacaban los poblados y los devastaban . El causante de aquellos ataques residía en el oeste pero su identidad y sus objetivos permanecían ocultos. Naivé sabía que el mal estaba cobrando fuerzas. Había distintos puntos de resistencia a lo largo de toda la tierra. Los guerreros y magos combatían la oscuridad incesantemente.
La luz iluminaba plenamente  las amplias galerías mientras Naivé curaba las heridas de una joven del poblado de Arach. Los pocos sobrevivientes se habían refugiado en el santuario , la barrera que Naivé había instalado siete años atrás los mantenía protegidos de cualquier ataque. Una joven sacerdotisa se acercó a Naivé.
- ¿Me llamabas mi señora?
-Sí Kaly , ¿puedes acompañar a Mila al comedor?, no debe esforzar mucho su pierna.
-Sí señora.¿ Está todo bien?
-Pronto llegaran más Kaly, muchos buscarán nuestra protección- comentó apesadumbrada
-Y se la daremos señora, toda nuestra comunidad está preparada.
Naivé sonrió en forma de agradecimiento. Era cierto, todos estaban preparados para brindar ayuda y no se sentía tan sola en su tarea. En los últimos años la comunidad del santuario había crecido mucho, sacerdotisas, hechiceros, aprendices y todo tipo de gente vivía allí.
Había armonía y vitalidad en aquel lugar, sin embargo Naivé sentía el dolor y la muerte que se extendía por el mundo. La sensación se hacía más fuerte con el tiempo y agobiaba el corazón de la muchacha. ¿Durante cuánto tiempo podría proteger a los suyos?.
Los niños jugaban , los mozos se encargaban de las tareas matinales y la gente iba y venía, de pronto aquella visión cotidiana se mezcló con otra no menos real. Naivé vio venir a dos jinetes, en su mente la imagen era clara, dos hombres venían a Merydath . Los dos guiaban ejércitos, los dos eran letales y magníficos. Eran diferentes y sin embargo muy parecidos. Venían por caminos separados , tenían heridas, estaban cansados, y sin saberlo venían a ella.
La visión se desvaneció y Naivé quedó con la mirada perdida. Pronto llegarían

  -Jefe, necesitamos descansar y encontrar un refugio . Los hombres están heridos, y tú también. Si las patrullas nos encuentran así, acabarán con nosotros.
-Tienes razón Skat
- Estamos cerca del Santuario de Merydath escuché que ese lugar tiene una barrera contra el mal, estaremos seguros allí y podremos reponernos.
El hombre lo miró turbado, tenía una profunda herida en el hombro, el cabello oscuro enmarañado y parecía exhausto.
-Está bien, avísale a los hombres, trataremos de llegar a Merydath y espero que den refugio a un grupo de forajidos como nosotros -dijo sonriendo ligeramente.
Cuando Skat se alejó, el hombre entrecerró los ojos y  se apoyó contra  las rocas, en verdad estaba muy cansado.
La batalla había sido muy dura y desigual, aquellos soldados eran incansables. Parecían invencibles eran rápidos , mortíferos, como si nada los distrajera de su objetivo.
Ningún hombre normal peleaba así, sin embargo él pensaba que no eran normales. Había algo antinatural en ellos y para ser sincero le había costado salir con vida.
Descansaron el tiempo necesario para recuperar fuerzas para el viaje. El líder vendó su hombro con fuerza y agradeció que la herida hubiera dejado de sangrar. Tenía que resistir, al menos para guiar a su gente a un lugar seguro.
No le gustaba depender de nadie ni que nadie dependiera de él , pero los hombres junto a los que luchaba eran su responsabilidad. Confiaban en él y no los defraudaría.
Todos estaban agotados y el camino se les hizo difícil. Anduvieron por tierras yermas , pasaron por pueblos asolados y tres días después, al amanecer divisaron a Merydath.
El santuario era extenso y se erguía deslumbrante en medio de la tierra devastada. Parecía una joya perdida, estaba rodeado por una muralla baja y cuando llegaron a sus puertas vieron que no había guardias custodiándolas.
Por un momento temieron que no serían recibidos, sin embargo las puertas se abrieron solas y les permitieron la entrada al maravilloso refugio.
Un edificio grande se levantaba en el centro, alrededor había caballerizas y estructuras menores. Además había un extenso parque que rodeaba las construcciones y que se encontraba poblado por una diversidad de tiendas.
Había gente yendo de un lado para otro y nadie parecía reparar en los recién llegados. Había soldados de distintos ejércitos y reinos, muchos hombres estaban heridos.
Descendieron de los caballos sin saber a donde debían dirigirse. Un hombre anciano  con un jovencito se les acercó y les indicó que lo siguieran.
- Venga, iremos a la sala central. Allí están atendiendo a los heridos. No se preocupen por los caballos, mi nieto se encargará de ellos.
Sin bajar la guardia siguieron al anciano. Más gente estaba llegando al santuario, por lo visto todos habían ido a Merydath a buscar auxilio.
La sala central era un amplio espacio cubierto de mármol claro, había heridos por todos lados. Múltiples camillas cubrían el suelo, otros estaban recostados contra la pared mientras esperaban asistencia. Hombres y mujeres corrían de un lado al otro,  asistiendo a los lesionados.
Los recién llegados  avanzaron para pedir ayudar, su líder sintió humedad en su brazo y supo que la herida estaba abierta , el viaje había sido un gran esfuerzo. Permitió que sus hombres se adelantaran porque la debilidad lo vencía. Se apoyó en una columna y se dejó caer
       Beltan estaba sentado en el suelo , recostado sobre la columna, la herida en su hombro era profunda y había vuelto a sangrar, cerró los ojos y se adormiló. Una mujer cubierta con una larga capucha que ocultaba su rostro se acercó a él. Corrió la camisa del guerrero para revisar su herida, cuando se acercó para tocar el hombro, la mano del hombre asió la suya con fuerza para detenerla. Ella emitió un gemido de dolor y estupor por aquella reacción inesperada.
-¡No me toques! – gruñó él sin mirarla- He pasado diez años tratando de olvidarte para que lo arruines, además no necesito tu ayuda.
El se levantó rápidamente sin soltar la mano femenina, se enfrentó a ella y bajó la capucha que le cubría el rostro. Los ojos azules se clavaron en  los de ella
-Naivé, deberías saber cuanto desprecio tu don, estoy seguro que hay gente aquí que lo necesita .Yo no.
Le soltó la mano y se alejó bruscamente sin darle tiempo a contestar.
      Ese era su primer encuentro después de diez años, no sabía qué esperar sin embargo la frialdad de él la hería. Lo había visto claramente en sus visiones, un hombre adulto,  decepcionado , intimidante , sin rastros del jovencito alegre, pero no estaba preparada para tenerlo frente a ella. Al contemplarlo lastimado había sentido  la necesidad de protegerlo, pero no era posible, nada era posible entre ellos .  Lo que más la lastimaba era que ,a pesar de todo, aún lo amaba.
      Era más hermosa aún de lo que recordaba. La última vez que la había visto era solo una niña, ahora era una mujer plena y deslumbrante. Beltan había conocido muchas mujeres, incluso más bellas que Naivé, sin embargo ninguna lo había conmovido como ella. La había reconocido sin verla, había sentido su presencia junto a él. Había pasado años huyendo de su recuerdo para ir a caer a sus manos, estaba refugiado en su hogar . No sabía si sería capaz de soportarlo. Iba ensimismado en sus pensamientos cuando una voz lo detuvo:
-Estás herido, necesitas ayuda.
El viaje al pasado estaba completo, cuando Beltan se volvió vio a Atherion detrás de él. También el príncipe había cambiado, su aspecto era tan malo como el de él.
-Atherion...
-Parece que volvemos a encontrarnos, vamos necesitas curarte esa herida y apuesto que unos tragos no te vendrían mal.
      En  el parque había numerosas tiendas en las que se había acomodado provisoriamente la gente que había llegado a Merydath. Los aposentos no daban abasto y los heridos estaban siendo atendidos en la sala central del santuario.
Atherion guió a Beltan a una de las tiendas
-Bueno, quédate aquí mientras busco a alguien que te cure.
-No , no necesito a nadie…
-Déjate de tonterías.
Lo dejó  recostado en un catre y salió. Beltan temía que Atherion trajera a Naivé, sin embargo el príncipe volvió un rato después con una muchacha desconocida. Ella traía vendas y una canasta, Atherion la guió junto a él.
-Mi nombre es Mattia, señor, no se preocupe en un momento curaré su herida.
-No debes molestarte – contestó él débilmente.
- No es molestia, estamos curando a los heridos y por lo visto  su herida es delicada.
Las fuerzas lo abandonaban , así que Beltan debió rendirse.
Con la ayuda de Atherion, la chica le quitó la camisa, limpió la herida, le aplicó un ungüento y lo vendó.
-Muy bien, creo que se recuperará, de todos modos le diré a la señora que pase a mirarlo.
-No- respondió bruscamente- estaré bien, no es necesario molestarla, hay heridos mas graves que yo.
-Eso es verdad, bueno ahora necesita descansar- ella se dirigió a Atherion- cualquier cosa búsqueme.
-Está bien, muchas gracias.
-Ah me olvidaba- dijo la muchacha  extendiéndole una pequeña bolsita- esto es por si levanta fiebre.
Después se retiró
-Por lo visto sigues tan testarudo como siempre.
-Bueno creo que eso no tiene cura.
-Toma esto- dijo el príncipe alcanzándole una copa.
El cuerpo cansado de Beltan agradeció el vino con especias y miel.
-Gracias, me hacía falta. Está muy bueno
-Aquí tienen buen servicio, tenemos suerte. Ahora descansa, te ves fatal, luego hablaremos.
-Tú no te ves mejor, pero necesito  que le avises a mi lugarteniente que estoy bien, su nombre es Skat.
Beltan describió al hombre y cuando Atherion prometió que lo buscaría, se relajó y se quedó dormido. Su mente y su corazón agradecieron la tregua del sueño.

Cuando despertó , Atherion y Skat estaban conversando junto a él, según parecía intercambiaban noticias de sus últimas batallas.
Le dolía un poco la cabeza y el hombro pero se sentía mucho mejor. La joven Mattia sabía lo que hacía y la herida no se había infectado.
Los hombres notaron que estaba despierto y se dirigieron a él.
-Hola jefe, ¿cómo te sientes?
-Mejor, aunque no creo que pueda hacer acrobacias . ¿Tú y los hombres cómo están?
-Bien ,no te preocupes. Nos curaron y nos dieron comida. Además nos acomodaron muy bien. Y hay mujeres hermosas , creo que puedo acostumbrarme a este lugar.
-Imagino que sí.
-Deberías ver a la señora del lugar, Beltan, te quita el aliento.
- Ya lo creo -contestó con ironía-¿ Tú la has visto Atherion?
-No ,todavía no. Quería acomodar bien a mis hombres antes de rendirle mis respetos y darle las gracias.
-Entonces... no sabes quien es
-No creo conocerla.
Beltan lo miró fijamente y le contó
-Es Naivé
-¡Naivé!- el rostro del príncipe cambió bruscamente.-¿Ella está aquí? .¿Hablaste con ella?
-Algo así, no me hizo mucha gracia encontrarla.
-¿Está bien?-preguntó el príncipe ignorando su último comentario.
-Sí, creo que sí. Pero deberás averiguarlo por ti mismo. Yo pienso largarme de este lugar tan pronto pueda montar y manejar mi espada.
-Jefe...
- Lo siento, Skat, pero no nos quedaremos mucho tiempo.
En ese momento un joven entró a la tienda y haciendo una reverencia habló.
-Su majestad Atherion, mi señora solicita  verlo, me envía a preguntar cuando cree posible encontrarse con ella.
-Dile que cuando lo desee yo estoy a sus órdenes.
-Está bien.
Él joven se retiró, Beltan cerró los ojos y  se hizo el dormido.
No soportaba la evidente alegría de Atherion y no quería hablar más de ella.

      Atherion la esperaba en la sala de conferencias. La joven aún recordaba su último encuentro con el príncipe cuando él le había revelado sus verdaderos sentimientos, habían pasado diez años. Muchas cosas habían cambiado y no sabía qué esperar. Además su reunión con Beltan la había perturbado, los reencuentros no estaban resultando gratos y temía pasar otro mal momento con Atherion.
 Él la esperaba en el centro de la sala, había cambiado, había una rudeza en su mirada que reemplazaba a su habitual cortesía. Supo que él había crecido y no sólo físicamente , sin embargo sonrió cálidamente cuando la vio entrar y ella comprendió que todo estaría bien.
-Naivé..-él se adelantó y la estrechó contra sí antes de que ella pudiera reaccionar- me da gusto ver que estás bien
-También a mi me da gusto verte, Atherion- respondió ella cuando él aflojó el abrazo.
-Según parece nuestros caminos vuelven a cruzarse y otra vez me ayudas.
-Sí- contestó con melancolía pero entonces cambio su tono de voz y comentó divertida- creo que se te está haciendo costumbre, príncipe.
Él rió con ganas
-Ven siéntate, tenemos mucho que hablar
Por el momento los dos evitaron mencionar a Beltan y se relataron los últimos diez años de su vida.
- Cuando Nimrod cayó...-él la miró interrogante-
-Sí me enteré, y una parte de mí  también cayó con la ciudadela.
-Fue terrible, las barreras mágicas fueron vencidas y no pudimos contrarrestar el ataque. Con la bendición de los dioses salvamos nuestras vidas, en fin ,luego de eso intenté recuperar mi trono. Mi reino está invadido y me fue imposible derrocar al tirano que lo gobierna, así que me dediqué a combatir a los invasores a lo largo de varios territorios, tratando de sumar fuerzas para mi causa. He pasado los últimos seis años errando, hasta que mi última batalla me trajo aquí. Busqué refugio y te encontré.
La muchacha se sonrojó bajo la intensa mirada de él. También ella le contó  sobre su llegada a Merydath, la partida de Fenya, los años bajo la tutela de Dercan y  la vida actual en el santuario.
-Parece que has estado ocupada.
-Un poco, pero estoy bien aquí...ahora lo siento mi hogar , además muchos dependen de mí.
-Eso me recuerda, que debo agradecerte formalmente tu ayuda y la de tu gente. Mis hombres y yo hemos sido curados, alimentados y bien atendidos, ya casi hemos recuperado nuestras fuerzas para la siguiente embestida.
-Me alegra que así sea, pero no te apresures a dar batalla Atherion. Deben recuperase completamente, mucha gente está llegando a Merydath y podrías encontrar refuerzos. Además creo que no tendremos que esperar mucho hasta que la batalla venga a nosotros.
-¿Atacarán al santuario?
-Eso me temo, estamos protegidos por una barrera, sin embargo pronto tendremos que defendernos.
-Sabes que yo estaré aquí.
-Sí y creo que  esa es la razón por la que has llegado. Tú me agradeciste la ayuda, creo que yo también estaré en deuda contigo.
-Eso jamás, yo te debo la vida y nunca lo olvidaré- dijo él apasionadamente-
Un  antiguo dolor  brilló en la mirada de Naivé y Atherion cambio de tema.
-Hablaste de una barrera, ¿es del mismo tipo que la de Nimrod?
-De hecho es muy similar, Dercan me enseñó el hechizó y yo lo fortalecí. También nuestros enemigos tienen magia y no sé que tan resistente puede ser la barrera.
-¿Eres tú verdad?, quiero decir que la fuerza de la barrera está vinculada a ti. De alguna forma tu presencia se percibe en Merydath, como si tu energía circulará por todo el lugar. No sé como no lo descubrí antes.
-Sí,  la barrera se alimenta de mí poder, en cierta forma es una extensión de mí misma.
-Lo sabía.
Una muchacha los interrumpió para traerles una bandeja con comida.
-¿Qué te pareces si almorzamos?
-Me encantaría, amiga mía.
“Amiga”, Naivé pensó que era reconfortante tener el apoyo de Atherion, era  como recuperar una parte de sí misma que creía perdida para siempre.
Ella no se animó a preguntar por Beltan y Atherion no lo mencionó para no herirla.
La joven sabía que lo habían curado y que estaba bien pero no había vuelto a verlo.

    Ella estaba mezclando hierbas en un mortero para hacer medicina,  el número de heridos estaba superando lo que esperaban. Estaba concentrada en su tarea, por eso no percibió su presencia hasta que él habló. Estaba en el umbral de la puerta y su figura bloqueaba completamente la entrada.
-Me dijeron que estabas aquí – dijo ásperamente.
Un montón de emociones la invadían, se preguntó si alguna vez su cercanía dejaría de conmoverla pero lo que más temía era una nueva agresión.
-Dime Beltan, ¿necesitas algo?- Preguntó irguiéndose altiva frente a él
- Sólo quería disculparme, por la forma en que me comporté el otro día. Sé que sólo querías ayudarme, también tengo que agradecer  la hospitalidad que me han brindado a mi y a mis hombres. Prometo que cuando nos recuperemos nos iremos y mientras esté aquí trataré de incomodarte lo menos posible. Eso es todo.
Él habló sin parar, como si hubiera memorizado él discurso. Una  vez que terminó titubeó como si no supiera que hacer.
-No te preocupes, entiendo que te sorprendió encontrarme. Además no tienes nada que agradecer, en Merydath brindamos refugio a todo aquel que lucha contra el mal. Puedes quedarte todo el tiempo que necesites.
-Gracias.
Sin más él se retiró. Al ver  el umbral de la puerta despejado, ella pensó que había un vacío, sin él todo estaba vacío y un escalofrío la estremeció.
   Había sido una disculpa muy torpe , pero era lo mejor que podía hacer. En su cabeza aún resonaban las palabras de Atherion: “Ella ya no ríe Beltan,  Naivé perdió su risa”. El príncipe lo  había dicho con tristeza y ahora él entendía la razón.
El guerrero pensó que lo que su amigo había comentado  era verdad, parecía preocupada y demasiado seria. Tenía responsabilidades y estar atendiendo a tantos heridos, seguramente no la ayudaba, pero le dolía que ella hubiese dejado de reír. En Nimrod, todos amaban su risa, su alegría siempre era un consuelo. Como si fuera poco él había sido cruel con ella, pero no podía evitarlo, tenerla tan cerca y saberla perdida lo enfurecía. Y esa furia era la única defensa que tenía contra el dolor.

Beltan la observó. Cada vez que estaba cerca de ella se desataba una tormenta en su interior.
Estaba en el patio interior con un niño  pequeño en brazos, la luz del sol daba de lleno en ella y confería un aspecto deslumbrante a su cabello. Lucía despreocupada y sostenía  a la criatura con ternura mientras hablaba con la madre
Ella no sabía que él la observaba desde el corredor. El guerrero no adivinaba que traería el futuro, si todo resultaría bien o si moriría en combate era un misterio, pero desde su llegada cada movimiento, cada gesto de ella, cada imagen, se le grababa a fuego en su corazón. Y aquella escena en particular lo impresionaba profundamente, le recordaba sus anhelos truncados. Por momentos tenía ganas de irse corriendo de allí, aunque fuera para lanzarse  directamente al infierno , pero las ganas de tenerla cerca eran más fuertes.
       Los días pasaron rápidamente, las noticias que traían los que llegaban a Merydath eran cada vez peores, las batallas habían recrudecido y todos los ejércitos, profesionales o no, que se enfrentaban a las hordas oscuras eran vencidos. Los hechiceros tampoco podían detenerlos, los enemigos vencían cualquier clase de conjuro o lo volvían contra quien los usaba.
Las personas en Merydath estaban inquietas, sabían que la batalla se aproximaba, en poco tiempo llegarían a Merydath y siendo este lugar el bastión de la resistencia descargarían toda su cólera contra el santuario.
Todos eran conscientes del peligro y Atherion convocó un concilio para decidir medidas.
Los líderes de todos los grupos que estaban en Merydath acudieron al llamado del príncipe. Personas de distintos países y situaciones analizaron los hechos. Los sobrevivientes de los distintos pueblos, nobles, guerreros, mercenarios, hechiceros, sacerdotisas, todos acordaron que debían tomarse medidas y preparar un único ejército que contrarrestara el ataque. Todos unirían sus fuerzas por el bien común, asimismo se decidió que el príncipe lideraría el ataque.
Solo una voz opinó diferente.
-Lo siento pero yo no participaré en esta expedición, tampoco mis hombres- señaló Beltan- estamos acostumbrados  a luchar solos y esto no resultará. Además, ¿qué te garantiza que no guiarás a toda esta gente a una gran masacre Atherion? Hay muchos que no tienen experiencia en la lucha...y no tenemos tiempo de prepararlos.
-Lamento que opines así Beltan porque apreciaría tenerte  a mi lado y que tu espada luchara por nuestra causa, pero es tu decisión. En verdad nada nos asegura la victoria , pero debemos luchar y estoy seguro que toda la ayuda es valiosa sin importar si tienen experiencia o no. A veces lo que decide una batalla es la voluntad y la pasión por una causa, y ninguno de nosotros quiere que el mal venza.
-Entonces te deseo buena suerte.
Un murmullo de desaprobación invadió el recinto. Reprobaban a aquel guerrero que después de recibir ayuda en Merydath se negaba a pagar su deuda.
Cuando  Beltan dejó el concilio , Naivé  salió detrás de él. Lo alcanzó en el pasillo y lo tomó del brazo. Estaba exaltada
-¿Estás hablando en serio Beltan, no vas a combatir?
-Ya escuchaste, no me gusta seguir órdenes. Yo trabajo solo
-Atherion te necesita, además yo los he visto combatir juntos... son insuperables. Él confía en ti, y tú en él.
-Pareces que olvidas la última vez que combatimos juntos. Confianza dices ...una espada atravesó su pecho y yo no pude impedirlo.
Una mirada de entendimiento se encendió en los ojos de Naivé
-Es eso, crees que la historia va a repetirse. Tienes miedo de que algo suceda.
-No es así. Yo no tengo miedo, mi peor temor se convirtió en realidad hace mucho tiempo y la muerte no me asusta. Sólo que Atherion tiene su camino y yo el mío.
-Creí que eras el mismo, pero me equivoqué. Te niegas a usar tu espada en una causa justa y te estás comportando como un egoísta . Muy bien haz lo que quieras.
En ese momento Atherion  venía hacia ellos. Naivé se dirigió a él muy decidida.
-Atherion, tienes mi espada a tu servicio. Yo lucharé a tu lado
Los dos hombres la miraron sorprendidos.
-¿Qué dices Naivé?. No permitiré que hagas tal cosa.
-Si crees que no haré nada para defender a mi gente, entonces,  príncipe , no me conoces. Larec me enseñó a usar la espada y también tengo otras habilidades muy útiles . –dijo sonriendo maliciosamente-
-De ningún modo harás algo así Naivé - casi gritó Beltan.
-Claro que no –confirmó Atherion-
La joven se estaba alejando de ellos, pero se volvió y habló con firmeza.
-Ustedes son los que se equivocan. Aquí son sólo invitados, y puedo echarlos o impedir que abandonen Merydath si lo deseo, sin embargo ustedes no pueden impedirme nada. No olviden que yo pongo las  reglas , y ya me están cansando sus juegos infantiles. Hay vidas en peligro y yo haré todo lo que esté en mis manos por defenderlas.
Estaba furiosa y ellos podían percibirlo. Se marchó y los dos se quedaron mirándola, era una mujer admirable. De repente Beltan empezó a reír.
-¡Cielos!, esa mujer es  un saco de problemas . Bien Atherion, combatiré contigo antes de que Naivé me parta con un rayo o nos convierta en algo desagradable.

        Cuando Beltan entró a la estancia vio a Naivé desenfundar una espada. La vaina estaba ricamente adornada y parecía antigua, la hoja brillaba con la luz y estaba tallada con extrañas runas. Parecía un arma poderosa , por su tamaño había sido forjada para un hombre, sin embargo se adaptaba a las manos femeninas que la esgrimían. La muchacha no lo había visto y Beltan habló  suavemente para no sobresaltarla.
-Es una hermosa espada....¿estás segura de lo que harás?
Ella le contestó pero sin dejar de mirar  el arma que empuñaba.
-Sí, estoy segura. Dercan guardaba esta espada, aunque nunca la utilizó, es muy antigua y poderosa. Mi maestro me dijo que perteneció al primer señor de Nimrod y que tras su muerte fue traída aquí. 
La muchacha recitó dulcemente “Al’c der gremac sawin tel victy we lokkya  mainé dakche  “ ,” Que la justicia  guíe tu espada y tu mano para diluir las tinieblas”, eso dicen estas runas. Solo espero cumplir con este remoto mandato.
-Naivé ....yo soy un mercenario, estoy acostumbrado a matar, además esos seres no me inspiran ningún respeto, de hecho ni siquiera los considero humanos. Por lo tanto atravesarlos con mi espada no me causará ningún remordimiento, pero tú eres distinta. Las veces que has manchado tus manos de sangre ha sido tratando de salvar a alguien no sé si estás preparada...
-¿Para matar? – la  fría voz de ella lo interrumpió- Estoy preparada Beltan, esta lucha es mucho más importante de lo que supones, y no estás del todo errado “esos seres” no son del todo humanos y tampoco me importa matarlos, de hecho, debo hacerlo. Están movidos por la oscuridad. Una oscuridad que crece día a día, aún no conozco el rostro de su líder pero se hace cada vez más fuerte y debemos detenerlo. El equilibrio se ha roto y todos corremos peligro si no detenemos a nuestros enemigos. Si eso implica que yo debo esgrimir esta espada, lo haré y mi mano no temblará.
Hablaba decidida y sus palabras confirmaban los peligros que él presentía desde hacía tiempo. Las  luchas que había enfrentado los últimos años no eran por territorio o poder político, había algo más y aquella muchacha estaba dispuesta a enfrentar el peligro sin importar el precio.
-Si esa es tu decisión, la respeto. Quiero que sepas que yo estaré contigo y con Atherion.
-Gracias –susurró ella y esbozó una tímida sonrisa


         Los tres caminaban por el pasillo ultimando los detalles de la próxima campaña. Algo de la vieja camaradería había vuelto, aunque nunca sería lo mismo. Naivé se sentía extraña escoltada por aquellos dos hombres a los que tanto quería. Iba uno a cada lado de ella , se sentía pequeña y frágil  junto a ellos. Ambos eran muy altos, uno de cabello claro y el otro moreno, eran los dos tan distintos y tan parecidos. Allí charlando parecían los dos muchachos de Nimrod, los dos  viejos amigos. Naivé deseó que todo fuera como antes, de pronto una pregunta casual de Atherion la trajo a la realidad.
-¿Los mensajeros volvieron?
-Sí, en un rato hablarán con nosotros.
Aún había ejércitos de la resistencia fuera ,al sur de Merydath y Atherion había mandado una pequeña expendición para solicitar su apoyo.
-¿Te adelantaron algo?
-Sí, aceptaron combatir a nuestro lado.
-Bien.
  Un par de días después  tuvieron noticias de los enemigos, estaban a pocas horas de Merydath y se disponían a atacar, eso precipitó  la batalla y el ejército del santuario se preparó .
Atherion y Beltan guiarían el ataque con las principales fuerzas y el resto los acompañaría. También un grupo de hechiceros iba con ellos para contrarrestar la magia negra.
La mayoría de los guerreros vestía ropa oscura para camuflarse, pero Naivé llevaba ropa clara de montar y una capa con el emblema de Merydath. Llevaba el largo cabello atado en una trenza y la magnifica espada prendida a su cintura. A pesar de la oposición de sus amigos ella los acompañó en la vanguardia. Los tres salieron guiando al heterogéneo batallón.
La tropa enemiga era tenebrosa, vestían de negro y sus caballos eran oscuros, llevaban yelmos que impedían ver su fisonomía y despedían un aura gélida y maligna. Ninguna de las dos fuerzas se movió. Naivé percibió otra presencia entre las filas enemigas, tres hechiceros totalmente encapuchados se hallaban en la retaguardia.
Repentinamente una oleada de flechas los sorprendió, la batalla había empezado. Un leve gesto de Naivé formó un escudo invisible que detuvo  las saetas. Este hecho enardeció al enemigo que en  una primera avanzada se lanzó contra ellos y el choque de espadas resonó por todo el campo de batalla.
Beltan se movía ágil entre las fuerzas oscuras, su espada realizaba movimientos elegantes y precisos. Las estocadas de Atherion eran más bruscas pero igual de certeras. Sin embargo, los adversarios parecían resistir el ataque  sin agotar sus fuerzas. Naivé que también se abría paso esgrimiendo su espada , advirtió que eran los hechiceros quienes promovían  la fuerza extraordinaria de los soldados.
La joven hizo señas a sus compañeros llamándolos .Los dos galoparon raudamente hasta la muchacha.
-¡Cielos, son invencibles!-comentó Beltan respirando agitado-
-Algo así, por eso los llamé, debemos alcanzar a los hechiceros , ellos manejan este ejército.
-Pero está muy protegidos, ¿tienes algún plan?
-Necesitamos distracción Atherion y deshacernos de la tropa que los protege. Debemos distraerlos.
-¿Qué se te ocurre?- preguntó Beltan.
- Necesitamos que nos cubran.
-Está bien, yo me encargo
El guerrero reunió un grupo de personas que los cubrieran mientras Naivé realizaba un hechizo que asombró a todos. Tres guerreros cobraron la forma de Beltan, Atherion y Naivé. La muchacha sonrió satisfecha.
-Ellos llamarán su atención, mientras nosotros tratamos de acercarnos.
De esta forma un grupo partió con los impostores a la vanguardia del ataque,  mientras Beltan y compañía se escabullían cubiertos por una pequeña comitiva.
Cuando los enemigos estaban por darles caza Naivé empezó  a recitar un conjuro. Los enemigos los perseguían encarnizadamente , Beltan alcanzó a oír la invocación y reconoció algunas palabras. Era un hechizo que Fenya les había enseñado en la infancia, servía para encender fuego, sin embargo  el sortilegio presentaba ligeros cambios. Los ojos de Naivé cambiaron del ámbar a un intenso dorado, tan intenso como el fuego que brotó de la tierra. Las llamas surgieron a escasa distancia de ellos, la distancia suficiente para permitirles escapar al tiempo que el fuego cercaba al ejército oscuro.
-“No los detendrá por mucho tiempo pero espero que sea suficiente”-reflexionó la muchacha-
Los hechiceros realizaron un encantamiento para detener el ataque que se les aproximaba, pero no advirtieron la presencia de Beltan que se les había acercado sigilosamente. El joven los atacó con rapidez y alcanzó a herir a uno antes  de que lo detuvieran con un ataque mágico. Pero la joven había llegado con Atherion  y mientras el príncipe los distraía  con su ataque, la muchacha alcanzó a hundir su espada en otro de los nigromantes. Antes de que pudieran hacer algo el tercero desapareció.
Atherion ayudó a Beltan a incorporarse.
-El poder está roto,- dijo Naivé con serenidad, señalando los cuerpos- sólo funciona si actúan los tres conjuntamente y ahora es imposible.
De pronto vieron que la batalla cambiaba y que los enemigos perdían fuerzas.
-Tal vez podemos ganar- acotó sonriendo Beltan y se lanzó a toda carrera para incorporarse a la batalla , sus amigos lo siguieron.
Ahora la lucha era pareja, sus enemigos eran tan vulnerables como ellos y la pericia de Beltan y Atherion comenzaba a inclinar la balanza a su favor.
Naivé vio como herían a Skat y fue en su ayuda. El apuro la hizo bajar su defensa y no alcanzó a detener una estocada que se clavó en su abdomen.
Un estremecimiento alertó a Beltan y a la distancia alcanzó a ver como la joven era derrumbada, fue implacable con sus enemigos y con veloces golpes de acero se abrió paso hasta ella.
Levantó a la muchacha del suelo y examinó la herida, Naivé estaba consciente pero muy pálida.
-Estoy bien- susurró al tiempo que presionaba su abdomen
-¿No puedes...?- preguntó él con un gesto vago
-No- susurró ella débilmente- no funciona así, no puedo curarme yo misma.
Repentinamente aspiró fuerte y el dolor se plasmó en su rostro
-Me aseguraré que estés bien- afirmó él y la subió a su montura
Atherion se encontraba cerca de ellos y Beltan lo llamó con un grito feroz. Cuando el príncipe llegó el joven le pidió que los cubriera mientras se llevaba a la muchacha de allí. Atherion dejó a un lado su preocupación y cumplió con el pedido siguiéndolos de cerca.
El ansia de proteger a Naivé los ayudó a salir a salvo del campo de batalla y sin perder tiempo Beltan se encaminó hacia Merydath.
Nada se interpondría en su camino y con una rapidez asombrosa llegaron al santuario,  todos actuaron con resolución y Naivé se encontró en su recamara atendida  por una multitud de personas.
Beltan y Atherion esperaban ansiosos fuera del dormitorio hasta que una joven sacerdotisa salió a su encuentro.
-¿Cómo está? -Beltan  no podía evitar que la voz le temblara
-Controlamos la hemorragia y estará bien,  no se preocupen, cuidaremos de ella. Necesita descansar, pero con nuestros cuidados debe recuperarse. Pregunta por ustedes.
 Los dos pasaron a verla, mientras hechiceros, sacerdotisas y herbolarios desocupaban la habitación.
Naivé sonrió trémula, pero estaba muy pálida. Beltan no sabía que decir, aún estaba muy conmocionado, así que fue Atherion quien se adelantó.
-¿Cómo te sientes?
-Bien...gracias a ustedes. Pero deben volver , los necesitan, aquí estaré cuidada , prometo portarme bien y evitar las armas filosas.
-No me iré- dijo Beltan.
La seguridad en la voz del guerrero la conmovió profundamente, si  tan solo pudiera decirle que ella tampoco quería que se alejara jamás de su lado.
-La batalla continúa , y es decisiva. Saben que yo estaría allí, no importa que suceda debemos ganar, porque sino todo estará perdido. Ya ni siquiera Merydath podrá protegernos.
-Es verdad debemos volver, pero promete que te cuidarás.
-Sí Atherion.
El joven tomó sus manos y las besó cariñosamente
- No vuelvas a asustarme – dijo y se alejó del cuarto.
Beltan aún se mantenía distante   , pero la miró serio y se acercó decidido a ella.
-Les haré pagar esto. Jamás debí permitir que fueras
-Beltan...
Antes de que siguiera hablando él  se inclinó sobre ella y la besó en la frente. Después se alejó presuroso. Pero la forma en que la había mirado decía más que mil palabras y aquel leve contacto le quitó el aliento a Naivé  más que la estocada que había recibido.



Se sentía un poco más fuerte y dormitaba tranquila , de golpe su placidez se vio interrumpida por una visión.
Estaba atrapado, había quedado indefenso y los enemigos se le acercaban. Una figura oscura se erguía frente a él y al tratar de esquivarla , otro de los enemigos lo alcanzaba y le hundía su espada en la espalda. Caía  del caballo mientras sus atacantes se alejaban para continuar la batalla. Estaba inerte en el suelo y su mirada se volvía inexpresiva.
 Lo perdía. Beltan estaba muriendo.
Naivé volvió en sí con fuertes palpitaciones, sabía que  aún no había sucedido, pero sucedería y no había manera de avisarle. Sin embargo debía intentarlo . Se levantó trabajosamente, tomó vendas nuevas y se fajó  con fuerza, apoderándose de su ropa  salió sigilosamente.
-¡Señora!-
El grito imperioso la detuvo, era uno de  los sanadores que la había atendido
-¿Qué está usted haciendo?.Debe volver al cuarto y hacer reposo antes de que la herida se abra. Está delicada, casi sin fuerzas y si no regresa daré la voz de alerta.
-¿Cree  que mi propia gente me atacaría?
-No, pero la defenderían de usted misma .
-Lo siento pero no van a detenerme.
-Se está arriesgando
-Lo sé ...por favor déjeme ir.
Sin embargo  varias personas se habían acercado y trataron de convencer a la joven, pero al ver su determinación no pudieron impedir que se marchara.
Kaly miró con ojos llenos de lágrimas a su señora.
-No lo haga por favor...ninguno de nosotros puede oponerse a usted, pero no queremos que muera
-Tengo que hacerlo, vamos ayúdame a montar.
Todos la vieron alejarse al galope y rezaron a los dioses para que protegieran a la dama de Merydath.
 La batalla estaba en su momento culminante y era difícil distinguir hacia donde debía ir, aún así la joven encontró el camino de sus visiones.
Estaba  quieto en el suelo y el corazón se le comprimió al pensar que era demasiado tarde. Galopó hacia a él y descendió de prisa.
Estaba desangrándose, sin embargo aún vivía. Naivé lo abrazó con fuerza, puso sus manos en la herida abierta y recitó el ancestral conjuro deseando que él viviera. Una leve luz se desprendió de su tacto al tiempo que sentía que la herida se cerraba lentamente bajo sus dedos, la fuerza la abandonaba pero debía resistir. Sentía que su propia lesión se abría y comenzaba a sangrar, sin embargo lo único que le importaba era que los signos vitales de Beltan se reestablecían.
   Cuando reaccionó Beltan vio que Naivé estaba junto a él, y lo observaba preocupada.
-¿Qué sucedió?¿Qué haces aquí?- preguntó confuso tratando de incorporarse, entonces fue consciente de la respiración entrecortada de ella y su mirada vidriosa. La muchacha respondió débilmente
-No te preocupes, estarás bien.
Él la miró detalladamente y vio que había sangre en su vestido, en ese momento recuperó la lucidez y se percató de lo que ella había hecho. Había ido herida hasta allí para socorrerlo, había curado la  lesión que le habían causado y le había salvado la vida.¿Qué precio había pagado ella por eso?
-Naivé..-susurró él con la voz temblorosa-¿ qué hiciste?
Ella trató de pararse, entonces se tambaleó y cayó. Él apenas alcanzó a atraparla en sus brazos y la sostuvo con fuerza.
- Vamos , tengo que llevarte a Merydath, necesitas atención..
Ella sonrió levemente
-No te preocupes mi amor, ya no hay tiempo.
Su mente se negaba a aceptar los hechos, ella había agotado sus fuerzas para salvarlo y en el estado en que se encontraba  aquel esfuerzo era fatal
-No, ¡no!.. -gritó desesperado al verla cerrar los ojos- estarás bien Naivé, tienes que quedarte conmigo.
Ella abrió los ojos y lo miró con aflicción.
-Bésame Beltan, bésame una última vez
El la sostuvo con fuerza contra sí y la besó con delicadeza, mientras la angustia le contraía el pecho.
-¿Por qué...?
-Porque tú siempre fuiste mi elección- susurró trabajosamente, al tiempo que levantaba una mano para acariciarlo. La caricia fue tenue y luego la mano cayó pesadamente, la respiración de ella se cortó y Beltan sintió como su vida se apagaba entre sus brazos.
-Mi amor, mírame, mi amor...por favor
Sacudió el cuerpo femenino delicadamente pero no obtuvo respuesta, los ojos ambarinos se habían cerrado para siempre.
Beltan  sintió que las lágrimas caían por su cara, la llamaba repetidamente y acariciaba su pálido rostro, no podía creer que ella estuviera muerta.
Un débil destello en el cuello de la muchacha llamó su atención, vio que llevaba el anillo de compromiso en una cadena , jamás se había deshecho de la sortija. Beltan entendió que ella nunca había renunciado a él, y ahora ese amor le costaba la vida.
No sabía cuanto tiempo había pasado, podían ser segundos o horas, sentía que el tiempo se había detenido . La batalla continuaba pero al darlo por muerto se habían alejado de él, sabía que Atherion y los demás se encontraban cerca. Debía ir, seguir peleando, pero no quería dejarla . Caminó hasta un árbol cargándola y se quedó allí con ella. Estaba aturdido y no sabía que hacer, las imágenes se agolpaban en su mente. La veía pequeña siguiéndolos  en sus aventuras, riendo en los jardines de Nimrod, curando gente en Merydath.
Beltan percibió un movimiento delante de ellos,  el aire estaba formando extraños remolinos y una luz surgió frente al árbol. El espacio vacío se vio repentinamente suplantado por una imagen femenina que cobraba forma.
El guerrero apenas podía creer lo que veía, pensó que era una visión causada por el shock, pero una mujer hecha de luz se dirigía hacia él.
La mujer se  detuvo y le habló con una voz profunda
- Te saludo Beltan Keydan, ella fue muy valiente. La mujer intentó acariciar a Naivé, pero Beltan la sostuvo contra sí impidiéndoselo.
-¿Quién eres y qué deseas?- preguntó con brusquedad
-Alguna vez fui la guardiana de Nimrod y solo deseo vuestro bien.
-No hay bien para mí, esto no debió pasar- respondió él con fiereza
-Te equivocas esto era parte de su destino
-¿Morir por mí?
-Sacrificarse por ti y Atherion. Creísteis que debíais cuidarla pero ella siempre fue vuestra protectora. El equilibrio dependía de eso. Esta es sólo la primera batalla contra el mal , no la última y la victoria depende de la existencia del rey y la vuestra. Hace años el mal intentó torcer el rumbo matando a Atherion, lo intentó cuando era niño y luego en el campo de batalla, pero ella lo impidió. Debían matarlo mientras aún fuera débil porque algún día la espada del rey atravesará al líder de la oscuridad y lo vencerá. Y vos estaréis a su lado guiando los ejércitos. Vosotros debíais vivir, porque ese es vuestro destino y nuestro futuro depende de ello. Los dos lucharéis por la luz a lo largo de vuestras vidas, y procrearéis  linajes que combatirán el mal sin tregua.
-¿Destino?. No quiero ningún destino  que implique su sacrificio. Por mí el mundo puede destruirse, no me interesa. Si esto era parte de algún plan divino, entonces lo maldigo.
-Es el dolor quien habla, no vuestro corazón. El mundo conocerá el esplendor  gracias a vosotros.
La mirada torva de Beltan era toda la respuesta que ella recibió.
-El amor supremo exige sacrificios- agregó ella dulcemente- pero también recompensa. Dije que fundaríais un linaje pero falta algo para que ello sea posible. Porque el destino de este mundo está en mano de tres, no de dos.
A continuación la aparición entonó una extraña letanía y a pesar de la resistencia de Beltan se acercó a Naivé y apoyó sus manos en la joven.
Luego desapareció en medio de un fulgor que cegó momentáneamente al guerrero.
Un sonido cautivó la atención de Beltan, los latidos eran débiles pero verdaderos. Apenas podía creerlo pero Naivé vivía.
Su respiración era imperceptible , pero cobraba fuerza, su cuerpo recuperaba su calidez y donde estaba la mancha de sangre no había nada. Beltan rasgó el vestido y descubrió que la herida había desaparecido.
Tal vez sí había un destino, fuera lo que fuera agradecía el milagro a los dioses. Ya no le importaba si tenía que apartarse de ella, que viviera era lo único que deseaba aunque debieran estar separados para siempre. “Ya no” dijo una voz  profunda en su mente , entonces Beltan percibió el suave brillo en la mano de la muchacha, el anillo estaba colocado en su dedo como señal de aprobación. Él sonrió y agradeció silenciosamente el regalo a la antigua guardiana de Nimrod. Cargó nuevamente a la joven inconsciente y empezó a caminar para conseguir un caballo.
     
   La luz matinal, le hizo abrir los ojos. Reconocía el lugar, era su habitación. Quería levantarse pero le costaba moverse, pronto descubrió por qué. Beltan dormía a su lado y la tenía abrazada impidiéndole el movimiento. No sabía cómo había llegado allí, recordaba vagamente haber visto como herían a Beltan , ir a socorrerlo, las fuerzas que la abandonaban y después...nada. Sí , recordaba algo más, una voz dulce de mujer que la llamaba recitando las antiguas palabras y la obligaba a volver en sí. También otra voz, él , él también la llamaba.
Intentó moverse nuevamente y lo despertó.
La forma en que la miró decía tanto que la emocionó. Antes de que pudiera hablar , él la besó apasionadamente.
-Bienvenida mi amor. No vuelvas a dejarme.
-Beltan...- ella lo acarició con ternura porque él estaba llorando- ¿qué pasó?
-Ya ..enseguida voy a contarte. Ahora sólo abrázame.
Naivé obedeció y al extender sus brazos notó que llevaba puesto el anillo, la joya relucía en su dedo.
-¿Cómo...?
-Después , prometo contarte todo después.
    Beltan le había contado todo, le parecía increíble pero al mismo tiempo sabía que era verdad. Y reconocía el poder de la guardiana de Nimrod, de alguna forma se sentía unida a ella. Y lo mejor era la certeza de ser libre para amar a Beltan.
Había pasado dos días inconsciente desde que él la llevara a Merydath, suponía que era porque su cuerpo necesitaba recuperar fuerzas.
Beltan había conseguido un caballo y la había llevado al santuario, no se había separado ni un segundo de su lado. Atherion  había ganado la batalla y había tenido un ataque de furia cuando se había enterado de lo ocurrido. La pataleta le había causado gracia a Beltan, ahora que sabía que ella estaba a salvo  le resultaba fácil reírse. El príncipe  también había custodiado a la joven  durante su convalecencia pero manteniendo distancia. Sabía muy bien cual era su lugar y  haría todo lo que estuviera a su alcance para que ellos fueran felices.
Poco a poco Beltan flexibilizó su celoso cuidado y permitió  que ella recibiera visitas y saliera a dar pequeños paseos. La joven insistía en que estaba bien, pero le gustaba que él la cuidara.
Todo estaba tranquilo, sabían que  aquella paz no duraría por siempre, pero disfrutaban la armonía que se les ofrecía.
El guerrero se acercó a Naivé y Atherion que almorzaban en la galería y los oyó reír. Le daba gusto sentirla reír, finalmente Naivé había recuperado su risa.
Los pueblos estaban siendo reconstruidos, el ejército oscuro había sido vencido. Sabían que el mal aun existía, en algún lado su líder vivía y estaba juntando fuerzas. Volvería a atacar pero ellos estarían preparados.
-¿Qué harás ahora Atherion?
-Trataré de recuperar mi trono, ya me cansé de andar vagando. Es hora de volver a casa
-Y yo iré contigo- afirmó Beltan.
-No, claro que no. Tu lugar está aquí junto a Naivé, ¿crees que me perdonaría volver a alejarlos?
-Vamos, ¿crees que yo permitiría que él te dejara solo? Además creo que necesita divertirse un poco, porque una vez que nos casemos no lo dejaré andar armando peleas por ahí.- dijo Naivé desviando la mirada hacia el hombre que amaba.
- Admítelo necesitas que alguien te cuide las espaldas y quién mejor que yo. Además tenemos que atar todos los cabos antes de poder empezar una nueva vida. Así que voy a encargarme de dejarte sentado en tu trono con una gran corona, muchos sirvientes que te rindan pleitesía, y luego aprovechando tu ausencia voy a casarme con la chica.
-Sabía que te traías algo y ni siquiera piensas invitarme pastel de bodas-comentó Atherion haciendo una cómica mueca y los tres rieron.
-Hablando en serio, ¿qué piensan hacer?, ¿vivirán en Merydath?
-Solo por un tiempo, hasta que todo esté en orden. Me aseguré de fortalecer la barrera y de que siga funcionando sin mí, además tenemos buenos hechiceros que se encargaran de eso. Sé que ellos estarán bien sin mí y necesito alejarme. Ahora tengo otra prioridad- dijo ella mirando cautivada a Beltan.
-Sí, queremos empezar de nuevo. Encontrar un lugar tranquilo para nosotros. Skat se encargará de guiar a mi tropa de ahora en más. Nosotros buscaremos alguna estancia tranquila  donde yo pueda practicar con mi espada y Naivé hacer chispas y aparecer cosas. Sabes como son las mujeres
-Muy gracioso Keydan, pero yo voy a reírme al último.
-Eso espero mi amor- dijo él besándole la mano.



 Días después  junto a sus ejércitos, Beltan  y Atherion partieron.
La despedida fue emotiva, por un momento Naivé recordó otra despedida diez años atrás, pero así como entonces había tenido un oscuro presentimiento, ahora sabía que todo saldría bien.
Besó a Beltan sabiendo que era la promesa de un futuro juntos y despidió a Atherion sintiendo que asistía al nacimiento de una nueva era.
-Cuídate pequeña, y recuerda: si te causa problemas llámame y se las verá con uno de su tamaño.
-Creo que me las voy a arreglar. Asegúrate de cuidarte y no hacer ninguna locura.
-Gracias por todo mi Naivé, deseo que sean muy felices.
-Lo sé, amigo mío. Pronto volveremos a vernos. Alguna vez te dije que sería muy feliz cuando fueras rey y así será.
Atherion la besó en la frente y ella recitó en la lengua arcaica una bendición de buen viaje.
Luego los dos jinetes seguidos por sus hombres se alejaron de Merydath.

       Las  delicadas rosas de Arden no crecían en Merydath, sin embargo Naivé había hecho trampa y ahora aquellas preciosas flores adornaban su cabello. La joven pensó que eran el mejor tocado y por primera vez había usado su magia en algo superficial, aunque después de todo aquella era una ocasión especial para ella, un momento sagrado.
Era primavera y la paz podía sentirse en el fragante aire, los habitantes de Merydath vestían ropas coloridas y los niños reían alegremente. Sin embargo, todo quedó en silencio cuando vieron avanzar a la novia hacía el altar.
Una profunda mirada azul se clavó en la grácil imagen. Beltan sentía que el corazón le latía con fuerza, no había nada ni nadie más en aquel momento, sólo él y la mujer que se le acercaba para unírsele.
Un viejo sacerdote celebró la ceremonia , y en medio de los jardines de Merydath iluminados por el cálido sol y rodeados de amor Naivé y Beltan unieron sus vidas para siempre. Ambos sabían que no había nada pasajero en aquel enlace, se pertenecían el uno al otro y finalmente podían realizar su amor. Y para sellar aquella promesa se dieron un beso en el que unieron sus cuerpos y sus almas.
  
       Era una mañana fresca, el sol comenzaba a elevarse y el mundo era una mezcla de oro y plata. Antes de llegar a su destino Naivé leyó nuevamente la carta de Atherion y su rostro se iluminó:

Beltan y Naivé:
                                     Mis queridos amigos, espero que estén bien cuando reciban mi carta, aunque estoy seguro de que así es , ya que finalmente están juntos y eso es lo único que necesitan
Yo estoy aprendiendo a ser rey, aunque creo que esto es algo que se construye día a día, no sé lo que sucederá , solo que yo daré lo mejor de mí. Trataré de ser digno de todos vuestros sacrificios y ocupar el lugar que me corresponde.
Tengo que darles una noticia, Beltan me has perdonado cosas peores así que contén tu enojo un rato y presta atención, les he dado un título de nobleza a los dos, un señorío.... Sé que tenían planes de iniciar una tranquila vida en el campo, retirados del mundo, pero necesito que alguien se encargue de este lugar y no conozco mejores candidatos que vosotros.
Hace un tiempo mandé gente para que empezara la reconstrucción, pero ustedes tendrán mucho trabajo. Cuando las cosas recuperen su rumbo, mucha gente llegará a aquel lugar y necesitaran la protección de vosotros, vuestra justicia y amor.... en verdad no conozco a nadie más a quien confiaría esta tarea , os ruego que aceptén.
Ahora tenemos otra oportunidad para ser felices y creo que ustedes deben recomenzar donde todo empezó, si el mal truncó aquella dicha, es necesario devolver el equilibrio . No está claro lo que el futuro nos deparará, sin embargo sé con certeza que vuestro lugar está allí, ese fue siempre vuestro hogar. También yo quisiera volver, pero mi lugar es otro, aunque espero visitarlos pronto y hacer un gran festejo, presiento que  pronto habrá mucho que celebrar.
 Mi corazón siempre está con ustedes
                                                                                                           Atherion


Al llegar a una colina, Beltan ayudó a Naivé a descender del caballo y juntos contemplaron su nuevo hogar. Necesitaría muchas reformas, pero recobraría el esplendor. La muchacha acarició en forma protectora su vientre y mirando al hombre que amaba sonrió al pensar que su primer hijo nacería al amparo de Nimrod.



5 comentarios:

  1. ¡Me encantó! Gracias por compartirla mi Nata y extrañaba tanto leerte. Abrazos!!

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  2. ¡Es precioso! Me ha encantado tu manera de relatar las cosas, no dejes nunca de escribir. Me quedo por aquí, ya que no conocía tu blog ^^ Te dejo el mío por si quieres pasarte: http://escondidaentrelibross.blogspot.com.es/

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    Respuestas
    1. Muchas gracias por tus palabras, por el aliento Y POR QUEDARTE ( te cuento que somos tres las locas del lugar y que subimos nuestros escritos, entre otras cosas). Me alegra que te gustara mi cuento.
      Ya mismo me paso por tu blog, gracias por invitarnos!!

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  3. Éstas historias, magnificas para que se las pueda leer a mi duendecillo en un futuro próximo jejejejejeje

    Como se nota, que eres la reina del medieval de las tres. Siempre me ha encantado como manejas éstas historias.

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