jueves, 13 de noviembre de 2014

"Gabriela Ruiz" Definitivamente Amor 6


- No soy tan malo… -protestó Nick y se dirigieron a la cocina.

Dos horas más tarde, se miraron lentamente a través de la mesa, intentando no sonreír. Fracasaron.

- Fue terrible –soltó Nick.

- ¡Lo sé! –Emma habló con incredulidad- ¿cómo es posible que haya sido tan malo?

- ¿Malo? ¡Creo que odiaré el limón a partir de ahora! –contestó Nick indignado. Emma rió

- No es como si tu pasta hubiera estado mejor… no volveré a ver el tomate de la misma manera –se quejó.


- Totalmente ácido –Nick sonrió.

- Absolutamente salado –acordó Emma.

Rieron nuevamente y bebieron un vaso de agua cada uno, esperando que la comida se fuera de su mente.

- La cocina no es para las doctoras –declaró Nick con seguridad.

- Ni para los actores sin duda –añadió con arrogancia Emma.

- No puedo creer que seamos tan malos –Nick negó incrédulo- no parece tan complicado…

- Lo sé. No es justo –se cruzó de brazos Emma.

- ¿Crees que deberíamos pedir algo de comer? –ofreció Nick con un suspiro. Emma lo pensó y negó- ¿no?

- No. Mejor un postre. ¿Qué dices?

- Es la mejor idea del mundo. ¿Un postre y un café?

- Me has leído la mente –soltó con deleite Emma- ¿vamos?

En una pequeña cafetería cercana, bebieron café y comieron unos trozos de tarta. Nick bromeó varias veces con Emma y ella se sorprendió siguiéndole la corriente. No recordaba haberse divertido tanto en años.
Un par de horas más tarde, Nick le besó en la mejilla a Emma al despedirse. En la noche, salía su vuelo a Estados Unidos.

- Ha sido un placer conocerte, Emma –Nick aseguró con una sonrisa.

- Lo mismo digo, Nick Wright –contestó Emma, dándole la mano y recordando como él se había presentado- lamento la manera en que me comporté al inicio.

- No hay problema. Sobreviviré –ladeó una sonrisa Nick. Emma arqueó una ceja- ¿qué sucede?

- Hay momentos en que no puedo decidir si estás siendo realmente tú o estás actuando… -soltó sin creer que realmente había dicho lo que pensaba.

- Quizás si me vieras actuando… -sugirió él divertido y se encogió de hombros- puedo asegurarte que he sido yo –afirmó- al menos la mayor parte del tiempo –añadió y Emma definitivamente no supo si era cierto o no.

- Creo que buscaré unos capítulos de esa serie tuya –confesó Emma pensativa- ¿te pareces en algo a tu personaje?

- Ya no –replicó concisamente.

- ¿Antes sí? –inquirió sarcástica.

- Un poco… -Nick se pasó la mano por el cabello- más de lo que me gustaría admitir, la verdad.

- ¿Qué cambió? –preguntó Emma, sin saber por qué le cuestionaba.

- No lo sé. Lo cierto es que llegas a un punto en que o das marcha atrás o te arrastra sin retorno… supongo que me retiré a tiempo.

- Supongo que si… -Emma sonrió levemente.

- Es hora de irme, tengo las maletas sin hacer –Nick suspiró con cansancio- odio empacar, es tedioso.

- Yo no. Me gusta el orden y organizarlo todo.

- Deberías intentar organizar mi equipaje… no es divertido –bufó.

- Supongo que no –reprimió una sonrisa y clavó sus ojos castaños en el rostro de Nick. Dios, realmente era atractivo. Guapísimo.

- Cuídate mucho, Emma –Nick sacudió la cabeza, como si recordara algo- por cierto… ¿qué pasó con tu amiga? ¿Está bien?

- Podría decirse –Emma se encogió de hombros con un deje de tristeza- ha peleado con André.

- Siento escuchar eso –Nick se acercó y le colocó una mano en el hombro, acariciando su brazo con lentitud- estará bien.

- Sí, yo creo que sí. Es joven –agregó con suavidad.

- Y tú también –los ojos verdes de Nick se fijaron con intensidad en Emma- estarás bien, eventualmente.

- No sé a qué te refieres –protestó Emma, pero sus ojos decían algo totalmente diferente. Ella nunca lo pondría en palabras y Nick no necesitaba que lo hiciera. Asintió y sonrió- gracias Nick.

- A ti por tan encantadora comida –bromeó.

- No ha sido mérito mío exclusivamente, tú te llevarías el premio.

Compartieron una risa, la última del atardecer. Emma abrió la puerta de su casa y se quedó en el umbral, esperando que Nick se marchara.

Nick la observó, parada en el umbral de la puerta, con aquella actitud guerrera, como si combatiera todos los días una lucha contra el mundo. Sonrió, recorriéndola completamente. Sus ojos castaños con espesas pestañas, su piel clara y sus cabellos sueltos, ligeramente agitados mientras los últimos rayos del sol volvían a bañarlo. Definitivamente, Emma era una visión.

- ¿Puedo besarte? –pidió Nick y Emma abrió mucho los ojos- no quise ser tan directo pero dado que ya me voy…

- No, preferiría que no lo hicieras –replicó Emma cortante.

- Está bien, debía preguntar –Nick se encogió de hombros- para evitar cualquier golpe o…

- ¡Nick! –Emma se acercó y lo besó en la mejilla- que tengas un buen viaje.

- Gracias Emma –él atrapó su mano y la atrajo hacia su cuerpo. La estrechó y ella no se resistió- adiós.

- Adiós –pronunció Emma en voz baja, pues estaban tan cerca que no era necesario hablar en tono alto- ¿Nick?

- ¿Prometí no besarte? –inquirió Nick y ella lo miró con extrañeza- ¿no?

- Claro que no pero… -Emma sintió como los labios de Nick se cernían sobre los suyos. Esta vez no pudo resistirse a besarlo. Era diferente. Lo conocía. Sabía que, a pesar de ser quien era, también era mucho más de lo que había imaginado en un inicio. Y él no estaría más ahí. No lo vería. No era un peligro. Le correspondió.

El beso se intensificó y se separaron tras varios minutos, respirando agitadamente, uno en brazos del otro.

- Que bueno que no lo prometí, detesto romper mis promesas –habló Nick entrecortadamente y Emma sonrió con censura. Se separaron y tras un nuevo adiós y un leve roce en los labios, Nick se marchó.

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