miércoles, 31 de diciembre de 2014

Gabriela Ruiz- Definitivamente Amor 13


Emma se bajó del auto con enfado, pues había tenido que ser especialmente firme con Nick para que la escuchara. ¡Durante media hora! ¿Por qué insistía en que los acompañara? ¿Creía que ella estaría feliz de ser la tercera en una cita que no era una cita? ¡No importaba quien fuera él! ¿No quería ser su amigo? ¿Cómo…?

- Emma, por favor –Nick la detuvo del brazo, para que no se alejara más- de verdad, no quería ofenderte pero…

- ¡Nick, suéltame! ¿Por qué pensaste que era buena idea incluirme en tu cita?


- ¡No es una cita! –protestó él.

- Está bien, tu “cita que no es una cita” te espera y esto ha sido incómodo. ¿Por qué no me dijiste que no estabas solo?

- ¿Habría importado? –Nick negó y rectificó a continuación- es decir, ¿me habrías permitido ayudarte?

- No –soltó Emma concisa- porque no estaba bien.

- Emma, ya me disculpé y…

- Eso no es suficiente, Nick –ella soltó el aire lentamente- ¿qué pretendías? ¿qué sucede? –interrogó con cansancio.

- Está bien –suspiró Nick con irritación- tenía la esperanza de que Abby decidiera irse. No tú.

- ¿Qué? ¿Por qué? –Emma lo miró sorprendida.

- No tengo ánimo de estar con ella.

- ¿Y conmigo sí? –inquirió irónica.

- Sí –contestó con sencillez.

- Nick… -Emma soltó con una sonrisa vacilante en sus labios- si no quieres estar con ella, solo dilo.

- Ya lo hice pero… -Nick se encogió de hombros.

- Déjame adivinar. Tú no tienes problema con una cita pero no quieres una relación. ¿Es así?

- Algo así –cruzó sus brazos, como si intentara mantenerse firme- es solo que no quiero rumores ni problemas, por ahora.

- Por ahora –Emma emitió una leve carcajada- no puedo ayudarte demasiado.

- ¿Es decir que no hay nada que pueda hacer para convencerte de venir conmigo?

- Mmm… no –Emma movió negativamente la cabeza- lo siento Nick, pero tendrás que enfrentar tu pasado solo.

- Qué graciosa –soltó él enfurruñado y Emma rió aún más- estás diferente.

- ¿Qué? ¿A qué te refieres?

- Desde que te vi nuevamente, lo noté. Pero ahora lo he confirmado. Te ves diferente de cuando nos conocimos.

- Oh sí, es que lo soy –confirmó Emma- ya no siento la imperiosa necesidad de defenderme todo el tiempo.

- Ya veo… -Nick suspiró sonoramente- debo irme, supongo.

- Supongo que sí.

- ¿Estás segura de que estarás bien?

- Lo estaré. Ve con tu “cita no cita”.

Nick sonrió negando mientras se alejaba. Giró en el último instante y Emma pensó que iba a insistir, pero caminó hasta ella para decirle.

- Creo que no lo mencioné, pero te ves preciosa –Nick le guiñó un ojo y Emma sonrió tontamente, dándole un golpecito en el pecho. Claro que eso no evitó que sintiera una ola de satisfacción recorriéndola entera.

- Bobo –Emma se sonrojó y él rió levemente. Le dio un beso en la mejilla antes de alejarse nuevamente.

Emma lo observó subir al auto, se despidió con la mano y esperó encontrar un taxi para llegar a la reunión de sus amigas. Cuando estuvo segura de que el auto desapareció de su vista, se llevó una mano a la mejilla. Nick era encantador.

- ¿Por qué no contestan sus celulares? –interrogó Emma con sequedad cuando Rachel y Becca se acercaron a saludarla- ¿me pueden explicar?

- Hola Emma, también nos da gusto verte –soltó burlonamente Becca y Emma puso los ojos en blanco, con impaciencia- ¿qué sucedió? ¿cuál es la urgencia?

- ¡Mi auto se dañó y quedé detenida en la carretera! –Emma dijo quejumbrosa pero suspiró- no importa, ya pasó –se tranquilizó. Sorprendentemente, ya no se sentía tan enfadada por lo sucedido- ¿cómo están?

- Nuestros celulares están en una habitación –Rachel se encogió de hombros- lo sentimos Emma, pero lo importante es que lograste llegar ¿cierto?

- Cierto –sonrió Emma ante las sonrisas francas de sus compañeras- ¿qué hacen?

Una hora más tarde, Emma había comido y estaba recorriendo una estancia que tenía varios cuadros interesantes colgados. No se sentía lo bastante cómoda para ir entablando conversación con cualquiera que se topara con ella. Sencillamente se limitaba a sonreír y continuaba caminando. Lo cierto era que, si bien ya no sentía la necesidad de estar a la defensiva, tampoco tenía idea de cómo tratar con alguien “nuevo”. ¿Qué debía decir? ¿Cómo debía comportarse? ¿De qué iba a hablar?

Hasta cierto punto, era tímida. Detrás de toda esa fachada que había tenido de chica inquebrantable, era una joven tímida. Y ahora lo veía.

- ¿Te gusta ese retrato?

Emma giró hacia la voz masculina que se escuchó a sus espaldas. Pertenecía a un joven simpático y con una linda sonrisa.

- Mucho, el uso de los tonos pasteles es hermoso.

- Es mi madre –contestó él y Emma lo miró con sorpresa- y está es mi casa, por cierto. ¿No nos conocemos, verdad? Soy Mike.

- Emma –extendió la mano avergonzada- he venido con unas amigas, Becca y Rachel…

- ¡Oh sí! ¿Doctora también? –inquirió alegremente. ¿También sería doctor?

- Sí. ¿Es demasiado decir que tú también eres doctor?

- Es demasiado acertado –abarcó él con las manos riendo- lo soy.

- ¿Y vives aquí? –preguntó intrigada. Él negó.

- No, solo estoy cuidando la casa mientras mis padres están de viaje.

- Ah, has hecho un gran trabajo custodiándola –soltó con sarcasmo. Mike rió.

- Ya lo creo que sí. ¿Para qué están las grandes casas si no para organizar fiestas?

- ¡Tienes toda la razón! Ni idea para qué otro propósito servirían.

Mike volvió a reír divertido. Esa chica era muy agradable e ingeniosa. Emma…

- ¿Y de dónde eres? No creo haberte visto antes por aquí.

- Italiana –contestó Emma concisa- y estoy segura de que no he estado antes por aquí –sonrió ampliamente y él le tomó la mano.

- Eres un encanto. ¿Me acompañas a tomar algo?

- Seguro que sí. Tú eres el propietario de la casa –Emma se encogió de hombros, él aún sostenía su mano- puedes soltarme, no me perderé ni escaparé –dijo con humor y Mike arqueó una ceja, solo que en lugar de obedecer, la afirmó más.

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