martes, 23 de diciembre de 2014

Reencuentro Dorado 2

Salió de los vestuarios con su ropa de piloto, dispuesto a desquitarse en la pista. Aún tenía mucho rencor que quemar.

Pero al llegar allí, se encontró a Santino con cierta actitud reticente, a lo que le estaba mostrando uno de los mecánicos.


-Que tal chicos –Los saludó apoyándose en el coche junto al capó abierto, para quedarse embobado con el motor de aquella maquina.

Santino interrumpió su charla, para mirar a su amigo y compañero.

-¿Y Jaimie?

Le preguntó extrañado al no verla allí, sabiendo que hoy salía a pista su diseño por ellos.

-Ha subido un momento a las oficinas –Respondió sin alzar aún la mirada-. No sé quien me ha dicho que venía hoy –Volvió a indicar con un alzamiento de hombros.

-Es verdad –Recordó de repente el hombre-. Creo que me comentó algo de una fotógrafa, que envía nuestra agencia para lanzar la nueva campaña y temporada de competición –Hizo una mueca con su cara-. Pero creo, que habría que haberse esperado una semana más. Al menos que hubiéramos probado bien éste prototipo, porque vete a saber como responde.

-¡De maravilla! –Se adelantó el mecánico con ojos brillantes de emoción-. El otro día, lo volvimos a probar poniéndolo a tope tu mujer y yo y… -Carraspeó un poco, sabiendo que era tarde para arreglar lo dicho, cuando tenía a Santino rojo como la grana y con ganas de abalanzarse a su yugular.

-No te pares –Dijo alzando una mano y posándola en el hombro del chico, mientras que empleaba un tono de voz algo amenazante-. Sigue explicándome más de esas puestas apunto que habéis realizado.

-Santino… -Trató de calmarlo su amigo con tono pacificador-. Como es posible que aún te pongas hecho un basilisco, al tratarse de tu mujer tras un volante en estas pistas.

-Porque es una loca rematada y lo sabes –Lo encaró en un gruñido-. A pesar de tener una hija de cinco años, no ha disminuido para nada su…

Sandro volvió a inmiscuirse.

-No puedes prohibírselo –Soltó un profundo suspiro-. Ama lo mismo que tú –Mostró una leve sonrisa-. Los coches, los motores, la velocidad y a vuestra hija –Le guiñó un ojo-. Así que no seas tan cascarrabias y egoísta.

-Pero es que parezco envejecer de golpe diez años, cada vez que la veo ponerse un mono y bajar a las pistas –Renegó pesaroso-. Ya podría su padre haberle negado el conducir también y que se dedicara solo a la mecánica… Vete tú a saber, sino resulta esto un peligro y se hubiera hecho daño el otro día.

-¡Estas de broma! –Volvió hacer acto de presencia el mecánico, quien había callado un rato por su seguridad-. Créeme que esto debería convertirse en otra de las maravillas del mundo. Es magnífica la potencia y estabilidad que tiene, su respuesta es…

-¡Me pido conducirlo primero! –Exclamó Sandro frotándose las manos, al tiempo que se dirigía al interior del vehículo y agarraba el casco del sillón del copiloto.

-Como quieras –Se alzó de hombros Santino, acabando por aceptar su derrota.


***
Aunque en su rostro brindara una sonrisa relajada, se hallaba en verdad algo más que nerviosa. Puede que un poco ansiosa y acojonada. Solo esperaba que no apareciera nadie más, para tener que estrecharle la mano. Pues esta las tenía húmedas del sudor.

Por fin iba a ocurrir.

Tras muchos años de sufrimiento, había endurecido su corazón con una capa de hielo, para poder tener el enfrentamiento cara a cara que venía buscando en aquel lugar.

Había llegado el momento, de poner fin a una etapa muy dolorosa y amarga de su vida.

Necesitaba hacer aquel último punto y entonces, ya tendría por completo las riendas de su vida. Pues ya se hallaba harta de tener a su alrededor a gente manipuladora y traidora.

Había resultado difícil, tener que enfrentarse a su propia familia y luchar por lo que ella creía justo. Pero con un gran empuje desde el fondo de su corazón muerto, había encontrado el valor suficiente para ello.

Ahora, antes de que se evaporara aquel valor, tenía que solucionar una última cosa. Algo que para ella, antiguamente había sido lo más importante de su vida. Cosa que ahora, ya no lo era. Pues su mundo giraba alrededor de otra persona. Una persona, que formaba todo lo importante para ella, sin cabida para nadie más.

-Bien Regina –Se le acercó nuevamente la bella y joven ingeniera en mecánica, con una agradable sonrisa en el rostro-. Ya lo tengo todo, de modo que si me acompañas, bajaremos a las pistas para que veas el coche y estudies como enfocar todo el proyecto.

-Me parece perfecto –Trató de agrandar su propia sonrisa, cuando en verdad su labio quería tener libertad propia, para temblar y mostrar lo que sentía en verdad…

Miedo, terror, pavor.

Nada más salir por la puerta de la oficina, que su corazón parecía ir acorde con los coches que se escuchaban correr al fondo en las pistas.

¡Pero a quién demonios quería engañar!

Aún no se sentía lo suficiente preparada para aquel momento. Y la culpa de ello, la había tenido su familia, por tenerla encerrada en una jaula de oro, sin libertad para moverse por su propia decisión.

De acuerdo que iba asustada, nerviosa y muchas más cosas, que entraban en lo calificable a una cobarde total y con enorme deseo de salir huyendo de allí, para seguir dejando en el anonimato su gran tesoro.

Pero él no tenía culpa alguna. Se merecía una respuesta a sus preguntas diarias. En el fondo, Max tenía todo el derecho del mundo a conocerlo. Y ahora que había sido lo suficiente valiente para llegar hasta allí, era de idiotas huir sin mirar atrás.

Cada paso que daban, más le costaba tragar saliva.

Incluso, creía imposible el que la chica no se diera cuenta de su respiración cada vez más alterada, cada vez que se topaban con algún hombre vestido con un mono.

Si incluso por instinto,  tenía su mano izquierda pegada al corazón por si éste se le salía en uno de aquellos saltos mortales que daba en cada sobresalto.

Y cien metros más adelante, que se le habían hecho eternos. Las dos llegaban a una de las pistas, en donde pudo apreciar a dos hombres en la zona de mandos, sintiendo al momento gran alivio, cuando comprobó que ninguno de ellos era Sandro.

-Querido –Habló la joven con tono cálido al hombre más alto. Reconociendo al segundo, al famoso piloto. Quien resultaba ser amigo y compañero, del padre de su hijo-. Deja que te presente a Regina Paccara, quien se va a ocupar de…

No hacía falta girarse para mirar a la joven y saber el porqué se había callado. En el rostro del piloto tenía la respuesta.

Éste la miraba como si ella fuese la aparición de un fantasma.

¿Qué demonios ocurría allí?

Pero no pudo preguntarlo, porque de repente se escuchó tras ellos un fuerte chirriar de ruedas que llamó toda su atención, justo para que pudieran ver como el prototipo perdía el control y se estrellaba contra una valla de hormigón.


-¡Sandro! –Exclamaba Santino aterrado mientras acudía hacia allí. 




6 comentarios:

  1. Lo se!!! Mucho tiempo!!!! Pero ahora que vuelvo al trabajo, ya voy teniendo ratillos para poder escribir y subir la continuidad de mis historias y partes nuevas.

    Aqui os dejo el segundo capitulo, con nuestros amigos de ocultandose al amor.

    Las encontré mucho a faltar!!!!! Besazos

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    Respuestas
    1. Feliz regreso cariño, para ti y tus historias!! Ya sabemso que estás a cargo de tu mejor obra ahora, nuestro sobri, así que tú tranquila y despacio....

      Obviando todo lo que dje antes ¡¡¡¡¿EN SERIO?!!!! ¿NOS DEJAS AHÍ? Es qué estás loca....?? QUIERO MÁSSSSSSSSS...Sandro estrellado, el regreso de Regina y ....¿no hay más?

      Qué te quiero mucho lo sabes...pero quiero másssssssssssssss

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  2. creo que Nata me robo las palabras. iba leyendo trankilamente para no apurarme, con el corazon latiendo al igual que Regina y..... quedas ahi. quiero mas, y mas, pero sin presiones, jejejeje. gracias

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  3. creo que nunca es tarde para comentar... :D
    cito esta parte: "Querido –Habló la joven con tono cálido al hombre más alto. Reconociendo al segundo, al famoso piloto. Quien resultaba ser amigo y compañero, del padre de su hijo-. Deja que te presente a Regina Paccara, quien se va a ocupar de…"
    entendi bien? que Regina es... ohh!! en verdad esta historia merece continuar :)

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    1. tambien lei ocultandose al amor, y me gusto mucho que tenga una continuacion

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    2. HOla SayA Di, gracias por seguir ésta historia. Prometo que ésta semana de aniversario, leerás su siguiente capitulo. Y la vuelta de ella.

      Un fuerte abrazo

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