jueves, 2 de abril de 2015

Gabriela Ruiz - Definitivamente amor 26 °



Emma empacó con cuidado las galletas que había terminado de hornear hacía una hora. Sonrió levemente e inspiró hondo, como si tratara de darse ánimo y fuerza para lo que quería hacer. Era el día. Iría a visitar a Nick, no podía esperar más.
No quería esperar más. Lo había extrañado tanto que… que… definitivamente se había enamorado de él, tuvo que admitir.

El guardia no tuvo problema en reconocerla aunque hacía un par de meses que no pasaba por ahí. Se detuvo frente a la puerta y dudó al tocar. Pero era hora. Ese era el momento. Nick…
- ¿Emma?  -los ojos verdes de Nick denotaban sorpresa- no esperaba verte…
- Nick, hola –Emma lo besó en la mejilla al saludarlo- sí, supongo que debí avisar pero no pensé que hubiera problema sí…
- No, claro que no –Nick se apartó de la puerta- ¿te gustaría pasar?
- Sí, quisiera que hablemos un poco. ¿Tienes tiempo?
- Seguro –se encogió de hombros- pero necesito cinco minutos.
- Por supuesto –asintió y se sentó en el sofá que Nick le señaló. Por alguna razón, se sentía incómoda, como nunca antes le había sucedido en esa casa. Hacía unos meses, ella habría seguido detrás de Nick, bromeando y riendo… ahora, parecía fuera de lugar y…- ¿estás ocupado?
- Tengo una visita –dijo Nick girando, pues ya se alejaba- ¿hay algún problema con eso?
- No, ¿por qué lo habría? –murmuró Emma a las espaldas de Nick. Él ni siquiera había esperado respuesta. Cerró los ojos, empezaba a sentir que esto era un error.
Aquel sentimiento se confirmó e intensificó a los 15 minutos de su llegada, cuando atravesó el pasillo Nick charlando con una mujer. No cualquier mujer, por supuesto. Esa era Vicky, su coprotagonista en Destino. La misma con la que Nick aseguró no les unía absolutamente ninguna relación hacía unos meses. Pero esa era su casa, temprano en la mañana y él lucía… diferente.
Al regresar, Nick se apoyó en el umbral del salón con una pequeña sonrisa mientras miraba atentamente a Emma, instándola a hablar. Cruzó los brazos y pasó sus ojos verdes lentamente por la figura sentada en el sofá.
- Hola, estoy de regreso –pronunció, a pesar de que su llegada había sido evidente. Emma elevó sus ojos castaños hacia él- ¿quieres tomar algo?
- No gracias –Emma intentó relajar las manos para no aplastar la caja que llevaba- ten, es para ti.
- ¿Un regalo? –los ojos de Nick se iluminaron y se acercó a tomarlo- Gracias –le besó en la mejilla.
- No es nada –Emma desvió la mirada- una tontería.
Nick abrió el empaque y un dulce aroma cubrió el ambiente. Aspiró hondo y sonrió encantado. ¡Galletas!
- Se ven deliciosas y huelen muy bien –Nick las miró con ansiedad- ¿cuál es la ocasión?
- Quería agradecerte –se encogió de hombros- por la invitación el día de tu cumpleaños y no te di regalo alguno así que… bueno, solo es un gracias.
- ¿Nada más? –arqueó una ceja.
- Nada más –afirmó Emma.
- Está bien… -Nick llevó su mano hasta el fondo de la caja y volvió sus ojos hacia ella- ¿dónde las compraste?
- No las compré –contestó- las hice.
- ¿Tú? ¿Tú las hiciste? –habló Nick y tragó con nerviosismo, mirando a la caja. Emma puso en blanco los ojos, ofendida- no quiero ser…
- Solo pruébalas –cortó Emma impaciente- y luego puedes decir lo que quieras.
- Entonces… ¿no es un castigo o…?
- Nick, come una maldita galleta –siseó Emma cruzando los brazos. Él reprimió una sonrisa y se llevó una galleta a la boca, intentando no dar una mordida demasiado grande para disimular lo que estaba seguro vendría. Sus ojos verdes se abrieron con sorpresa- ¿decías?
- No, no puede ser –Nick tomó el resto de la galleta y se la comió entera. Buscó una más y sonrió- no puede ser.
- Debería sentirme terriblemente ofendida, pero no lo estoy.
- Es obvio que no deberías –negó divertido- creo que nuestro desastre en la cocina no es tan antiguo ¿verdad?
- Ciertamente –sonrió un poco Emma.
- Es increíble –Nick clavó sus ojos en ella- ¿estás segura que tú las preparaste?
- ¡Claro que sí! –Emma torció el gesto- ¿qué piensas que hice? ¡Son caseras!
- No lo sé –se pasó una mano por la barbilla en gesto pensativo. Emma bufó por lo bajo- está bien, has mejorado desde la última vez.
- Tomé lecciones –confesó Emma sin poder evitar una sonrisa de culpabilidad- detesto no lograr algo que parece sencillo.
- Ah… ¿y fue sencillo?
- No demasiado complicado.
- Bien, yo no he tomado lecciones de cocina aún pero podrías enseñarme.
- No creo que serviría de mucho –Emma rió- solo aprendí de repostería y un curso rápido, debo decir.
- Pues se te da… y muy bien, eh.
Se quedaron en silencio por varios minutos. Emma no se atrevía a mirar a Nick ni él parecía dispuesto a decir mucho más. Pero Emma sabía que debía decirle lo que la había llevado realmente ahí. ¿Qué más daba que Nick ya no la quisiera?
- Veo que… -Emma carraspeó- el especial de la serie ha causado gran interés.
- Así es –Nick soltó el aire- han sido meses ajetreados y cualquier cosa puede pasar.
- Sí, supongo que sí –Emma no sabía como tomar aquella afirmación. ¿Significaba que Nick se había enamorado de Vicky por el tiempo que habían pasado juntos o…?
- ¿Quieres probar una galleta? –ofreció Nick y Emma negó- ¿no estarán envenenadas o algo así verdad?
- ¡Nick! ¿Cómo puedes decir eso? Yo nunca te haría daño –respondió seria.
- Solo bromeaba –él dejó a un lado la caja y se acercó hasta ella. Se puso a su altura y miró directamente su rostro- Emma ¿qué sucede?
- Nick, yo no quería perderte y… -Emma suspiró- no pensé que tú podrías… -inspiró hondo. No, no era momento para ser cobarde. Valor. Debía ser valiente si quería la oportunidad de ser feliz. ¿Con Nick?- nunca pensé que pasaría porque… -resopló con frustración. ¡No debería ser tan difícil! Y, mirar los ojos verdes ansiosos de Nick no estaba ayudándole en nada- yo te amo.
- ¿Tú…? –Nick pasó la mano con reverencia por la mejilla de Emma, antes de colocarla firmemente en su nuca y acercarla lentamente- ¿me amas?
- Sí –una sola sílaba. Después de su confesión, hasta esa simple palabra se le había antojado terriblemente difícil de pensar.
- Yo… Emma, yo… -echó la cabeza para atrás- no sé qué decirte.
Esa era una respuesta que Emma no esperaba. Bueno, no esperaba antes de llegar a la casa de Nick. Ahora que estaba ahí, diciéndole lo que sentía después de haber visto a una mujer (posiblemente la chica que salía con Nick) saliendo, era obvio.

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