sábado, 9 de mayo de 2015

Blackdalion, La luz del Lobo 1° parte



Llega un nuevo cuento de los Blackdalion, esta vez dividido en partes porque aún está sin terminar, pero quería subir algo de ellos hoy. Es mi cumpleaños y quería arrancar esta etapa con magia y personajes que me han acompañado muchos años hasta ser parte de mi, de lo mejor de mí.
También está un poco desordenada cronólogicamente ( sé que aún debo la historia de Sean) En este caso se trata de una de las hijas menores del clan Likaios, su historia debía esperar otro poco, pero ella vino... 
Espero les guste.


Blackdalion, la luz del lobo.

Iolhen Likaios  se recostó en la hierba junto a la laguna y suspiró.
Tanto la Casa Antigua como el Castillo de los Cerezos estaban revolucionados, así que había decidido tomarse un rato en soledad.
La casa familiar había quedado chica con la llegada de los niños de Lys más las constantes visitas de sus hermanos mayores y sus familias, así que estaba siendo modificada, lo que implicaba mucho ruido, y algunas discusiones entre su padre y su revoltoso hermano respecto a los cambios. Sobre todo teniendo en cuenta la tendencia de Lysander de simplemente destruir paredes si resultaba que le estorbaban en sus planes.
Por otro lado, estaba próxima la feria anual en las tierras Blackdalion, así que el resto de su familia estaba sumida a pleno en los preparativos y los comerciantes llegaban de todos lados como una plaga. Lo que significaba que todos andaban corriendo de un lado al otro, actitud que ella rechazaba plenamente. Prefería andar a su propio ritmo , sin ser arrastrada en la vorágine familiar.

Además, también estaban los caballos.
Desde unos años atrás, Dionis Likaios se había dedicado a criarlos y en la actualidad estaba negociando la compra de algunos animales, así que había gente yendo y viniendo para ofrecerle los mejores ejemplares.
 La joven sospechaba que  su padre quería asegurarse de tener los animales más rápidos y resistentes del reino por si debía perseguir a alguien, ya fuera magos oscuros o sus descarriados hijos, aunque sabía a ciencia cierta que si se trataba de verdadera velocidad, su padre prescindiría de la montura y se transformaría en lobo. Uno poderoso y veloz capaz de darle caza a cualquier presa.
Pero por lo pronto, la feroz naturaleza de Dio estaba bajo control y sólo estaba sumido en los negocios y las reformas edilicias. Lo que en realidad lo hacía mucho más agobiante, porque si  ella debía escuchar una observación más sobre dentadura, pelaje o músculos equinos o intervenir entre él y Lysander, iba a explotar. Así que con el visto bueno de su madre Kalymera, se había escabullido buscando tranquilidad.
Inspiró profundo para llenarse los pulmones con el aire de primavera, sonrió levemente y luego sacó la flauta que cargaba en un bolsillo de su vestido. Muchos años atrás, su cuñado Lombard le había enseñado a tocarla y seguía siendo una de sus cosas favoritas en el mundo. Se recostó en la hierba , se llevó el instrumento a los labios y comenzó a crear música, pero no se limitó a eso, con un breve gesto empezaron a surgir mariposas de luz que volaban siguiendo el ritmo de la melodía. Era un espectáculo maravilloso que se vio interrumpido por una presencia inesperada.
-Enséñeme…- dijo una fuerte voz masculina y la joven se incorporó sobresaltada para descubrir a su interlocutor mirándola.
Era un hombre joven que estaba en la laguna, parecía haberse estado bañando y se había acercado sigilosamente hasta llegar a la orilla. Tenía el cabello mojado, aún así se notaba que era de color castaño y que lo llevaba bastante largo, tenía pantalones pero iba con el torso desnudo, lo que la asombró, no por la novedad ya que tenía demasiados hermanos como para sorprenderse, sino porque jamás había visto un hombre con tantas cicatrices, debía haber dolido, y mucho.
-Enséñeme …- repitió mirándola con anhelo y ella retrocedió instintivamente hasta darse cuenta que la mirada del joven estaba centrada en sus manos y no abarcándola toda. Con eso descartó cualquier intención lasciva y se tranquilizó.
-¿La música? – preguntó levantando la flauta y él negó con un gesto de cabeza al tiempo que fruncía el ceño como si se concentrara.
-Las luces…eran hermosas, no sabía que había algo así…quiero hacerlas también – dijo y eso la hizo sonreír ampliamente.
-Lo siento, me encantaría pero no puedo hacer eso. Es algo especial, no todos pueden hacerlo. – explicó y percibió cierta turbación en la mirada de él, casi como si se formaran tormentas en aquellas pupilas de color azul oscurísimo. Eso la alertó, se notaba que a él no le había gustado su respuesta , así que se puso de pie rápidamente , preparándose para defenderse  si fuera necesario. Ella era una Likaios, eso significaba que era capaz de defenderse por sí misma.
El hombre avanzó saliendo de la laguna, con el agua corriéndole por el cuerpo se acuclilló y apoyó sus manos sobre la tierra, inmediatamente Iolhen sintió que el suelo se volvía inestable y temblaba debajo suyo. Miró al hombre y éste le devolvió la mirada.
-Yo puedo….por favor …- dijo mientras la tormenta en su mirada se disipaba.
-¿Tienes el don? – preguntó ella sorprendida al darse cuenta que él había provocado aquella conmoción en la tierra.
-Sí, pero no sé hacer cosas hermosas….- respondió  y la desazón que sintió en su voz , la hizo caminar hacia él casi inconscientemente
-Puedo enseñarte – le dijo parándose junto a él y el joven se incorporó. De pronto, Io fue consciente de la diferencia entre ambos, era muy alto por lo que le sacaba bastante diferencia físicamente, así que ahora aquellos ojos azules la observaban desde arriba, lo que la hizo sentir muy pequeña y delicada. Además de ser consciente de que estaba parada al lado de un completo extraño semidesnudo.
-¿Me enseñará? ¿De verdad? – preguntó entusiasmado, sus ojos se volvieron luminosos y la aferró por los hombros. Se sorprendió tanto como ella por el gesto inesperado y las retiró inmediatamente como si el contacto quemara. También debió de darse cuenta de su apariencia porque se movió deprisa para tomar la ropa que había junto a unos matorrales, se puso la camisa rápidamente y volvió a su lado. La joven sonrió, en pocos minutos aquel hombre le había generado dudas y había pensado muchas cosas sobre él, pero había llegado a una conclusión, fuera quien fuera , era inofensivo.
-Sí, te enseñaré. Soy Iolhen – se presentó.
-Me llamo Baylor.
- ¿No eres de aquí, verdad? – preguntó a pesar de saber la respuesta, jamás había visto a aquel hombre antes lo que significaba que era un forastero, probablemente alguien que estaba de paso o que había llegado por la feria.
-Los caballos...vengo con la gente de los caballos – dijo torpemente y ella asintió.
-¿Vendes caballos, entonces?
-No, yo los domo y los entreno...además...son mis amigos.
-¿Los caballos? – inquirió sorprendida por aquellas palabras, la imagen de domador la había hecho pensar en otro tipo de relación entre el hombre y los animales, pero por lo visto les tenía afecto más allá de ser su trabajo.
-Sí – respondió escuetamente y ella estuvo a punto de lanzar un suspiro, tenía que arrancarle las palabras a la fuerza y aunque no le gustaba la gente parlanchina, en este caso hubiera querido que él hablara más.  Le daba mucha curiosidad.
- El poder, además de lo que hiciste con la tierra hace un rato, ¿qué más puedes hacer?
-No lo sé...no estoy seguro...- respondió bajando la mirada y la chica sintió que no era completamente sincero, pero no quiso presionar. Algo en aquel hombre le recordaba a  los niños que había visto en Dalalbión,  los que habían sido abandonados o maltratados debido a aquel poder que esgrimían convirtiéndose en marginados, aquellos que no habían tenido un lugar propio hasta llegar a la ciudad perdida donde habían sido acogidos cariñosamente y se les había enseñado a usar su poder, sin vergüenza y sin temor.
- De acuerdo, eso lo iremos viendo mientras te enseño, pero deberá ser mañana, debo regresar – dijo temiendo que en cualquier momento alguien viniera a buscarla y espantara a su nuevo aprendiz, porque estaba segura que si su padre o hermanos se enteraban no les haría ninguna gracia.
-También debo volver – dijo él y propuso una cita para el día siguiente - ¿Aquí, mañana?
-Sí, aquí mañana a esta hora, Baylor.- aceptó previendo que si inventaba una buena excusa por anticipado para ausentarse en la tarde, nadie los molestaría.
-Hasta mañana Iolhen – la saludó y sonrió levemente.
-Hasta mañana- respondió ella .
Sólo tiempo después, mientras llegaba a su casa, Iolhen se dio cuenta que algo que le había pasado desapercibido hasta el momento. Había descubierto el poder de Baylor por la demostración que él había hecho, de no ser así, ella no lo habría notado. Eso era imposible, la gente con el don reconocía  a los que lo tenían, y mucho más siendo una Likaios.
Era extraño, muy extraño.

Al final del día, Dionis Likaios se dejó caer exhausto en la cama, desde allí le habló a su esposa que se cepillaba el cabello.
-Kouros hizo un gran trabajo arreglando ese lugar en donde vive, pero  ¿podrías recordarme por qué permitimos que Lysander interviniera en la reforma de nuestra casa?
-Es su casa también...
-También tengo dudas sobre eso ¿por qué lo dejamos vivir con nosotros?
-Porque todos nuestros hijos, excepto Iolhen, viven lejos, teníamos que quedarnos con alguno – comentó risueña.
-¿Pero por qué Lysander, por qué justo él?
-Porque si viviera tiempo completo con los Navarre probablemente acabarían con él, porque es mejor si lo tenemos donde podamos verlo a pesar de que Alina hace un gran trabajo manteniéndolo a raya...y porque lo queremos .- completó y Dionis lanzó un gruñido que la hizo reír.
- Pero aún así, no debí dejar que interfiriera con las reformas...
-Es necesario hacer cambios Dio, la última vez que nos visitaron todos, fue muy incómodo, y de todas maneras teníamos que reparar los daños que recibió la casa...- dijo Kaly  y calló de pronto al recordar lo que había causado aquellos daños un año antes, no eran recuerdos gratos.
- ¿No puedes hacerle algún encargo a Lys mañana? Sólo necesito descansar un día de su encantadora personalidad...
-Veré que se me ocurre- dijo ella yendo hacia la cama y deslizándose junto a su esposo.
-Gracias amor mío, siempre puedo contar contigo.
- Dio...
-¿Mmmm?
-¿Qué te está preocupando? – preguntó y Dionis clavó su mirada clara en ella, lo conocía mejor que nadie, demasiado por su propio bien.
-No lo sé, Kaly.
-Pero hay algo que te inquieta...
-Sí, es como una espina. Algo me preocupa, pero no puedo descubrir el origen, no sé que provoca la inquietud, pero hay algo que no se siente bien.
-Probablemente sea sólo un efecto secundario de tus horas con Lysander, además estás cansado...- dijo ella intentando quitarle peso a sus palabras y al mismo tiempo convencerse a sí misma.
-Eso espero Kaly, eso espero- respondió y la envolvió en sus brazos.

Desde  que abrió los ojos , Iolhen apenas pudo contener su ansiedad. Ella no tenía ese instinto por  la aventura de sus hermanos, pero su  cita con Baylor era un suceso emocionante, aunque estaba confundida, había dicho que le enseñaría a usar el don, pero no tenía idea de cómo hacerlo.
Ella había aprendido a usarlo de la misma manera en que había aprendido a caminar o a hablar, incluso Kyrian que había negado su poder tantos años, había sabido usarlo naturalmente una vez que lo había aceptado.
-Tía…- la llamó su sobrina tirándole de la manga para obligarla a prestarle atención. Parecía que la niña llevaba un rato junto a ella y no lo había notado.
-Beth, cariño.
-¿En qué pensabas?- preguntó la pequeña pelirroja. Era una mezcla encantadora de sus padres, el color de cabello de Alina, los ojos de Lysander, la sensatez de la madre y la fuerte voluntad del padre. Siempre parecía mucho mayor de lo que era.
-En la magia…
-¿Nuestra magia?
-Sí. ¿Cómo crees que pueda enseñarle a alguien a usarla? – preguntó Iolhen y la niña se sentó a su lado haciendo una mueca de concentración.
- No lo sé, tía. Con mucha paciencia como cuando They lanza cosas de un lado a otro sin poder controlarlo y papá le dice paso a paso como dominarlo…o como hace el Señor de los Caballos…
-¿El Señor de los Caballos? ¿De quién hablas?
-Ah, cierto, no lo viste. Los chicos y yo lo vimos ayer, el hombre que está domando los caballos que el abuelo quiere comprar.
Iolhen supo que su sobrina hablaba de Baylor, de hecho aquel título de Señor de los Caballos parecía adaptarse a él. Le hubiera gustado verlo en su trabajo.
-¿Y cómo hace él? Cuéntame Beth…
-Es...creo que ellos le gustan mucho así que les explica tranquilamente como hacer las cosas. Tienes que verlo, vamos – dijo poniéndose de pie y tirando de ella.
-Pero...
-Debe estar ahí, ayer estaba a esta hora con el caballo que quiere el abuelo. Vamos tía.- la urgió y así fue como Iolhen se encontró con su aprendiz antes de lo esperado.
Habían hecho una pista cercada,  cerca del bosque y allí estaba él junto a un magnifico caballo frisón de color negro. Era un animal enorme, pero su padre y sus hermanos no eran pequeños, así que suponía que era una elección lógica. También era adecuado para el tamaño del domador.
Ella hubiese imaginado algo de brusquedad, había visto a otros domadores, pero Baylor estaba parado junto al animal , y mientras le acariciaba el lomo parecía hablarle quedamente. Cada tanto el caballo corcoveaba o se movía violentamente, pero él no se alteraba,  ponía un poco de distancia y luego regresaba a su lado. Era un proceso lento, pero de alguna forma ella podía percibir el lazo que se iba formando entre el animal y el hombre. Al verlos entendía que era lo que había querido explicarle Beth.
También pensó que aquel hombre tan ansioso por aprender a usar su poder en crear cosas bellas, tenía la belleza en sí mismo, y no por su aspecto físico, aunque era realmente impresionante, sino por la esencia de su propio ser.
De pronto el caballo relinchó y eso hizo que él se distrajera y cambiara la dirección de su mirada hacia donde estaban ellas. Iolhen pudo leer la sorpresa en sus ojos azules por verla allí, de pronto se sintió avergonzada, era como estar espiándolo. Sin embargo él hizo un leve gesto, casi imperceptible para saludarla y luego regresó a sus tareas.
-Volvamos a la casa, Beth – dijo tomando la mano de la niña.
-Es hermoso, ¿verdad tía?
-Sí, lo es- respondió y se sintió mucho más tranquila, él mismo acababa de darle la respuesta de cómo enseñarle.
Al llegar a la casa, Lys y su familia iban saliendo, así que Beth corrió a los brazos de su padre.
-Te esperábamos pequeña – dijo él levantándola.
-Estaba con la tía.
-¿Van a algún lugar? – preguntó Iolhen.
-Sí, iremos al Castillo de los Cerezos a ayudar con los preparativos de la Feria, parece ser que necesitan nuestra ayuda, imperiosamente – dijo Alina y le guiñó el ojo a espaldas de Lys. Iolhen contuvo la risa, por lo visto su madre había recurrido a Alina y con un truco muy simple habían logrado alejarlo y tener una tregua entre él y Dionis.
- Preferiría quedarme a ayudar en las reformas...- musitó Lys no muy convencido.
- Creo que te divertirás más allá...- dijo Iolhen.
-De acuerdo, Io, ya lo entendí – luego se giró hacia su esposa- ¿He estado tan insoportable, Ali?
-Mucho – dijo ella, Lysander siempre veía a través de las tretas, ya que él era el experto en pergeñarlas.
-De acuerdo, iremos a divertirnos un poco, antes que padre me convierta en algo, y suena bien ir a incordiar a Blaze y tío Caleb.- sentenció con sus ojos brillando por la anticipación.
-Tendré que mantenerte entretenido para evitar que te metas en problemas- dijo Alina acercándose a su esposo y dándole un beso ligero. Lysander bajó a Beth y atrapó a su mujer para devolverle un beso un poco más apasionado.
-Te tomo la palabra, esposa mía.
-¿Podemos ir a la feria? – insistió  el pequeño They que ya era inmune a las demostraciones afectuosas de sus padres.
-Sí, con Beth ya estamos completos. Vamos – dijo Lys , pero se detuvo y fue hacia su hermana – Cuídate Io, y no te metas en problemas en mi ausencia.
- La tía no causa problemas –la defendió Beth . Esa fe ciega de la niña la hizo bajar la mirada, se sentía algo culpable por sus próximos planes. No había nada de malo en enseñarle a Baylor, pero sí en ocultarlo.
-Mmmm, las mujeres de la familia son problemáticas, Beth y cuando causan problemas lo hacen en grande. Espero que tú seas la excepción – le dijo a su pequeña hija y luego depositó un beso sobre la frente de su hermana- Estaré cerca si me necesitas.
-Vete ya – dijo ella empujándolo y cuando él se marchó finalmente pudo respirar tranquila. Era un alivio que se alejara un tiempo de la Casa Antigua o la hubiera descubierto. Ahora sólo le quedaba eludir a sus padres.

Lo cierto era que la casa estaba muy silenciosa sin su hermano y su familia, también extrañaba la presencia de Kouros, a él habría podido consultarle con confianza sobre Baylor, pero su hermano estaba siguiendo su propio camino y le había costado bastante hacerlo.
-Ahora el silencio aturde, ¿verdad? – preguntó su madre llegando hasta ella.
-Algo así…- respondió la joven.
- Sin embargo, era necesario. Tu padre está inquieto y me temo que hasta descubra el por qué será mejor un poco de tranquilidad, y de paso que Lysander esté lejos.
-¿Así no hace nada imprudente? – preguntó ella.
-Sí, y así él y su familia están a salvo.
-Mamá…
-¿Sucede algo?
-No, nada importante. Sólo quería decirte que saldré a dar un paseo a la tarde. – sin tanta gente a la vista, la mejor excusa era una que fuera cercana a la verdad. Además era obvio que su madre estaba más preocupada por su padre que por  las escapadas de su hija menor en quien confiaba plenamente.
-De acuerdo, sólo no vuelvas tarde.- dijo Kalymera con aire ausente. Ciertamente la inquietud de su esposo se le había contagiado y quería tratar de distraer a Dionis.
-De acuerdo- respondió Io y a la tarde cuando estaba por ser la hora del encuentro, tomó su flauta y se dirigió al bosque.
Temía que él no estuviera allí, pero al llegar a la laguna estaba sentado de espaldas a ella, esta vez estaba completamente vestido y llevaba el cabello recogido, la postura de su cuerpo transmitía tensión.
-Baylor…-lo llamó suavemente y aún así lo vio sobresaltarse. Él se puso de pie y la enfrentó.
-Viniste…-  dijo como si hubiera esperado lo contrario.
-Tal como lo prometí. ¿Preparado para la primera lección?- preguntó llena de entusiasmo y él asintió, muy cautelosamente,  con un gesto. Ella sonrió para transmitirle confianza y se le acercó.
-¿Qué tengo que hacer? – preguntó él.
-Mmm, ¿mariposas de luz, verdad? – lo interpeló ella.
-Sí, quiero aprender a hacer eso…
-Bien, primero entonces…tienes que manejar la luz.- sentenció y él la miró como si no entendiera de que hablaba, la chica lo notó y empezó a explicarse- Como debes saber todo está vinculado en la naturaleza, y también con los seres vivos, nosotros, aquellos que tenemos el don, somos conscientes de esa conexión y podemos influir sobre ella. La luz está aquí…- explicó extendiendo una mano en el aire- sólo tienes que recordarlo, y en la luz están los colores y puedes darle la forma que quieras, sólo tienes que concentrarte- finalizó y tomó la mano de él para extenderla con la palma hacia arriba.
La mano masculina contrastaba notablemente con la suya, al agarrarla sintió la aprensión del domador, pero lo ignoró. Trató de actuar con naturalidad, como si fuese uno de sus hermanos o primos, aunque tenía muy en claro que no lo era.
Y mientras sostenía la mano de él, hizo que el aire fuera luz y luego mariposas. Él las miró hipnotizado y cuando desaparecieron concentró su mirada azul en ella. Iolhen le soltó la mano.
-Inténtalo. Sólo deja que fluya
-Yo…es peligroso…- dijo Baylor y respiró profundamente.
- No hay nada que temer- dijo ella pero la mirada de él era demasiado seria.
-Deberías alejarte un poco…- sugirió.
-Estaré bien
- Por favor –pidió y ella  retrocedió un poco.
Luego el joven levantó sus manos y se concentró como ella le había dicho, el aire comenzó a rielar, después apareció la luz que vibró entre las manos de él y de pronto la luz se convirtió en un fulgor inesperado para volverse un rayo atronador que salió disparado de sus manos y estalló contra un árbol destruyendo sus ramas.
-¡Vaya! – exclamó Iolhen aturdida y él se giró hacia ella con rapidez.
-Lo siento…¿estás bien?  No sé cómo hacerlo, no debí intentarlo – se excusó claramente sintiéndose culpable.
-Está bien, yo estoy bien. Eso es…tienes un poder bastante fuerte…sólo tienes que aprender a controlarlo.- le dijo aunque ella misma estaba sorprendida. Era mucho más fuerte de lo que había creído.
-Podría dañar a alguien, mira el árbol.
-No lo hiciste a propósito, no te rindas. Piensa que tu poder es uno de tus caballos.
-¿Uno de mis caballos?
- Sí, uno poderoso y salvaje, sólo tienes que domarlo, paso a paso, con paciencia. Y con afecto, es parte de ti después de todo, sólo tienes que entrenarlo para que haga lo que quieres.
-¿Y si aprende a hacer cosas malas?- preguntó y el tono que usó le generó inquietud a la joven. Como si una sombra se cerniera sobre ellos. Se sacudió la sensación y buscó palabras adecuadas para consolar a alguien que se sentía culpable por dañar a un árbol.
-Puedes enseñarle nuevamente. ¿Qué harías con un caballo así, te rendirías? ¿No tendría la opción de aprender a hacer las cosas correctamente?
-No me rendiría. Además seguramente la culpa no es de él.- razonó y eso hizo que Iolhen pensara en las cicatrices que había visto en el cuerpo masculino. Pero no quería ser curiosa e incomodarlo, quizás algún día le contara.
-Cierto, hay que darle otra oportunidad. ¿Lo intentamos de nuevo? – propuso y él la miró temeroso.
-¿Ahora?
-Sí. Espera,  tengo una idea, creo que necesitas algo que te relaje – dijo y sacó la flauta. Empezó a tocar una melodía suave pero se frenó de repente, se había dejado llevar por el entusiasmo- Lo siento, ¿te molesta?
-Me gusta, es música hermosa. Por favor continúa– dijo él.
-Gracias – respondió y continuó al tiempo que le hacía señas para que él volviera a intentarlo.
-No creo…- dudó el hombre.
-No sucederá nada malo, inténtalo – dijo Iolhen y cambió la melodía a una que era al tiempo suave y animada.
Baylor volvió a tomar aire, cambió su posición y se orientó hacia la laguna. La chica se enterneció ante ese gesto de él para evitar dañar lo que lo rodeaba si volvía a fallar.
Él era una mezcla extraña que la intrigaba.
Desde su posición, lo vio fruncir el ceño para concentrarse y elevar las manos, luego resopló  como si fuera un esfuerzo  excesivo. Se tensó sintiendo una especie de comunión con aquel hombre.
Ella no podía hacer nada más, así que sólo siguió creando música para que él se relajara, música que hablaba de que la belleza era posible aun en los peores momentos, música que trasmitía la conexión entre todas las cosas existentes.
Poco a poco el aire  alrededor de las manos masculinas comenzó a chispear hasta que pequeños haces de luz salieron para luego volverse delgados espirales que ascendían, de pronto uno de los espirales se volvió una mariposa aleteando.
 Etérea y fugaz se movió unos segundos elevándose para luego desaparecer. Aquello logró rompió la concentración de ambos.
-¡Ohhh! – exclamó Iolhen dejando de tocar la flauta y Baylor se giró a ella con una sonrisa espléndida de satisfacción.
- Lo hice...-murmuró  como si aún no pudiera creerlo.
-Sí, fue grandioso.
-Sólo fue una.
-Pero ya lo tienes, seguro que luego podrás llenar el bosque de mariposas de luz si lo deseas, sé que sí.
-¿Hay más? Quiero decir más cosas hermosas que se puedan hacer con magia... – le preguntó entusiasmado.
-Sí, muchas más. Nunca lo pensé así, pero hay mucho más que puedes hacer.
-¿Qué? – preguntó él
-Déjame pensar, ¡ya sé...!- exclamó con los ojos brillantes de entusiasmo, estar con Baylor era como redescubrir su propio poder. Se encaminó junto a la laguna, le guiñó un ojo al hombre que la observaba expectante y luego provocó varios arcoíris que se cernieron sobre ellos como una cúpula.
Él miró hacia el cielo y sus ojos parecían los de un niño admirado por la belleza en su estado más puro y pleno. Baylor amaba lo bello, pero no en el sentido superficial sino en el más profundo y sublime , le gustaba eso de él.
-¿Quieres intentarlo? – preguntó ella y él exhaló con fuerza y la miró desanimado.
- No aún…creo que fue mucho por hoy, es demasiado esfuerzo…- comentó.
-¿Controlarlo?
-Sí, lleva mucho trabajo para que un caballo mal enseñado aprenda a hacer las cosas diferentes – dijo refiriéndose a su anterior conversación y ella calló todas las preguntas que en verdad quería hacerle.
-Está bien, iremos paso a paso. Y hay muchas cosas  más que hacer con tu poder, puedes controlar cualquier elemento, agua, aire, fuego…
-No el fuego – dijo interrumpiéndola – nada que haga daño – agregó con sus mirada algo turbia como si estuviera recordando cosas desagradables.
Su prima Nía había tardado en controlar el fuego, pero estaba segura que no era eso lo que inquietaba a Baylor, sino algo más. Esta vez no pudo contenerse.
-Las cicatrices, ¿son del fuego…?
-No, no fue el fuego. Pero aún así no me gusta usarlo…-zanjó el tema. Pero la curiosidad de Iolhen había desbordado su sentido común.
-La gente que vino a vender caballos, ¿son tu familia?
-No, sólo trabajo y viajo junto a ellos.
-¿Desde cuándo domas caballos? ¿Desde niño?
-No – dijo y ella frunció el ceño, parecía ser la respuesta favorita de aquel hombre, creyó que no iba a decir nada más pero él continuó-  Era adolescente cuando encontré un caballo herido, no dejaba que nadie se acercara a curarlo, sentí cierta empatía con él , así que traté de acercármele, llevó su tiempo y no fue fácil pero logré ayudarlo…así empezó todo.
Iolhen lo observó detenidamente, más importante que lo que él le contaba era aquello que podía deducirse, empatía significaba que había podido comprender la situación del animal herido y eso implicaba que también él se había sentido de la misma manera.
Herido y asustado, y por lo que ella podía ver aún tenía miedo, sólo que no estaba segura de qué.
-Es tarde…- musitó Baylor y la miró, sus miradas se encontraron y él terminó bajando la cabeza.
- De acuerdo, entonces mañana trataremos con los arcoíris – aseveró ella pactando tácitamente una rutina, mientras él estuviera en las tierras de su familia, ella le enseñaría.
-Sí, mañana – confirmó él y cuando ella empezó a caminar estuvo tentado de acompañarla, pero se contuvo. Era obvio que ella podía cuidar de sí misma.

Iolhen llegó a su Casa en medio de la preparación para la cena. Su padre estaba observando por uno de los  grandes ventanales, pero por la posición ella sabía que estaba pensando más que observar el exterior. Dionis se volvió hacia ella al sentir sus pasos.
-Padre…- lo saludó Iolhen.
-Hola, pequeña.
-¿Preocupado?
-No lo sé, inquieto. Supongo que pasaron muchas cosas últimamente y no he bajado la guardia aún. Estoy en alerta, pero no sé qué es lo que está despertando mi sentido de peligro. ¿No has visto nada raro?- preguntó y sus ojos celestes claros como el invierno se volvieron cálidos al centrarse en ella.
Iolhen dudó, el poder de Baylor era raro, es decir que no pudieran percibirlo ni ella ni su padre era algo inusual. Debería contarle a él, sabía que debía hacerlo, pero al mismo tiempo no podía. Dionis pararía las lecciones de magia, lo sabía, así como sabía que Baylor la necesitaba y que él no era peligroso.
-Nada extraño …- respondió y una punzada de culpabilidad se le instaló en el pecho. Pero ella también era buena conociendo gente y su intuición no podía estar errada.
-Quizás sea la edad, tal vez me empiezo a preocupar por tonterías…-comentó él y la joven sonrió, la edad no parecía afectarlo para nada, su padre era tan imponente como siempre.
-Quizás…o tal vez estés aburrido- comentó divertida.
-Es posible, de acuerdo Io, vamos a comer.
-Sí, iré a cambiarme…- dijo ella.
-Io…
-¿Sí?
-Ten cuidado , ¿de acuerdo?- pidió él preocupado y de pronto ella se sintió muy angustiada, quizás por lo que ocultaba, quizás por el amor que leía en aquellos ojos clarísimos y la sensación de que con su silencio lo traicionaba. Las palabras se le trabaron en la garganta y sólo hizo un gesto de asentimiento antes de retirarse.

6 comentarios:

  1. Oh, los Blackdalion han vuelto y nunca mejor que en este día. Gracias mi querida Nata, besos y felicidades!!

    Creo que está demás decirlo, pero no puedo evitarlo. Quiero más!!!

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    1. Tan tuyos como míos! Besos mi Gab y ya vendrá más

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  2. No sabes la sonrisa gigantesca que aparecio en mi cara cuando lei Blacdalion..... pensé que era sobre Sean, pero cualquier novedad de mi saga favorita es bienvenida... estaba feliz leyendola. espero que pronto subas mas partes, voy a ser paciente esos si. Gracias y mil gracias.

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    1. Gracias...y debo agradecer que Sean sea educado y paciente porque hace mucho que lo tengo en espera. Besos

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  3. que emocion tener a los blackdalion de regreso!! me encantaron sus historias, me pregunto como estaran los progenitores hasta esta tercera generacion ya avanzada :D

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    Respuestas
    1. Gracias SayA veremos quienes aparecen haciendo "cameo" pero informo que todo el clan anda muy bien! Besos

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