lunes, 27 de julio de 2015

Aún te amo 11 Gaby Ruiz



 -  ¿Qué pasa?  -la voz infantil se escuchó entre la tormenta-  ¿No te da frío?
Caro miró hacia el auto en el que venía Fernando.  No había estado solo… allí había un niño.  ¿Qué hacía Fernando con un niño?  No podía ser…  ¡Claro que no!  El niñito tendría unos 5 o 6 años…  no habían estado tanto tiempo lejos y…
Sus dudas fueron contestadas cuando Fernando respondió, acercándose al coche y arrastrándola consigo:
-  No había tomado en cuenta el frío, Christopher  -sonrió Fernando con aire paternal-  Espera un momento… he olvidado presentarte a alguien.  Ella es mi amiga Caro…  Caro, él es Christopher  -ella le obsequió una sonrisa genuina pero esa palabra “amiga”… no le había gustado nada-  es hijo de mi primo…  prácticamente mi sobrino  -añadió y Caro soltó el aire que había estado conteniendo… ni siquiera lo había notado.

-  ¡Oh!  Mucho gusto Christopher  -asintió encantada al niño que la miraba curioso y sonriente.  Tenía un aire inocente y… ¿triste?
-  ¿Eres amiga del tío Fernando hace mucho tiempo?  -inquirió agudamente.
-  Mmm…  bastante.
-  Bien  -confirmó casi con solemnidad y Caro se preguntó si Fernando era quien estaba criando a ese niño…  porque le recordaba claramente a él…
-  ¿Qué edad…?  -decía Caro y un repentino temblor le recorrió el cuerpo.  Había olvidado que se encontraba calada hasta los huesos.
-  Es mejor que te quites esa ropa y te abrigues, Caro  -ordenó Fernando.
-  Pero…  -ella decía y desistió.  Él tenía razón… no había punto que discutir-  Tú también estás empapado  -comentó-  ¿te ofrezco una toalla?  No quiero que te enfermes y estando así...
Él asintió y… recordó a Christopher… no podía dejarlo en el auto.  Solo.
-  Creo que… lo mejor es que nos vayamos  -dijo enfáticamente.
-  Ah  -entendió Caro-  no hay problema.  La lluvia ha cesado y pueden pasar a mi casa, mientras tú te secas, yo prepararé un chocolate caliente para los tres ¿qué dices?
-  Eh… yo…  -Fernando dudaba.  No por ella…  porque lo había soñado tanto… sino por Christopher… en ninguno de sus sueños… él estaba acompañado de su pequeño sobrino.
-  Sí, tío Fernando…  por favor…  -rogó sorpresivamente el pequeño-  tengo frío y me apetece mucho un chocolate caliente…
-  Vamos Fernando… no lo pienses más… ¿o me quieres evitar?
-  Nunca  -respondió concisamente y sacó a Christopher del auto. 
Se encaminaron hasta el departamento de Caro luego de que ella abriera la puerta.  Una vez en la sala, dejaron a Christopher sentado con uno de los libros de cuentos que Caro tenía por motivos de trabajo.  Ella le pidió a Fernando que le siguiera hasta el baño y ahí le dio una toalla que él agradeció y se secó superficialmente.
Caro lo dejó para ir a cambiarse y cuando volvió a donde él estaba… aún se sentía aturdida y temiendo que él no hubiera sido más que producto de su imaginación.  Pero no era así…  Fernando estaba en su baño… en casi idéntica posición en que lo había dejado.  Eso significaba que no se había movido del lugar… él tampoco estaba tan convencido de que lo sucedido fuera real.
-  ¿Así está mejor, cierto?  -sonrió Fernando al mirar completamente seca a Caro y con su cabello suelto y brillante.
-  Sí, mucho mejor  -confirmó ella y notó que Fernando aún tenía frío.  Eso se le pasaría con el chocolate pero… su chaqueta estaba totalmente mojada… y él no podía estar así o se resfriaría.
-  ¿Vamos por…?  -empezaba a decir él y Caro negó.
-  Ven, tengo algo que te servirá  -dijo y tomó su mano para llevarlo a su habitación.  Él aún no entendía a qué se refería-  No puedes estar así…
-  ¿Mojado?  -preguntó y ella asintió-  ¿Y qué pretendes que me ponga si…?  -estaba protestando cuando entendió.  Ella le iba a dar ropa… de hombre.  ¿De… su…? ¡no!, pensó con un nudo en el estómago,  ¿qué hacía ella con esa clase de ropa?  Ella…  Caro…  ¿estaba con…?
Sus divagaciones se cortaron cuando ella sacó una vieja chamarra de su clóset.  Fernando la miró una vez…  dos veces…  -sonrió-  su chaqueta.  ¡Dios!  Después de tanto tiempo…  y ¡ella la tenía!  Caro aún conservaba su chaqueta… de aquella lejana tarde – noche en que habían cumplido 5 años juntos.  Caro… su Caro… eso significaba que  ¿aún había esperanza para ellos?
Caro miraba nerviosamente la reacción de Fernando.  ¿Qué habría imaginado él?  ¡Flavio!  -la idea de aquel hombre la volvió a golpear como una ráfaga-  ¿Qué diablos estaba haciendo?  Ella quería dejar atrás el pasado…  seguir su vida.  ¿O no quería?  Pensaba que Flavio ya estaba conquistándola y… reaparecía Fernando en su vida, arrojando todo ligero sentimiento al traste…  ¿ella estaba realmente preparada para seguir su vida?  ¿o aún amaba al hombre que la miraba sonriente y con una ensoñación nada típica en su mirada avellana?
Ella aún mantenía en alto la chaqueta y él no la tomaba.  Empezó a sentirse sumamente incómoda cuando Fernando finalmente la tomó.  Observó el ligero desgaste que había sufrido y aquella rasgadura tan familiar.  ¡Era increíble cuántos recuerdos pueden contener un simple objeto!  Y…  ¡Dios!  Ahora tenía a la mujer de sus sueños en su vida nuevamente…   Y la quería a su lado.  ¡Sí, la amaba!  No la dejaría ir otra vez… no podría.
Caro vio la resolución dibujada en las facciones de Fernando… ¿qué estaría pensando?

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