lunes, 20 de julio de 2015

Saga Emisora Apasionada "Gabriela" 1


-Bueno, mis queridos amigos oyentes son las diez de la mañana… -Comenzó Gabriela a decir con voz melosa-. El momento, de despedirnos para volver a encontrarnos nuevamente a las siete de la tarde, con la mejor música y las mejores historias… Os deseo un buen día, besos…

-¡Cierre! –Gritó Josh, mientras hacía un gesto con el brazo hacia ella, indicándole que ya nadie podía escucharla.

Gabriela, se quitó los cascos de la cabeza despeinándose así su rubia melena de rizos. Para después, frotarse un momento los doloridos oídos y empezar a colocarse sus pendientes largos nuevamente.


Estaba contenta, había sido una mañana llena de llamadas de los oyentes, participando en el programa. Pero lo que más le apetecía, era un buen café con leche.

-Dylan quiere verte…  -Le comunicó Josh, mientras arreglaba las cosas para el siguiente programa, que en breves minutos comenzaba-. Te espera en la sala de reuniones.

-Por tu tono, veo que no son buenas noticias –Indicó con pesar-. ¿Qué ocurre? –No pudo evitar preguntarle a su compañero-. Pero si somos una de las emisoras de radio más escuchadas…

-Mejor que te diga él, Gaby… -Le dijo con cariño.

Cogió su bolso y empezó a desfilar por los pasillos, hasta llegar a la zona de los despachos. 
Una vez allí, vio que reinaba un absoluto silencio, cuando lo más normal es que reinara cierto caos de ruidos. Sí, no había duda de que su jefe Dylan estaba enfadado.

-Pasa Gaby… -Le indicó Dylan, que en aquel momento había abierto la puerta de su despacho, para entregarle unas hojas a una de las chicas que había afuera-. En breve comenzaremos la reunión.

Entró con tranquilidad, para hallarse allí con varios miembros de la emisora de radio. Aquello, significaba que la cosa iba a ser seria…

-Siéntate aquí, Gabriela –Le pidió con amabilidad David, quien daba el programa del mediodía, toda la semana.

Aceptó con una sonrisa, y se sentó a su lado –Le gustaba David como amigo, era muy buen compañero… Pero un soltero empedernido. Sonrió para sí, pues era una lástima que un hombre de treinta cuatro años, tan atractivo no creyera en el matrimonio.

-¿Qué ocurre? –Le susurró, aprovechando que Dylan hablaba un momento por teléfono.

-Al parecer problemas… -Dijo alzando sus hombros, como para enfatizar que sabía tanto como ella.

-Bien… -Volvió hablar Dylan, mientras colgaba el aparato y se sentaba presidiendo la gran mesa ovalada-. Megan tardará en llegar, ha pinchado una rueda… -Comentó, sobre otra locutora del equipo-. Así que comenzaremos sin ella… ¿Alguien quiere que pida algún café?... –Viendo que todos aceptaban la sugerencia, volvió a coger el teléfono para pedir la ronda de desayuno-. Chicos, vamos a tener que ponernos las pilas… Nuestra mayor enemiga, acaba de contratar a nuevo personal…

-¡OH! –Exclamaron algunos.

-¿Es seguro? –Preguntó David.

-Eso son unos rumores, que llevo cierto tiempo escuchando… Hasta que Débora de relaciones públicas, me lo ha confirmado –Soltó con cierto fastidio, mientras se encendía un cigarrillo.

-Si lo dice Débora, es cierto… -Apoyó Gabriela.

-Por lo visto, quiere renovar un poco su imagen… -Comenzó a explicar Dylan-. Y los puntos que va a retocar…

-Son los de todos nosotros, verdad –Interrumpió Steve, otro locutor.

-Así es… Pretenden atacar, todas nuestras horas fuertes… Van hacer sus programas un tanto parecidos… Y están contratando a gente muy conocida…

-¿Cómo quién? –Preguntó Gabriela.

-Veamos, uno de ellos es James Thomas…

-¡Qué! –Se levantó Steve con enfado-. Pero si es un gran DJ…

-Lo sé… -Carraspeó Dylan-. Ese va a ser tu rival.

-¡Menuda mierda! –Apagó su cigarrillo con mal humor, mientras se levantaba de su silla y paseaba un momento por la habitación, bajo la mirada de comprensión de todos.

-Steve, no te preocupes… -Le animó su jefe-. Sabes que no tienes nada que envidiarle a ese tipo…

-¡Vamos, no me fastidies! –Lo miró con cara de pocos amigos.

-Tú también eres bueno, sino, crees que estarías aquí conmigo…

-Dylan, que no tengo cuatro años… -Resopló volviendo a sentarse, con los brazos cruzados-. No me va a quedar más remedio que ponerme las pilas, y hacer un buen estudio de lo que va hacer, para intentar ir por encima de él.

-Ves que sencillo que es… -Sonrió su jefe con gran sarcasmo.

-Luego, no te enfades conmigo si perdemos audiencia… -Le soltó en un gruñido-. Ese tipo, es la bomba…

-Y tú también… -Le apoyó Gabriela con su voz dulce.

-Gracias tesoro… -Le sonrió el chico, mientras le guiñaba un ojo-. ¿Y para mí gatita, que perrita le han puesto?

Ahí, ella dejó de sonreír y sujetó con fuerza su café con leche…

-Bueno, pues le han puesto a un perrito… -La miró con los ojos entornados-. Se trata de Cristian Doyle…

-¡Toma! –Chasqueó los dedos Steve-. Están tirando la casa por la ventana…

-¿Quién es? –Frunció el ceño molesta, al ver que era alguien conocido para todos, menos para ella.

-Un famoso corresponsal de guerra –Soltó David.

-¿Mi contrincante en esa emisora, va a ser un corresponsal de guerra? –Dio un sorbo a su vaso-. No comprendo, en que puede competir conmigo… Mi programa…

-Tu programa –La interrumpió Dylan-, va sobre poner música e ir dando charlas de diferentes temas, con esa voz sensual que tienes… Nuestra gente te adora, pero a él también. Es un sex-symbol, en cuestión de mujeres… Un buen escritor, aparte de aportar a su carrera magnificas fotos… La gente también lo adora, y las mujeres opinan que tiene una voz sexy…

-No sé quien es… -Soltó molesta consigo misma.

-¿En qué mundo vives, tesoro? –Soltó divertido Steve.

-En un mundo responsable, en donde no doy cabida a las juergas y al sexo desenfrenado –Le respondió ella riendo.

-Es verdad… -Soltó con humor-. M lo dices, siempre que me rechazas una invitación.

-Tonto… -Le sacó la lengua.

-Centrémonos en el tema, chicos…  -Suspiró Dylan-. A ti David, aún no saben muy bien quien es… Pero se comenta, que es una de un programa informativo de la mañana en el canal nueve… 

-Emily Lorimer, seguro… -Soltó con amargura David, dando el último trago de su café-. Es la mejor reportera de ese canal, y digamos que una vieja amiga de mi familia… 

-¿La conoces? –Preguntó Dylan-. ¿Puede sernos de ayuda?

-No –Sonrió con frialdad-. Digamos, que a esta señorita la va a encantar machacarme.

-Eso te ocurre por ser mujeriego –Soltó Gabriela risueña y sin ánimo de ofender.

-Puse estas muy equivocada preciosa –La miró burlón-. Precisamente por no serlo con ella, que me odia…

-Vaya… -Sonrió sorprendida-. Guerra por no llevarse una mujer a la cama…

-A mí no me ocurren esas cosas… -Protestó Steve.

-Entonces, ponemos el dedo en la llaga –Habló Dylan-, de que aceptará ese puesto en la radio, para machacarte…

-Sí, señor –Afirmó David.

-Pues hijo, es tu batalla… -Rió Dylan-. Ya sabes lo que te espera…

-Sí, más o menos me hago una idea…

-¿Y Megan? –Preguntó Steve-. Si ella se dedica a cubrir solamente el espacio de deportes, y sus respectivas entrevistas en directo…

-Pues, sabéis quien es Arzur Swan…

-Sí, un famoso esquiador recién retirado por una lesión… -Habló David.

-Pues lo han contratado, en un nuevo espacio que creará esa emisora… Cubrirá los deportes, pero no sé nada más…

-Menudos cambios… -Soltó Steve-. Vamos a estar bien ocupados.

-Sí, así es… -Aceptó David, perdido ya en sus pensamientos.

-Bueno –Suspiró Gabriela-, supongo que será un poco divertido el tener ésta lucha, para seguir manteniéndonos en primer lugar…

-Me alegro de que lo veas así, pero quiero que vayas con cuidado… Tu contrincante, ya tiene un montón de seguidores.

-Bueno, serán más que me traeré a ésta emisora cuando se los quite… -Dijo divertida.

-Yo ya os eh informado –Les dijo serio Dylan-. Cada uno conoce su espacio, pero quiero que nos apoyemos entre todos… Y si hay nuevas ideas, para cualquiera venir a comentarla rápido.

-No te preocupes Dylan, sabes que puedes contar con nosotros.

-Cierto, pero los otros no sé si empezaran jugando un poco sucio.

-Ya han empezado –Habló Steve-, al copiarnos bastante el espacio y programarlo, para las mismas horas.

-Me muero por ver su campaña publicitaria, para dar a conocer los nuevos fichajes…

-Hablaré con Sandra –Dijo Gabriela-, Trabaja en la agencia publicitaria donde acuden ellos… -Rió traviesa-. Puede que me escurra algo.

-Si hace falta, págale hasta una sesión en un salón de belleza –Gruñó Dylan-. Pero consígueme algo.

-Eso, está hecho jefe.


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