jueves, 21 de enero de 2016

Sólo por ti 4



- ¡Bravo! –aplaudió Beth aprobadora- lo hablas muy bien, tu acento es excelente –alabó con una sonrisa.
- Gracias –él le pasó el brazo por la cintura- ¿no merezco un premio?
- ¿Por qué? ¿hiciste el truco bien? –se burló Beth.
- Muy graciosa… -soltó él lentamente acercándose a centímetros de su rostro- pero sí, creo que voy muy bien.
- Muy bien –repitió Beth tragando con fuerza. Lucian estaba demasiado cerca y se sentía débil frente a él.
- ¡Ah! –él dijo alejándose- si tu eres italiana… ¿eres la cumpleañera?
Beth hizo una mueca. Casi lo había olvidado. Fatídico día… ¡30!
- Sí, soy yo –su tono era evidentemente aburrido.
- Pues, felicidades cumpleañera –rió él por su reacción- ¿algún regalo que veas y te apetezca?
- Oh si… -sus ojos traviesos se quedaron fijos en sus labios- me apetece… -le hizo una seña para que se acercara- tus labios… -él arqueó una ceja y ella rió aún más- quiero que hables más en italiano. Me ha gustado.
Su risa seca le dio la certeza a Beth que su broma no le había hecho ninguna gracia. Eso le gustó aún más.

- Lo haré, claro que si… después de todo, es tu cumpleaños.
- Sí, ni que lo digas –murmuró.
- ¿Cuál es el problema? –preguntó él en italiano.
- No quiero cumplir años –negó, sin saber bien por qué se lo decía. Sus mayores inseguridades a un total desconocido. Quizás porque él podría entenderlo, ya que, aunque era hombre, en su medio la juventud lo era todo- llegué a una edad… nada agradable, podría decir.
- ¿Por qué? –inquirió confuso- ¿Cuántos años cumples? ¿25, 26?
Beth rió y lo abrazó feliz. Su melena rubia se movía entre sus dedos.
- Cumplo 30, Lucian. ¡30! –repitió con una risita histérica.
- Una buena edad –se encogió de hombros él- como cualquier otra edad.
- Hablas como si fueras un jovencito –se burló ella y él giró el rostro- ¿cuántos años tienes? Es muy importante en tu medio eso ¿cierto?
- ¿Cuántos años? –Lucian tenía la certeza que si le decía su edad, Beth huiría de él. No sabía por qué, tal vez la forma en que había pronunciado que cumplía 30 años… solo no sabía cómo decirle. Jamás en su vida había lamentado tanto no tener más edad.
- ¿Lucian? –Beth llamó su atención- te has perdido en…
La puerta del balcón se abrió repentinamente, dando paso a Julie con cara preocupada. Cuando la miró, emitió un suspiro de alivio.
- ¡Beth, pensábamos que te habías ido! –Julie trató de no mirar hacia Lucian y la mano que tenía rodeando la cintura de su amiga- ¿te diviertes?
Beth carraspeó un poco y Lucian también ante el sonrojo de Julie, quien lamentó de inmediato lo dicho. Siempre le pasaba, no lograba elegir correctamente las palabras.
- Lo siento… -soltó Julie, bajo- es solo que…
- Mucho –Beth interrumpió con una sonrisa- me estoy divirtiendo mucho, Julie. Me encanta la fiesta.
- Sí, es una gran fiesta –concordó Lucian- mucho gusto, soy Lucian…
- ¡Beckett! –se escuchó la voz de Sylvie detrás- lo sabemos. Es decir, te vimos llegar y… ¡qué gusto tenerte aquí!
- El gusto es todo mío –sonrió él mirando detrás de Julie, que daba paso a la otra amiga de Beth- ¿Cuáles son sus nombres?
- ¡Claro! –Beth se adelantó con una sonrisa de disculpa- Julie, Sylvie -presentó- ya conocen a Lucian.
- Por supuesto –Julie asintió varias veces- te vimos llegar con tus… -se sonrojó- con tus amigos –completó.
- Sí, son como mis hermanos –rió Lucian divertido- no te preocupes, estoy acostumbrado a que los vean así. Creo que hasta yo los veo así.
Julie sonrió aliviada, aunque sentía una tensión en su cuerpo. ¡Era Lucian Beckett en su balcón! ¿Quién le iba a creer? Todo por Mary… ¡Sylvie tenía razón! ¿Quién, en verdad, iba a imaginarlo?
Sylvie asintió aprobadora ante la figura de Lucian. Era guapísimo, aún más en persona, tal como había dicho Mary. Se veía agradable y convenientemente cercano a Beth, ¡una lástima! Pero bien, ella no era quien iba a negar la belleza de su amiga italiana. ¡Suerte de Beth!
Beth agradeció con una sonrisa a Lucian por el comentario tranquilizador hacia Julie. Ella sabía que muchas veces su amiga no era muy prudente, pero Lucian había sabido manejarlo diplomáticamente y ella estaba sorprendida. Gratamente complacida por él. Sentía como si lo hubiera conocido de toda la vida y… ¡lo entendiera tan bien!
- Una familia italiana –bromeó Sylvie y miró a Beth significativamente- mi amiga es italiana, de verdad –rió- deberías preguntarle si realmente ustedes podrían pasar como italianos ¿no?
- Buena idea –asintió Lucian- aunque Beth no ha visto la serie ¿cierto? No podría opinar.
- Totalmente cierto –confirmó culpable Beth- no tenía ni idea quien era.
- ¿Qué? ¿No conocías a Lucian? –Julie abrió la boca con sorpresa- ¿cómo no?
- ¿Tú sí? –Beth soltó significativamente y Julie cerró la boca ante el codazo de Sylvie.
- No, claro que no. Yo solo…
- Nos vamos –anunció Sylvie- en realidad, solo queríamos cerciorarnos que siguieras por aquí, Beth. No queremos que vayas sola a tu departamento.
- Aquí sigo, pero tranquilas. Yo puedo ir sola –Beth contestó.
- No, no puedes… -empezó Julie.
- No se preocupen –interrumpió Lucian- no irá sola. Yo la acompañaré a casa, lo prometo –le tomó la mano entre las suyas y sonrió.
- En ese caso… -Sylvie amplió la sonrisa y Beth negó.
- Oh no, yo voy sola, Lucian –Beth elevó su barbilla- apenas te conozco –explicó con sencillez- no puedo permitir que me acompañes.
- ¡No seas pesada, Beth! –se burló Sylvie- Lucian no te hará ningún daño. Mary te lo puede garantizar…
Como si hubiera sido llamada por la simple mención de su nombre, la pelirroja entró en el balcón.
- ¿Qué puedo garantizar? –interrumpió con una risita- ¡Pensé que estabas perdido, Lucian, querido! –lo miró significativamente.
- No, Mary -él soltó a Beth- sigo aquí, precisamente.
- Precisamente –murmuró Beth, sin saber por qué, con rabia.
- ¿Tú eres la cumpleañera? –preguntó Mary, pero Beth lo sintió con un tinte ligero de provocación.
- Sí, esa debo ser yo –arqueó una ceja- ¿y tú eres?
Mary sonrió, con una sonrisa amplia y conocedora que irritó a Beth. ¿Qué pensaría? ¿Qué ella estaba atrapada en los encantos de Lucian? ¡Por Dios! ¿Qué tal y estaba haciendo el ridículo con él? Famoso… rompecorazones… Todo eso resonaba en su cabeza y no logró escuchar lo que esa Mary decía.
- ¿Cierto? –terminó Mary mirándola con extrañeza- ¿Beth? –llamó- ¿es tu nombre cierto?
- Eh… sí –confirmó Beth sonriendo- Elizabeth.
- Elizabeth –asintió Mary- es un hermoso nombre –sonrió.
- Gracias, Mary –Beth se encogió de hombros- y tu nombre me recuerda a alguien… -torció el gesto pensando en Marie, la madre de su hermanastro Stefano. Mary… ¿qué era para Lucian?
- Trabajamos juntos –Mary explicó acercándose a golpearle juguetonamente el pecho a Lucian- soy una guionista en la serie.
- Ah… -Beth se alegró de no tener que preguntar. No quería mostrar demasiado interés y que hubiera murmuraciones.
- Sí, y una muy buena –Lucian miró a Mary con admiración- es un genio.
- ¡Exagerado! –resonó la risa de Mary- nada de eso.
- Que agradable conocerlos –interrumpió Beth con algo de sequedad- pero debo irme, es algo tarde. Buenas noches y gracias por la fiesta –salió.


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