domingo, 23 de abril de 2017

La mujer del rey 4°



Nadie intentó ayudarla pues la ley permitía que ella se volviera un objeto de pago por el documento que había firmado su mamá. Ya no era hija de nadie, ahora era una cosa  que podían vender, cuando la llevaron  a la casa de cortesanas y negociaron su precio,  pensó en matarse, sintió que era lo único que podía hacer, pero  como si  fuera la única chispa de vida que le quedaba recordó a Janeul. Debía vivir porque quería volver a verlo, aunque ya no pudiera estar a su lado, quería volver a verlo algún día, quería mantener la promesa de esperarlo.
Y fue por esa promesa que se arrodilló ante la dueña del lugar y le pidió que la dejara hacer cualquier trabajo allí, excepto   ser cortesana.

-Querida – dijo la mujer levantando la barbilla de Byul para que la mirara- no pagué  tan alto precio por ti para que limpiaras pisos, eres una verdadera joya. Y los hombres pagarán mucho por ti, sobre todo por ser el primero. Será todo un acontecimiento.
-No…- susurró la muchacha.
-No te preocupes, no es tan mala vida, aquí solo vienen los hombres nobles, serás educada para ser una acompañante de lujo, no te faltará nada. Se volverán locos por ti. De todas formas hubieras terminado vendiendo tu cuerpo allí afuera cuando el hambre te obligara a hacerlo.
-No…- volvió a decir ella con firmeza.
-Supongo que aún es muy reciente para ti, te recuperaras, primero debemos asegurarnos que estés en las mejores condiciones, la verdad sino supiera ver más allá no podría ver que eres  una belleza con lo andrajosa que te ves ahora. Llévenla y que se dé un buen baño y se cambie de ropa – ordenó la mujer a otras dos que estaban allí.
-No…- volvió a contestar Byul y siguió arrodillada. La mujer la abofeteó con fuerza y  cayó al suelo, estaba demasiado débil para oponer resistencia.
-Era una orden, no un pedido. Y si vas a pelear, al menos asegúrate de tener las fuerzas para hacerlo.- le dijo  antes de abandonar la sala.
-Vamos, ven con nosotras, a este paso morirás de hambre- dijo una de las mujeres.
-Quiero irme de aquí.- dijo ella mientras sentía que las lágrimas volvían a nublarle la vista.
-¿Acaso tienes donde ir? – le preguntaron y  negó con la cabeza.
-Ahora este es tu lugar, lamentablemente ya no eres dueña de ti misma-, así que hazte las cosas más fáciles y deja de luchar. Por ahora ven a limpiarte y comer, no debes preocuparte , tienes tiempo, la primera noche de una virgen aquí es algo  muy codiciado, así que esperarán a que estés en buenas condiciones para poder sacar más dinero, descansa y recupérate por ahora.
“Tiempo” esa fue la palabra clave para la joven, necesitaba ganar tiempo para pensar  en una forma de escapar, para salvarse, para encontrar a Janeul. Era verdad que estaba muy débil, necesitaba recuperarse un poco, porque en su estado actual ni siquiera era capaz de correr  o pensar con claridad.
Se levantó y siguió a las mujeres. Se dio un largo baño y se puso la ropa que le ofrecieron, eran sencillas pero la tela era fina y se sintió extraña al sentir el suave contacto con su piel, volvió a ser un poco consciente de sí misma, como si volviera a sentir. Tras lo ocurrido había estado desconectada hasta de las sensaciones. También comer fue algo particular, el primer bocado de pollo le dio asco, su cuerpo lo rechazaba pero se obligó a comer  el primer bocado y al rato devoraba la comida con verdadero hambre. De hecho una de las mujeres le quitó el plato de las manos.
-Despacio o te hará mal- le dijo y le dio un poco de agua.
Dormir fue algo más complicado, le asignaron un dormitorio donde había dos chicas más, ambas parecían ser de su misma edad. Ninguna hablaba y se acostaron en silencio, el temor y la inquietud era algo palpable. Se acostó pero seguía  tensa, sobresaltada, como un animal esperando un ataque. A mitad de la noche una de las chicas se puso a llorar y otra intentaba callarla, asustada de que las castigaran si las oían. Aunque era probable que no las escucharan, se oía música, risas y voces  que provenían de afuera y de los otros edificios, la noche sin dudas era un lugar muy animado allí, mientras el mundo dormía, allí estaban pleno de actividad.
Byul sólo se acurrucó, sintió el cuerpo pesado y dolorido, no recordaba la última vez que había descansado apropiadamente, y aquella primera noche allí, apenas si pudo pestañear un par de veces.
Con el correr de los días dejó de estar alerta y empezó a adaptarse la rutina.
De día se dedicaban a distintas tareas de limpieza, ayudar en la cocina o clases donde les enseñaban desde caminar hasta preparar e té o servir alcohol . También había podido ver el lugar y lo grande que era, había varios edificios, jardines y hasta un pequeño estanque. Había muchas habitaciones, y algunas verdaderamente lujosas para los clientes más ricos. También las mujeres que trabajaban allí eran de lo más variadas, pero ella rehuía de ellas tanto como podía, le impresionaba pensar que si no lograba escapar ese sería su destino, verse reflejada en ellas la asustaba.
Apenas caía el sol , el lugar cobraba vida, empezaban a llegar los hombres, había reuniones, música, bailes. Las mujeres aparecían vestidas con sus mejores ropas, peinados elaborados y maquillaje, todo muy colorido y tentador, era en aquellas horas donde ella se ocultaba y se sentía más temerosa.
Había buscado maneras de escapar pero había vigilancia todo el tiempo, las puertas estaban cerradas y se abrían bajo exclusiva vigilancia de los guardias que las cuidaban, los muros eran demasiado altos , además había visto como castigaban a una joven que había huido, había sido traída a la rastra pues se consideraba una fugitiva y luego la habían golpeado  ferozmente.
El tiempo se le empezaba a agotar y aún no sabía cómo  librarse del siniestro futuro que se cernía sobre ella.
Un mes después de su llegada le informaron que ya había fecha para su debut como cortesana, a partir de ese día saldría para que la vieran y en dos semanas quién pagara más por ella , la tendría.
Esa misma noche la arreglaron con esmero, hasta que ella misma no reconoció a la joven del espejo, era bella pero era también una extraña.
“Byul siempre será Byul” había dicho Janeul en un día muy lejano, ahora sabía que eso no era verdad, ella había dejado de ser ella y ya no se reconocía. Circuló por los distintos pabellones donde había fiestas o reuniones bien custodiada, era como una muñeca que exhibían para que los hombres conociesen su existencia, valorasen su belleza y supieran que estaba en venta.
Al regresar a su habitación, ya para entonces le habían asignado un lugar para ella sola, no pudo evitar vomitar, había creído que ya nada le importaba, que podía soportar cualquier cosa. Había soportado que su vida se derrumbara, pero aquello era demasiado, hasta entonces aún había guardado algunos de sus sueños, ahora ya no quedaría nada.
En dos semanas ya no habría nada más. Imaginó que Janeul no había contemplado aquello como una posibilidad cuando le había dicho “pase lo que pase”, se preguntó cuánto sobreviviría de ella una vez que su cuerpo fuese mancillado, la muerte volvió a ser una opción deseable.
Al día siguiente intentó robar un cuchillo de la cocina pero la descubrieron. Quien la  vio era una muchacha un poco mayor, muy hermosa y con la que había hablado un par de veces, le quitó el cuchillo y la tomó de los hombros.
-Sobrevivirás, sobrevivirás a esa noche y a las que siguen , y si tienes suerte sobrevivirás lo suficiente como para un día dejar este lugar y agradecer no haber usado ese cuchillo- le dijo con firmeza. Byul no estuvo segura de que fuese verdad, pero perdió su oportunidad y vivir fue la única posibilidad que le quedó pues la mantuvieron vigilada.
Y una mañana le dieron la noticia.
-Pagaron mucho dinero por ti y unas horas atenderás a tu primer cliente, ya está esperando, así que vendrán a prepararte – le dijo la dueña sin siquiera darle tiempo a procesarlo. De pronto se sintió sin energía, pensó que quizás el alma se le estaba escapando del cuerpo para no sentir lo            que sucedería, se dejó vestir con las distintas capas de seda, se dejó peinar, maquillar y perfumar. Escuchó los consejo de cómo debía comportarse con el hombre.
-Pagaron mucho por ti, haz que valga la pena- le ordenaron y aunque no se sentía capaz de moverse , sus pies se movieron y siguieron a quienes la guiaron a la habitación donde la esperaban.  Era la más lujosa del lugar pero no fue algo que la impresionara.
Esperó que su corazón fallara como el de su madre , pero no pasó.
Esperó que cayera un rayo, pero tampoco sucedió.
Las puertas se abrieron y la hicieron entrar, luego sintió que se cerraban las puertas a sus espaldas.
Vio al hombre parado delante de ella y pensó que quería que todo terminara rápidamente. Se llevó la mano al pecho y desató las cintas de la blusa de seda, se recordó que ya no era dueña de sí misma, que esa ya no era ella, que ya no era Byul. Las manos le temblaron mientras empezaba a correr la prenda.

2 comentarios:

  1. Pobre Byul :-(. Es tan triste que haya acabado asi.

    Tengo un enganche enorme con esta historia, es preciosa. Estoy deseando saber como sigue.

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