lunes, 29 de mayo de 2017

La mujer del rey 22° - Final



Era el festival de verano, las calles estaban llenas de gente, música, olores de comidas y coloridos puestos.
Una pareja caminaba tomada de la mano.
-¿Estás seguro que es buena idea?- preguntó la mujer
-Tranquila. Los niños están bien cuidados en casa, podemos dar un paseo-dijo él sonriéndole.
-Janeul…- protestó ella. En efecto los niños estaban bien cuidados, Wol estaba  cuidando a Yul y Myra se había vuelto la  ferviente guardiana de  Jaru; y Jun estaba cuidando de todos ellos. Pero que la casa a la que él se refería fuera el palacio y que aquel hombre fuera el rey , no la tranquilizaba en lo absoluto- ¿Y si te reconocen?
-Byul, nadie pensaría que el rey y su mujer anden por aquí, ¿verdad?
Ella  hizo un gesto no muy convencida, era cierto que estaban vestidos con ropas comunes, que llevaba el cabello trenzado , sin adornos, y que Janeul tampoco destacaba por su atuendo. Aún así se sentía inquieta.

-¿Y si sucede algo?
-Llevo espada, puedo defenderme.
-Janeul.
-En el peor de los casos , Yul deberá reinar antes de tiempo.
-¡JANEUL! – protestó ella y él le sonrió.
-Es nuestro día libre, disfruta, deja de preocuparte. Estoy seguro que Kang anda siguiéndonos, sólo que es infinitamente más disimulado que su hermano mayor.- explicó y ella largó un profundo suspiro. Él tenía razón, necesitaba relajarse y disfrutar el momento, pero a veces le  costaba. Después de todo lo que había pasado, disfrutar de la felicidad sin miedos era algo que debía aprenderse. Pero allí estaba, en aquel hombre que la sostenía de la mano y en los hijos que veía crecer día a día.
De pronto Byul se dio cuenta que tenía aquello que había soñado de niña. Alguna vez recorriendo esas mismas calles había anhelado que Janeul se enamorase de ella y se casaran, aunque tuviera un título diferente, desde el día que él había puesto el anillo de su madre en su dedo se habían elegido mutuamente. Había deseado formar una familia con él, y la tenían, con dos niños preciosos. Un hijo que la llenaba de orgullo, que era inteligente y cálido con el que trataba de compartir cada instante para compensar el tiempo perdido, y una hija que empezaba a dar sus primeros pasos y tenía a todos en la palma de su mano, desde el rey hasta la guardia real amaban a la pequeña princesa.
El sufrimiento estaba en el pasado, y casi como una revelación entendió que el camino recorrido, aunque lo hubiese transitado sobre espinas, la había llevado hasta su sueño, y ese sueño era su realidad, su presente.
-Byul…- la llamó Janeul al verla distraída.
-Vamos por caramelos de miel y flores, prometí llevarle a los niños.- le dijo ella con una sonrisa
-Será doble la ración porque imagino que tú comerás algunos, muchos- le dijo él y caminaron hacia el puesto donde vendían las golosinas.
-¿Para sus hijos?- preguntó la mujer mientras los empaquetaba.
-Y para mi esposa- dijo Janeul mientras le alcanzaba uno a Byul. Al tiempo que le susurraba algo al oído –Estoy muy feliz de no ser tu hermano – musitó recordándole una escena sucedida años antes y rió al verla sonrojarse. Luego la tomó de la mano y siguieron recorriendo los puestos.
Disfrutaron la comida de las tiendas callejeras, se detuvieron a ver los adornos que vendían. Y Janeul la arrastró hasta donde un grupo de músicos interpretaba una balada, estaban rodeados por un coro de gente que escuchaba atentamente. El rey la abrazó por la espalda y ella se apoyó contra su pecho mientras escuchaba, de pronto algo captó su atención, conocía la melodía porque era una de las que Janeul tocaba para ella desde que eran muy jóvenes. Y la letra contaba una historia sorprendentemente familiar.
La canción contaba una historia de amor, la historia del rey  y de la mujer que ahora era su concubina real. Obviamente que no contaba detalles , sólo hablaba de un amor intenso que había nacido en la infancia y había durado hasta la actualidad luchando  con obstáculos para al fin poder realizarse. Era una historia emocionante. Mucho más si pensaba que era su propia historia.
Byul se giró incrédula , para poder mirar a Janeul.
-¿Qué es esto?
-¿No la habías escuchado? Es una canción muy popular estos días.
-Janeul, es tu música y nuestra historia, ¿tú lo hiciste?
-Digamos que la enseñé a algunos músicos de palacio, ellos a otros y poco a poco empezó a recorrer el país.
-¿Por qué?
-Porque quería contarle a mi pueblo sobre mi amor por ti, porque quería que alguna vez la escucharas y porque espero que algún día, no muy lejano, pueda hacerte mi legítima reina y nadie se oponga porque entienden lo mucho que nos amamos. Es mi forma de ir allanando el camino.
-Janeul…-susurró ella emocionada- yo no necesito ser reina, sólo que me sigas amando.
-Y te amaré, ya sabes, eres la primera y la última, hasta el último instante. Pero quisiera que algún día seas también mi reina, más aún si pienso en Jaru.
-Soy tu mujer, eso basta.
-Eres Byul, mi Byul- le dijo él y la besó sin importarle que estuvieran rodeados de gente. Nadie iba a detenerse demasiado en una pareja en medio de tantas personas, mucho menos cuando todos estaban conmovidos por aquella balada y cuando había parejas de distintas edades disfrutando del clima del festival del verano.
Pero a lo lejos alguien los observaba atentamente.
-Mis padres se aman mucho, ¿verdad? – preguntó Yul a Wol.
-Sí, Su Alteza, se aman mucho . Y creo que es hora de que nosotros regresemos a palacio antes que nos atrapen, ya fue suficiente paseo.
-De acuerdo, Wol. Regresemos – dijo  sonriendo y se marcharon.

Janeul y Byul siguieron paseando, llegaron hasta el río donde  había una competencia de barcos de papel y caminaron junto a los niños que seguían por la costa el avance de las pequeñas embarcaciones. Llegaron a un lugar donde Janeul la detuvo.
-Fue aquí – le dijo y ella recordó  la primera vez que se conocieron.
-Aquí me salvaste- dijo ella recordando.
-O tú me salvaste a mí. Sabía bien cuales eran mis deberes y qué se esperaba de mí , Byul. Amar no estaba en mis planes, y créeme a lo largo de los años me arrepentí muchas veces de ese día por todo el dolor que te trajo.
-¿Preferirías no haberme salvado de caer?
-No, pero quizás debí alejarme, lo pensé. Sin embargo, a pesar de todo, estoy agradecido de haberme quedado.
-Janeul, a pesar de todo, yo te elegiría siempre. No sé qué hubiera sido diferente, o si hubiera sufrido menos, pero no puedo imaginarme una vida sin amarte. Pasara lo que pasara, nuestro amor le dio sentido, nos hizo luchar y vivir.
-Vivir amándonos- esa es mi meta para los próximos setenta años, por lo menos.
-¿Es una orden, Su Majestad? – bromeó ella.
-Absolutamente sí – dijo él y esta vez fue ella quien lo besó, allí donde todo había iniciado, volvieron a elegirse.

4 comentarios:

  1. Awu!!! Que bonito, gracias, mil gracias por tan bella historia...Nunca me decepcionas, soy tu Fan!!! =)

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    Respuestas
    1. Muchísimas gracias!! Me alegra que te gustara y no te decepcionara. Besos

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  2. Ha sido una historia preciosa de principio a fin. La disfrute mucho.

    Espero que nos ragales pronto otro de tus relatos. Me gusta tu sensibilidad al escribir. Yo tambien
    escribo y ese es un punto que me frustra mucho. Nunca estoy satisfecha con mis resultados.Por eso admiro tu estilo.

    En fin, que ha sido un placer leerte 😊.

    ¡Besos!

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    Respuestas
    1. Muchas gracias, me alegra quete gustara. Gracias también por tan bonitos elogios y ánimo con tu escritura porque en realidad yo también me siento frustrada y siento que no logré decir lo que quería, así que eso es parte de escribir. Besos

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