martes, 18 de julio de 2017

Misión: Salvar a Albus 1

Bue, historia nueva...LO SÉ debo la continuación de varias, pero mi escritura sigue siendo caprichosa. Así que por ahora dejo conustedes a Albus y Rony.



Estoy decidida a salvar a Albus. Aunque él no lo sepa. Ni quiera mi ayuda.
Supongo que debo empezar por el principio, ¿quién  soy yo? ¿Quién es Albus?
Yo soy Rony, en realidad me llamo Verónica, pero sólo me llaman así cuando toman asistencia en la escuela. Y Albus es mi mejor amigo, desde siempre.
Quizás crean que sus padres no lo quieren, pero no es así lo aman y mucho, sólo que su mamá amaba mucho más a Harry Potter, así que cuando nació su primer y único hijo decidió nombrarlo en honor a Dumbledore , lo sé, debería haberlo llamado Harry, pero no, ella estaba fascinada con el viejo mago. Así que mi amigo se vio  beneficiado con un nombre bastante particular. Y no es lo único.
Albus tiene diecisiete años, como yo, es un friki de esos que aman  los cómics,  el cine y la literatura épica. Usa grandes lentes, en eso si se parece a Potter, tiene ojos azules, los más azules que pueden ver jamás, pelo  largo pero de aspecto descuidado, como un indigente y nula capacidad para relacionarse con la gente. De hecho, no soy sólo su mejor amiga, soy la única que tiene.

Siempre ha sido un marginado en la escuela, pero jamás le ha importado, el chico vive en su propio mundo. No todo es malo, quiero decir que Albus tiene muchos puntos positivos.
Es endemoniadamente inteligente, tiene gran sentido del humor y es alto, bastante alto, y eso que cuando éramos niños , yo era más alta que él. Incluso pensábamos que se quedaría enano, no es que le molestara porque como fiel seguidor de Tolkien estaba encariñado con los Hobbits y los Enanos de la Tierra Media, pero en algún momento pegó el estirón, y ahora la “enana” soy yo .Es también una persona muy interesante, es de esa clase de gente con la  que uno puede conversar por horas sobre todo tipo de temas,  es bueno para dar consejos y también para encontrar soluciones. Yo soy ansiosa, y él es absurdamente calmado y pensativo, es decir, suele ser mi punto de equilibrio.
En resumen, Albus es una gran persona, pero es hora de que salga al mundo.
No falta mucho para la universidad y necesita salir de su caparazón, necesita tener más amigos aparte de mí, ser más independiente, tener novia, poder mostrar a todos su ingenio.
Por eso  tengo listo un plan, lo llamo “misión Albus”, lo sé,  no es muy original, planeo darle un cambio a su vida. Comenzar por su aspecto, necesita un makeover con urgencia, corte de cabello, lentes de contacto,cambio de vestuario, etc, y luego ajustar algunas cosas de su personalidad.
Claro que él no sabe nada de esto, va a oponer resistencia y tendremos un par de peleas al respecto. Pero estoy decidida a ganarle, quiero que tenga una vida mejor a la que tiene actualmente.
No es que Albus esté mal tal como es, pero quiero que esté mucho mejor. Es mi deber como su mejor amiga.
Y hay otra cosa que Albus no sabe: que probablemente yo esté muriendo.

 

¿Saben cuánto late un corazón por minuto? Entre 50 y 100 latidos,  si sacamos cuentas de las horas, los días, los años, parece ser un número infinito. Pero en realidad tenemos un número contado de latidos, y  los míos  parecen estar a  punto de agotarse. Quizás mi corazón latió más intensamente de lo que debía, quizás fue más rápido , no lo sé. Pero ahora suena más como un reloj marcando un tiempo acotado que como un corazón.
A principios de verano , dos meses atrás, fue “la crisis” como lo llamamos ahora con mi familia. Habíamos ido a la playa, salí de nadar y sentí un fuerte dolor en el pecho, muy fuerte , y  luego me desmayé. Después vino lo típico en estas situaciones, médicos, exámenes, y un diagnóstico del mejor especialista. Lo hago breve,así les ahorro un poco del drama, un corazón fallado, de hecho es de nacimiento y sólo ahora  mi condición ha salido a  la luz, es probable que por el crecimiento, y una sola solución posible, una operación que sólo ofrece un 20% de posibilidades de éxito. Ni siquiera un 50%, ni siquiera la mitad, sino una probabilidad tan pequeña de sobrevivir como para ser considerada un milagro.
La cirugía se volvió la discusión principal, si no la hago  tengo muy poco tiempo aunque nadie puede decirme cuánto a ciencia cierta, y si la hago nadie puede asegurarme que saldrá bien. A ver, no soy una persona negativa, pero analizar las probabilidades no me da mucha esperanza. Soy una entre  un millón con esta condición cardíaca, es decir mi condición de salud ya es bastante inusual, ¿cuántas posibilidades hay  de que también  obtenga la solución? Pocas. Así que no es que me falta fe o piense negativamente, sólo soy realista.
Ya pasamos la etapa del llanto, las preguntas, las recriminaciones y la locura, también  hemos superado la parte del dilema de la operación. Mi madre quería que la hicieran inmediatamente, mi papá tenía sus dudas, pero dije que yo debía decidir. Así que en tres meses me operaré, si muero antes, mala suerte. Pero quiero al menos tres meses para atar algunos  cabos, ya saben, por las dudas.
Hay muchas cosas que probablemente nunca pueda hacer, en mi habitación hay un mapa con  marcas y  recortes pegados en todos los lugares que quiero visitar, ¿adivinen quién no va a viajar por el mundo? Tampoco seré madre o abuela, ni siquiera iré a la universidad. Nunca pensé que la idea de no tener más exámenes me resultase desalentadora.
Y tampoco me casaré.
Pero gané tres meses para hacer pequeñas cosas y por supuesto para mi plan de salvar a Albus de sí mismo. Alguien tiene que salvarse en esta historia.
Se preguntarán cómo es que él no sabe nada, siendo mi mejor amigo y la persona que mejor me conoce en todo el mundo, pues es simple, él y su familia se fueron de vacaciones, así que no estuvo  durante “la crisis”. Y yo rogué a mis padres que no le dijeran nada ni a él ni a nadie, mamá estaba tentada porque tiene miedo que yo haga locuras y  mi corazón diga basta, piensa que Albus podría  contenerme y obligarme a ser sensata. Yo no quiero eso, quiero que Albus sea Albus, al menos hasta que logre cambiarlo. Lo sé, suena contradictorio, pero todo tiene sentido, confíen en mí.
A lo que me refiero es que no quiero que él me tenga lástima o que tenga que lidiar con esto de “Rony va a morirse”, no estoy segura de cómo reaccionaría pero sé que no quiero presenciarlo. Además tiene tendencia a buscar soluciones, pero esta vez no podrá, no puede “arreglarme”, así que mejor que no lo sepa. A veces la ignorancia es una bendición.
Y ahora mi mejor amigo está de regreso, lo extrañé bastante. Y sí lo admito , estuve muy tentada de contarle la verdad, de llamarlo por teléfono de decirle que regresara corriendo y sentirme menos sola, pero decidí ser estoica y valiente, no voy a derrumbarme, no lloraré delante de él.
Hora de poner mi plan en marcha, hora de volver a verlo.
La casa de Albus queda a  tres casas de la mía,  origen del inicio de nuestra amistad. Vivimos muy cerca. Esa casa es casi una sucursal de la mía y sin embargo nunca sentí que era tan difícil ir allí. Casi me obligo a dar los pasos, llego al umbral y golpeo la puerta.
El chico que me abre se apoya contra el  dintel de la entrada y se corre el cabello de los ojos para mirarme. No sé si les dije pero tiene la costumbre de reclinarse sobre las cosas, casi como si las sostuviera, si hay una pared, un poste o un árbol, Albus se apoya allí de manera perezosa.
-Estás más alto – no es pregunta, es una afirmación y es mi manera de saludarlo. Quizás porque hace un par de meses que no lo veo, pero ha crecido.
-¿Dónde está tu cabello? – me pregunta y me paso los dedos por mi melena corta y desmechada. De hecho uno de los momentos de “locura y desesperación” fue cortarme el cabello, mi largo pelo dorado oscuro desapareció. También me olvidé de decirles que mi amigo carece de diplomacia, podría tener más tacto, soy una chica después de todo.
-Se ve tan mal, ¿eh?- pregunto y él estira su mano para  tomar un mechón.
-Podría ser peor, y va a volver a crecer – dice sonriendo, y siento un nudo en la garganta. Sin embargo oculto mis emociones y tomo un mechón de su cabello, del que casi tapa su visión.
-También esto debería desaparecer.
-Claro que no, recuerda lo que le pasó a Sansón. ¿Vas a entrar o te quedarás allí parada todo el día? – dice.
-¿Vas a hacerte a un lado o seguirás bloqueando la puerta?
-Eres pequeña, pasas por cualquier lugar.
-Cállate ,  Albus- digo y le doy un codazo en el estómago lo que lo obliga a apartarse y me permite entrar.
-También te extrañé – dice  a mis espaldas.
-¿Cómo estuvieron tus vacaciones? – pregunto.
-Busco víveres y te cuento- dice y se dirige a la cocina a preparar algo para comer.- ¿De qué quieres el tuyo? -  Pregunta refiriéndose a nuestros tradicionales súper sándwiches.
-Sólo algo de fruta, estoy a dieta- digo y él alza una ceja como interrogación, yo jamás hago dieta, pero ahora sí. Claro que no puedo explicarles las razones de mi cambio de alimentación.
-De acuerdo, pero ya estás delgada- evalúa y corta algo de fruta para mí. Luego se prepara un sándwich con bacon, queso y huevo. Sirve dos vasos de jugo y pone todo en una bandeja.
- Sígueme pequeño padawan - me indica el fanático loco de Stars Wars y vamos hacia su habitación.
Me siento enroscada  en su cama, después de acomodar bien los almohadones, es un lugar familiar y reconfortante. El mapa de Tierra Media pegado en la pared, las bibliotecas llenas de libros, cómics y dvds. El mapamundi en su escritorio con los lugares marcados donde él quiere ir, la mayoría coinciden con los míos, excepto por un par de extravagancias de Albus.
He pasado muchas horas aquí, siento nostalgia.
Deja la bandeja con fruta delante de mí, sin importarle el cubrecama, se sienta en el sillón que está al lado de la cama y le da un mordisco grande a su sándwich antes de hablar. Me cuenta de sus vacaciones y me dejo envolver por la historia, es un muy buen narrador y cuenta las anécdotas como nadie. Sin dudas la pasó mucho mejor que yo.
-¿Y el parque de Harry Potter, qué tal estuvo? -pregunto y entrecierra los ojos de una manera muy suya.
-¡Genial! Debo ser el primer hijo que va como acompañante de su madre, estaba loca de entusiasmo. Esa mujer abandonaría su familia si recibiese una carta de Howgarts.
-¿No me trajiste nada?
-¡Ah, sí, cierto! – exclama y se levanta a buscar algo - ¡Para ti! – dice arrojándome el paquete. Es una remera con la inscripción “Amo a Harry Potter” y  el dibujo del patronus de Harry.
-¿No había una que dijera “Amo a Albus”? – pregunto haciéndome la graciosa y él me mira fijo durante unos segundos.
-Me temo que mi madre se quedó con esa – dice encogiéndose de hombros- Ahora dime qué tal estuvieron tus vacaciones.
-No esperaba menos de ella- respondo y es verdad. La madre de Albus además de ser fanática de la saga de HP es una mujer encantadora y muy joven, lo tuvo a los 20 así que es bastante moderna y genial. Creo que él es más maduro que ella la mayoría de las veces.
-¿Vas a contarme o no?- insiste y por un breve segundo temo que él ya lo sepa todo, pero no es así, su mirada es clara e impaciente.
- Nada muy interesante – respondo y muerdo una manzana- sólo días de calor, pereza…
-Entonces te aburriste sin mí – concluye y  hago un gesto con los hombros, no le voy a dar el gusto de decirle que sí, y tampoco me resulta muy fácil mentirle. Tengo que distraerlo -¿Qué harás mañana?
-¿Qué tienes en mente?
-No deberías responder con otra pregunta – lo regaño.
- Ahorra tiempo, vamos Rony.
-Quiero ir de compras, comenzaremos las clases la semana que viene y hay cosas que necesito, supongo que tú también.
-Ir de compras no suena muy grandioso.
-Imagina que es una misión para salvar al mundo y sólo sígueme , por favor– agrego de pronto y hasta yo me sorprendo, no suelo pedirle por favor.
- ¿Sucede algo? – pregunta porque es imposible que no notara mi tono de voz.
-Nada, sólo estoy cansada. Así que ríndete y ven conmigo en lugar de pelear – digo en un tono más ligero.
-De acuerdo – accede mi amigo y me acuesto mirando el techo.
-Extraño las estrellas- digo y me refiero a los stickers de estrellas fluorescente que estaban antes en el cielorraso de su habitación, cuando éramos niños. Me gustaba recostarme y verlas brillar, se perdieron en alguna de las remodelaciones que Albus hizo a su habitación mientras crecía.
-Podemos conseguir algunas para poner en tu habitación.
-Ujum…- contestó vagamente porque en realidad creo que extraño cuando las estrellas estaban ahí, es decir el pasado . Cuando éramos pequeños, cuando yo no tenía miedo.


2 comentarios:

  1. Que bien... Buena forma de regresar al buen camino.

    Te felicito. Y esperaré impaciente la continuación.

    Un abrazo

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    Respuestas
    1. Muchas gracias!! Me alegra que te gustara , igual no estaba taaaaaaaaaaaannn desaparecida hace un mes subí mi ultima historia La mujer del rey. Besos y qué bueno leerte

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